Eugenio Montale

¿Qué es poesía? Dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... ¡eres tú!

Moderadores: Tessia, lunallena

Responder
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41143
Registrado: 15 May 2005 21:51

Eugenio Montale

Mensaje por madison »

Imagen
Poeta, periodista y crítico musical italiano nacido en Génova en 1896.
Interrumpió los estudios secundarios para estudiar canto, y luego sirvió como oficial de infantería en la I Guerra Mundial. Cuando decidió dedicarse a la poesía ya era un intelectual de vasta cultura que alternaba el gusto por la lectura de los grandes novelistas del siglo XIX, con la pintura y la música.
En 1939 sus manifestaciones antifascistas le valieron la suspensión por parte del gobierno como director del Gabinete Vieusseux.
Obtuvo el Premio Feltrinelli, el título de Doctor Honoris Causa por las Universidades de Milán, Roma, Cambridge y Basilea, el título de Senador vitalicio en 1966 y el Premio Nobel de Literatura en 1975.
"Huesos de sepia" en 1925, "Las ocasiones" en 1939, "El vendaval y otras cosas" en 1956, "La mariposa del café de la plaza" en 1956,
"Satura" en 1971, "Treinta y dos variaciones" en 1973 y "Altri versi" en 1981, hacen parte de su valiosa obra.
Falleció en Milán en septiembre de 1981.
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41143
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Eugenio Montale

Mensaje por madison »

Dos en el crepúsculo

Fluye entre tú y yo en el mirador
un claror submarino que deforma
perfiles de colinas y tu rostro.
Está en un fondo huidizo, cada gesto
tuyo es ajeno a ti; entra sin huella
y se esfuma, en el medio que cubre
cada estela, cerrándose a tu paso:
tú aquí conmigo, en este aire bajado
para sellar el sopor de las rocas.
Yo, caído
en el poder que pesa en torno, cedo
al sortilegio de no reconocer
de mí ya nada fuera de mí: si alzo
el brazo apenas, se me vuelve ajeno
mi acto, se parte en un cristal, ignota
y oscurecida su memoria, y ya
el gesto no me pertenece; si hablo,
yo escucho atónito aquella voz
descender a su gama más remota
o muerta en el aire que no la sostiene.
Así, en el punto que resiste a la última
consunción de la luz,
dura el desmayo; y luego un soplo eleva
los valles en frenético temblor
y arranca de las frondas un rumor
muy leve que se extiende
entre rápidos humos y las luces primeras
dibujan ya los muelles.
...las palabras
entre nosotros caen suaves. Te miro
en un blando reflejo. Yo no sé
si te conozco; sé que nunca estuve
de ti tan separado como en este tardío
retorno. Unos instantes han quemado
todo de nosotros: salvo dos rostros,
dos máscaras donde se graba una sonrisa
desganada.

Versión de Jesús López Pacheco
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41143
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Eugenio Montale

Mensaje por madison »

Encuentro

No me abandones tú, tristeza mía,
sobre el camino
que azota el viento extraño
con su cálido soplo, y cede; cara
tristeza al viento que se extingue: y empujada
por éste hacia la rada,
donde la última voz exhala el día,
viaja una niebla, alta se pliega un ala
de cormorán.

El tajo al lado del torrente, estéril
de aguas, vivo de piedras y argamasas;
tajo de humanos actos consumidos,
de mortecinas vidas declinando
más allá del confín
que en círculo se cierra: rostros secos,
manos, caballos en hilera, ruedas
chirriantes: vidas no: vegetaciones
del otro mar que la oleada vence.

Se avanza en el camino de cuajado
Iodo sin rastro
como una procesión de encapuchados
bajo la rota bóveda, caída
casi hasta reflejar escaparates,
en un aire que envuelve nuestros pasos
denso e iguala los sargazos
humanos fluctuando en las cortinas
de bambú murmurante.

Si me abandonas tú, tristeza, único
presagio vivo en este nimbo, siento
que alrededor de mí se extiende
un rumor como de esferas cuando
una hora está próxima a sonar;
y caigo inerte en la apagada espera
del que no teme ya
en esta orilla sorprendida por la ola
lenta, que no aparece.

Tal vez vuelva a tener una apariencia:
en la rasante luz
un movimiento me conduce junto
a una mísera rama que en un tiesto
crece sobre una puerta de hostería.
A ella tiendo la mano, hacerse mía
siento otra vida, huella de una forma
que me fue arrebatada; y como anillos
en los dedos no hojas se me enroscan
sino cabellos.

Y nada más después. ¡Oh sumergida!:
desapareces como habías venido
y nada sé de ti.
Tu vida es tuya aún: entre las raras
vibraciones del día ya esparcida.
Ruega por mí,
para que yo descienda otro camino
distinto de una calle de ciudad,
en el aire perdido, ante el tropel
de los vivos; que te sienta a mi lado, que
descienda sin ruindad.

Versión de José Ángel Valente
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41143
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Eugenio Montale

Mensaje por madison »

Cuántas veces he estado en el frío y en la niebla
del andén, esperándote. Paseaba
carraspeando, comprando periódicos sin nombre,
fumando Giuba, suprimidos luego
por el estúpido ministro del tabaco.
Quizás un tren fallido o uno de refuerzo
o un servicio anulado. Examinaba
las carretillas de los equipajes
por si viniese el tuyo y tú llegaras,
demorada, después. Y surgías, la última.
Es tan sólo un recuerdo. Pero en sueños me acosa
1
Avatar de Usuario
madison
La dama misteriosa
Mensajes: 41143
Registrado: 15 May 2005 21:51

Re: Eugenio Montale

Mensaje por madison »

Día y noche

Hasta una pluma que vuela puede dibujar
tu figura, o el rayo que juega al escondite
entre los muebles, o el guiño del espejo
de un niño, desde los tejados. Sobre las murallas
jirones de vapor prolongan las agujas
de los álamos y, abajo, en la rueda se encrespa el loro
del afilador. Luego la noche agobiante
en la plazuela, y los pasos, y siempre esta dura
tarea de hundirse para resurgir iguales
de siglos, o de instantes, de íncubos que no logran
volver a dar con la luz de tus ojos en el antro
incandescente y aún los mismos gritos y los prolongados
llantos sobre la veranda
si retumba de pronto el golpe que te anuda
la garganta y quiebra las alas, oh inestable
anunciadora del alba,
y se despiertan los claustros y los hospitales
en un delirar de clarines.

Versión de Jesús López Pacheco
1
Responder