Ya es mío (en inglés). La verdad que la sinopsis tiene muy buena pinta.
Ira Levinson está en apuros. Tiene noventa y un años, muy mala salud y está solo en el mundo; y ahora ha quedado atrapado en un terraplén solitario tras un accidente de coche. Tiene múltiples heridas y está a punto de perder el conocimiento cuando de pronto se materializa a su lado una visión: su amada esposa Ruth, fallecida hace nueve años. Ruth le da ánimos para seguir luchando, y le mantiene despierto a base de contarle la historia de su vida en común: cómo se conocieron, los hermosos cuadros que coleccionaron juntos, los terribles días de la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias que tuvieron para ellos y sus familias. Ira sabe que es imposible que Ruth esté con él en el coche, pero se aferra a sus palabras y los recuerdos que conjura, reviviendo las penas y alegrías de su matrimonio.
A pocos kilómetros de distancia, en un concurso de rodeos, la vida de una estudiante universitaria de último curso está a punto de cambiar. Sophia Danko está aún recuperándose de una reciente ruptura cuando conoce a un joven vaquero llamado Luke, que no se parece en nada a los consentidos hijos de papá que ha conocido en la facultad. A través de Luke, Sophia conoce un mundo en el que el riesgo —la supervivencia y el éxito, la ruina y la fama, incluso la vida y la muerte— es el pan nuestro de cada día. A medida que ella y Luke se enamoran, Sophia comienza a imaginar un futuro muy distinto del que había planeado: un futuro que Luke tiene el poder de reescribir… si el secreto que oculta no lo destruye antes.
Ira y Ruth. Sophia y Luke. Dos parejas que tienen poco en común, y a los que separan los años y la experiencia. Y sin embargo, sus vidas se cruzarán en un momento de inesperada conmoción, recordándonos que incluso las decisiones más difíciles pueden embarcarnos en un viaje extraordinario: más allá de la desesperación, más allá de la muerte, hasta los últimos confines del corazón humano.