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Limpiamos los hígados de pollo, los troceamos junto con el hígado de cerdo y los dejamos en remojo con leche durante un par de horas.
En una sartén, añadimos un buen trozo de mantequilla y pochamos la cebolla picada hasta que empiece a coger color.
Añadimos el hígado y los cocinamos hasta que estén hechos.
Añadimos un vaso de vino y dejamos reducir unos diez minutos o hasta que no quede casi líquido. Si queda mucho líquido, colamos para eliminar el exceso.
Agregamos mantequilla y manteca y mezclamos bien hasta que las grasas se hayan fundido.
Trituramos todo muy bien, envasamos y dejamos enfriar.
Hoy se me ha ocurrido hacer paté. La receta es una mezcla de varias que he estado viendo y todavía no la he probado fría, pero hay cosas que puedo mejorar. Principalmente, me da la impresión de que la proporción carne/grasa es muy importante. Yo la he hecho a ojo: una bandeja de hígados de pollo de Mercadona con una de hígado de cerdo y unos cien gramos de mantequilla con unos cincuenta de manteca.
En muchas recetas usan solo mantequilla, yo he preferido mezclar.
Después está la potencia de la batidora. Para mí, debe quedar una pasta muy fina (que no he conseguido)
Y las carnes... Quizás hubiera sido bueno añadir algo de carne más neutral (pechuga de pollo o restos de pollo asado o de cocido) para rebajar un poco la potencia del sabor.
Acabo de probarlo y le falta mucha más grasa para que el sabor quede más suave. Así no está malo, pero es como si comieras hígado triturado. Mañana le echo más manteca a ver si mejora.