Muy bien. Seguro que me atrapas, sólo llevo cuarenta páginas.
Lo que más me está gustando es lo que, seguramente, más gusta de este libro. Cómo describe Bibliópolis, cómo el protagonista disfruta admirando libros y más libros, de todo tipo, y sus características, su aspecto, su olor...
No me cuesta mucho hacerme una idea porque, precisamente ayer, visité una librería de segunda mano llamada
Renacimiento, a la que había pedido vía web unos libros descatalogados, y lo que me encontré me maravilló. Se encuentra en un polígono industrial. Y vosotros diréis, ¿qué hace una librería de viejo en un polígono industrial? Muy sencillo, es el único sitio donde cabrían tantos libros. La librería ocupa tres naves y en una de ellas, la que está abierta al público, nada más entrar, encuentras al frente tres pisos formados por plataformas metálicas y sostenidos por paredes de estanterías de arriba abajo. Imaginad ahora que la nave era tan profunda que la luz no iluminaba el fondo de la nave. Y todo lleno de libros. Creo que nunca había visto tantísimos libros fuera de una biblioteca. Y, al hojear mis libros, los que iba a llevarme, ese olor a papel viejo y ajado, ese color amarillento de las hojas. De hecho, como suponía, uno de los libros que compré fue publicado en 1929.