LOS MUERTOS
de CARRION, JORGE
MONDADORI
13.0x23.0 cm 176 pags
Lengua: CASTELLANO
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788439722328
Nº Edición:1ª
Año de edición:2010
Plaza edición: BARCELONA
En un callejón de Nueva York se materializa el cuerpo desnudo de un hombre. No recuerda quién es y no entiende dónde está… En una ciudad infernal, donde los recién llegados del «más allá» son tratados como inmigrantes ilegales, el protagonista deberá buscar su identidad recurriendo a «adivinos», capaces de saber el pasado. Pronto se verá inmerso en una espiral de mentiras, violencia y sexo, y rodeado por personajes de todo tipo, desde un jubilado atormentado por sus falsos recuerdos hasta la mafia, agentes de la CIA y la mismísima presidenta de los Estados Unidos, Hillary Clinton. El laberinto ha sido planificado por dos misteriosos artistas, que acaban de desaparecer en una isla desierta.
Otra crítica: http://afterpost.wordpress.com/2010/03/ ... e-carrion/Nueva York, entre 1995 y 2015, es escenario de las dos temporadas de Los muertos, revolucionaria serie televisiva que, a partir de personajes de Blade Runner, Los Soprano, La lista de Schindler y Días extraños, presenta una realidad alternativa donde el sujeto, tras materializarse de la nada, cuenta únicamente con sus propias cicatrices físicas y mentales (o “interferencias”) y la ayuda de los adivinos para averiguar quién es, de dónde viene y a dónde se dirige.
Hay, en Los muertos -no podía ser de otro modo, con tal título-, sufrimiento personal y colectivo: traición, infidelidad y asesinato, ecos del Holocausto y una búsqueda de la identidad siempre huidiza, inalcanzable. Como hay también -no podía ser de otro modo, con tal autor-, sampleo y macrotexto, disquisiciones sobre la narrativa postraumática y su hermenéutica, un entramado teórico que ampara y justifica la acción. Contrariamente a lo que pudiera parecer, ambas líneas componen tan sólo el fondo de la novela; se traducen a su vez en sendas formas: literaria, en los dos episodios centrales, y ensayística en los apéndices que los puntúan. Proceso de disección que bien podría proseguir ad nauseam: cual programador de una nueva y esperada consola, Jorge Carrión ha protegido su ópera prima novelística tras una sucesión de barreras post-posmodernas, cerrojos y acertijos que se acaban erigiendo en protagonistas absolutos de una obra de obsesiones catódicas, ciertamente gozosa en sus implicaciones intelectuales pero a la que cabe revelarle una objeción que en realidad son dos: su frialdad, ya a la hora de atrapar al lector con la narración, ya en la aproximación a las posibilidades del padecimiento que describíamos al inicio de estas líneas. Cuando el dolor no duele, el placer tiende también a extinguirse. Y a tanto cerebro le hubiera venido bien un poco más de alma.
Por Milo J. Krmpotic’