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Nº de páginas: 240
Editorial: Galaxia Gutenberg
Crecer siempre implica alguna forma de violencia, contra uno mismo o contra aquellos que quieren imponer su autoridad. Cuando además la vida trascurre en un pueblo de la margen izquierda del Nervión durante los años 80 y 90, y todo es heroína, paro, detritus medioambiental, cuando en las calles silban cada semana las pelotas de goma y los gases lacrimógenos y las paredes están llenas de consignas asesinas, la violencia no es sólo un problema personal.
Mejor la ausencia nos presenta una familia destruida, atravesada por la violencia de su entorno. Amaia, la pequeña de cuatro hermanos, narra ese entorno brutal desde su mirada de niña y adolescente. Compartimos con ella su miedo, su perplejidad, su rabia, ante un padre que hiere, una madre que se esconde, tres hermanos que, como ella, sólo buscan salir adelante. Amaia es la joven que se enfrenta, hasta alcanzar sus propios límites, a este mundo hostil. Amaia es también la mujer que años después vuelve a su pueblo para encontrarse con un pasado irresuelto.
En ese camino de ida y vuelta, en sus huidas y regresos, descubrirá, a su pesar, que nadie escapa del entorno en el que se cría, de la familia que le toca en suerte. Y que reconocerlo es la única manera de sobrevivir
El éxito de Patria me temo que va a abrir la vía a un tema hasta ahora casi intocable en la literatura española. Edurne Portela tampoco es nueva en esta ya que su anterior ensayo iba precisamente sobre la violencia de ETA.
Los ochenta en España son un tema muy poco explorado y sinceramente no entiendo por qué. Incluso saliéndonos del tema terrorista estamos ante una década que lo cambió todo en un país que salía de una dictadura larga, los cambios sociales fueron enormes y además hubo dos plagas (el sida y la heroina) que provocaron bajas enormes en una generación.
Igual que con cierta distancia los ochenta y noventa empiezan a ser escenarios comunes en novelas de otros países (ya sea porque pretenden ser un estudio de la época o porque son vueltas al periodo en que los narradores eran niños o adolescentes) espero que aquí también se de el fenómeno.
En cuanto al tema terrorista, es algo que tenía que pasar. Supongo que como las heridas aun son recientes es un tema al que muchos van a preferir no tocar (aparte de que aquí no se perdonarían licencias históricas) ya que por muy sutil que se sea es un tema que va a levantar controversia, pero afortundamente parece que se ha abierto la veda
Me alegro, porque lo merece.
Qué tonterías llegan a decir (que no lo digo por ti, Juanfran, que imagino que lo habrás leído en artículos o valoraciones). Patria es Patria y éste es éste, otra perogrullada, pero es que no hay otra forma de decirlo. Te puede gustar más o menos cómo los autores han enfocado la situación, el tema... pero son libros distintos, punto. Y si el tema interesa no hacen otra cosa que complementarse.