RAOUL escribió:Yo tengo la impresión de que ni siquiera "Tres sombreros de copa" ha envejecido bien. La vi en escena hace unos años y me decepcionó un tanto. Aunque bien pudiera ser cosa de esa representación en concreto.
Pues a mí las comedias de Miguel Mihura me siguen gustando mucho y no me parece que hayan envejecido más que otras obras de esa misma época. De hecho,
Tres sombreros de copa, que está muy por encima del resto, me parece una comedia casi perfecta, con ese mundo absurdo y lleno de un humor que encierra desencanto y tristeza. Hablo del texto, pues nunca la he visto representada. La imagino bastante difícil de representar.
Todas las obras de Mihura que he leído me han parecido cuanto menos muy divertidas. Están llenas de ingenio verbal y de situaciones disparatadas. Si vas buscando profundidad, debes huir de Mihura como de la peste, pero si lo que buscas es diversión sin más, ingeniosos juegos formales (parodias, misterio, vodeviles), entonces es el autor adecuado. Me gustaron mucho
La tetera y
Maribel y la extraña familia. En cambio,
Ninette y un señor de Murcia (luego dejaré un comentario en el hilo correspondiente) me pareció más floja, irregular. Y más floja aún su continuación,
Ninette, modas de París.
El principal problema de
Melocotón en almíbar, que por una serie de circunstancias he leído muchas veces, es que se mantiene muy bien hasta la mitad
(hasta la conversación entre Suárez y Sor María, cuando esta descubre la pistola en la rendija de su butaquita) |
y luego se desinfla casi por completo. Un poco como la gaseosa.
Es solo un juego intrascendente, pura diversión llena de escenas hilarantes (las deducciones disparatadas de la monja, el desconcierto de los atracadores, las conversaciones con Suárez, los juegos con el tapetito, la verbenita, las pistolas y la butaca). No trata de nada, no hay tema ni profundidad. Solo es una parodia del género detectivesco. No llega a ningún sitio, pero el recorrido es muy divertido.
Si a alguien le interesa, hay una edición magnífica del teatro completo de Miguel Mihura en un solo tomo (Cátedra, Bibliotheca Avrea).