Acabo de terminar esta novela y, desgraciadamente, me ha dejado con una sensación amarga.
Es buena. Spencer escribe bien y el argumento me gusta, pero estoy de acuerdo con muchas críticas que he leído sobre ella; no soporto que vuelvan a la mujer la "mala" de la historia y al prota masculino, que es el responsable directo del sufrimiento familiar, se le trate con tanta condescendencia y comprensión. Y que los propios hijos se pongan de parte de él e ignoren el padecimiento de la madre, simplemente no lo entiendo, cuando ella es la máxima ofendida.
Para mí la separación era justa y necesaria. Claire necesitaba tiempo pasa asimilar la traición de su marido. Y vamos, yo me pongo en el lugar de los hijos y no hubiera aceptado tan de buenas a primeras que mi padre le puso los cuernos a mi madre una semana antes de la boda estando ella embarazada y fruto de esa relación aparece un nuevo hermano. Esa parte me pareció totalmente surrealista. Las personas necesitamos tiempo pasa entender y perdonar ciertas cosas, en tres días es imposible. Y en ese sentido creo que fuerzan y presionan muy mucho a Claire. Lo peor de todo es que Tom, el marido, nunca llegó a comprender del todo porque su esposa sintió lo que sintió. |
En resumen, buena historia hasta poco más de la mitad. Yo creo que no volveré a leer a esta autora, al parecer el regustillo machista es algo propio de sus novelas.
Por cierto, está ambientada a principios de los 90, o sea que no es histórica.