Y yo igual, aunque me costó algo de trabajo porque me aburrí mucho en la primera parte, la descripción de los siete capitanes que tienen sitiado Tebas.
Fuera de eso no hay mucho problema en seguirla, y tiene un momento que me pareció sumamente bueno:
Cuando las hermanas de Eteocles (Antígona e Ismene) lamentan la muerte de sus hermanos (que de por sí es una situación que da bastante dramatismo al asunto), intercalando oraciones sumamente cortas entre ellas, mientras el coro canta de vez en cuando la misma estrofa. |
No sé si en las ediciones que leyeron venía, pero en la mía está escrito que ése es el verdadero final según los críticos, y que un autor desconocido del siglo V le añadió lo último.
El momento en que Antígona intercede ante el heraldo por su hermano Polinices, a quién la muerte lo condenaba a pudrirse en la infamia y el olvido. Un ejemplo de que la sangre se antepone a todo. |
También de llamar la atención, y que culmina en lo del último destripe, es cómo se atiende el llamado del deber por parte de Eteocles, quien con su muerte se eterniza como valiente y un ejemplo para los soldados de Tebas.