Introspectiva
Publicado: 12 Jul 2018 17:37
INTROSPECTIVA
Un camino me trajo aquí.
No sé dónde me encuentro.
Puede que caminara pensativo,
ensimismado, absorto en los umbrales
de otro mundo.
No reconozco nada.
La época, la ciudad,
me son ajenas.
No comprendo el lenguaje
ni alcanzo a ver la gente.
Mis pasos son inciertos,
las calles muy estrechas.
Solo hay cruces
y sombras como muros… Se diría
que me he extraviado, siento
que estoy perdido.
De repente, a mi espalda,
alguien llama pidiendo ayuda.
Me doy la vuelta
y todo está desierto.
Solo veo a una paloma
que alza el vuelo.
Me siento ingenuo, cándido,
y pequeño.
Y sigo caminando por la calle
de las sombras,
llegando siempre al mismo punto,
al extremo, al inicio,
como si fuera un bucle
o un sueño recurrente.
Hasta que digo: ¡basta!
y me río de mí mismo,
de mi angustia,
de mi miedo.
Entonces aparece un niño
de espaldas a mis ojos.
Lo llamo, pido ayuda.
El pequeño se da la vuelta
y me sonríe.
Parece estar tranquilo.
También yo estoy sereno.
Por su boca hablo yo;
me escucho
también por sus oídos.
Mis manos no son manos,
mis brazos tienen plumas.
Entonces alzo el vuelo
y soy de aire…
Y, a mucha altura,
reconozco el camino de regreso.
--oOo—
Un camino me trajo aquí.
No sé dónde me encuentro.
Puede que caminara pensativo,
ensimismado, absorto en los umbrales
de otro mundo.
No reconozco nada.
La época, la ciudad,
me son ajenas.
No comprendo el lenguaje
ni alcanzo a ver la gente.
Mis pasos son inciertos,
las calles muy estrechas.
Solo hay cruces
y sombras como muros… Se diría
que me he extraviado, siento
que estoy perdido.
De repente, a mi espalda,
alguien llama pidiendo ayuda.
Me doy la vuelta
y todo está desierto.
Solo veo a una paloma
que alza el vuelo.
Me siento ingenuo, cándido,
y pequeño.
Y sigo caminando por la calle
de las sombras,
llegando siempre al mismo punto,
al extremo, al inicio,
como si fuera un bucle
o un sueño recurrente.
Hasta que digo: ¡basta!
y me río de mí mismo,
de mi angustia,
de mi miedo.
Entonces aparece un niño
de espaldas a mis ojos.
Lo llamo, pido ayuda.
El pequeño se da la vuelta
y me sonríe.
Parece estar tranquilo.
También yo estoy sereno.
Por su boca hablo yo;
me escucho
también por sus oídos.
Mis manos no son manos,
mis brazos tienen plumas.
Entonces alzo el vuelo
y soy de aire…
Y, a mucha altura,
reconozco el camino de regreso.
--oOo—