Foro, que no blog, en el que escribir sobre todo lo que se os ocurra referente a libros que hayáis leído, o no, y sus autores. Somos afiliados de Amazon.
«Querida mamá: Puede que llegue un poquito tarde a la boda de la prima Missy. He tenido una semana terrible. ¿Te acuerdas de la cita a ciegas de la que te hablé? Pues resulta que era con un demonio auténtico quien, para el colmo, me mordió. Después, unos cazadores de vampiros empezaron a perseguirme por toda la ciudad y… bueno, lo mejor de todo es que he conocido a alguien fantástico. Es sexy, tiene seiscientos años y tendencias suicidas. Pero hemos llegado a un trato: él me va a explicar cómo funciona el mundo de los vampiros y yo, a cambio, le ayudo a poner fin a su eterna existencia. O quizás le convenza para que siga viviendo a mi lado. Quizás lo veas un poco complicado así de entrada. Pero piensa en lo mejor: puede que consiga ir a la boda de la prima Missy con pareja. No me digas que eso no te haría ilusión… Tu hija que te adora: Sarah».
Cuando lo empecé me costo un poquito. Pero al avanzar la historia me acabé enganchando, es bastante devertido. Del estilo de los de Mary Janice Davidson.
Una historia divertida que guarda algunas semejanzas con la serie de "Ni muerta ni..." en cuanto al estilo y la personalidad de las protagonistas aunque esta saga no llega al humor de la otra
La historia esta bien y es entretenida y la protagonista tiene la extraña habilidad de estar siempre en medio de todos los fregados
Es curioso porque en esta historia
los vampiros son las victimas, incapaces de usar sus poderes para defenderse de los cazadores, más por cobardía y por falta de iniciativa que por falta de poder, aunque en el libro no queda demasido claro el verdadero alcance de estos poderes
Es interesante la idea de que los vampiros estén completamente integrados en la sociedad bebiendo sangre que sirven a domicilio y con trabajos tan anodinos como los humanos está claro que ni ser vampiro te libra de tener que fichar en el trabajo
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)