Paradiso - José Lezama Lima

[klatubaradaniktó]

Capítulo Décimo, páginas 357 a 367

Cemí está de bajón... desciende hacia casa por San Lázaro, calle que llega directamente al mar. En su descenso encuentra en un banco a Fronesis y a Lucía... ¿haciendo qué? Ni preguntes, klatu, nuevo bajón... Por la tarde más binomio Lucía-Fronesis, esta vez arropados por la oscuridad del cine (Ay, la fila de los mancos, qué dulce era...). Están viendo un “peli” sobre Tristán e Isolda. Al primero ni se le nombra. La heroína es Isolda, o Iseo, pero Joseíto está más atento (viciosillo, él) a Lucía... y a Foción, quien también ha aparecido en el cine... ¡Ya es casualidad! Fronesis, al verlo, esconde la rama, se incomoda, ingurgita y remueve, francamente desasosegado... ella lo persigue con su boca de fresa... él ha perdido el color [mucho Rubén Darío, Klatu...] Ella se da cuenta de su azoramiento... solloza, gime, lamenta... ploriquea, se levanta y se va... una mujer como ella no puede tolerar el desplante/destrempe. Mucha mujer soy yo.

Foción está encantado. ¡Qué victoria! Sigue a Lucía... Sí, sí, se ha ido. Regresa a la sala y sustituye a la bella. Ahora es Fronesis quien se va. Quedamos luego. No sé. Sí sabes. Vendrás, como me llamo Foción. Todos salen del cine. Cemí también. Se van de copas: cerveza, escocés de garrafón... y una nueva pareja... de gays, claro. Uno madurito, otro pelirrojo. El pelirrojo le hurta un extraño objeto al maduro y se va corriendo... Cree que ha hecho el negocio del siglo. ¡Pobre diablo! Ingenuo y charlatán, que fue paloma, por querer ser gavilán... (¿esto venía aquí? No. Has retrocedido cuarenta años...)

Cada mochuelo se va para su olivo. Cemí cena y vuelve a la carga... al Malecón, a ver a Foción y a Fronesis. Este último brilla por su ausencia. Foción está nerviosillo. Los lampazos del amor están haciendo mella. ¿Cómo no ha venido?

Y ahora vamos a saber, por boca de Foción, quién es, de verdad, Fronesis...

klatubaradaniktó

PD: Me voy unos días, cargada con Paradiso y otros ladrillos... No voy a escribir en, por lo menos, cinco días... pero seguiré leyendo. Mi intención es acabar de leer esta obra (???) el próximo fin de semana. Ya la acabaremos de comentar.

Besicos

Otra vez klatubaradaniktó

[Arden]

Pues este fin de semana me leí el capítulo XII, y me quedé

Una barrabasada detrás de otra en un crescendo que ríete de la película más surrealista que imaginar se pueda, en un batiburrillo de imágenes que termina con la esposa del crítico musical asomándose a la urna donde se supone que está hibernando aquél, y de repente lo que ve es

¡al general romano!

A ver quién supera eso.

En fin, este capítulo no tiene nada que ver con el resto del libro, son varios relatos que en principio se supone que no tienen nada que ver unos con otros, contados alternativamente, y que en una pirueta con triple tirabuzón, planchado y con caída de espaldas, acaban enlazándose dejando al lector boquiabierto.

Muy travieso el Sr. Lezama, y divertido todo hay que decirlo, sobre todo la historia del crítico musical, quizás ayudado por algún tipo de sustancia psicotrópicas...

Por lo que ha dicho jilguero el XIII promete también, pero eso ya será para el próximo fin de semana.

[klatubaradaniktó]

Capítulo Décimo, páginas 368 a 380

De este encuentro entre Foción y Cemí, al que Fronesis no acude, queda claro el “enamoramiento” del primero hacia el ausente… “Mío caro Fronesis” lo llama. Eso se hace más evidente cuando también Cemí manifiesta algún grado de admiración por él. Foción reacciona entonces rebajandole cualidades y desvelando algunos secretos que pueden ser interpretados como humillantes… o no…
Parece que el padre de Fronesis había sido muy amigo de un director de baile, Diaghilev, quien contaba entre sus bailarinas a una tal señorita Sunster, prendada de Fronesis padre y que pronto engendró a Fronesis hijo. Lo primero era solo apariencia. La señorita Sunster, de quien estaba prendada era de Diaghilev, quien, a su vez, bebía los vientos por Fronesis padre. La familia Sunster encontró la solución: casaron a Fronesis con la hermanísima de la bailarina y ella adoptaría el rol de “Mater amantísima” y de esposa sumisa… así Fronesis tendría lo que la familia merecía y el hijo la sangre de la deshonra…

Tras este relato, Foción sube al coche de sus amigotes, que acaban de llegar en ese momento, y se va de vacaciones navideñas… Cemí queda triste y solo, tan preocupado que le da el asma… ay, mamita, que necesito los polvos… allá que te va a su casa, a inhalar los lodos curativos…

¿Y Fronesis? Bien, gracias… camino de casa de Lucía, a quien recogió para llevarla al típico picadero de un amigo… Uno y otra saben a lo que van. Él se desnuda. Ella se desnuda. “Tápate eso, cochina”. ¿Qué es “eso”? Pues, eso, klatu, pareces tonta. Comienza el juego. Hagan sus apuestas. El negro está claro, pero el rojo no tanto… Lo de la ruleta me va bien, porque Fronesis juega al negro par. Coge la camiseta de Lucía y, con unas tijeras salvadoras, recorta una diana de la tela de su camiseta (la camiseta de ella… ¡Dios! ¡Qué insufribles son nuestros posesivos! ¡Qué ambiguos!). El caso es que el círculo de tiza caucasiano encaja perfectamente en el agujero (El agujero, klatu, el agujero, no me mires así, que tú también lo tienes… leches) Ahora sí. La serpiente encuentra la madriguera del conejo… el conejo con el parche de tela… como un pirata.

Pronto más…

klatubaradaniktó

[klatubaradaniktó]

No os veo muy animados a comentar estos días... no... ¿Será que ya lo habéis acabado?

Capítulo Décimo, páginas 380 a 394

Volvemos a Foción… Se iba de vacaciones a Nueva York, a casa de los papis. Se iba con unos compañeros de trabajo / amigos que no se fiaban de él y por eso habían ido a buscarlo por la noche, para que no faltase por la mañana. Hasta los amigos notan la ausencia de Fronesis… ¿Qué ha pasado? No sé. He hablado con otro amigo de mi amigo, y ahora estoy hablando de otro amigo con otros amigos. Bueno, ya he llegado a casa, en Miramar… No conozco este barrio de La Habana… Solo estuviste una semana… ¿qué querías, klatu? ¿Hacer de taxista? Ya hay demasiados, y no todos legales… y no sé que sale más caro…

Bueno, el caso es que me encuentro a aquel pelirrojo “voleur”, lo invito a pasar, nos tomamos un coñac de marca, y, luego, lo que salga… Lo que sale es una conversación (no hace más que charlar este Foción) y el toque final, o sea, que pasamos la noche juntos ante la curiosidad de la luz…
Por la mañana no hay más remedio que levantarse. Mis “compis” esperan… ¿Y este otro “compi”? ¿Quién? ¿El pelo de panocha? Anda y que le den con la permanén… Ahí se queda. ¡Y tanto que se queda! Se queda, pero, pero se va… y antes de irse, pequeño destrozo al canto. ¿Quién anda ahí? – grita un viejo madrugador aburrido…

De nuevo estamos con Fronesis. Ha dejado en su casa a la pibita Lucía, pero él repasa una y otra vez el momento erótico de la camiseta cuarteada. La lleva con él, la mira, la remira, la huele, la acaricia. No puedo más. Salto al Malecón y allí, al sonido de las olas, revivo mi desahogo. Una vez. Otra vez… El báculo, la cueva envuelta en matorrales y la camiseta. Junto a la garita del centinela… Anda, váyase usted a dormir la mona… o el orangután…

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[Arden]

Muy buen repaso Klatu.

Yo he leído de tirón esta mañana el capítulo XIII, y es un poco como el anterior, un collage de historias, la diferencia es que aquí encontramos viejos conocidos y la sorpresa del encuentro de Oppiano Licario y Cemí, que nos deja el terreno preparado para el capítulo final.

[jilguero]

No he leído nada esta semana. Me queda uno solo. A ver si lo acabo ya.

[klatubaradaniktó]

Capítulo Décimo, páginas 394 a 426.

Tenemos a Foción en Nueva York. Cemí vuelve a “ascender” por la escalera universitaria, a recoger los pliegos de los exámenes, como todos los estudiantes… Eso es lo de menos. Lo importante es que vuelve a contactar con Fronesis, con quien mantiene un diálogo cuyo eje vertebrador es Nietzsche. Os ahorro los detalles, pero insisto en que tras la conversación, Joseíto “se fue hundiendo de nuevo por la extensión de la calle San Lázaro”. Nuevo destrempe… Tras la tempestad, vienen la calma… Cemí quisiera estar siempre en el ojo del huracán, pero no puede ser… ni que sea por salud fálica. De camino, escucha cantos de sirena y de cerveza rubia (¿prostitutas, acaso?). En casa, se reencuentra con su familia, que ha venido de Santa Clara a ver a la abuela Augusta, en trance de pasar a mejor vida…

A la mañana siguiente, otra vez “arriba”, nuevo encuentro con Fronesis. Lezama, en forma paralelística, aprovecha ahora para explicarnos los orígenes de Foción, igual que, páginas arriba, nos ha explicado, vía Foción, los orígenes de Fronesis…
Sucedió que había dos hermanos, Nicolás y Juliano, y una chiquita, Celia – Celita para el narrador Fronesis -. El primero casó con la tercera, pero el segundo triunfó una tórrida tarde tras la siesta. Bueno, lo de triunfó es un decir… porque nada más hacerlo con la cuñada se quedó más seco que la mojama, en parte por el descubrimiento sorpresivo de su hermano médico, Nicolás, que, al ver lo que había ocurrido, le dio un ataque de locura que le duraría mientras viviera… locura relativa, que le hizo desdoblar a su mujer en esposa de tarde, noche / enfermera de día, tarde; pero educó a su hijo (no sabemos si era su hijo… para mí, que no, pero por economía lingüística, así lo llamaremos) en todas las artes y ciencias conocidas.
Foción hijo se casó pronto (pero, ¿no era…? Pero eso, ¿qué más da, klatu?), y comenzó a trabajar con un viejo amigo de su padre, quien lo convirtió a la fe verdadera. Lo cual, nada raro en el caos que es Paradiso, no le impidió tener un hijo con su esposa…

Tras la narración de la biografía de Foción, Cemí acude a la clínica, donde su abuelita Augusta está muriéndose… y finalmente, muere…

Así acaba el Capítulo Diez.

En mi lectura, ya he acabado el Capítulo Trece.

Pero mañana empiezo a resumir el Capítulo Once

klatubaradaniktó

[jilguero]

He leído un trocito del capítulo XIV, que es puro Lezama.
Lógicamente no me entero de todo ni muchísimo menos, pero la madre de Licario hablándole a su hermana de cómo es Licario y sus miedos me ha gustado mucho. Lo mismo que con los tres amigos me enteraba mejor pero me aburría soberanamente, aquí me desespera una mijita no enterarme del todo pero lo prefiero.

[klatubaradaniktó]

Empezamos el Capítulo Once. Páginas 426 a 447

Cemí aparece, en este inicio, obnubilado por la personalidad de Fronesis. No obstante, la admiración es mutua… Es posible que la afinidad provenga de lecturas semejantes. En este capítulo, se incide en los Diálogos de Platón y en otros autores grecolatinos. Frente a sus compañeros de clase, Fronesis y Cemí hacen una auténtico “tour de force” sobre los simbolismos numéricos de las civilizaciones clásicas, hasta el punto en que aquellos prorrumpen en aplauso, entusiasmados con la erudición desplegada.

No es la única exposición culta. El lector asiste, durante muchas páginas, a una verdadera hemorragia técnica sobre el mito de San Jorge y el dragón… con varias de sus ancestros y ramificaciones, sobre todo su raigambre bíblica y, particularmente, apocalíptica. Es como una despedida. A propósito de ello, Fronesis da a Cemí una especie de obsequio que impacta profundamente en Joseíto: una poesía que este llega a aprenderse de memoria… Emocionado, esa tarde va a buscar al regalador… a clase, a su casa… Es inútil. Fronesis ha marchado a Santa Clara. No lo encontrará hasta que vuelva de allí…

Pero siempre nos quedará Foción…

klatubaradaniktó

[jilguero]

'Lo terminé! ¡Qué alivio!
En este último capítulo, me han resultado interesantes la charla de la madre y la hermana de Licario sobre el mismo, así como algunas imágenes del final, donde vemos cómo Cemí se acerca a la casa donde está teniendo lugar el velatorio de Licario. Y termina la novela con una frase: "Ritmo hesicástico, podemos empezar", un tanto oscura para mí, pero que entiendo que es el nacimiento del Cemí poeta, y que ese podemos empezar simboliza que acaba de recibir el testigo de ese ritmo que antes tuvieron otros.

Reconozco que hay cosas interesantes en la novela pero reconozco también que no sé si el esfuerzo que me ha supuesto su lectura queda suficientemente recompensado por lo que he sacado de ella. Me gustan los autores que crean su propio mundo y que hacen que el lector tenga la sensación al leerlos de que se están adentrando en algo nuevo, en un territorio en el que nunca antes han estado. Por ese lado, quitando los diálogos de los tres amigos que me han resultado un recurso muy trillado para mostrar su cultura, mi valoración de esta novela es muy buena. Sin embargo, opino también que ese mundo, el de Lezama, posiblemente no sea para mí.

¿Dónde está el jefe de expedición? Espero que no se haya rendido...

[klatubaradaniktó]

El jefe de la expedición es el capitán araña...

¡Vuelve, cubano!

Capítulo Once. Páginas 447 a 465

Decíamos que Cemí busca desesperadamente a Susan (¡Ay, no! a Fronesis.). No hay manera. Se ha marchado y, de momento, no volverá. Como último recurso vuelve al recodo del Malecón, y allí se topa con ¡sorpresa! Foción... ¿No estabas en Nueva York? Sí, pero ya he vuelto... Te voy a contar una experiencia... En NY me enamoré de una chica... ¿Qué dices? ¿Pero...? Sí, soy... pero también me va el pescado cuando la carne tiene durezas... Me gustaba aquella chica, pero no me hacía caso. La intenté seguir, invitarla, acompañarla a su casa porque vivía al lado de mi Hotel... nada... Era totalmente indiferente. Pero me enteré que la chica, Daisy, por más señas, tenía un hermano al que estaba muy unida... Y el hermano... ¿para qué nos vamos a engañar? También me ponía... y ataqué... con éxito relativo, porque George, el hermanísmo, cayó... pero resulta que mantenía una relación incestuosa con la hermana (!!!!!!) y terminamos en un agridulce trío... porque George necesitaba ser poseído para poseer (palabras de Lezama, no de klatu)...

Esto es muy turbio... Sí, pero es lo que hay, como se dice ahora... Como las lentejas. Si te gustan, las tomas, si no, las de... pues eso...

Foción es más decidido que Cemí y se va, ni corto, ni perezoso a Santa Clara a encontrase con Fronesis... No puede aguantar más su ausencia. Allí, en el lugar de la cita, no está precisamente el citado, sino su padre... No puede usted citarse con mi hijo. Deje usted a mi familia. Su hijo y su familia escoge a sus amistades. ¿Quién es usted...? ¿Qué marrón!

Supongo que todo es el resultado de la frustración, pero la siguiente vez que se encuentran Cemí y Foción, este protagoniza un lamentable episodio, orinándose en medio del bar, entre las mesas, completamente “curda”... La historia cae en un bajo sumidero de disolución...

Avanzamos...

klatubaradaniktó

[bartlebycubano]

Aquí estoy de nuevo.
¿Ya pensaban que habían salido de mí?

Lo que sucede es que he tenido problemas personales, y no me he sentido animado a leer durante las últimas semanas. Por ello, no he conseguido terminar aun el capítulo X. Ya veo que llegaré a la meta rezagado. Pero, de todas formas, espero llegar, si Dios lo quiere. Sólo he entrado al foro sistemáticamente para ver los comentarios de ustedes.

[bartlebycubano]

Quiero comentar algunas cosas que se me han quedado pendientes, al estar poco activo durante los últimos días.


El final del capítulo IX es algo así como el carnaval del falo. Nada, que parece que Lezama lo tenía bien metido en su cabeza.

En capítulos anteriores, las palabras preferidas de Lezama en su Paradiso parecían ser metamorfosis y metamorfosear. Pero en el IX reminiscencia se situó en el Number One.

[bartlebycubano]

Del capítulo X:

Su nariz tenía algo de la de un centinela ateniense negándose a acariciar un gato persa o a leer una misiva secreta de Artajerjes.

Hasta aquí la cita. Recuerdo que Arden se preguntaba cómo sería esa nariz. Bien, la imagen que me llega es la de una clásica nariz griega, que vibra con cierto desdén, o algo así como un gesto de displicencia.

[klatubaradaniktó]

Capítulo Once. Páginas 465 a 488

Cemí está más solo que la una... Todos han desaparecido, de una u otra manera... Acude entonces nuestro protagonista a consolarse con ciertas estatuillas a las que tiene aprecio y le sacan de penas... Por favor. No seáis mal pensados... Hombre, klatu, si eres tú quien nos lo pones en bandeja... Ya, pero ahora no parecen ir por ahí los tiros... más bien es una especie de nostalgia en la que se agrupan figuras, espacios, sentimientos... Lezama, vamos... La cosa se alarga con nombres conocidos... Minerva, o no tan conocidos... tamiela... ¿Quién sabe qué demonios es “tamiela”? Bueno, pues, esa palabreja evoca en Cemí rumores placenteros... ¡si es que...!

Casi al final del capítulo asistimos al reencuentro de Fronesis con sus padres, a los que no hablaba tras el frustrante episodio, en Santa Clara, del padre de Fronesis con Foción... ¿recordáis?

Las cinco últimas páginas ponen fin a otro de los personajes de la novela: la abuela Augusta muere, no sin el profundo dolor de Joseíto.

Bueno, ahora entraremos en dos capítulos, el Doce y el Trece, cuya lectura me ha parecido sencilla (ya sabemos a lo que nos tiene acostumbrados Lezama) pero que he tenido dificultades para encajar en la trama central de Paradiso, pero, bueno, como me los voy a releer, ya buscaré relaciones un poco más a fondo...

¡Ah! Encantada de que hayas vuelto, cubano favorito... ¿no te has quedado muy rezagado? ¿sí, no?

He llegado al último capítulo y he leído la mitad dos veces, pero no acabo de acabar... El Capítulo Catorce es un muermo espectacular...

klatubaradaniktó