Alvaro Cunqueiro

Pues eso, para hablar de un autor en general.

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az681
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Alvaro Cunqueiro

Mensaje por az681 »

Alvaro Cunqueiro
(22 de diciembre de 1911, Mondoñedo, Lugo, España — 28 de febrero de 1981, Vigo, Pontevedra, España)

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Novelista, poeta, dramaturgo, periodista y gastrónomo español, considerado uno de los grandes autores gallegos, tanto en gallego como en castellano.

Estudió bachillerato en el Instituto General y Técnico de Lugo (1921), donde inicia una buena amistad con Evaristo Correa Calderón y Ánxel Fole. Se matriculó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Santiago en 1927, pero la abandonó para dedicarse al periodismo; después figuró como redactor y colaborador de diversos periódicos y revistas como «El Pueblo Gallego». En su etapa compostelana acudía regularmente a las tertulias del Café Español. Entonces contaba entre sus mejores amigos con Francisco Fernández del Riego, Domingo García Sabell, Gonzalo Torrente Ballester, Ricardo Carballo Calero, Carlos Maside y Xosé Eiroa, y era uno de los primeros miembros del Partido Galeguista. En 1936 fue profesor en Ortigueira. Militó en la Falange Española durante la Guerra Civil.

A partir de 1937 colaboró con diversas publicaciones del bando franquista. En 1939 se estableció en Madrid para trabajar como redactor del diario ABC, hasta que en 1943 salió de la Falange; en 1944 se le retiró el carné de periodista, terminando ahí su colaboración con la dictadura. En 1946 regresó a Galicia y se dedicó a colaborar con los principales periódicos gallegos. Gracias fundamentalmente a Francisco Fernández del Riego comienza a colaborar en las páginas del diario compostelano La Noche, a la vez que serán habituales sus artículos en El Progreso, La Voz de Galicia, La Región, etc. En el Faro de Vigo comienza a colaborar en los años cincuenta, pasando a ser redactor de plantilla en 1961, subdirector de 1964 a 1965 y director entre 1965 y 1970. Durante esta época Álvaro Cunqueiro escribe cientos de artículos con varios seudónimos: Patricio Mor, Álvaro Labrada, Manuel María Seoane, etc..
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Sus primeras obras en verso -Mar ao norde (1932), Poemas do sí e do non (1933) y Cantiga nova que se chama Riveira (1934)- le sitúan en la vanguardia del neotrovadorismo, un noble intento literario por actualizar la lírica medieval gallega. Su primer libro en prosa gallega es Merlín e familia (1955), deliciosa fantasía en torno al legendario héroe de las leyendas célticas. También en su lengua vernácula, publicó As crónicas do sochantre (1956), Escola de menciñeiros (1960), Si o vello Sinbad volvese ás illas (1961), Tesouros novos e vellos (1964) y Os outros feirantes (1979). En castellano ha escrito una abundante y variada obra, entre ella su novela Un hombre que se parecía a Orestes, que le valió el premio Nadal de 1969. Fue importante su actividad periodística, sobre todo en Faro de Vigo, que pasó a dirigir en 1964.
biografiasyvidas

Veinte años después de su muerte y Cunqueiro forma parte ya, sin duda, del siempre controvertido canon de la cultura occidental «á beira dos modernos fabuladores universais: Lord Dunsany, Borges, Italo Calvino, e outros mestres na arte de soñar a realidade»*. La superación, desde mediados de la década de los sesenta —pero, sobre todo, en los setenta y ochenta— de la estética realista dominante en el discurso literario, analizado certeramente por Sanz Villanueva, ha motivado el acercamiento crítico a un escritor que, no lo olvidemos, se había convertido ya desde los años sesenta en icono de la cultura popular gallega.

Bibliografía
En gallego
Poemas
  • Mar ao Norde (1932)
    Poemas do si e non (1933)
    Cantiga nova que se chama Riveira (1933)
    Dona do corpo delgado (1950)
    A noite vai coma un río (1965)
    Palabras de víspera (1974)
    Herba aquí e acolá (1980)
Prosa Teatro Relato
  • Escuela de curanderos (Escola de Menciñeiros, 1960; traducida al castellano en 1976)
    Xente de aquí e de acolá (1971)
    Os outros feirantes (1979)
Ensayo
  • Tesouros novos e vellos (1964)
    A cociña galega (1973)
En castellano
Elegías y canciones (1940)
Balada de las damas del tiempo pasado (1945)
Crónica de la derrota de las naciones (1954)
Las mocedades de Ulises (1960)
Flores del año mil y pico de ave (1968)
Un hombre que se parecía a Orestes (1969)
Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca (1972)
El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes (1974)
Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos (1976)
La cocina cristiana de Occidente (1969)
Fabulas y leyendas de la mar (1982)
El pasajero en Galicia (1989)

Recopilaciones
- Las historias gallegas - recopilación de relatos
- Obras literarias II :arrow:
Novelas y Relatos
  • Un hombre que se parecía a Orestes
    Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca
    El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes
Semblanzas y Narraciones breves
  • La otra gente (1975)
    Tertulia de boticas prodigiosas y escuela de curanderos
    • - (Escola de menciñeiros, 1960; traducción al castellano de 1976)
    Las historias gallegas
Jordán escondido y otros cuentos - Álvaro Cunqueiro & Alberto Casal

Poesía
  • Elegías y canciones
    Un poema y cuatro prosas
    Crónica de la derrota de las naciones (Fragmentos)
Teatro
  • Rogelia en Finisterre
—————
Editado por moderación añadiendo datos biográficos 24/09/2013
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az681
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Mensaje por az681 »

¿Dónde está el límite?, se planteaba el crítico allá por los setenta, cuando Cunqueiro, a raíz del Nadal, empezaba a rebasar la barrera de la tibia indiferencia, a sacudirse aquel vuelo literario parroquial que, maliciosa e injustificadamente, le atribuyó Cela. Bien considerado, se le reconoció, con Torrente, la parte que le correspondía, si no como precursor, sí como inscrito en la órbita de los grandes creadores del realismo fantástico. Cierto que García Márquez revalidó el acontecimiento; no menos cierto que Cunqueiro pertenece a esa generación culta que arranca de la narrativa indigenista suramericana y que asombró por lo que tiene de innovadora.

Cunqueiro es prototipo de escritor total que, además, es conferenciante ameno sin papeles, capaz de hacer interpolaciones mágicas para mayor gloria de la historia original. Cunqueiro, director de Faro de Vigo, juega su baza de la recreación. En su despacho, boca abajo, queda el testigo: el libro de quien habría de ser Nobel, el ensayo erudito sobre héroes y tumbas, sobre el judío errante, la leyenda de San Ero... La obra de Cunqueiro es un toma y daca que lo lleva a mejorar lo presente y que resulte una novela que nos recuerde el título universal famoso, pero que nos gratifica porque le ha extraído todavía más. Así su teatro, con ese Don Hamlet con el que rinde homenaje y en el que se ve al poeta que nos maravilla con «A noite vai coma un río».

El Cunqueiro periodista no es tal. Es escritor que dirige un periódico, por circunstancias del modus vivendi. Inevitablemente, sus «envés» tan leídos son piezas literarias, aun realizadas al momento y por cubrir un hueco de esos de llenar. Joyas, también, sus pies de foto (la gaviota encima del noray, la transparencia del chorro de fuente donde bebe el gorrión...). Ya a máquina, ya a mano, con letra picuda de pendolista que dibuja o hace mosaico con el trazo, el artículo va al taller, sin corregir, por el cuartillero de la redacción. Y, como «está feito», procede cenar tarde para volver a repasar lo que ocurre en el periódico, que no es visita de inspección, sino de presuponer que todo está en orden. Concede espacio a la ironía de pretender que la letra negrita «llena más», cuando el regente le apremia porque el plomo no alcanza.

Cunqueiro, amigo de la mesa que harta, siempre mantiene en casa un cesto de paja con manzanas de piel rojo intenso, casi escarlata, dice él que por acariciarlas y por el aroma, allá el secreto de la inspiración que lo cobije. A suculentos platos y comida tradicional gallega dedica abundantes líneas que degustar, con el contrapunto de Gargantúa y Pantagruel no tan alejados: caldeiradas de rape o de xoubas... y, por lo menudo, los chorizos y la tarta de su Mondoñedo natal. Proteico Cunqueiro que, de una sentada, escribió Cantiga nova que chaman riveira, al fondo del bar y con Torrente de testigo.

Su amistad irritada con Castroviejo, su insistencia como pregonero de vinos de la tierra, su Sochantre y su Orestes, bibliografía tanta y biografía extendida por figones de medio pelo y restaurantes de lujo redondean una figura que, en lo literario y en el mundanal ruido, ha sabido vivir, hasta exprimirla, toda una vida. De lo uno y de lo otro puede decirse que es obra cuajada.

http://cvc.cervantes.es/ACTCULT/cunquei ... smo_02.htm
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nolte
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Mensaje por nolte »

Dicen que está muy bien, pero no creo que lo lea en breve. Sí leí Os outros feirantes, que supongo que se habrá traducido como Los otros feriantes o algo similar, aunque lo leí a la carrera para selectividad y apenas retuve nada(es señal de mal lector, lo sé, pero es que soy de los que para qué van a hacer algo hoy si pueden dejarlo para mañana, y así me fue ese último mes de COU).
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az681
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Mensaje por az681 »

En Cunqueiro,ya apreciamos el tan manido realismo mágico.Describe lugares como si estuviera alli toda la vida ,pese a no poner un pie en su vida en mitad de sus descripciones de lugares.A eso lo llamo yo imaginación creativa.
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motorgirl
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Mensaje por motorgirl »

Sólo recuerdo haber leido una novela de este escritor "las mocedades de Ulises" y es preciosa,es como leer una leyenda o un cuento.
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az681
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Mensaje por az681 »

Supongamos un diálogo virtual entre un crítico (X) y un curioso internauta (Y) que hubiese llegado justo aquí sin haber leído ninguna de las siete novelas que Álvaro Cunqueiro (1911-1981) publicó entre 1955 y 1974: ni las tres que fueron escritas en gallego y luego traducidas por el autor al castellano (Merlín y familia, 1955, 1957; Las crónicas del Sochantre, 1956, 1959; y Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas, 1961, 1962), ni las cuatro que escribió directamente en español (Las mocedades de Ulises, 1960; Un hombre que se parecía a Orestes, 1969; Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca, 1972; y El año del cometa con la batalla de los cuatro reyes, 1974).
Y.— ¿Por qué debería yo leer a Álvaro Cunqueiro?

X.— Por gusto, aunque eso depende de qué clase de lector sea usted. Si le apetece solazarse con historias imaginativas y sorprendentes que se construyen al hilo de los clásicos (Ulises, Amadís, el Judío errante, el rey Arturo, Hamlet, Romeo y Julieta, Don Quijote...); si es usted receptivo para con el humor en todos sus matices; si le agrada lo contado de forma «Clara y sencilla, como quien come pan», pero es también sensible a la belleza; si ha sentido nostalgia de un paraíso perdido; si intuye que por detrás de los mitos lo que importa es el misterio del hombre —«el animal más extraño que existe»—; si es devoto de los placeres corporales; si, bien por ser de ciudad o bien por ser de campo, le enamora el ritmo lento y estacional con que vive la gente que depende de la tierra, ésa que antes del cine, la tele e Internet se distraía en tertulia con los cuentos; si es capaz de sentir el derecho del hombre a soñar y soñarse... entonces, Cunqueiro no lo va a decepcionar, tanto si es usted una criatura posmoderna puramente lúdica (de las que juegan por divertirse y aliviar así el paso —el peso— del tiempo), como si es del tipo lúdico-sentimental (de los que perciben la capacidad ritual del juego para instaurar una dimensión mágica donde trascender simbólicamente el tiempo santificando la alegría).

Y.— Pero sus novelas, ¿cómo son, de qué van?

X.— Imagine que una novela fuera un huevo, con cáscara, clara y yema. En las novelas de Cunqueiro encontramos en la parte exterior o cascarilla (en los prólogos o epílogos, normalmente) una voz, trasunto del autor, que nos informa de que se dispone a contar sus memorias, o a transcribir un viejo manuscrito, o a soñar un mundo fabuloso. Es una voz poética que delicadamente advierte que lo que va a contar es invención, en el doble sentido que tiene la palabra: mentira, sí, pero también hallazgo de una verdad más profunda que subyace en la memoria deformante y que se corresponde con el deseo. Esta voz, más o menos disfrazada a tono con el ambiente de cada novela, después de presentarse refiere la historia de un personaje que vivió en contacto con la maravilla: la vida del héroe es, como en los viejos libros de caballerías, una iniciática aventura al hilo de un viaje por espacios físicos, y sus distintas etapas (por tierras, por gentes, por edades) se distribuyen en grandes apartados que constan a su vez de capítulos. Pero la historia global del protagonista, transparente como la clara del huevo, puede pasar casi desapercibida, pues de hecho los héroes de Cunqueiro se pasan sus novelescas vidas escuchando cuentos que les cuentan otros personajes, o contándolos ellos mismos, o imaginándolos a solas. Estos pequeños relatos que surgen de la historia principal constituyen no ya un viaje real por espacios físicos sino un viaje imaginario por los sueños, y es precisamente en torno a estos sueños, compartidos con quienes los escuchan, donde está la más pura felicidad, la yema del huevo de la vida, que es la imaginación en libertad, en acción. Las novelas de Cunqueiro son muy fragmentarias: relatos de relatos, como Las mil y una noches. Nada impide imaginar que, incorporando nuevos cuentos, crecieran hasta el infinito. Pero... no hay que olvidar que la yema de un huevo está contenida y limitada por la clara, o, lo que es lo mismo, que el héroe, trasunto del ser humano, es mortal, y al final de la novela de su vida está siempre la muerte: el héroe se queda sin sueños porque —como los niños de Peter Pan— crece, o porque pierde la capacidad infantil de soñar, o porque lo matan, o porque se muere. Así lo vio Cunqueiro: «Siempre me ha apetecido construir mis narraciones como viajes, o como una confluencia de viajeros en un lugar dado [...] para llegar a la conclusión de la inutilidad de tal viaje [...]. Para llegar al final de la soledad y de la destrucción, el héroe ha vivido la plenitud humana y soñadora, tocado las cosas visibles e invisibles, habitado el misterio con vivacidad, ejercido poderes mágicos como ensueños».

Los finales de las novelas cunqueirianas son, si no tristes, sí melancólicos. Quizá por eso, y para compensar, el autor suele añadirles apéndices e índices onomásticos de personajes que prolongan el mundo de la fantasía con nuevos datos, historias y maravillas que invitan a pensar que, muerto el héroe, el sueño del narrador le sobrevive.

Y.— ¿Cuál de sus novelas está mejor, cuál me recomienda?

X.— Ahí sí que no sé qué decir, porque ninguna es igual a otra y leídas en su orden configuran algo así como una única historia, una progresiva indagación en un conflicto que es el del sentido de la vida del soñador, del autor mismo.

Las primeras novelas de Cunqueiro, las de los años 50, se inspiran en mitos atlánticos afines a la cultura gallega y están protagonizadas por héroes más bien pasivos que reciben como un don gratuito la posibilidad de vivir un mundo maravilloso. Merlín y familia ofrece las memorias de Felipe de Amancia, un viejo barquero (como Caronte) que consuela su vejez rememorando los días felices de su infancia, cuando fuera paje del famoso mago Merlín, que a la muerte del rey Arturo se mudó una temporada a un pazo de Galicia donde solucionaba (o no, según) los problemas de sus fantásticos visitantes: princesas encantadas y barbudas, sirenas doloridas y enlutadas, demonios enmascarados, finos enamorados provenzales... Las crónicas del Sochantre se inspiran en una tradición bretona análoga a la Santa Compaña gallega: la de la carroza funeraria en que viajan las ánimas en pena. El protagonista es el sochantre Charles Anne de Crozón, soñador pusilánime que un día es raptado por una hueste de difuntos para que les entretenga con música. Pasado el susto de convivir con unos muertos que de día parecen personas y de noche son sólo esqueletos, el Sochantre aprende a vivir intensamente sobre el telón de fondo de la revolución francesa.

En los años 60 Cunqueiro coloniza los espacios míticos mediterráneos. Las mocedades de Ulises es un relato de iniciación que se nutre de ecos homéricos (La Odisea, La Ilíada). El mozo Ulises aprende a vivir y a soñar a través de las historias que escucha y que él mismo aprende a contar y a representar, hasta que llega el momento de la verdad, el momento del amor, y tiene que aprender a no mentir y a esperar. El reverso de este idilio es Cuando el viejo Simbad vuelva a las islas, mezcla, entre otras cosas, del relato de Las mil y una noches con el Quijote. Su protagonista es un viejo marino retirado que sueña con volver a los mares de su juventud y que recuerda e inventa para sus amigos lo que en ellos había. Hasta que un día se ve impelido a verificar sus sueños, a buscar una nave de antaño para volver a embarcar en ella. Entonces descubre que hubo esa nave, pero que partió sin él, y se le rompe el corazón. Tanto el Ulises como el Simbad ofrecen héroes activos que se adentran en la vertiente peligrosa de los sueños que no se corresponden con la realidad. Un hombre que se parecía a Orestes es la crónica de una venganza imposible a partir del mito que versionó Esquilo. La novela comienza cuando, mucho tiempo después de la muerte de Agamenón, asesinado a su vuelta de Troya por su mujer, Clitemnestra, y el amante de ésta, Egisto, su hijo Orestes aún no ha regresado para cumplir la esperada venganza. Micenas es una ciudad fantasma sumida en la ruina, el espionaje y la represión. Los reyes se pudren en palacio esperando inútilmente a un Orestes que nunca llega, y cuando al fin lo hace es tarde para todos y tarde para él, que ha perdido la vida sin cumplir su destino pero sin olvidarlo, dudando como Hamlet porque, en el fondo, está enamorado de su madre, como Edipo. Los lectores españoles pudieron leer en su día esta novela como una alegoría sobre la inutilidad de la venganza pasados tantos años de la guerra civil. De hecho, ésta es la única novela donde Cunqueiro parece dialogar con la circunstancia histórica colectiva, y quizá por ello fue este relato, y no otros suyos, el que obtuvo un premio tan prestigioso como el Nadal en 1968. Por otra parte, con el Orestes el mito entra definitivamente en crisis: ya no encarna sólo el impulso positivo de goce vital, el Eros, sino que se va mezclando cada vez más con el tiempo destructor y con la muerte, Cronos y Tánatos.

En los años 70 Cunqueiro se despega de los héroes heredados para construir sus mitos más personales. Vida y fugas de Fanto Fantini della Gherardesca nos lleva a la Italia del primer Renacimiento, donde el audaz condottiero Fanto Fantini, experto en increíbles fugas, representa el último reducto imaginativo cuando sobreviene la Edad Moderna, la época de la razón. Fanto es un héroe afín a Hermes, capaz de eludir el acoso mortal de la historia transformándose en los cuatro elementos (agua, aire, fuego, tierra) y, en un instante divino, en quintaesencia angélica. Es el héroe de las mil caras en perpetua transformación, pero su afán espiritual, heroico, a costa de su cuerpo, lo lleva a la autodestrucción. En El año del cometa, Paulos es un rico y ocioso joven de provincias que encuentra su justificación vital en la invención de sueños que se materializan. Al principio se conforma con poetizar el mundo para su amada María, pero siente que necesita socializar su don, y cuando se anuncia el paso de un cometa decide convertirse en astrólogo oficial para milagrizar la vida de su ciudad. Durante el proceso descubre en sí mismo (como mucho antes el Machado de Soledades) una inquietante duplicidad: hay en él un soñador idealista y luminoso y a la vez un soñador oscuro de sueños grotescos y degradados, y su afán de crear resulta también un afán de destruir la realidad. A este descubrimiento se une otro igual de doloroso: Paulos está completamente solo, a nadie le importa lo que hace. Cuando, extenuado, se confiesa incapaz de soñar, cuando prevalece en él el soñador oscuro y destructor, resulta que realmente lo matan confundiéndolo con un merodeador. Pero el final de la historia (una poética alegoría sobre la propia escritura) es su principio, una enigmática promesa: Paulos podría resucitar si se resucitasen sus sueños, que sobreviven al soñador y lo justifican.

Por estas fechas es precisamente cuando Cunqueiro (rechazado durante la hegemonía del realismo testimonial y social) empieza a ser apreciado por un sector de la crítica, lo mismo que le sucedió a G. Torrente Ballester desde La saga/fuga de J.B. (1972). Al principio, desde finales de los 60, la crítica descubrió lo que Cunqueiro tenía de solitario precursor en España del realismo mágico. Luego, ya desde los años 80, se pudo ver lo mucho que coincidía su obra con el talante de la posmodernidad. En una época como la nuestra, en que la novela ha recuperado el gusto por contar historias, se aprecia con claridad cómo Cunqueiro hace familia con otros narradores herederos de una rica tradición legendaria y oral: Alfredo Conde, Luis Mateo Díez, José María Merino, Luis Landero, Bernardo Atxaga o Manuel Rivas.

Y.— ¿Dónde busco yo esas novelas, y algo más de información?

X.— Para el Cunqueiro en gallego diríjase a la editorial Galaxia de Vigo, y para el castellano, sobre todo a la editorial Destino de Barcelona. Y como he llegado al final de las tres páginas que me concedieron, sólo me resta invitarle, oh amable internauta, a proseguir su búsqueda visitando esta exposición de Cunqueiro en el laberinto de la Red.






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peoplespoet
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por peoplespoet »

Con ocasión del centenario del nacimiento de Cunqueiro, la edición gallega de El País publica un especial con aproximaciones muy interesantes a la figura del escritor mindoniense. Las enlazo aquí (están en galego):

Cunqueiro para ben e para mal - Daniel Salgado
O poeta que era un segredo - Daniel Salgado
O xornalismo que solta segredos - Manuel Rivas
Mapa e melancolía - María do Cebreiro
A arte da fuga - Quico Cadaval
Cunqueiro e sen compromiso - Suso de Toro
A derrota de Sinbad - Iago Martínez
Acabado: Pequeñas heridas mortales o algunas maneras de llevarse la contraria de Belén Gopegui
Leyendo: Sábado por la noche y domingo por la mañana de Alan Sillitoe
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peoplespoet
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por peoplespoet »

Otro artículo más, esta vez en castellano. Lo escribe Manuel Rivas y aparece en el Babelia de 7 de enero de 2012: Mil Cunqueiros más.
Acabado: Pequeñas heridas mortales o algunas maneras de llevarse la contraria de Belén Gopegui
Leyendo: Sábado por la noche y domingo por la mañana de Alan Sillitoe
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por Novel »

La inventiva y el dominio del lenguaje de este autor merecería mayor atención por parte de los lectores.

Por si alguien no lo conoce aún o quiere profundizar más en su mundo:


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Novel
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por Novel »

Y aquí una entrevista donde poder disfrutar de su locuacidad y su magisterio:

http://video.google.com/videoplay?docid ... 8632441700
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julia
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por julia »

hay un hilo en este subforo a las entrevistas de A fondo y creo que estan enlazadas casi todas, yo estoy segura de haber comentado esta en concreto hace tiempo.
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Ashling
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por Ashling »

Esta semana, en la revista, estrenamos la entrega dedicada a los clásicos españoles con este autor:

Cunquerio mitológico - Ariodante :arrow: http://revista.abretelibro.com/2013/09/ ... dante.html

No os lo perdáis. :D :hola:
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Novel
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Re: Alvaro Cunqueiro

Mensaje por Novel »

¡Buena entrada! :402:

Si acaso le recomendaría al autor o autora (no sé quién es) la lectura de otra de sus obras maestras: Las crónicas del sochantre.

Autor muy interesante para quienes disfrutan de la literatura sin prejuicios ideológicos ni estéticos.
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