Moderador: Arden
Pues ya somos tres. Yo lo empezaré hoycaramela escribió:Yo tampoco lo sabía y no he visto la peli.Emilio6 escribió:No sabía que My fair lady estaba basada en esta obra. Menos mal que no la he visto.
Anoche leí el primer acto y parte del segundo, se lee fácil y tiene sus puntos de humor.
Ese relato está dentro de la Metamorfosis que leí hace algunos meses, y la verdad es que no pillé del todo porqué esta obra se titula así. Pigmalión era un escultor que hizó una estatua tan perfecta y hermosa que se enamoró de ella y luego rogó a los dioses y Venus le dio vida a la estatua. Me parece algo pillado por los pelos que sea lo mismo enseñar y educar a una persona ignorante que sacar algo bello de un trozo de piedrahierbamora escribió:Sería interesante leer el relato de Ovidio Pigmalión del que está basado. ¿Os apetece leerlo?
Bueno, entiendo que para Higgins es lo mismo, en eso consiste la apuesta. Para él Eliza no es más que un trozo de barro al que moldear, con lo cual el símil con un escultor es posible, para él es como sacar la belleza de una estatua de un pedazo de mármol.grimaud escribió:Ese relato está dentro de la Metamorfosis que leí hace algunos meses, y la verdad es que no pillé del todo porqué esta obra se titula así. Pigmalión era un escultor que hizó una estatua tan perfecta y hermosa que se enamoró de ella y luego rogó a los dioses y Venus le dio vida a la estatua. Me parece algo pillado por los pelos que sea lo mismo enseñar y educar a una persona ignorante que sacar algo bello de un trozo de piedrahierbamora escribió:Sería interesante leer el relato de Ovidio Pigmalión del que está basado. ¿Os apetece leerlo?
No lo había considerado así, es verdad que desde el punto de vista de Higgins tiene mas sentido el títuloArden escribió:Bueno, entiendo que para Higgins es lo mismo, en eso consiste la apuesta. Para él Eliza no es más que un trozo de barro al que moldear, con lo cual el símil con un escultor es posible, para él es como sacar la belleza de una estatua de un pedazo de mármol.
También coincide que Pigmalión era un misógino y por eso se fabricaba sus propias mujeres.
Pigmalión, que las había visto llevar una vida vergonzosa, ofendido por los múltiples defectos que la naturaleza había dado a la mente de las mujeres, vivía célibe, sin esposa, y durante mucho tiempo su lecho se había visto privado de una consorte. Un día talló felizmente, con admirable talento, una escultura de níveo marfil, le dio una belleza con la que ninguna mujer podría llegar a nacer, y se enamoró de su propia obra. Su aspecto era el de una muchacha de verdad, y se habría dicho que estaba viva y que, de no impedírselo el pudor, se habría movido: hasta tal punto el arte se disimulaba bajo el arte. Pigmalión está embelesado, y en su pecho se enciende el amor por ese cuerpo falso. Muchas veces pone sus manos sobre la estatua y la toca para ver si aquello es un cuerpo o es marfil, y aun así diría que no es marfil. Le da besos y cree que le son devueltos, le habla, la abraza, y le parece que sus dedos se hunden en sus miembros cuando los toca, y teme que al apretar sus brazos se formen moratones. Unas veces la halaga con ternura, y otras le lleva regalos de los que gustan a las muchachas, como conchas, lisos guijarros, pajaritos y flores de mil colores, lirios, bolas decoradas y lágrimas caídas del árbol de las Helíades. También adorna sus miembros con ropas: pone gemas en sus dedos y en su cuello largos collares, de sus oídos cuelgan ligeros pendientes, y sobre su pecho, cintas. Y desnuda no es menos bella. La tiende sobre cobertores teñidos de púrpura de Sidón, la llama compañera de su lecho y recuesta su cuello sobre blandos cojines de plumas, como si ella pudiera notarlo.
Había llegado el día de la fiesta de Venus, la más celebrada en toda Chipre. Las novillas de amplios cuernos vendados de oro habían caído golpeadas en la blanca cerviz y el incienso desprendía volutas de humo, cuando Pigmalión, tras cumplir los ritos obligados, se paró ante el altar y tímidamente: «Oh dioses, si todo lo podéis conceder, deseo que sea mi esposa», y sin atreverse a decir «la muchacha de marfil», dijo «una parecida a la mía de marfil». Venus, que asistía en persona a su fiesta, entendió cuál era el significado de esos ruegos, y en señal de la benevolencia de su divinidad, una llama se encendió tres veces y elevé su punta por el aire. Cuando regresó fue a buscar la estatua de su amada muchacha, y reclinándose sobre el lecho la besó: le pareció que estaba tibia. Vuelve a acercar sus labios, y con las manos le palpa también el pecho: al tocarlo el marfil se ablanda, y perdiendo su rigidez se hunde y cede bajo los dedos; de igual forma la cera del Himeto se reblandece al sol, y cuando es trabajada con el pulgar se moldea tomando muchas formas distintas, y el propio trato la hace más tratable. Mientras se asombra y se alegra tímidamente, temeroso de que no sea cierto, una y otra vez vuelve a tocar el enamorado el objeto de su deseo: ¡es un cuerpo! Las venas palpitan bajo la presión del pulgar. Entonces sí que el héroe de Pafos pronunció sonoras palabras para dar gracias a Venus, y por fin su boca ya no besó una boca falsa. La virgen sintió los besos que le daba y se sonrojo, y alzando hacia sus ojos y hacia la luz su tímida mirada, a la vez vio el cielo y a su amante. La diosa estuvo presente en la boda que ella misma había hecho posible. Cuando los cuernos de la luna habían completado nueve veces el disco, ella dio a luz a Pafos, de quien la isla recibe su nombre.
| En los dos últimos actos, parecía que Elisa iba a acabar con Higgins. El giro final, que se cuenta ya en el epílogo, es maravilloso. Rompe con la absurdez de que una mujer tenga que buscar un hombre de carácter más fuerte que ella, con que se subordine a él. Elisa manda a paseo a Higgins y se queda con Freddy, personaje que se ha presentado precisamente como subordinado a su madre y su hermana. |
| bastante despreciable, sin capacidad alguna para valorar a Elisa -ni a nadie-, incapaz de prestar atención a algo que no sea él mismo, de entender que las personas tienen sentimientos, totalmente egoísta y egocéntrico. Eso sí, como personaje, me parece que está fantásticamente construído, y que muestra muy bien lo que entiendo que pretende mostrar. |
| que se iban a acabar casando y Higgins cada vez me iba cayendo peor. |
| ¿Es usted un hombre honrado o un granuja? - Hombre, mitad y mitad ... Como todo el mundo |
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