Lo leí casi del tirón. Una vez entrado en
Taxi... cuesta bajarte. Me pasa en todas las de Zanón y su prosa poética.
Viene a contarnos, con dosis de sociología y psicología y hasta filosofía, la eterna huida del hombre que hace las cosas sin pensarlas y que, una vez hechas, no puede olvidarlas. Y le acompañan y le torturan y desea volver a empezar y empezarlas de nuevo. Y nada mejor que olvidarlas viendo las vidas de otros, clientes en su caso, para seguir sin saber donde terminaste, o incluso si lo hiciste. Pero, aún así, no deja de ser fiel a los otros si eso no conlleva ser fiel a uno mismo
(ayudar a Sofía, por ejemplo) |
Incluso, cuando Sandino es incapaz de querer creer, y acaba creyendo por miedo o porque ya le queda poco en que creer
(ese efecto placebo de la "cura" de Jesús y sus manos calientes) |
Y Sandino sigue... sigue huyendo de él mismo e, incluso, su huida final ni la busca él, aunque la elija.
¡Salud y buen viento Sandinistas!