Cristina Cifuentes y su máster
Re: Cristina Cifuentes y su máster
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Última edición por Hiro el 04 Jul 2020 22:32, editado 1 vez en total.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Si quieren trolear, que sea en una imagen y no en la wiki en sí
Nuestra editorial: www.osapolar.es
Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Duró muy poco.lucia escribió:Si quieren trolear, que sea en una imagen y no en la wiki en sí
Por lo visto se cruzaban las actualizaciones, lo ponían y lo volvían a quitar y vuelta a empezar.
Re: Cristina Cifuentes y su máster
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Última edición por Hiro el 04 Jul 2020 22:31, editado 1 vez en total.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Eso me cuadra más con la realidad. Qué es eso de coger y renunciar a un máster cuando a mí me venga en gana...Hiro escribió:En una reciente entrevista el rector habla sobre la "renuncia" del título. El rector explica que, en la "literalidad" de la carta enviada por la presidenta, ésta no renunciaba al título, sino a su utilización, un aspecto en el que la universidad "no tiene nada que decir"
Explica también el rector que un título es un acto administrativo unidireccional y no un contrato, por lo que no cabe la renuncia.
La presidenta si podría pedir su retirada oficial, reconociendo la "nulidad" del título, que "no cursó el máster" o que "algo de lo que conlleva el título es nulo".
Espero que los docentes e incluso la institución llegado el caso (si estuviese corrompida), lo paguen caro. Porque a Cifuentes ya la están haciendo picadillo (y lo veo normal, las oposiciones y votantes y medios de comunicación opositores están para eso), pero mucho me temo que toda la panda de corruptos que se hacen llamar profesores de universidad todavía pueden irse de rositas.
Re: Cristina Cifuentes y su máster
Juanfran escribió:Eso me cuadra más con la realidad. Qué es eso de coger y renunciar a un máster cuando a mí me venga en gana...Hiro escribió:En una reciente entrevista el rector habla sobre la "renuncia" del título. El rector explica que, en la "literalidad" de la carta enviada por la presidenta, ésta no renunciaba al título, sino a su utilización, un aspecto en el que la universidad "no tiene nada que decir"
Explica también el rector que un título es un acto administrativo unidireccional y no un contrato, por lo que no cabe la renuncia.
La presidenta si podría pedir su retirada oficial, reconociendo la "nulidad" del título, que "no cursó el máster" o que "algo de lo que conlleva el título es nulo".
Espero que los docentes e incluso la institución llegado el caso (si estuviese corrompida), lo paguen caro. Porque a Cifuentes ya la están haciendo picadillo (y lo veo normal, las oposiciones y votantes y medios de comunicación opositores están para eso), pero mucho me temo que toda la panda de corruptos que se hacen llamar profesores de universidad todavía pueden irse de rositas.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
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Última edición por Hiro el 04 Jul 2020 22:36, editado 1 vez en total.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Sí. Ahí está el picadillo. Tiene su parte masoquista Cifuentes. Si se hubiera ido no la hubieran hecho tan picadillo. Pero seguirá ahí unos días más (o semanas) y continuará su agonía. Es un cadáver político y lo sabeHiro escribió:Si, yo también creo que los mayores responsables son los funcionarios que permiten eso, desde el personal administrativo hasta los profesores, catedráticos y rector (cuando hablo del rector me refiero sobre todo a los que permitieron que ocurriese), pero no creo que a Cifuentes la estén haciendo picadillo. De momento sigue en su puesto y no parece que tenga pensado dimitir.Juanfran escribió:Espero que los docentes e incluso la institución llegado el caso (si estuviese corrompida), lo paguen caro. Porque a Cifuentes ya la están haciendo picadillo
Si el primer día que eldiario.es publicó la noticia ella hubiese dimitido, se hubiese evitado unos cuantos disgustos y unas cuantas meteduras de pata.
Re: Cristina Cifuentes y su máster
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Última edición por Hiro el 04 Jul 2020 22:36, editado 1 vez en total.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Hiro,creo que deberías cambiarle el título al hilo.....el master ni es suyo ni nunca lo fue
Cristina Cifuentes y su no master
Cristina Cifuentes y su no master
Re: Cristina Cifuentes y su máster
Indignidad
Nunca fue Cristina Cifuentes santo de mi devoción; me atrevería a decir, incluso, que siempre me suscitó la misma aversión (de la que rendí cuenta en numerosos artículos). Su puritanismo, que la impulsaba a aparecer ante los ojos de la ‘opinión pública’ como epítome de la limpieza y la honestidad en medio del albañal de la política española, siempre me resultó abyecto. Personificaba a ese tipo de político que ha dimitido de todos los principios, sustituyéndolos por un afán de medro que la llevaba a abrazar los principios (casi siempre erróneos) que nuestra época consagra, como exigencia de triunfo. Y, en fin, era uno de esos políticos tan tristemente abundantes en la derecha que, en su afán de postureo ante la galería, está dispuesto a desatender e incluso humillar a sus propios votantes. El escándalo de su máster de tócame Roque no varió apenas la pésima consideración que Cristina Cifuentes me merecía. Pero el método que se utilizó para finalmente defenestrarla me parece de una indignidad inigualable.
Y muy delator del nivel de indignidad en el que chapotea nuestra época. No es legítimo destruir a un ser humano como se ha destruido a Cristina Cifuentes. No hay derecho a que se divulgue arteramente un vídeo como el que ocasionó su definitiva expulsión a las tinieblas. No es moralmente admisible esa colusión del periodismo carroñero y el revanchismo político. Pero tal aberración se ha producido, como si tal cosa, ante los ojos engolosinados de una sociedad que se refocila en el fango. Porque sólo una sociedad enfangada puede aceptar como si nada que se divulgue, siete años después de su grabación, un vídeo que la ley exige destruir a los treinta días. Sólo una sociedad que se ha acostumbrado a respirar el aire de la pestilencia puede soportar que se exhiban las miserias del prójimo para destruirlo; y no unas miserias cualesquiera, sino miserias muy dolorosas, que a buen seguro –las haya superado o no– habrán provocado a quien las padece infinitas tribulaciones. Si aún quedara un ápice de dignidad en nuestro país, el periodismo basuriento que divulgó esas imágenes habría sido puesto en la picota; y si nuestra casta política no chapotease en el lodazal de la degradación se habría de inmediato revuelto contra esta indignidad y promovido una investigación que condujese a la cárcel a los conjurados. El único al que escuché palabras magnánimas hacia la víctima y feroces hacia los artífices de este desmán fue, dicho sea en su honor, Pablo Iglesias.
Naturalmente, este vídeo no se habría podido mostrar sin la aquiescencia de muy elevadas instancias de poder. Pero aquí nos interesa preguntarnos por el clima moral que admite tales abyecciones. Hace casi un siglo, un hombre famoso dijo –y se equivocaba– que España había dejado de ser católica; quien hoy repitiese esa frase acertaría plenamente. Pues si hay algo constitutivo del ethos católico –frente al ethos puritano– es la mirada misericordiosa sobre los pecados ajenos, que nunca son peores que los nuestros; y la certeza de que cualquier persona, por muchas vilezas que haya cometido, puede convertirse en una persona nueva, puede redimirse y tiene derecho a que nadie le recuerde su pasado. Este ethos católico tan característico de los españoles de otras épocas (con independencia de que fuesen o no creyentes) habría provocado al instante un implacable repudio social ante la exhibición de ese vídeo infame; y habría desatado una cólera unánime frente a los miserables que propiciaron su divulgación. No se nos escapa que la propia Cristina Cifuentes, con su empeño desnortado por adherirse a todas las ideológicas en boga y su puritanismo estomagante, ha contribuido a la disolución de este ethos católico; y no faltará quien piense que en el pecado lleva la penitencia. Pero quien tal cosa piense ya ha sido atrapado en las redes del puritanismo. En la trastienda de ese vídeo hay mucho dolor, tal vez incluso tendencias morbosas que sin duda habrán causado ingente sufrimiento a quien las padeció o padece; en la trastienda de ese vídeo hay una persona en lucha con una pulsión autodestructiva que requiere Dios y ayuda –mucho Dios y mucha ayuda– para ser vencida. El daño anímico y moral que a esa persona se le ha infligido divulgando semejante vídeo es monstruoso: sólo alimañas de la peor especie pueden brindarse a tal tropelía; y sólo una sociedad dejada de la mano de Dios puede aceptarla.
Me he avergonzado de ser español en estos días. Extraviado su ethos católico, España es hoy una cochiquera donde se refocilan los puritanos y los desalmados
Juan Manuel De Prada.
Nunca fue Cristina Cifuentes santo de mi devoción; me atrevería a decir, incluso, que siempre me suscitó la misma aversión (de la que rendí cuenta en numerosos artículos). Su puritanismo, que la impulsaba a aparecer ante los ojos de la ‘opinión pública’ como epítome de la limpieza y la honestidad en medio del albañal de la política española, siempre me resultó abyecto. Personificaba a ese tipo de político que ha dimitido de todos los principios, sustituyéndolos por un afán de medro que la llevaba a abrazar los principios (casi siempre erróneos) que nuestra época consagra, como exigencia de triunfo. Y, en fin, era uno de esos políticos tan tristemente abundantes en la derecha que, en su afán de postureo ante la galería, está dispuesto a desatender e incluso humillar a sus propios votantes. El escándalo de su máster de tócame Roque no varió apenas la pésima consideración que Cristina Cifuentes me merecía. Pero el método que se utilizó para finalmente defenestrarla me parece de una indignidad inigualable.
Y muy delator del nivel de indignidad en el que chapotea nuestra época. No es legítimo destruir a un ser humano como se ha destruido a Cristina Cifuentes. No hay derecho a que se divulgue arteramente un vídeo como el que ocasionó su definitiva expulsión a las tinieblas. No es moralmente admisible esa colusión del periodismo carroñero y el revanchismo político. Pero tal aberración se ha producido, como si tal cosa, ante los ojos engolosinados de una sociedad que se refocila en el fango. Porque sólo una sociedad enfangada puede aceptar como si nada que se divulgue, siete años después de su grabación, un vídeo que la ley exige destruir a los treinta días. Sólo una sociedad que se ha acostumbrado a respirar el aire de la pestilencia puede soportar que se exhiban las miserias del prójimo para destruirlo; y no unas miserias cualesquiera, sino miserias muy dolorosas, que a buen seguro –las haya superado o no– habrán provocado a quien las padece infinitas tribulaciones. Si aún quedara un ápice de dignidad en nuestro país, el periodismo basuriento que divulgó esas imágenes habría sido puesto en la picota; y si nuestra casta política no chapotease en el lodazal de la degradación se habría de inmediato revuelto contra esta indignidad y promovido una investigación que condujese a la cárcel a los conjurados. El único al que escuché palabras magnánimas hacia la víctima y feroces hacia los artífices de este desmán fue, dicho sea en su honor, Pablo Iglesias.
Naturalmente, este vídeo no se habría podido mostrar sin la aquiescencia de muy elevadas instancias de poder. Pero aquí nos interesa preguntarnos por el clima moral que admite tales abyecciones. Hace casi un siglo, un hombre famoso dijo –y se equivocaba– que España había dejado de ser católica; quien hoy repitiese esa frase acertaría plenamente. Pues si hay algo constitutivo del ethos católico –frente al ethos puritano– es la mirada misericordiosa sobre los pecados ajenos, que nunca son peores que los nuestros; y la certeza de que cualquier persona, por muchas vilezas que haya cometido, puede convertirse en una persona nueva, puede redimirse y tiene derecho a que nadie le recuerde su pasado. Este ethos católico tan característico de los españoles de otras épocas (con independencia de que fuesen o no creyentes) habría provocado al instante un implacable repudio social ante la exhibición de ese vídeo infame; y habría desatado una cólera unánime frente a los miserables que propiciaron su divulgación. No se nos escapa que la propia Cristina Cifuentes, con su empeño desnortado por adherirse a todas las ideológicas en boga y su puritanismo estomagante, ha contribuido a la disolución de este ethos católico; y no faltará quien piense que en el pecado lleva la penitencia. Pero quien tal cosa piense ya ha sido atrapado en las redes del puritanismo. En la trastienda de ese vídeo hay mucho dolor, tal vez incluso tendencias morbosas que sin duda habrán causado ingente sufrimiento a quien las padeció o padece; en la trastienda de ese vídeo hay una persona en lucha con una pulsión autodestructiva que requiere Dios y ayuda –mucho Dios y mucha ayuda– para ser vencida. El daño anímico y moral que a esa persona se le ha infligido divulgando semejante vídeo es monstruoso: sólo alimañas de la peor especie pueden brindarse a tal tropelía; y sólo una sociedad dejada de la mano de Dios puede aceptarla.
Me he avergonzado de ser español en estos días. Extraviado su ethos católico, España es hoy una cochiquera donde se refocilan los puritanos y los desalmados
Juan Manuel De Prada.
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Hiro escribió:Si, yo también creo que los mayores responsables son los funcionarios que permiten eso, desde el personal administrativo hasta los profesores, catedráticos y rector (cuando hablo del rector me refiero sobre todo a los que permitieron que ocurriese), pero no creo que a Cifuentes la estén haciendo picadillo. De momento sigue en su puesto y no parece que tenga pensado dimitir.Juanfran escribió:Espero que los docentes e incluso la institución llegado el caso (si estuviese corrompida), lo paguen caro. Porque a Cifuentes ya la están haciendo picadillo
Si el primer día que eldiario.es publicó la noticia ella hubiese dimitido, se hubiese evitado unos cuantos disgustos y unas cuantas meteduras de pata.
Bueno, yo creo que no dimitió porque viendo todo lo que tenía cerca, diputados ejerciendo de médicos sin tener la carrera, carreras inventadas, carreras no acabadas...levparecería increible que por un master la echaran a ella.
Y me parece bien que al fin se fuera, pero resulta extraño y antidemocrático e injusto que no echaran también a todos los que tenían en su curriculum titulaciones falsas.
Sólo los del PP? Ufff
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- ukiahaprasim
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Jejejeje.... Y sigue la rueda...
Hay una gran diferencia entre mentir sobre los títulos que tienes, y tener un título falso, conseguido por medios impropios...
De hecho, ella está ante un juez. Y el resto, como mucho ante su confesor... Y ni eso, que algunos son ateos...
Ukiah
Hay una gran diferencia entre mentir sobre los títulos que tienes, y tener un título falso, conseguido por medios impropios...
De hecho, ella está ante un juez. Y el resto, como mucho ante su confesor... Y ni eso, que algunos son ateos...
Ukiah
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
ukiahaprasim escribió:Jejejeje.... Y sigue la rueda...
Hay una gran diferencia entre mentir sobre los títulos que tienes, y tener un título falso, conseguido por medios impropios...
De hecho, ella está ante un juez. Y el resto, como mucho ante su confesor... Y ni eso, que algunos son ateos...
Ukiah
ah vale, debo de estar otra vez mal informada
Ejercer la medicina sin tener el título de médico no es ni ha sido nunca delito?
Estará ante un juez algún día ese político del PSOE? pregunto, o eso es cuestión de confesor
tendría su título falsificado en su despacho o no? lo pregunto porque la gente suele colgar los títulos, los diplomitas
Pero vamos que es muuucho más grave falsificar un master.
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- ukiahaprasim
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Re: Cristina Cifuentes y su máster
Lía escribió:
ah vale, debo de estar otra vez mal informada
Ejercer la medicina sin tener el título de médico no es ni ha sido nunca delito?
Estará ante un juez algún día ese político del PSOE? pregunto, o eso es cuestión de confesor
tendría su título falsificado en su despacho o no? lo pregunto porque la gente suele colgar los títulos, los diplomitas
Pero vamos que es muuucho más grave falsificar un master.
Puffff... Como dijo Jack el destripador, con su falso máster en cirugía, vayamos por partes...
...¿ A qué político te refieres en esta ocasión?
Ukiah
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