Lo de los escenarios postapocalípticos por una parte no me hace muy feliz, ya que es plantear un escenario de por sí deprimente, pero por otra, si se aprovecha, es ideal para provocar sensaciones que sólo se darían ahí. Por ejemplo, me agobian los niños gemelos que sólo han conocido ese mundo, o
cuando no se devuelven los pases de salida -¿por qué?-, |
Digo siempre que la ciencia ficción tiene la virtud de contar, de entrada, con un público “dispuesto a todo”. La cuestión es que la historia te atrape y te mantenga con esa disposición inicial. Esta lectura siempre me ha resultado creíble, que ya es decir. Deja caer detalles que dan empaque al conjunto, como el del hospital militar, o el que no se describa a la niña que medio titula el relato,
Que el final quede abierto creo que es otra de sus virtudes.