DUDAS VARIAS

[chanquete]

Veréis, me gustaría encontrar una poesía que oí hace unos años, no se exactamente como era ni de quien pero creo que de alguien del 98 y el tema era básicamente que mientras el autor escribía en una casa (¿sentado sobre un fardo de paja?) diariamente, se acercaba a verle una niña(o la veía pasar, creo que también describía un paisaje que identifique con Castilla) y al final ve pasar el entierro de la niña.
Espero que sean suficientes pistas y que alguien pueda ayudarme.
Gracias.

[julia]

No me suena nada, pero por el tono que describes suena a Machado.

De Unamuno no creo porque no es nada descriptivo, en ese sentido es el y sus agonias.... ( que poco sintonizo con el).


Si puedes dar mas datos algun verso entero....
Intentare mirar algo en las obras completas de Machado que tengo por casa.

[chanquete]

Creo que no era de Machado, y ya pensé que podría ser de Unamuno. Por desgracia no recuerdo ningún verso entero solo lo que he dicho y tampoco estoy segura de no haber inventado nada. Tuve la impresión de que el (el protagonista) vivía en un pajar, que era escritor o maestro, ya se suena mucho a Machado. Pero apostaría mi mano derecha a que no era de el. No conocía nada de Unamuno y no tengo donde consultar, también pensé en Valle Inclan.

[julia]

No se a mi Valle me suena a temas menos simples, mas barrocos.

en fin un reto, encontrar el poema.

Lo que tal vez encajaria es este fragmentode Platero y yo de Juan Ramon, en el que si me encajaria el tema tambien:

LA NIÑA CHICA

La niña chica era la gloria de Platero. En cuanto la veía venir hacia él, entre las lilas, con su vestidillo blanco y su sombrero de arroz, llamándolo dengosa*:
«¡Platero, Plateriiillo!», el asnucho quería partir la cuerda, y saltaba igual que un niño, y rebuznaba loco.
Ella, en una confianza ciega, pasaba una vez y otra bajo él, y le pegaba pataditas, y le dejaba la mano, nardo cándido, en aquella bocaza rosa, almenada de grandes dientes amarillos; o, cogiéndole las orejas, que él ponía a su alcance, lo llamaba con todas las variaciones mimosas de su nombre:
«¡Platero! ¡Platerón! ¡Platerillo! ¡Platerete! ¡Platerucho!».
En los largos días en que la niña navegó en su cuna alba, río abajo, hacia la muerte, nadie se acordaba de Platero. Ella, en su delirio, lo llamaba triste: «¡Plateriiillo!?». Desde la casa oscura y llena de suspiros, se oía, a veces, la lejana llamada lastimera del amigo. ¡Oh estío melancólico!
¡Qué lujo puso Dios en ti, tarde del entierro! Setiembre, rosa y oro, como ahora, declinaba. Desde el cementerio ¡cómo resonaba la campana de vuelta en el ocaso abierto, camino de la gloria!? Volví por las tapias, solo y mustio, entré en la casa por la puerta del corral y, huyendo de los hombres, me fui a la cuadra y me senté a pensar, con Platero.

[chanquete]

recuerdo que me evocó un hombre escribiendo sobre un escritorio precario, una niña alegre que llamaba a su puerta, una paisaje soleado y llano que veía desde su ventana mientras escribía y por fin una tarde como las demas si no fuera porque lo que ve pasar es el cortejo funebre, la niña a muerto.
Gracias por el interes
Alguna otra sujerencia

[chanquete]

Lo encontré.


Es de Leon Felipe (me equivoque de generación): de una poesía que se titula Que Lastima os copio un fragmento por si a alguien le interesara:

Sin embargo...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa
cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de
Pastrana,
y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.

Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja
tan blanca

Se ve que la persona que la recitó lo hizo muy bien porque así parece un poco tostón.


Gracias por la ayuda.

[julia]

Pues habra que abrirle hilo o que?