El último viajero
Publicado: 28 Feb 2017 17:55
Y yo me iré; y se quedarán los pájaros cantando.
EL VIAJE DEFINITIVO. Juan Ramón Jiménez
EL ÚLTIMO VIAJERO
Solo pido
que al final de mi viaje
no sea nadie afín a mí el que imponga
sus manos en mi pecho
buscando algún vestigio de mi aliento
y de mi corazón.
Mejor
que sea algún extraño el que confirme
que partí para siempre de este mundo;
alguien que al dedicarme sus palabras
de pena y de consuelo no oiga el llanto
de aquellos que me amaron. Uno que no conozca
mi nombre ni mi oficio y olvide, si es posible,
para siempre los rasgos de mi rostro;
cualquiera que no sepa quién fui o a quién amé
e ignore dónde está mi casa, mi calle y la ciudad
donde viví.
Cuando mi viaje acabe,
cuando por fin descanse
del tiempo y de mí mismo
solo pido no haya nadie
al lado que me llore.
Que la boca que anuncie
la ausencia de mi pulso
no sea, por favor, la de mi madre,
o la de algún amigo
y menos de la dueña de mi cuerpo
y de mi corazón. Que las palabras
de amor y de consuelo
que oigan estando en vida
aquellos que me aman y conocen
las escuchen solo ellos de mis labios
y digan cosas como estas:
Madre, te quiero; Amigo, aquí me tienes;
Cariño mío
yo siempre te amaré.
Que a la hora de partir
de este mundo y de este andén
entre los míos sea yo
el último viajero.
...Y queden tras de mí
los pájaros cantando.
--oOo--
EL VIAJE DEFINITIVO. Juan Ramón Jiménez
EL ÚLTIMO VIAJERO
Solo pido
que al final de mi viaje
no sea nadie afín a mí el que imponga
sus manos en mi pecho
buscando algún vestigio de mi aliento
y de mi corazón.
Mejor
que sea algún extraño el que confirme
que partí para siempre de este mundo;
alguien que al dedicarme sus palabras
de pena y de consuelo no oiga el llanto
de aquellos que me amaron. Uno que no conozca
mi nombre ni mi oficio y olvide, si es posible,
para siempre los rasgos de mi rostro;
cualquiera que no sepa quién fui o a quién amé
e ignore dónde está mi casa, mi calle y la ciudad
donde viví.
Cuando mi viaje acabe,
cuando por fin descanse
del tiempo y de mí mismo
solo pido no haya nadie
al lado que me llore.
Que la boca que anuncie
la ausencia de mi pulso
no sea, por favor, la de mi madre,
o la de algún amigo
y menos de la dueña de mi cuerpo
y de mi corazón. Que las palabras
de amor y de consuelo
que oigan estando en vida
aquellos que me aman y conocen
las escuchen solo ellos de mis labios
y digan cosas como estas:
Madre, te quiero; Amigo, aquí me tienes;
Cariño mío
yo siempre te amaré.
Que a la hora de partir
de este mundo y de este andén
entre los míos sea yo
el último viajero.
...Y queden tras de mí
los pájaros cantando.
--oOo--