como digo en el mensaje anterior, lo leí en la biblioteca y ahora por fin en la casa. me aburrieron un poco los primeros capítulos sobre la creencia de que los extraterrestres nos visitan. en cambio, no recordaba los últimos capítulos sobre ciencia y política. no recordaba a sagan tan crítico con los poderosos de su país. sus posturas se aproximan a las de los intelectuales norteamericanos disidentes.
ahí van unos fragmentos sobre el gran thomas jefferson:
Jefferson fue uno de mis primeros héroes, no por sus intereses
científicos (aunque le ayudaron mucho a moldear su filosofía política) sino
porque él, casi más que nadie, fue responsable de la extensión de la
democracia por todo el mundo. La idea —asombrosa, radical y
revolucionaria en la época (en muchos lugares del mundo todavía lo es)— es
que ni los reyes, ni los curas, ni los alcaldes de grandes ciudades, ni los
dictadores, ni una camarilla militar, ni una conspiración de facto de gente
rica, sino la gente ordinaria, en trabajo conjunto, deben gobernar las naciones.
Jefferson no fue sólo un teórico importante de esta causa; estuvo involucrado
en ella en el aspecto más práctico, ayudando a plasmar el gran experimento
político americano que ha sido admirado y emulado en todo el mundo desde
entonces.
Murió en Monticello el 4 de julio de 1826, exactamente cincuenta
años después del día que las colonias emitieron aquel documento sensacional,
escrito por Jefferson, llamado Declaración de Independencia. Fue denunciado
por conservadores de todo el mundo: la monarquía, la aristocracia y la
religión avalada por el Estado... eso era lo que defendían entonces los
conservadores. En una carta compuesta unos días antes de su muerte, escribió
que la «luz de la ciencia» había demostrado que «la masa de la humanidad no
ha nacido con la silla de montar a la espalda», y que tampoco unos pocos
privilegiados nacían «con botas y espuelas». Había escrito en la Declaración
de Independencia que todos debemos tener las mismas oportunidades, los
mismos derechos «inalienables». Y aunque la definición de «todos» en 1776
era vergonzosamente incompleta, el espíritu de la Declaración era lo bastante
generoso como para que hoy en día el «todos» abarque mucho más.
Jefferson era un estudioso de la historia, no sólo la historia
acomodaticia y segura que alaba nuestra propia época, país o grupo étnico,
sino la historia real de los humanos reales, nuestras debilidades además de
nuestras fuerzas. La historia le enseñó que los ricos y poderosos roban y
oprimen si tienen la más mínima oportunidad. Describió los gobiernos de
Europa, a los que pudo contemplar con sus propios ojos como embajador
americano en Francia. Decía que bajo la pretensión de gobierno, habían
dividido a sus naciones en dos clases: lobos y ovejas. Jefferson enseñó que
todo gobierno se degenera cuando se deja solos a los gobernantes, porque
éstos —por el mero hecho de gobernar— hacen mal uso de la confianza
pública. El pueblo en sí, decía, es la única fuente prudente de poder.
...
En aquella época había sólo dos millones y medio de ciudadanos de Estados
Unidos. Hoy somos unas cien veces más. Es decir, si entonces había diez
personas del calibre de Thomas Jefferson, ahora debería haber 10 x 100= 1
000 Thomas Jefferson.
¿Dónde están?