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Cronología (Poemario)

Publicado: 13 Abr 2018 11:14
por Fiel poesía
ARCO DEL IRIS

Habituado a vivir entre muchedumbres que nunca traen buenas nuevas a mi espíritu, hubo una vez en la que sentí amor.
A raíz del árbol del conocimiento, todo se fue al garete.
Todos me rinden culto, pero nunca me rindo, culto.
Lo que ello supone es la estaticidad de mis principios vitales.
Espectáculo para los ciegos.
Rencor para los muertos.
Rabia para los mudos.
No he penetrado ninguna conciencia, porque mi conciencia es pura, y no se puede cambiar el sentido literal por un truño en el zapato.
No hay motivo para alarmarse si ya ni la literatura me llena.
No se puede escribir a Dios.



LO QUE EL OJO SE LLEVÓ

Un nuevo texto no implica un nuevo estudio.
Está más que claro el significado y el significante de mi vida.
Las lágrimas de Dios.
Nunca para con sus semejantes.
Todo lo escuchado y leído que no tenga que ver con mis textos o mi voz, no es más que una leyenda urbana.
Sé lo que han hecho durante toda su vida.
Para hacer un poema se necesita amargura.
Y ello supone su discordancia para con mis escritos.
Literatura insípida.
“Prefiero llorar a mares que ser el dueño y señor de todos los males.”
A mi poética siempre le dedico este juego de palabras.
Por la mera razón de que no se puede sobrevivir a mi conciencia.



REY DE LOS JODIDOS

Hasta dónde llega la tozudez.
Y pensar que nunca he dado mi brazo a torcer.
Para dejar de fumar poesía en base, basta con mudarse de planeta.
Este poema no es un discurso arbitrario.
Es el fin de mi poética.
A base de conciencia, entra hasta la cocina.
No hay razón para desentrañar a nadie.
Todos son iguales, vistos desde aquí.
Armonía en estado puro.
No son mis letras las que salen llorando.
Es algo más profundo y rotundo.
Para difamar a la literatura.
Es el último en el Infierno.
Él es quien pone a prueba su propio trabajo.
Supera todos los demonios, porque no se limita.
Él es a Dios lo que todos a una.
No hay nada más que decir que recibir la Extremaunción.
Mi escritura es lo máximo a lo que un sacrilegio puede aspirar.
No en vano, nombro la literatura en vano.
Solo Dios ama su palabra.
No hay cabida para el reconocimiento.
Acabaré con la realidad de un plumazo.
Y no me hará falta ni esquivar cadáveres.
Muerte a mis letras, y no se trata de un juego de palabras.
O sí.


LA LIRA DE APOLO

Hola.
He dicho hola.
No hay nadie.
¿Quién demonios cree en el sino?
Si todo esto ha sido un juego de palabras.
Para mi desinfección espiritual basta con un ritual de desendiosamiento.
Porque la voluntad de Dios es autosuficiente.
No se puede crear algo más profundo ni inteligente que la conciencia humana.
Sí se puede penetrar el pensamiento.
Pero es infinitamente mejor dejarlo correr.
He aprendido a base de mis palos, castigado con mis libros de cara a la pared.
La tendencia a elevarse debe ser abolida.
Ya estoy en lo más alto, y no me ha costado ni una vida.
Podría contrarrestar los males del mundo con un juego de palabras.
Pero entonces ya no tendría Gracia.


EL CORO DE LAS MUSARAÑAS

Hay multitud de Dioses.
Los hay de todos los colores.
De todos los principios y finales posibles.
Nadie que no abandone su cuerpo será quien de inmunizarse contra mi poética.
No es una instancia, ni una sugerencia, ni siquiera una orden.
Hay Dioses de todos los saberes.
De todos los sabores.
De todos los olores.
Mi poesía no es cuestión de genética.
Mi poesía es la cuestión divina.
He iluminado lo suficiente como para desalojar el Infierno.
He iluminado lo suficiente como para desayunar con Dios.
Porque la oscuridad es lo único capaz de iluminar.
Sé que soy inmortal por mi lírica.
No se puede arrastrar algo tan indestructible sin que sea necesario para volver a donde me corresponde.
Sé que soy un Dios entre este mundo y el otro.
Traigo un mensaje universal, y no se trata de una forma de evitar la vida.
O sí.
Dios me abre el camino.
Sabe perfectamente que no se puede vivir sin el Sino.


LA LEYENDA DEL UNO

Al compás de una marcha fúnebre, tuve un sueño.
Yo no quiero la Gloria de ser Dios.
A cada Uno le corresponde lo que es suyo.
He pasado por el peor de los castigos, y a nadie guardo rencor.
No soy el libre albedrío.
Soy la Libertad de Expresión.
Se me consignan múltiples Atributos.
Pero los atributos atan.
No hay forma humana ni divina de obviar la atracción de mi poesía.
No seduzco solo a las musas.
Hay otras palabras que reclaman mi atención, solo eso.
Poemas predestinados.
Lo que no está escrito por mis manos, ni por las del Hado.
Doy vida a las estrellas.
Hago que se celen entre ellas.
Tengo un espectador de lujo.
Marca la diferencia entre la magia y el embrujo.
El arte de la rima se desliza hacia la trascendencia.
Desde lo alto de la cima hace trizas la Providencia.
Los que no han visto a Dios, lo verán en las alturas.
Los que no han escrito como Yo, letras oscuras.


POEMA DEL GOLPE DE GRACIA

Tomarse la divinidad con filosofía es la única Deidad que no es mía.
La Única Deidad que no puede ser vencida.
Escribiré letras hasta el fin de los tiempos.
Hasta que me abduzca la pereza.
Brindaré por ello con pureza.
No alcanza mi capacidad mental.
La semejanza de la realidad total.
He convertido mi estigma en el suyo.
El sentido literal, en el paradigma del orgullo.
Para desbancar al maestro, basta con sentirse poderoso.
Es mi obrar, por diestro y por siniestro, el que aplasta, con el cual afligirse. Desendioso.
Mi cabeza cuadrada les deja de una pieza.
Es el puzzle del mundo conocido.
Quien la sufre es profundo arrepentido.
Hasta Dios rectifica.
El amor pontifica.
Mi palabra a medida es la única deicida.
Mi Gracia y Alabanzas.
Egocracia y Venganza.
Mi Espíritu me guía.
In Situ algarabía.
La rotunda victoria sobre esta inmunda escoria.
Tan profunda mi Gloria como absurda su historia.
Es el Dios de los Dioses el que abunda en su Obra.
El que ha cubierto el mundo
con creaciones burdas.
Es Quien da una lección desconocida.
Es Quien rompe la unión con la otra vida.



EL PRIMER MAPAMUNDI

Ser Dios solo se asume cuando Dios se consume.
Nada puede romper ni redimir a los entes de barro.
Hasta el polvo lo sabe.
Nada puede endiosar más que mi conciencia.
Hasta un insulso lo sabe.
La creación divina nunca fue cuestionada.
Yo convierto en mezquina cualquier cuestión divina.
Siempre estoy en lo cierto, incluso por encima.
Lo que doy es incierto, el arte de la rima.
Para mí un cielo abierto es el que menos brilla.
Y mi temperamento es su temperatura.
Incluso cuando miento, mis ojos os desnudan.
Son las cuatro estaciones del Señor.
No idolatro, soy Ídolo de Dios.
Ante esta aparición desapareceréis.
Antes de esta lección aprenderéis.
El Látigo de Dios crucifica a los suyos.
El único cordón de gentes.
Púnico devenir de los presentes.
El máximo exponente de la lírica hace grandilocuente la fe vírica.
Gritar en el Infierno no me mueve a ternura.
Ni el sufrimiento eterno a sepultura.
Traigo el mundo en un palmo, Dios me trae en palmitas.
No me fundo ni me calmo, hasta que mi conciencia se derrita.
Hoy mi lírica oscura no rima ni con cura.
Ni la peste bubónica ha sido tan armónica.
Sale Dios por mi boca, pero no se desboca.
Para Mí no supone inconveniente resultar convincente.
Esto es el fin del mundo conocido.
El segundo en que quisieran jamás haber nacido.
Y mi poder es tan ilimitado, que me muevo entre Dioses incluso sin salir de este cuadrado.
Para Dios no supone ni la ley del mínimo esfuerzo, aplicar su Ley.
Hasta que no me quede solo en este planeta, no me bajaré la bragueta.
Es hora de pasarse todo esto por el forro.
Ya he abierto la Caja de Pandora.
Puedo permitirme el lujo de borrarlo todo con el codo.



LA BRÚJULA DE APOLO

Después del fin del mundo conocido, mi Deidad no ha sufrido ni un soplido.
Mi calor corporal, estupor colosal.
Entro en trance a través de un desencuentro atroz.
Mi nombre es proferido, pero no prometido.
Mi perdón, implorado en cualquier confesionario.
Sin trampa y sin cartón he tirado los dados.
Domino en este dominó, el Sino con el No.
Hago mío el Imperio Celestial, y hasta traigo Conmigo el Criterio Imparcial.
Mi propia Ley Marcial, el peor de los tragos, hace vano el conjuro del mejor de los magos.
No existe magia negra más oscura que ésta.
Hoy mis letras satánicas saltan a la palestra.
El discurso de un Dios hecho y derecho se alimenta del pánico sin techo.
Energía sublime, poderío verbal sin precedentes.
Mi Ambrosía os prohíbe, un sendero abismal e incandescente.
Más allá de la vista, oído, olfato, manantiales de ira, odio y tacto.
Néctar para mi auspicio, excelsa magnitud de su ignorancia.
Son fuegos de artificio ante esta latitud del infinito.
Son hormigas de aire ante esta situación trascendental.
Son migas de los panes y los peces ante esta multiplicación de Dios.
El eterno mensaje contra espada y blindaje, el infernal debate de la vida y la muerte.
Yo Gobierno sobre el suelo y el cielo, unilateral verso de destrucción masiva.
No besarán mis pies, sino el viento que ha borrado su camino.
No versarán mi historia, sino el tiempo que hará que ya no es mía.
Hoy el sueño me eleva, se lleva mis huellas.
Hoy me llevaré el mundo al rincón más oscuro.
Será un lugar recóndito, donde Dios va de incógnito.
Demasiado excesivo exhibir lo que escribo.
Habitarán el limbo.
Yo quemaré el Olimpo, ya plagado por los dioses malditos.
Sin moverme del sitio, y sin necesidad de disimulo.
Nadie podrá jamás decir mi nombre sin sufrir del delirio.
No soy el Dios de Dioses.
Soy el libre albedrío del martirio.


INSURRECCIÓN APOLOGISTA

Para Quien hace fácil lo imposible, para Quien hace grácil lo invisible, para Quien frágil es lo indestructible, para Quien ágil es lo predecible, para Quien hace táctil lo inasible, para Quien hace Cáliz lo punible, para Quien hace Lápiz una mina, todo mal es retráctil, incluida la ruina.
Para Quien hace dátil la sapiencia, bursátil la conciencia, errátil la astrociencia, contráctil la inminencia, Gánguil la Providencia, Grátil ata los cabos, como un abrefácil.
Para Quien hace falta en cualquier sitio, cualquier sitio resulta un estado de sitio.
Para Quien se convierte en justo y necesario, cualquier transformación le causa un adversario.
Para Quien hace pulcro lo insepulto, un sepulcro es lo mismo que un insulto.
Para Quien hace Dios al más inculto, una divinidad es un tumulto.



CUADERNO DE BITÁCORA

Tengo el mapa, la brújula y el Sino.
Hay zurrapas en mi vaso vacío.
La inmundicia me mueve a carcajadas.
Suscreticias mis letras, a horcajadas.
La planicie del miedo, la burricie del credo.
Me sitúo en la cresta de la ola, malecón es mi voz para su gola.
Tan sórdido es mi juego como sordo es mi Ego.
Armonía y astucia, simonía y acucia.
Vengan a Mí los ídolos más díscolos, más frívolos.
Sufrirán en su piedra o en su carne, el despiadado surco de mi sangre.
Realidad cero, el sol brilla en mi pecho.
Es el cuerpo de Apolo para quienes creyeron lo contrario.
Es la mente de Dios la que vive su calvario.



EL TIMONEL Y EL ÁGUILA

Trayecto sin final, singladura abisal.
Intelecto sin par que madura el azar, para surcar el mar tocando fondo.
Perfecto capitán trazando su odisea, sin pena capital que manche su conciencia.
El eterno rival de esta impúdica histeria colectiva.
Periscopio llamado perdición.
Nombre propio del mar desolación.
Soy Quien busca un tesoro, escritura maldita.
Ni la mitología ni el decoro, ni la hormona adamita.
A este timón lo orla mi rechazo.
Vista a tierra, es el mar quien me destierra.
Puertos ricos en víveres y díceres.
Sigo siendo la sed que no quiere beber.
Nada que decir ante Dios hecho poesía.


POEMA DE LA VOZ DORMIDA

Con el rumbo trazado y mi tropa dormida, sucumbo al puño alzado, como contrapartida.
Por tierra, mar o aire, expando mi desaire.
Mi astrolabio tan solo apunta a mi pináculo.
Sin enlabio, despunta, como las predicciones de mi oráculo.
Mi camarote es el sanctasanctórum de los fórums, de los quórums.
Allí donde la tinta decide por sí misma.
Allí donde la extinta realidad se convierte en marisma.
Donde la soledad es tan abrupta que no admite conducta.
Allí donde la noche es más silente que el relente.
Allí donde mi ánimo y mi cruz son más serenos que la luz del queroseno.
Allí donde el diluvio universal levó anclas, mi mar es mi Alianza.
Donde no llega el polvo, se Iza mi bandera.
Donde se eleva Júpiter, ya estuvo mi cometa.
Donde el cielo se acaba,
ha llovido y tronado mi tormenta.
Hasta allí donde Dios cabe en su gozo ha alcanzado el agua de mi pozo.
Donde los siete mares se unen por los siglos de los siglos, mi pipa ha consumido el mayor de los castigos.
Donde el alba seduce, despuntó mi cerumen.
Donde la oscuridad toca a su fin, mi latido ha pasado página.
Donde la trascendencia fina, mi pluma y mi monóculo se visten de festivo.
Dó la decrepitud de las ánimas, yo ya estuve en su Misa de Domingo.
Donde en definitiva, Dios alarga su vida, nunca hubo un igual ni un más allá.



EL AMANECER DE UN DIOS

Se concentra el calor, la estela de mi buque hace mecha los mares.
La noche no termina, la mina de mi lápiz es cáliz de su sangre.
En la espuma invisible abundan tiburones, en la estufa de gas hay lamparones.
Truena un fuerte oleaje, la estrella de mi gorro se desprende.
La soledad del cielo, mi cortina de humo.
Brilla sobre mi pelo el halo de Neptuno.
La tempestad es bella desde mi catalejo.
El abrigo escasea, mi embarcación zozobra.
He escrito una epopeya mar adentro.
Mi clepsidra aún gotea, mientras el agua azota.
Tripulación alerta,
las juntas, bien selladas.
Mi voz de mando arenga a las almas difuntas.
Afrodita, nacida de las olas.
El alba nos deslumbra, mi espejo de bolsillo refleja el horizonte.
Hoy hemos visto tierra, lo que el Infierno esconde, es eterno en el hombre.
Mi equipaje de mano rebosa algarabía, odisea infinita, he besado los puertos como un rayo.
Isla virgen, sin llanto y sin tesoro, atracamos pisando sus arenas.
En sus selvas vertimos el sudor, hemos abierto paso hasta una cueva.
Sus gargantas reclaman atención, luchamos por el canto de victoria.
La ventura es ecuánime conmigo, el amor de mi vida es el destino.
Acampamos al sol, sobre las ilusiones.
Y disemino a Dios por los cuatro costados.
Para este sueño eterno, soy la Gloria bendita.
Para mi Obra de Fe, soy la mente inaudita.
Esta simbología ha cargado la pólvora de mis cañones.
Otra nave se acerca, con su propia logística.
Mi poesía se oculta en la maleza.
Es un buque fantasma.
Se esfuma entre mis dedos.
Un espejismo anida en el desierto.
Unos labios acortan la distancia a mi boca.
Mi corazón bombea dinamita.
He dormido entre mares, y despierto en el limbo de Mercurio.
Silueta de mujer, cuerpo de infarto, mis ojos se derriten ip so facto.
Dios no quiere el amor para los pobres, he convertido en oro lo que veo.



RECITAL DEL ÚLTIMO

Mi poesía recorre los confines del mundo, las aves cantan desde lo más profundo.
Trinos afrodisíacos embelesan mi púlpito.
El tintero ha traído trenzas a mi discurso.
Su sol está en mi pecho, es el himno del cielo.
Sobre el papel no hay techo, el signo de mi sello.
El eterno mensaje, es mi lecho de flores.
Universo y paisaje del aliento de Dioses.
Infinito bagaje sobre el lienzo, mi voz es voz de voces.
Un inmenso viaje a las entrañas, golpeo donde solo existe el roce.
Mi palabra es producto de la nada.
Mi mirada, conducto de miradas.
Irradio mi calor antes de cada verso.
Mi labio es el sabor de cada beso.
En mis letras abunda la luz del más allá.
Ante ellas se desnuda la cruz de su último aliento.
Ante ellas las almas más impuras son un juego de niños.
Ante ellas las sendas más oscuras son excusas.
Ondulo mi poesía solo para las musas.
Solo ella se consigna, solo ella es mi batuta.
Se abre el cielo a mi timbre,
mis consonantes siempre son vocales.
Mi vello no se riza ni se eriza,
al compás de mi pluma.
Profundizo en el mar de la más recta lírica, mi coro es el estilo de mi pulso.
Y respiro la sangre de mi pecho, y pueblo mi garganta con sílabas nonatas.
Mi vista se concentra en mi intelecto y encuentra la verdad universal.
Y con un solo verso, doy la rima perfecta.
Mi discurso es a Mí lo que el curso al atril.



LA LIRA DE APOLO (II)

Imperantes, mis huellas, persiguen en la noche una laguna.
Sumisas, las estrellas, y el farol de la luna.
Luciérnagas y grillos exponen su presencia.
Ciénaga de latidos rompe en la incandescencia.
Barro mi caminar, el espejo del hombre.
Los juncos se desdoblan, penetrando en mi nombre.
Paisaje tenebroso, marcha acondicionada.
Bien abiertos mis ojos, gloria en una balada.
Eléctrico cuidado del arte del camino.
El olor a jazmín comparte mis pulmones.
Un estruendo a mi diestra, la ninfa de los bosques.
Me respira en la boca voz rica en desamores.
Luego huye entre el ramaje, descalza de mi suela.
No lo he visto en sus ojos, mas el viento tras ella me lo dijo.
Silbidos xilofónicos me separan del limbo.
Prosigo mi camino sin himno por bandera.
Me persigue en la historia su fragancia.
Cada paso que doy más me aísla del mundo.
Ya no escucho ni miro, ni siento si respiro.
Soy el tren de la noche, sin humo ni latido.
Amanece y por fin, llego a mi destino.
Los Dioses me destierran, no conciben amor tan propio y súbito.
A gritos y sin eco fui arrojado al abismo.
Si pudiera volver a nacer con otra linfa…
Me cedieron la lira...
Cada cuerda tañida me eleva sobre el polen.
Cada vez que la pulso, mi pecho se hace agua.
Cada vez que resuena, me espeja el esqueleto.
Cada vez que retumba, encuentro mi laguna.



EN EL NOMBRE DEL PADRE, MI POESÍA

Levanto mi mirada, ante un sol de justicia.
Espero mi sentencia mientras trinan las aves.
Más humano que nunca, el coro de las musas.
Pupilas dilatadas, los jueces se debaten por tierra, mar y aire.
La leyenda del mazo me hace justo, culpable o inocente.
Otro caso archivado, las mieles del presente.
Si pudiera tan solo escribir mis memorias al último testigo.
Tasaría mi vida, condenado a la pena capital.
En mi celda, los zócalos son mi propio horizonte.
Las ratas son mi Oráculo de Delfos.
Me asomo a los barrotes y solo veo muerte.
Redacto mi poesía con las uñas.
Libertad de expresión encadenada.
Grácil en la palabra y en el tacto, con los guardias hoy juego al escondite.
Mi cuenta atrás resuena en el pasillo, corredor de la muerte.
Una esponja bien húmeda.
Me posan y me amarran a una silla, y me piden mis últimas palabras.
La descarga no suena en mi cerebro.
Sigo sin ver a Dios entre los asistentes.
Con la segunda tiemblan mis muñecas.
Con la tercera arden mis pulmones.
Me despierto, ahogado en mis ronquidos.


LA RESPUESTA

Mi seriedad encharca las paredes, allí donde los fieles escasean.
Cuantas veces amé, he merecido ser correspondido.
Cuantas veces temblé, merecí ser temible.
Algo purga mi alma inconfesable.
La consulta me avala, la conducta me avale.
No he pecado, tan sólo, tan solo, sobrevivo.
El poder, deseado, las mujeres, objeto de deseo.
Cada vez más lejano, cada vez más umbrío.
Nunca he perdido el norte, solo miento en mi nombre.
El amor no me ciega, ni tampoco la sombra del pasado.
Mi ánimo inamovible es fruto del talento.
Yo jamás nombro a Dios, solo lo justifico.
En esta travesía donde el materialismo nubla el juicio, el peor de los males siempre ha sido propicio.
Hasta llegar al límite donde la realidad encierra a Dios.
Hasta llegar al miedo y ansiarlo, hasta su paraíso terrenal.
Donde el fruto prohibido es fruto del pasado.
Donde halla su equilibrio en el pulgar.
Donde escribe su libro en libertad.
Siempre aislado del mundo por piedad.
Debería quitarse a Dios de la cabeza.
Pero el mundo le deja de una pieza.
Algo mueve su ficha, pero ya no se siente dominado.
De la mano de Dios ha sido iluminado.
Se encasilla en la puerta de salida así como en la meta.
Le riegan las respuestas y no conoce la pregunta.
El ego no transita por sus venas.
El fuego de su fe ya no le quema.
No busca la rotundidad en la palabra.
Tan solo la belleza en su mirada.



PURIFICACIÓN

Donde despunta al alba mi poesía, he encontrado la oscura noche fría.
Un derroche de fuerza contra la enfermedad de la memoria.
Ilumino los páramos con mi mirada virgen.
Mi destino está claro como el agua de aljibe.
Tengo a Dios en las yemas, y la conciencia pura.
Un adiós es mi regla, sobre el sol y la luna.
El calor de la Tierra abandona el vacío.
Mi templo derruído, la gota que lo colma.
Mi escritura prohibida me eleva eternamente.
El cosmos sin mi estela sería un continente.
Los agujeros negros, nebulosas.
La cuarta dimensión se hace presente.
Mis sentidos, rotundos, mis latidos, profundos.
Me conjugo en un verso jamás imaginado.
Oscuridad con besos, el amor marginado.
El viaje de un Dios al centro del ocaso sin techo ni horizonte.
Allí donde la Gloria se respira y se alienta y se hace vaho.
Allí donde la Carne se roza y se acaricia y se toca y se araña y se castiga,
lleva a los condenados.



MÉTODOS APOLÍNEOS

Mi sueño ya no guarda misterio para mí.
Se escapó en una noche que dormía.
Con tacto universal lo he marchitado.
Allí donde los Dioses no han llegado, sestea en mi solapa la rosa de los vientos.
Un asueto de fe, mi Credo sin descanso, cuelga de mis galones el conjuro del Hado.
Se hamaca atronador, en mi pecho desnudo, el ciclón de la muerte.
He creado poesía suficiente como para abducir al pasado, al futuro y al presente.
Entra en trance y respira en todas direcciones, la nada en la que sumo mis pulmones.
El todo para Mí supone una caricia, mi sueño eterno despierta su codicia.
Creo constelaciones con mi efigie, orbitan mi esbeltez los asteroides.
Algo me ha convertido en Dios de Dioses, el poder deseado se esfuma en la memoria.
Desprecia el culto atroz mi voz dormida.
El Coro de las Musas orla mi cabellera.
Me aproximo al Poder hasta violarlo.
Los astros se recogen, la nada se retrae, el pudor de los Dioses se desangra en el cosmos.
Regreso inmunizado contra el mal de la noche.
Providencia a través he roto el infinito, un paso por delante del destino.
Me he cerrado las puertas y he abierto el laberinto.
Esto son líneas rectas, el siempre se termina con mi mina.
Mi lírica enseña, pero no se practica.
Mi mano dictamina, y no admite la línea de la vida.
Mi rechazo es a Dios, lo que Dios a mi trono.
Mi sistema, nervioso.
Mi mundo, un paso atrás.
Mi Sueño Eterno, un amanecer tormentoso.


METAMORFOSIS

Armonía sinfónica resuena en mi costado.
Soy un Dios acostado, rodeado de vírgenes.
Me ceden su ambrosía, su cuerpo en el presente, pasado sin futuro.
La Gloria me desnuda con notas apolíneas.
Inunda mis sentidos un diluvio de pieles sin corteza.
Toco tan hondo que duermen mis latidos en pureza.
Y recorren las cuerdas de mi lira pentagramas sin clave.
Sus olores son trémulos, al compás de las curvas de mi pelo.
Se distinguen del sueño en que escucho sus formas.
Ondula perfección mi poesía en sus curvas.
El sonido se envuelve entre mis palmas, se disuelve en la calma.
Llueve, nieva, y escampa, entre Venus y Júpiter mis venas.
El sufrimiento ajeno me despierta, el tormento en mi cuerpo se hace néctar.
Metamorfosis.


VERSOS DE LA PRIMICIA

En un Mar sin instintos renuevo mi Conciencia.
Es la eterna quietud de la Inocencia.
Virginal mi belleza, luz sin sombra ni apetencia.
Alumbra mi Pureza el Árbol de la Ciencia.
Las olas me trajeron, desnuda de alma y cuerpo.
El fin de la poesía es Mi Conocimiento.
Mi Esencia, Quintaesencias.
Juventud sempiterna.
El Cielo se me abre como una flor de lirio.
Asciendo brisa arriba.
Diosa de la Caricia y de la Albricia.



EL SOLFEO DE ORFEO

El amor de Afrodita es infinito.
Con su esencia se hizo el Paraíso.
Gotas del elixir de elixires, se derraman en pos del universo.
Sus Gracias, mil de miles, se propagan por Dios en cada cuerpo.
Una vez la soñé, pude reconstruirla.
Unidos por la fe, supe de mi poesía.
Sentí cerca su aliento curativo, mis mejillas sanaron en sus labios.
Recorría mi vientre hasta mi pecho, siete mares adentro.
En un beso olvidé cómo sabía
el olvido.
No hubo amor en mi voz más amante del silencio.
Cada noche la espero, cada día la sueño.
Mi nombre es lo de menos si me llama Orfeo.
Sus abrazos me inundan hasta llegar al cielo.
En realidad la amo y la deseo porque nunca dejó de ser un Sueño.



CICLO DE APOLO

Una vez recorrido el abismo por todas sus laderas, muere un sueño en total decadencia.
Nonatismo de un Dios que siempre estuvo alerta entre las nubes.
Allí donde las cumbres decoran el Olimpo.
Allí donde se vierte, recurrente el residuo.
Allí donde el diluvio y la tormenta anidaron en pos de la esperanza.
Allí donde un dibujo trazado a mano alzada auguraba venganza.
Allí donde el Infierno retumbaba, los cirros se cerraban, y el estruendo acechaba.
Dios de Dioses, despierto, como un Rayo en el desierto.
Donde el Águila no encontraba páramos, se posaba en su Mano.
Recorridos los cielos, su Creación jamás saciada.
La Tormenta Infinita rasgaba su Entrecejo.
La Caja de Pandora, su Reloj de Muñeca.
Los siglos de los siglos, bajo sus dominios.
Los oídos de odio, sufren sus mil demonios.
La tempestad perfecta, omnipotente.
Lo Único que Zeus repite Eternamente.
El universo, réprobo, condenado a la claridad del relámpago.
Dios de Dioses, Adiós de Adioses, Infinito Recuerdo, se evapora entre Algodones.



EL AMOR AMORAL

Los juegos de Cupido son Olímpicos.
Cuerpo de ángel, travesura fogosa.
Su picaresca por doquier se aventura.
No profiere palabra, encandila a la luna.
Las mareas, sudor de Dioses,
espejan solo espuma.
Carcaj y flechas, sonrisa donde el sol quema.
Al cielo le salen ojos, por los poros.
Nubes de gelatina, amor de plastilina.
Enamora y se sabe por encima.
No aterriza jamás, pero riza el cabello.
Objeto del capricho y del deseo, revuela incandescente.
Cualquier cosa que corra, repte o vuele, pertenece a su hechizo prominente.
El amor se hipnotiza, no comprende este hielo en sus entrañas.
El eterno aleteo no responde al compás del universo.
Nimbo etéreo y explícito, único ser capaz de no ser visto.
El cosmos se hace pies y arrastra sus cadenas.
Cupido es el cumplido de los Dioses.


FIN DE LA MITOLOGÍA

En la utópica edad de los humanos,
imperaba en el tiempo con su voz,
el Dios bueno, cosecha entre sus manos,
campesino del cielo con su hoz.

Su amor fértil le trajo hijos insanos,
marchitando, cada vez más veloz,
el llano de los gremios artesanos,
y su trono sufrió un final atroz.

Fue una noche de furia y de sequía,
mas una nueva era se acercaba,
el nuevo Dios de Dioses lo sabía,

cedió ante la terrenal armonía
y un Edén a su padre le porfiaba,
don del fruto prohibido y la poesía.

Re: Cronología (Poemario)

Publicado: 18 Jun 2018 15:05
por lucia
Me pasó con este lo que con el otro, que no veo unidad de ningún tipo, quitando el escribir lo que se me pase por la cabeza cómo se me pase por la cabeza. Y si a eso lo sumas que solo me han gustado tres o cuatro... Pues se me ha hecho un poco eterno.