Búsquenme allí
Publicado: 13 May 2017 19:03
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Más allá de las palabras, búsquenme allí,
donde sólo sobrevive el sentimiento,
sin borrones ni cuentas deslucidas,
en el vergel de madreselvas y adelfillas
cuyo aroma se derrama en malva espectro.
En los mares de aguas plácidas, búsquenme allí,
donde ni aun la más longeva vida
logre ceñir la esperanza que se enreda entre sus olas,
de cresta a cresta, saltarina y retozona,
mientras en el zarco espejo manifiesta su perfil.
En las sonrisas que vuelan, búsquenme allí,
entre labios gratinados que se derraman en besos,
alfaguara de caricias vertidas por dulces bocas,
donde el alma se ensortija en giros de cabriola
y la voz se hace superflua para expresar el deseo.
Donde gobierna el instinto, búsquenme allí,
en el espacio infinito que se sustenta de sueños,
de la razón las leyes abolidas,
sin patrones ni normas que prohíban
que un corazón se expanda al firmamento.
Allá donde no haya exánimes efigies,
sino carne y sangre palpitante,
búsquenme, sí.
Donde el ánimo se alimente de ambrosía
no de mil congojas subyugantes,
búsquenme, sí.
Donde al arte se le rinda pleitesía,
engalanado el aire de matices,
búsquenme, sí
Búsquenme en recónditas galaxias,
en utopías que crezcan bajo tierra,
entre pastos y campiñas solitarias,
búsquenme donde la luna cabrillea.
Búsquenme adornado con jacintos,
al acecho del desfile de belleza
que tiñe de colores el estío
y transita revoltoso entre quimeras.
Búsquenme, búsquenme allí
Más allá de las palabras, búsquenme allí,
donde sólo sobrevive el sentimiento,
sin borrones ni cuentas deslucidas,
en el vergel de madreselvas y adelfillas
cuyo aroma se derrama en malva espectro.
En los mares de aguas plácidas, búsquenme allí,
donde ni aun la más longeva vida
logre ceñir la esperanza que se enreda entre sus olas,
de cresta a cresta, saltarina y retozona,
mientras en el zarco espejo manifiesta su perfil.
En las sonrisas que vuelan, búsquenme allí,
entre labios gratinados que se derraman en besos,
alfaguara de caricias vertidas por dulces bocas,
donde el alma se ensortija en giros de cabriola
y la voz se hace superflua para expresar el deseo.
Donde gobierna el instinto, búsquenme allí,
en el espacio infinito que se sustenta de sueños,
de la razón las leyes abolidas,
sin patrones ni normas que prohíban
que un corazón se expanda al firmamento.
Allá donde no haya exánimes efigies,
sino carne y sangre palpitante,
búsquenme, sí.
Donde el ánimo se alimente de ambrosía
no de mil congojas subyugantes,
búsquenme, sí.
Donde al arte se le rinda pleitesía,
engalanado el aire de matices,
búsquenme, sí
Búsquenme en recónditas galaxias,
en utopías que crezcan bajo tierra,
entre pastos y campiñas solitarias,
búsquenme donde la luna cabrillea.
Búsquenme adornado con jacintos,
al acecho del desfile de belleza
que tiñe de colores el estío
y transita revoltoso entre quimeras.
Búsquenme, búsquenme allí