Antros

[Paraná]

Antros

Llevo tan ocultas las cavernas, y olvidadas,
tan adentro, tan noche y extranjeras,
que con frecuencia me sorprendo bajando
a reclamar la sombra que me explica.
Seguro que está, que siempre estuvo;
dan su duro testimonio mis huesos
empujando su negror desde la médula.
Pero me es tan invisible,
a lo sumo mancha borrosa,
velón sin su pabilo,
tiniebla en la tiniebla,
resplandeciendo a su pesar en los contornos.

Retrocedo como todos, reculando en mi diván,
y mi sombra no está donde debiera.
Hago memoria, me ausculto,
pero me ataja una nada en cada esquina
con su mofa de flato y arlequín.

Y sin embargo la sé bien de concreto.
Es la sombra donde yazgo y me revuelco
cada vez que estoy triste y lloro y me reduzco.

[lucia]

¿Una depresión? Por cierto, al leerte justo detrás del de Teseo y el laberinto, al hablar de la sombra pensé que podías referirte a la caverna de Platón.

[Megan]

Qué bueno está Paranilla, me encanta como escribis

[Paraná]

No lo creo, Lu. Por lo menos no ha sido mi intención. El poema es producto de una desazón (¡por supuesto!) acerca del origen de la tristeza que a veces nos muerde los talones, a ver si descubriéndolo podemos conjurarlo.
Gracias, Meg hermosa. Gracias a ambas

[Eleanis]

Excelente, norteña. Como dices, desazón, tristeza. Escribís desde las tripas, te das vuelta: adentro-afuera. Eso llega, cala...