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Y esta semana viajamos a Argentina de la mano de Andrés Neuman.

Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977), creció en Argentina, pero viajó a España a los 14 años para completar sus estudios, llegando a doctorarse en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde también ha dado clases.

Neuman ha escrito tanto relato como poesía y novela, logrando su primer éxito al quedar finalista del Premio Herralde con Bariloche en 1999, obra que le abrió las puertas del mercado editorial. Neuman resultó ganador en 2009 del Premio Alfaguara y el de la Crítica gracias a El viajero del siglo, novela que recibió una gran aceptación tanto en lengua castellana como en sus varias traducciones.

A lo largo de su carrera, ha sido colaborador de varios medios de comunicación, como el ABC o la revista Ñ, y mantiene un blog de literatura llamado .

Leemos y comentamos estos microrelatos a partir del viernes 24.

Pues me han encantado los dos relatos, además los veo complementarios, en uno desde el punto de vista de una persona en pareja, en el segundo de una persona sola, pero el acento no está ahí, en ambos casos a ninguno de los dos protagonistas les pasa nada, pero en el primero está la ilusión de que pase en el segundo está más bien la amargura.

En el primero tenemos una pareja que no hace nada pero que son felices planeando: "Me gustan todos los propósitos, declarados o secretos, que incumplimos juntos. Eso es lo que prefiero de compartir la vida. La maravilla abierta en otra parte. Las cosas que no hacemos."

Me recuerda a cuando mi marido y yo éramos novios, aún lo hacemos a veces, salíamos a lo que llamábamos comer pipas, paseando viendo escaparates de viajes, de pisos, no teníamos nada, pero estábamos juntos y teníamos planes, haremos esto, podríamos hacer lo otro, realmente lo importante no era hacerlos sino el placer de planearlos juntos, todas esas cosas que no hacíamos pero que podría ser que un día las hiciéramos.

Además tiene imágenes muy logradas como "cuando el día se sube a nuestra cama como un gato de luz", evocando la imagen de tener un gato y que se suba por la mañana a la cama, y en este caso sea el rayo de luz de la mañana que entra por la ventana.

A la protagonista del segundo, la mirona, la vida le pasa por delante de forma anodina, ella ve lo que les pasa a los demás y a ella no le pasa nada, se limita a observar la vida de los demás, y a través de sus ojos vemos la vida de los demás, sean las discusiones de sus padres, escenas cotidianas como la de los viejecitos, el camarero que habla por teléfono, un bautizo, el hermano que se descarga porno, ella se limita a ver la vida pasar, no tiene ilusiones, no hace planes, ni tiene con quién hacerlos tampoco. Es la diferencia con el anterior, donde aunque no les pasa nada, disfrutan de lo que no les pasa porque planean y se tienen el uno al otro y la vida la ven de otra forma.

No creo que el autor pretendiera una dicotomía, pareja (lo ideal) soltero (lo aburrido), es más bien la actitud de ambos protagonistas ante el no hacer nada y que no pase nada lo que los diferencia.

A mi me gustaron mucho. Me parecieron muy poéticos

El primero me gustó un poco más. El segundo no me convence.

clachalote escribió: ↑26 May 2019 04:39 El primero me gustó un poco más. El segundo no me convence.

Pues a mí, al revés.

Como dice jilguero, dos textos agradables de leer, que fluyen muy bien en su redacción y lectura.

El primero lo veo como una reflexión de esas cosas que yo mismo me he prometido para hacer en pareja o en solitario pero que nunca llego a concretar y que no por ello me atormenta. Es decir, son chispazos que me han surgido innumerables veces, y me seguirán surgiendo, pero que no he tenido arreos de escribir porque a nadie le importan más que a mí.

El segundo, más literario, y quizás por eso más de mi gusto, viene a ser casi lo mismo: una reflexión, errónea, de que la vida cotidiana de los demás es mucho más interesante que la nuestra.

Arden escribió: ↑24 May 2019 09:18Me recuerda a cuando mi marido y yo éramos novios, aún lo hacemos a veces, salíamos a lo que llamábamos comer pipas, paseando viendo escaparates de viajes, de pisos, no teníamos nada, pero estábamos juntos y teníamos planes, haremos esto, podríamos hacer lo otro, realmente lo importante no era hacerlos sino el placer de planearlos juntos, todas esas cosas que no hacíamos pero que podría ser que un día las hiciéramos.

Más o menos lo mismo me ha pasado a mí. Me ha parecido muy bello el primero, esa forma tan poética de describir lo que tú cuentas de tu marido cuando erais novios. Hacer cosas por el mero placer de hacerlas juntas.

El segundo relato no está mal, pero me ha gustado menos que el primero.

Gran selección la de mayo, de momento 4 que me han gustado bastante.