yo quiero la radical de Monedero y Echenique.
Esa es una izquierda sin fondo, ni sustancia, es la misma opción que la de VOX, la del resentimiento y el cerebro en las tripas.
No creo que Enguita se cargará a IU, Hiro. No creo que haya tenido más proyección que la emocional después de la dictadura, cuando se reivindicó como una opción real,pero nada más, cuando llegó la utopía comunista ya no existía. Lo mismo que Podemos en este momento, o como VOX son alternativas del cabreo o del revanchismo contra unos partidos que se lo merecen por torpes, por corromper el sistema, porque el ciudadano se siente estafado, pero nada más. Somos demasiado acomodaticios, demasiado poco solidarios y egoístas, para considerar opciones buenistas.
Hace unos días, leí por Facebook, a una mujer de aqui de Zaragoza muy ligada a la izquierda en sus ideas, desde siempre y muy popular en el ambientillo cultureta de la ciudad, ( y una bellísima persona añado). En su reflexión, venía a decir, que ella, que había trabajado con marginados en centros y asociaciones de acogida, con los vagabundos que duermen en la calle, nunca en su vida había visto tanta insolidaridad y tanto rencor como entre ellos con ellos mismos, ( he estado varias veces a punto de poner su texto aquí, pero escribe para sus contactos, alguno de ellos responsables políticos en el ayuntamiento y muy cercanos afectivamente, sacándoles los colores. Y yo creo que ese es el punto.
Si esa gente que tanto va contra los inmigrantes se para a razonar, no pueden dudar que hay trabajos que nadie quiere hacer, por incómodos o poco amables o como queráis calificar. Pero también es cierto que en lugares donde la tasa de inmigración es alta por exigencias de trabajos que son de vergüenza, hay una relación conflictiva con los nacionales.
No compiten con esos trabajos que no quieren, pero lo que molesta es la marginalidad que siempre trae delincuencia, como la había cuando emigrábamos a Barcelona o Madrid en los años 50 o 60 desde los pueblos en las mismas condiciones que los que hoy vienen de fuera, incluso en los guetos. Ni se puede condenar de forma sistemática, ni se puede abrazar como si fueran seres angelicales, como ha sucedido con los manteros en ciudades grandes. Y a ver quién no conoce emigrantes de cualquier origen bien integrados. Luego ya está la cuestión de la humanidad, que es otro tema, y de la capacidad de respuesta adecuada de los gobiernos e instituciones que los acogen.