Robert Desnos

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... ¡eres tú!

Moderadores: Tessia, lunallena

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madison
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Robert Desnos

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Robert Desnos (París, 4 de julio de 1900 - Campo de concentración de Theresienstadt, 8 de junio de 1945) fue un poeta surrealista francés.

Nacido en París, los primeros poemas de Desnos se publicaron en 1917 en La Tribune des Jeunes. En 1919 conoció al poeta Benjamin Péret quien le introdujo en el grupo dadaísta en París y le presentó a André Breton. Mientras trabajaba como columnista del periódico Paris-Soir, Desnos se convirtió en un miembro activo del grupo surrealista y desarrolló un talento especial para la Escritura automática. Aunque Breton le elogió en su Manifesto du Surréalisme (1924) diciendo que era el "profeta del movimiento", Desnos siguió con su trabajo como periodista. Su incredulidad por el surrealismo así como su relación con los políticos comunistas provocó discrepancias entre Desnos y Breton.

En 1926 escribió The Night of Loveless Nights, poema lírico sobre la soledad, escrito con un estilo clásico, más parecido al de Baudelaire que a Breton. Se enamoró de la cantante Yvonne George pero los seguidores de Yvonne hicieron que se convirtiera en un amor imposible. Escribió diversos poemas dedicados a su amante, entre ellos la colección La liberté ou l'amour! (1927).

En 1929, Breton condenó definitivamente a Desnos que se había unido a la revista Documents de Georges Bataille y que fue uno de los que firmaron Un Cadavre, escrito que atacaba al "buey Breton". Su carrera en la radio empezó en 1932 con un espectáculo dedicado a Fantomas. Durante esta época, se hizo amigo de Picasso, Hemingway, Artaud y John Dos Passos y publicó diversas críticas sobre jazz y cine a la par que se incrementaba su participación en asuntos políticos.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Desnos fue un miembro activo de la Resistencia francesa publicando a menudo bajo pseudónimo, y fue detenido por la Gestapo el 22 de febrero de 1944. Fue deportado a Auschwitz, Buchenwald, Flossenbürg y finalmente a Terezín en Checoslovaquia en 1945. Allí falleció de tifus semanas despues de que el campo fuera liberado. Está enterrado en el Cementerio de Montparnasse
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

A la misteriosa ( 1926 )

Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo
y besar sobre esa boca
el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto he soñado contigo,
que mis brazos habituados a cruzarse
sobre mi pecho, abrazan tu sombra,
y tal vez ya no sepan adaptarse
al contorno de tu cuerpo.
Tanto he soñado contigo,
que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie,
con mi pobre cuerpo ofrecido
a todas las apariencias
de la vida y del amor, y tú, eres la única
que cuenta ahora para mí.
Más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios, que los primeros labios
y la primera frente que encuentre.
Y frente a la existencia real
de aquello que me obsesiona
desde hace días y años
seguramente me transformaré en sombra.
Tanto he soñado contigo,
tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.

Versión de Francisco de la Huerta
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

Despertares

Es extraño despertarse a veces en plena noche.
En pleno sueño alguien toca la puerta
y en la extraordinaria ciudad de medianoche
de medio-sueño de medio-recuerdo
las puertas de los zaguanes retumban
con estrépito de calle en calle

Quién es ese visitante nocturno de rostro desconocido,
qué viene a buscar, qué espía.
Es un mendigo que pide pan y albergue
es un ladrón, es un pájaro,
es un reflejo de nosotros mismos en el hielo.
Quién vuelve de un abismo de transparencia
e intenta volver a entrar en nosotros.

Él se da cuenta que hemos cambiado
que la llave ya no puede abrir la cerradura
de la puerta misteriosa de los cuerpos.
Aunque sólo hayan pasado segundos desde que nos dejó
en el momento inquietante en que se apaga la luz

¿Qué sucede entonces?
¿Dónde deambula? ¿Sufre?
¿Es ése el origen de los fantasmas?
¿El origen de los sueños?
¿El nacimiento de los recuerdos?

No toques nunca a mi puerta visitante.
No hay sitio en mi casa ni en mi corazón.
Para las antiguas imágenes de mí mismo
tal vez me reconozcas.
Yo no sabría ya reconocerte.

Versión de Jorge Fernández
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

La idea fija

Te traigo una pequeña alga que se revolvía
en la espuma del mar, y este peine.
Pero tus cabellos están mejor trenzados
que las nubes con el viento con los rubores celestes
y están de tal manera estremecidos de vida y de sollozos
que al retorcerse a veces entre mis manos
mueren junto a las olas y los arrecifes de la orilla
con tanta abundancia que hará falta mucho tiempo
para ya no esperar los perfumes y su huida
con la noche durante la que este peine marca sin moverse
las estrellas sepultadas en su rápido y sedoso curso
atravesado por mis dedos que solicitan aún a su raíz
la caricia húmeda de un mar más peligroso
que aquél donde esta alga fue recogida
entre la espuma dispersa de una tempestad.

Una estrella que muere se parece a tus labios
que azulean como el vino derramado sobre el mantel
Transcurre un instante con hondura de mina
La antracita se queja sordamente
y cae en copos sobre la ciudad
Hace frío en el callejón sin salida donde te conocí
Un número olvidado en una casa en ruinas
creo que el número 4
Te reencontraré dentro de pocos días
cerca de esa maceta de flores estrelladas
Las minas roncan sordamente
Los techos están cubiertos de antracita

Este peine en tus cabellos parece el fin del mundo
El humo el ave ancestral y al arrendajo
allá se acabaron las rosas y las esmeraldas
las piedras preciosas y las flores
La tierra se desmorona y se estrella
con el ruido de una plancha sobre el nácar
pero tus cabellos tan bien trenzados
tienen la forma de una mano

Versión de Jorge Fernández
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

A la misteriosa ( 1926 )

Tanto he soñado contigo que pierdes tu realidad.
¿Habrá tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo
y besar sobre esa boca
el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto he soñado contigo,
que mis brazos habituados a cruzarse
sobre mi pecho, abrazan tu sombra,
y tal vez ya no sepan adaptarse
al contorno de tu cuerpo.
Tanto he soñado contigo,
que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie,
con mi pobre cuerpo ofrecido
a todas las apariencias
de la vida y del amor, y tú, eres la única
que cuenta ahora para mí.
Más difícil me resultará tocar tu frente
y tus labios, que los primeros labios
y la primera frente que encuentre.
Y frente a la existencia real
de aquello que me obsesiona
desde hace días y años
seguramente me transformaré en sombra.
Tanto he soñado contigo,
tanto he hablado y caminado, que me tendí al lado
de tu sombra y de tu fantasma,
y por lo tanto,
ya no me queda sino ser fantasma
entre los fantasmas y cien veces más sombra
que la sombra que siempre pasea alegremente
por el cuadrante solar de tu vida.

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Onírico
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Re: Robert Desnos

Mensaje por Onírico »

Ultima foto conocida de Robert Desnos en el campo de concentración.jpg
ÚLTIMO POEMA

Tanto soñé contigo,
Caminé tanto, hablé tanto,
Tanto amé tu sombra,
Que ya nada me queda de ti.
Sólo me queda ser la sombra entre las sombras
ser cien veces más sombra que la sombra
ser la sombra que retornará y retornará siempre
en tu vida llena de sol.
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

Cuento de hadas

Había una vez (y fueron tantas veces)
un hombre que adoraba a una mujer.
Había una vez (la vez fue muchas veces)
que una mujer a un hombre idolatraba.
Había una vez (lo fue muchas más veces)
una mujer y un hombre que no amaban
o aquel o aquella que los adoraban.

Había una vez (tal vez sólo una vez)
una mujer y un hombre que se amaban.
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

Noche glacial y pútrida, noche espantable, noche
De fantasmas inválidos y de plantas podridas,
Incandescente noche, llama y fuego en los pozos,
Tinieblas sin relámpagos, astucias y mentiras.
En el fragor del río, ¿quién me mira? ¿Marinos,
Pescadores, ahogados? ¡Reventad los tumores
Malignos en la piel de las sombras fugaces,
Ya me han visto esos ojos, clamores: resonad!
Hasta los edificios alargaba ese día
El sol, en la ciudad, la sombra de los árboles.
Restallaban banderas en lo alto de las torres,
Daba a los sacrificios sus frutos el verano.
Vienes de lejos, sí, vomitando culebras,
Triste asesino, héroe, por cierto, sin dolor
El amante se esfuma, y a ti, hijo suicida
De tus obras, ¿ansiar la dicha te avergüenza?
En mi hielo, oh espectro, la noche se prolonga
Entre féretros fríos y pechos goteantes,
Quema y arde el amor como una falsa oronja
Y en las manos inválidas la sombra de una amante
Sin embargo no eres de aquellos que desdeño.
Estréchame la mano, ¡oh mi hermano!, besémonos
Entre cartas de amor, entre cintas y peines,
La plegaria jamás ensució tus rodillas.
Buscabas en la playa al pie de los peñascos
La cala donde encallan las estrellas marinas:
Por el gélido cielo los fuegos del ocaso
Navegaban, y tú, soñando entre salinas,
Veías circular barcos desconocidos
En el agua agitada por saltos imposibles.
¿Dónde están esas tardes? Apuntad los cañones,
olas, hacia los blancos del cielo rumoroso.
Qué destino te hizo siervo de las severas,
Las de largos cabellos que hechizan colibríes,
Las que en el duro seno dan un fatal asilo,
Las que llevan un nido de misterio en la nuca,
Las que hallaste desnudas en noches de naufragio,
Las que incendios y páramos pueblan, las que mienten
Sin por eso perder la mirada sincera,
Las que agostó el fatal amor antes de tiempo,
Las de hondo corazón, las de piernas hermosas,
Las de sutil sonrisa, malvada y delicada,
Las de ternura ardiente como un diamante en llamas,
Las que en la marcha van meneando las caderas.
Las de bragas estrechas que estrangulan los muslos,
Las que bajo la falda llevan un pantalón
Blanco que, artificioso, les desnuda la piel
Entre la jarretera y el vuelo de volados,
Las que ansioso seguiste con esperanza o dudas
No se volvieron nunca, nunca para mirarte,
Y las flores marchitas que al andar arrojaban
Te arrastraron tras ellas, al azar de sus pasos.
Hasta la muerte, empero, las seguirás, sin pausa,
Con los ojos cansados de indagar las tinieblas,
De ver un nuevo día nacer sobre sus lechos
Y de albergar su sombra en tus ojos cerrados.
Con su mirada dulce y una rosa en la boca,
Torturarán tu pecho, derramarán tu sangre
Encarnizadamente, con sus manos crueles,
Como por castigar el amor que les dieron.
Qué dicha si bastara, para lograr su amor,
Hacer frente sin miedo a increíbles peligros,
Conservar siempre fieles el corazón y el alma
Para ver la ternura en sus ojos brillantes,
Pero los más audaces, si no los más sinceros,
Roban, a boca llena, a sus bocas un sí,
Y ante nosotros, como en un mascarón de proa,
Esplende su sonrisa y flotan sus cabellos.
Pues lo único rige el amor y sus penas,
Sólo él poseyó las almas fervorosas
Algunos, sometidos por desgracia a su ley
Víctimas de un verdugo fueron durante años.
En sus metamorfosis otros lo persiguieron:
Tras ojos muy azules, he aquí los muy negros
Brillando en una cara donde muere la rosa,
Más profundos que el cielo y la desesperanza.
Amo de sus insomnios y también de su sueño
En masa los arrastra, por diversos países,
En pos de epifanías y mares desventrados...
Será la pleamar y faltará la estrella.
Alguien me dijo que, extraviado entre hielos,
En un caos de montes y lejos de los mares,
Vio pasar sin violencia y sin humo la masa
Empenachada, inmensa, de un barco gigantesco.
Marinos silenciosos asían los cordajes
Y pájaros chillones rozaban los obenques,
Contra los parapetos soñaban bailarinas
Enfundadas en telas suntuosas y turbantes.
En sus cuellos y brazos enhebraban las joyas
Mil destellos glaciales, y grandes abanicos
De plumas, en sus manos, crepitaban, tendidos
Hacia escalas con torres rojas de fiesta y bailes.
Bailarines absortos en su melancolía,
En sueños comparaban sus ansias al acero.
Entre los montes era, en noche de locura,
Grandes nubes rozaban el flanco de los témpanos.
Hubo otro, también, que en medio de un calvero
Un rosal descubrió entre enhiestos abetos.
¿Cuántas rosas de sangre alcanzó a recoger
Antes de adormecerse, al alba, bajo el musgo?
Sus ojos preservaron, sin embargo, el extraño
Paisaje en la pupila, y su titubeante
Corazón eligió, para dejar la lucha,
El lugar que embalsaman la rosa y el tomillo.
En la época aquella en que con voz vibrante
Cantábamos, cruzamos singulares países
En que a nuestras amadas, con palabras de claro
Sentido familiar, el eco respondía.
Pero hoy, desde que la noche nos aplasta,
En nuestro pecho tienen acentos misteriosos
Esas voces, y cuando nos las trae el recuerdo
Su orden imperiosa nosotros no acatamos.
¿Escucháis esas voces cantando en la montaña,
Escucháis la trompetas romanas y los cuernos?
¿Por qué sólo cantamos estribillos de reos
Al compás de una eterna y lúgubre campana?
¿Será acaso Don Juan quien va por la alameda
En que la sombra se une a espectros del amor?
¿Ha marcado los pechos con su talón pesado
El paso que resuena en las noches desiertas?
No es por cierto el Don Juan que desciende impasible
La escalera bañada de luces infernales,
Ni aquel que profanó, escupiendo, la Biblia
Y bebía, burlón, con el Comendador.
Incomprendidos, nunca conmovieron sus ojos,
Ni conoció su boca sino el beso del sueño,
Y es el Don Juan que sueña, en sombríos ardores,
Con la que lo desprecia y lo ignora y sin tregua
Clava su boca muda, sus labios sepulcrales,
Sus helados diamantes en sus ojos y boca,
Crueles ojos de esfinge y manos animales
En sus ojos y manos, y en su estrella y su cielo.
Mas él, herido el pecho por difuntas quimeras,
Que hunden aún el pico pútrido en sus amores,
Con un beso viril, oh bellezas efímeras,
Os salvará quizás antes que llegue el fin.
En su boca la risa fresas aplastará,
Un destino más puro le marcará los ojos.
Es Baco que renace de brasas y ceniza,
En los dientes ceniza y brasas en las manos.
Mas por uno que vuelve, cuántos que sin morir
En los pies y en el alma llevan duras cadenas.
Los ríos correrán, se pudrirán los muertos...
Cada año las hayas se cubrirán de hojas.
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madison
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Re: Robert Desnos

Mensaje por madison »

..Estás tú sin duda a quien no conozco, a quien conozco al contrario.
Pero que, presente en mis sueños, te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible en la realidad y en el sueño.
Tú que me perteneces por mi voluntad de poseerte en ilusión pero que no acercas tu rostro
sino cuando mis ojos se cierran tanto al sueño como a la realidad.
Tú que en despecho de una retórica fácil donde la ola muere en la playa,
donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas, donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.
Tú que estás en la base de mis sueños y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos, de los bosques,
de las ciudades, de las hierbas, de los pulmones de millones y millones de seres.
En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes, pero está el sueño.
En la noche estás tú.
En el día también.

Robert Desnos, también se encuentra en mi lista de poetas no digo imprescindibles, pero sí muy necesarios
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Pastora
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Re: Robert Desnos

Mensaje por Pastora »

" En la noche están naturalmente las siete maravillas del mundo y la grandeza
y lo trágico y el encanto.
Los bosques se tropiezan confusamente con las criaturas legendarias
escondidas en los matorrales.
Estás tú.
En la noche están los pasos del paseante y los del asesino y los del guardia urbano
y la luz del farol y la linterna del trapero.
Estás tú.
En la noche pasan los trenes y los barcos y el espejismo de los países donde es de día.
Los últimos alientos del crepúsculo y los primeros estremecimientos del alba.
Estás tú.
Un aire de piano, el estallido de una voz.
Un portazo. Un reloj.
Y no solamente los seres y las cosas y los ruidos materiales.
Sino también yo que me persigo o sin cesar me adelanto.
Estás tú la inmolada, tú la que espero.
A veces extrañas figuras nacen el momento del sueño y desaparecen.
Cuando cierro los ojos, las floraciones fosforescentes aparecen y se marchitan
y renacen como fuego de artificios carnosos.
Países desconocidos que recorro en compañía de criaturas.
Estás tú sin duda, oh bella y discreta espía.
Y el alma palpable de la extensión.
Y los perfumes del cielo y de las estrellas y el canto del gallo de hace 2000 años
y el grito del pavo real en los parques en llamas y besos.
Manos que se aprietan siniestramente en una luz descolorida y ejes que chirrían
sobre los caminos de espanto.
Estás tú sin duda a quien no conozco, a quien conozco al contrario.
Pero que, presente en mis sueños, te obstinas en dejarte adivinar en ellos sin aparecer.
Tú que permaneces inasible en la realidad y en el sueño.
Tú que me perteneces por mi voluntad de poseerte en ilusión pero que no acercas tu rostro sino cuando mis ojos se cierran tanto al sueño como a la realidad.
Tú que en despecho de una retórica fácil donde la ola muere en la playa, donde la corneja vuela entre las fábricas en ruinas, donde la madera se pudre crujiendo bajo un sol de plomo.
Tú que estás en la base de mis sueños y que sacudes mi alma llena de metamorfosis
y que me dejas tu guante cuando beso tu mano.
En la noche están las estrellas y el movimiento tenebroso del mar, de los ríos, de los bosques, de las ciudades, de las hierbas, de los pulmones de millones y millones de seres.
En la noche están las maravillas del mundo.
En la noche no están los ángeles guardianes, pero está el sueño.
En la noche estás tú.
En el día también. "
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Aben Razín
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Registrado: 19 Feb 2009 14:28
Ubicación: Al lado del Torico.

Re: Robert Desnos

Mensaje por Aben Razín »

¡Me he quedado como siempre me pasa impactado con la fotografía que he visto en este hilo!, :ojos4:

No conocía a este poeta, así que voy a investigar más, :icon_mutis:

Edito: Acabo de encontrar dos obras de este autor en el catálogo de la biblioteca, ¡me parece muy interesante!, :meditando:
Pasado: Por qué miramos a los animales de John Berger.

Presente: Los Evangelios y la historia de Jesús de Xavier León-Dufour.

Futuro: El coraje de ser de Mónica Cavallé.
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