La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Narrativa española e hispanoamericana

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jilguero
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:
jilguero escribió:Esta mañana en el bus me he desquitado un poquito del mono.
Los 100' de bus me daban la vida; ahora me faltan.
¿El xirín va al trabajo en bus? Pensaba que en coche, por lo de los programas de radio que escuchaba en el camino :roll:. Las rutinas son muchas veces nuestra salvación, las generadoras de espacios propios :wink:.
quien se pregunte qué tiene que ver esto con la novela, le diría que el prota reconstruye todo mirando las llamas del fuego y el pájaro lo imita y lo hace leyendo los comentarios del foro :cunao:.

Por cierto, redundando en lo de si se crea de la nada o de lo que tenemos a nuestro alcance (consciente e inconsciente), don Gonzalo dice en el video que el tenía una imaginación "educada" gracias a las leyendas e historias que circulaban por su valle: según él, a escasos km de Ferrol, ciudad bastante moderna, pero a 1000 años de ella. Y que la imaginación es el resultado de esa experiencia metamorfoseada. Y gracias a que mi ignorancia es generosa, no sabía que él había estado en EUA y, al inicio del libro, me pregunté por qué demonio lo habría ambientado justo allí. Tras ver el video la respuesta es obvia :boese040:.


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Gretogarbo
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:¿El xirín va al trabajo en bus?
Sí, ahora voy en bus. Bueno, fui durante el mes de julio; hasta septiembre no retomo los viajes.
jilguero escribió:... no sabía que él había estado en EUA...
En la Universidad de Albany, en New York, a finales de los sesenta. Te lo comenté en algún hilo, jilguero, pero comprendo que no todo queda grabado en la mente.
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:
jilguero escribió:¿El xirín va al trabajo en bus?
Sí, ahora voy en bus. Bueno, fui durante el mes de julio; hasta septiembre no retomo los viajes.
jilguero escribió:... no sabía que él había estado en EUA...
En la Universidad de Albany, en New York, a finales de los sesenta. Te lo comenté en algún hilo, jilguero, pero comprendo que no todo queda grabado en la mente.
¿Estás seguro que fue a mí? Es que ni siquiera ahora que lo mencionas me suena. Pero cierto es que tiendo a hacer cribado de información y, si en ese momento para mí ese detalle era irrelevante, puede que no lo retuviese, al margen de que la labilidad de la memoria (de la mía seguro) es un hecho bien probado :mrgreen:. No he olvidado, en cambio, que tuviste el privilegio de compartir mesa de café con él :wink:.

Otra cosa que he deducido del video es que don Gonzalo por la buenas muy bien, pero por las males debía tener su "carácter". Lo digo, entre otras cosas, por la sorna con la que dice cómo acabó en Salamanca y no en Galicia. Curiosamente aquí da un motivo distinto del que el escuché ya en otro lado: aquí porque en Galicia no le ofrecieron un piso donde le cupieran sus libros; la otra vez, porque le sentaba mejor el clima seco. :P


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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:¿Estás seguro que fue a mí?
Fue en este mismo hilo, mira, para quien quiera leerlo, aunque me dirigía a ti, pero no tiene mayor importancia, jilguero. No te puedes ni imaginar la de cosas que me han contado cienes de veces y cada vez que vuelvo a escucharlas me suenan a novedad.

La saga/fuga de J.B. está dedicada, entre otros, a sus compañeros en la Universidad de Albany.
jilguero escribió:... la sorna con la que dice cómo acabó en Salamanca y no en Galicia... porque en Galicia no le ofrecieron un piso donde le cupieran sus libros; la otra vez, porque le sentaba mejor el clima seco.
Así es. Por eso sólo venía a veranear a su finca de La Romana en la parroquia de A Ramallosa en el municipio de Nigrán (Pontevedra). El resto del año lo pasaba en Salamanca. Acudía diariamente al Café Novelty, en la Plaza Mayor, el más antiguo de la capital charra; cuando falleció, se colocó en su honor una figura sedente y allí continúa perpetuando su memoria.

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Re: La isla de los jacintos cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:
jilguero escribió:Vamos, que leyendo su novela te vas a aproximar más al hombre de lo que lo hiciste entonces.
Ya veremos si es así.

No obstante, aproximarse al Torrente hombre no es complicado. Tenía la costumbre, sobre todo durante su estancia en Albany como profesor en la State University of New York entre 1966 y 1970, de hablarle a un magnetófono casi todos los días. Mucho de lo allí grabado lo trasladó después a los Los cuadernos de un vate vago y a los Cuadernos de La Romana.
:oops: :oops:
Fíjate que sí me acordé del magnetófono al mencionar en el vídeo las jugarretas que le gastaba, pero lo otro mutis por el foro de mi memoria. :nono:


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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por Gretogarbo »

Que no se te pinte el arrebol por esta nimiedad, jilguero.
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:Que no se te pinte el arrebol por esta nimiedad, jilguero.
Pues la palabra arrebol ha tirado de la voz de Mª Dolores Pradera cantando:
Una veredita alegre con luz de luna o de sol
Tendida como una cinta con sus lados de arrebol
Arrebol de los geranios y sonrisas con rubor
Arrebol de los claveles y las mejillas en flor


Enlace
Como se pase por aquí Arden nos manda al NODO :meparto:


Y volviendo a don Gonzalo, antes de irme, comento algo que se me quedó en el tintero días atrás. Quería decir que, teniendo en cuanta la época en que vivió y la zona en la que vivió, me parece que era de mente abierta y suficientemente inteligente como para darse cuenta de que el sexo está sobrevalorada: "pero ¿de veras un orgasmo puede ser tan glorioso que merezca el recuerdo perdurable del que lo ha experimentado? ¡Si todos son iguales! Los hombres padecemos la insufrible repetición de ese placer que nos gobierna y que nos decepciona. ¡Si acaso, las mujeres…!»"

Algo que posiblemente se debe a que sigue siendo en parte tabú, porque como también él nos dice, preferimos no descorrer del todo el velo (me da que instintivamente le tenemos miedo a la decepción):Si en el amor participan el alma y el cuerpo, o, al menos, eso que llamamos alma y eso que llamamos cuerpo y que todavía no sabemos lo que son, por mucho que se empeñen los especialistas en privarlos del misterio, el alma de Agnesse se recluyó y dejó al cuerpo que amase solo, y lo hizo, de eso estoy bien seguro, con furia, pero también con desencanto.

Me parece muy interesante como pretende desdoblar en Ariadna ambos elementos, dando a entender que su alma (lado más racional) la satisface Claire y a su cuerpo (lado más irracional) el narrador: Esperaba mi cuerpo la llamada del tuyo, esa voz involuntaria a la que tiendo desde que estoy contigo, y que tengo por mucho más verdadera que la voz de tu alma, esa engañifa que cree llamar a Claire.

Desde el principio, Greto, he tenido la sensación de que el autor se asoma detrás del narrador y por eso te dije que a lo mejor en esta novela te acercabas más al hombre que en la mesa del café (aunque puede que a tí eso te traiga al pairo :roll:). Pero hay momentos en que me digo que también se asoma tras de Claire, a quien parece despreciar. No sé, es como si don Gonzalo mirase desde uno de sus yoes al otro y lo analizase como si no fuese él. Bueno, para salir de dudas, creo que lo suyo será que vaya a Salamanca, al Café Novelty, me pida un café y aguarde a ver qué pasa :cunao:.

Y otra cosa, esta mañana leí un párrafo, que me hizo acordarme de la admiración con la que hablas de él y me dije si no podría estar oculto, detrás de ese joven, el Greto veinteañero (no solo él, pero también él) que se sentó a su mesa y lo escuchó con devoción: "Recuerdo que una vez, en mi patria, un mancebo comentó lo vulgar de los coloquios que se escuchaban en el tranvía, convencido de que, si aquel artefacto traslaticio fuese en aquel momento ocupado por medio centenar de profesores, lo menos de que se hablaría sería de Picasso o de la fisión del átomo. Confío en que a estas alturas mi joven amigo se habrá desengañado y habrá aprendido que nosotros, los escogidos, somos vulgares como cualquiera, y, a veces, más, y que en nuestros paliques jamás se pierden los resplandores. Pues fíjate en mí: me encandilan las tetas de una morena, y charlo, durante media hora larga, con un profesor de lingüística, de lo inseguro que está el tiempo, de que se anuncian fríos, de que van a subir un diecisiete por ciento los neumáticos para la nieve. De todo esto, lo que realmente me interesa es lo del frío. ¿Qué pasará en nuestra cabaña cuando caigan los primeros copos? Me gustaría ver el estanque a través de las estrellas heladas de los vidrios.".


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Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:Pues la palabra arrebol ha tirado de la voz de Mª Dolores Pradera...
Con tu permiso, me quedo con la versión de Caetano, que además es un caballero de fina estampa.

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Enlace

jilguero escribió:Desde el principio, Greto, he tenido la sensación de que el autor se asoma detrás del narrador y por eso te dije que a lo mejor en esta novela te acercabas más al hombre que en la mesa del café (aunque puede que a tí eso te traiga al pairo...)
No es que me traiga al pairo. Lo que ocurre es que simplemente no sé leer con ese espíritu crítico o indagador. A lo mejor, si lo intentase, llegaría a conseguirlo a base de práctica y esfuerzo (aunque lo dudo mucho), pero quizás fuese a costa de perder la musicalidad y la pintura que me inspira lo que escribe este u otro autor, que a mí es lo que me hace disfrutar de la literatura. Así que yo sigo con mis lecturas planas, que a esta edad ya no es cuestión de esforzarse mucho, aunque reflexionando con lo que decís algunos lectores más introspectivos.
jilguero escribió:... me dije si no podría estar oculto, detrás de ese joven, el Greto veinteañero (no solo él, pero también él) que se sentó a su mesa y lo escuchó con devoción: "... nosotros,... , somos vulgares como cualquiera,... fíjate en mí: me encandilan las tetas de una morena, y charlo, durante media hora larga, con un profesor de lingüística, de lo inseguro que está el tiempo, de que se anuncian fríos, de que van a subir un diecisiete por ciento los neumáticos para la nieve".
Eso es, un lector vulgar, de playa estos días, que con la excusa de ver las olas rompiendo en la ribera, aprovecha para observar las tetas de la morena que pasea por la orilla y el culo de la rubia que se seca bajo su sombrilla. ¡Ya me dirás, ante semejante panorama, cómo voy a reflexionar cuánto de GTB hay en Claire!
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

NO conocía esta versión :victoria:.

Y muy bien que haces leyendo de forma hedonista, ya que puedes :wink:.

En cuanto a lo otro, creo que don Gonzalo lo decía justo porque se acercaban a él los jóvenes con admiración, pensando que ellos, los profesores/intelectuales, estaban siempre abismados en un mundo trascendente, cuando la mayor parte del tiempo su pensamiento estaba ocupado por lo que lo está en el resto de los mortales. :D


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Mensaje por jilguero »

Terminado
Castroforte levitaba, La Gorgona navegaba :cunao:

Comentaré a la vuelta :wink:


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¡Apurada!
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por jilguero »

Han pasado solo diez días, medidos por calendario, desde que lo terminé, pero en mi realidad ha pasado mucho más tiempo y la novela se encuentra ya en mi cabeza en esa fase en que tengo una visión de conjunto pero me resultaría esforzado comentar en detalle. Así, pues, a modo de comentario final, diré que tampoco esta vez don Gonzalo me ha defraudado. Se ha movido tan al borde de lo fantasioso que a punto ha estado de precipitarse en el abismo de lo increíble. Un abismo al que temo porque es capaz de fastidiarme el libro. Pero no, parece ser que don Gonzalo era también una criatura muy racional y, como ya comenté anteriormente, te da una explicación que hace creíble lo increíble y que yo le he agradecido profundamente.
Me refiero a que me deje la posibilidad de pensar que lo que dice leer en el fuego es solo lo que imagina para entretener y atraer a su Ariadna.

Quiero destacar, tanto en esta novela como en La saga/fuga, que en este autor me parece mucho más importante lo que me divierte/entretiene/sorprende/place en cada página, en cada historieta que me cuenta, que la historia global que urde con sus divagaciones. Es decir, me gusta más cómo logra enredarme con su prosa y su humor para sumergirme en su mundo que el desenlace final; es preferible perderse en el interior de su bosque que mirarlo desde lejos con perspectiva. No sé si don Gonzalo estaría de acuerdo o no con esta apreciación mía, pero lo cierto es que cuando cerré el lector en el tren, tras leer al última página de esta novela, se me vino a la cabeza este fragmento de Cavafis:

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.

[...]
Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.


Pues eso mismo diría yo de esta novela de don Gonzalo: quizás la resolución al enigma del corso (y de algunas otras cosas) no haya sido especialmente deslumbrante, pero está claro que eran elementos necesarios para que el lector se embarcara, nunca mejor dicho, en la aventura de La Gorgona y disfrutara de un magnifico viaje por el mundo del autor. Tiene personajes fantásticos memorables y muy divertidos :marie_bow:. Mas también ese contrapunto de personajes más reales con lo que he disfrutado también mucho ya que, gracias a ellos, he podido acercarme más al hombre que era don Gonzalo justo de la forma que a mi me gusta: tratando de leer lo que su subconsciente dejó allí para el lector que guste de buscar al autor leyendo entre líneas.

Oye, Greto, entre cabezada y cabezada, entre disfraz y disfraz, ¿cómo lo llevas? :cunao:


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Torrente Ballester escribió:...Confío en que a estas alturas mi joven amigo se habrá desengañado y habrá aprendido que nosotros, los escogidos, somos vulgares como cualquiera, y, a veces, más, y que en nuestros paliques jamás se pierden los resplandores. Pues fíjate en mí: me encandilan las tetas de una morena...
Gretogarbo escribió:... un lector vulgar, de playa estos días, que con la excusa de ver las olas rompiendo en la ribera, aprovecha para observar las tetas de la morena que pasea por la orilla y el culo de la rubia que se seca bajo su sombrilla...
Umbral escribió:En mis ojos vive siempre una mujer. La mirada es la única forma de posesión completa, total. Ver vivir a la mujer, verla moverse, dentro de una armonía que la circunda, tenerla apresada en la retina, en la pupila, sin que ella lo sepa. Cae el cuerpo de mujer desconocida en el círculo del ojo, y vive en él, sin dolor, lo habita dulcemente.
[...]
Mis ojos, que han visto el mundo, reposan en una carne de mujer, de mujer desconocida. Bajo el sol, entre la sombra, lejos o cerca, ese cuerpo de mujer cuyo espesor deducen los ojos, esos miembros que hay que mirar hasta que pierden coherencia, sentido, convencionalidad —como lo pierde una palabra muy repetida—, y son ya sólo forma libre, volumen gratuito, pulpa de vida, existencia cuajada, materia involuntaria, alimento para el ojo. Desencantado de lo profundo, resido en mis ojos.
Greto, me has servido de puente entre Torrente y Umbral. Como verás, Umbral convierte en poesía lo que vosotros tacháis de experiencia vulgar pero que tal vez, en el fondo de vosotros mismos, también sea una especie de poema sin palabras, porque el desencanto de lo profundo os lleva a residir en los ojos :wink:.


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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

Mensaje por Gretogarbo »

Soy un observador, jilguero; pero que conste en acta que no un fisgón. Y observo por puro placer, sin ninguna otra intención. Todo es cuestión de deleitarse con lo que nos entra por los ojos, sea una pequeña concha vacía de bígaro amarillo mecida por las olas o los pies femeninos, incluso aquello que los continúa, que amenazan con pisarla.

Supongo que todos residimos en nuestros sentidos, no sólo en la vista. Cuando estallan los cinco al unísono y de forma armónica... gloria pura.
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Re: La Isla de los Jacintos Cortados - G. Torrente Ballester

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Gretogarbo escribió:Soy un observador, jilguero; pero que conste en acta que no un fisgón. Y observo por puro placer, sin ninguna otra intención. Todo es cuestión de deleitarse con lo que nos entra por los ojos, sea una pequeña concha vacía de bígaro amarillo mecida por las olas o los pies femeninos, incluso aquello que los continúa, que amenazan con pisarla.

Supongo que todos residimos en nuestros sentidos, no sólo en la vista. Cuando estallan los cinco al unísono y de forma armónica... gloria pura.
Si reivindicamos la libertad de expresión, cuánto más la de mirar y de disfrutar a tope de lo que vemos. :wink:

Y sí, residimos en todos, pero ser observador supone un trabajo extra :cunao:. Mira lo que dice Umbral al respecto:

El tacto es ciego, el olfato es galopante. La boca es frenética. El oído es torpe. Sólo el ojo alcanza la totalidad. Reconstruir una mujer a partir de su voz, de su contacto, de su sabor, de su olor. Eso es la imaginación. La imaginación es el vuelo de un sentido a través de todos los otros. La imaginación es la sinestesia, el olfato que quiere ser tacto, el tacto que quiere ser mirada. La imaginación nace de una limitación. La mirada, quizás, es menos imaginativa porque posee más. Pero la mirada necesita imaginar lo que ve, redondear y colorear el cuerpo de la mujer, acercar lo que está lejos, alejar lo que está cerca. No basta con mirar. Hay que sobremirar, sobrever. Hay que interiorizar lo que está afuera y verlo hacia adentro.

Y don Gonzalo tenía imaginación, mucha imaginación, como demuestra en esta novela. Pero no quita que gustase también de mirar: ...y unos minutos después, traidor que soy, gente de poco fiar, te vi braceando lenta por las aguas del lago, salir más tarde y esconderte de prisa, quizá en el interior de la cabaña. Me gustó entonces tu cuerpo, delgado y moreno, no rosado como el de las vikingas, sino de patinada piel como las teclas de un piano viejo.


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