Me pareció un cuento escalofriante.
Al principio, antes de saber nada, el tipo pinta a Michèle como una tiquismiquis o como una amenzaza a su libertad, pero cuánto la desea. Parece un tipo envidioso (“Cerditos contentos, es injusto”. “Cercito tranquilo, a Pierre le da asco esa tranquilidad”), intolerante, obsesivo. Pero cómo cuadra todo cuando se sabe lo que está pasando y lo que significa Roland.
Parece que esa bola de cristal es su deseo inalcanzable, la ve en sus sueños pero no existe. Es un símbolo de deseo frustrado: “Michèle ha dicho que no hay ninguna bola de vidrio”. Pero luego se sabe lo que está pasando.
También “ha tenido suerte de que lo acepten y lo dejen entrar; no son fáciles, conocen los métodos más seguros para desanimar a los advenedizos”.
Aquí me planteo la duda de hasta qué punto Pierre es consciente de lo que está sucediendo. Cuánto es él y cuanto el otro. Si al acercarse a Michèle es cuando empezó esta posesión o si ya venía de antes y la acabó encontrando.
Me ha parecido un relato muy sólido, el autor crecido y seguro.
Mobley escribió:en las esquinas van apareciendo arañas que nos van avisando de que estamos leyendo otra cosa
En efecto, el misterio llega al límite y se convierte en terror.
Mobley escribió:Es uno de esos cuentos casi cinematográfico. Lleno de imágenes visuales, las hojas en la cara, la parada en seco ante el semáforo, la propia escopeta o la bola de cristal, el subir por las escaleras (sospecha), la puerta cerrada...
Sí, las hojas, esconder la moto entre los árboles, pasarse las manos por la cabeza y peinarse, mirarse al espejo y verse con la camisa fuera y los brazos caídos...
carmenneke escribió:El cuento empieza en el más puro estilo Rayuela
Qué cierto, esperando con las Galoises en su pieza mientras ella se ha entretenido en cualquier vitrina...
Babel escribió:Pero lo que me ha fascinado es la transición del personaje, esos chispazos, visiones, recuerdos, sensaciones... van tomando forma a la par que leemos y descubrimos con horror que...
A mí también. Las sensaciones de Pierre a medida que cambia, su forma de darse cuenta de que algo le ocurre, es magnífico. Que le ocurre pensar de golpe en cosas completamente ajenas a lo que estaba pensando........
Qué bien nos lo cuenta (una vez más).
En cuanto al final............. Terrorífica la frase tan superficial de Roland sobre el coñac... en un momento tan grave. ¿Creéis que Roland y Babette repetirán el pasado? ¿Verá Pierre de verdad las hojas secas?