El cuento me ha encantado/desagradado. Obviamente la temática no es plato de gusto pero el cuento es maravilloso.
En realidad leyendo vuestros comentarios pienso que en realidad es un poco todo. La niña tiene una sexualidad despierta, el tema del plumero y las compañeras,
no tengo delante el relato pero si no recuerdo mal se refiere a la masturbación, como todo es elipsis y fineza a la hora de contar temas delicados, no está dicho de forma explícita. Después está claro que la niña está fascinada por el WC de los hombres, es decir por lo que puede suceder dentro, y no es el hacer sus necesidades fisiológicas sino por la desnudez. Y después está la relación con el criado, es obvio que es un pederasta, y que es un adulto culpable, sabe lo que quiere hacer, cuándo y cómo, pero también es cierto que se da cuenta que el interés es recíproco y por eso por lo que se atreve, porque si no la niña pega un grito y se acabó todo. El abuso es el mismo porque el adulto es el que tiene consciencia plena del acto.
Después está la culpa cristiana. La niña sabe que está mal y de ahí la culpa. |
Es curioso que Silvina Ocampo escoja temas donde en muchas ocasiones estamos ante infancias torturadas y difíciles, una niña, después mayor, que ve el futuro y no puede vivir el presente,
Otra que muere de un maltrato, lo intuimos desde el piso de abajo a través de la deforman claraboya. Y ahora este donde tenemos un
abuso sexual por parte de un adulto. |
Muy interesante el detalle de la misericordia que apunta Magali.