CN3 - El sello de Salomón - Estrella de Mar

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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Ratpenat
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CN3 - El sello de Salomón - Estrella de Mar

Mensaje por Ratpenat »

El sello de Salomón

24 de Diciembre
Los dos jóvenes brujos estaban frustrados. El conjuro no funcionaba. Habían seguido todas las indicaciones del Gran Nigromante, pero sin resultados. Thot y Serket, pues así se hacían llamar, estaban pensando muy seriamente en desistir.
—No lo vamos a lograr nunca —sentenció Thot, frustrado.
—Yo estoy convencida de que el fallo está en que nos hemos equivocado de libro. Percibo que no es el Segundo Libro de las Crónicas —le respondió Serket.
—Es posible.
—¿Por qué no lo intentamos con una página del Primer Libro de los Reyes?
—De acuerdo. Y pongamos más salitre y más yodo.
Los dos amigos se pusieron a ello.
—Nada, que no hay manera —dijo Serket, resoplando, al cabo de un rato.
—¡No hay manera! —repitió un loro enano llamado Azul. Un ejemplar con poderes, malabarista de palabras.
—¿No crees que deberíamos esperar un poco? —preguntó Thot.
—Ya hemos esperado un buen rato. Y además tengo prisa, no llego a la cena de Navidad.
—¡Feliz Navidad! —dice el loro.
—Yo también voy con retraso. Y mañana no creo que pueda venir.
—Ni yo. Venimos pasado mañana y lo seguimos intentando —decide Serket.
—¡Pórtate bien, Azul! —exclaman ambos, antes de marcharse del estudio, utilizado como laboratorio mágico.
—¡Pórtate bien! —repite Azul.
Los jóvenes brujos, con las prisas, no han recogido el estudio y lo han dejado todo tal y como estaba. Pasada una hora, se aprecian cambios en el libro abierto, una pequeña llama brota de sus páginas. El loro empieza a inquietarse un poco.
De esa pequeña llama, va surgiendo una silueta. Poco a poco, una figura humana va tomando forma. Uno de los personajes del libro se ha convertido en un ser humano de carne y hueso. Responde al nombre de Jesús de Nazaret. Al sentir frío, Jesús de Nazaret se quita la túnica y se viste con una sudadera y unos pantalones que encuentra. Cambia sus sandalias por unas zapatillas deportivas, pero le están pequeñas. Pone una mano sobre ellas y cierra los ojos. Las zapatillas se ensanchan y se alargan al momento.
A continuación, dedica unos minutos a observar el estudio de magia. Percatándose de la presencia del loro, se acerca a observarlo con mucho interés. “Qué criatura más extraña”, piensa. Azul, más tranquilo, se aproxima también a él al mismo tiempo que gira su cabecita a izquierda y derecha. Pasado un rato, como fulminado por una idea, Jesús de Nazaret se decide a salir.
—Que el reino de los cielos sea contigo —le dice al loro, despidiéndose.
—¡Reino de los cielos! —responde Azul, añadiendo silbidos.
Nuestro personaje recién salido de la Biblia lleva un rato paseando por una de las grandes avenidas de la ciudad cuando se cruza con un par de jóvenes que se dirigen al botellón.
—Que el reino de los cielos sea con vosotros, hermanos —les saluda. Los dos jóvenes se quedan un segundo en shock y a continuación estallan en carcajadas.
—Contigo también, camarada —dice uno de ellos, continuando lo que cree una broma.
—¿Hacia donde vais? Estoy un poco desorientado ahora mismo.
—Vamos al botellón, brother. Si quieres fumar mierda de la buena vente con nosotros.
—Sea.
Los jóvenes le llevan a una pequeña plaza, se sientan en un banco y Jesús de Nazaret prueba la mierda de la buena.
—En verdad os digo, hermanos, que yo soy la resurrección. El que crea en mí, aunque muera, vivirá.
—A este no le des más peta que le sienta mal el fumeteo —dice uno. Risas de ambos jóvenes.
—¿Sois carpinteros, acaso pescadores?
—Qué va tío. Por ahora somos pescadores de porros. O sea, fumetas.
—¿Qué son los fumetas?
—Pues los que viven la vida a full, colega. Sin malas “vibras”, disfrutando el momento.
—Bienaventurados sean los fumetas porque ellos heredarán los frutos de la tierra —Más risas—.
—¡Me encanta este tío, brother! —le dice un joven a otro, mientras Jesús se levanta.
—¿Adónde vas, colega? —le pregunta uno de ellos.
—He de seguir mi peregrinaje. Vengan en pos de mí y los haré pescadores de hombres.
—Otro día, tío —es la respuesta que obtiene.
El nazareno camina por una de las zonas de ambiente de la ciudad. Se adentra en un pub y se acomoda en uno de los taburetes de la barra, al lado de un hombre corpulento y barbudo.
—Sea contigo el reino de Dios —saluda.
—¿Eres testigo de Jehová? Te advierto que a mí no me van esas mierdas.
—Ahora que lo dices acabo de probar una mierda de esas y tengo sed. ¿Te importa, hermano, que beba de tu copa?
—No, adelante. Pero te advierto que es bourbon a palo seco.
—No importa —Bebe. Se aprecian gestos histriónicos en la cara de Jesús de Nazaret.
—Eres un poco raro. ¿Te has perdido? No parece que este sea tu sitio.
—No me he perdido. Voy pescando hombres.
—Joder, tío, haberlo dicho antes. Yo también. No sé, como te veía un poco raro, pensé que no entendías...
—Claro que entiendo, hermano.
—¿Quieres que vayamos a mi casa? Está a dos pasos.
—Sea.
Cuando suben al piso, Jesús de Nazaret, siente deseos de orinar.
—Necesito descargar mis incontinencias, hermano. ¿Dónde está la letrina pública?
—¡Qué raro hablas, tío! Me pones a saco. Ven, que yo tengo letrina privada —Le lleva al baño—. Adelante —dice, señalándole el inodoro, pues el Mesías se ha quedado un poco extrañado.
En cuanto sale del baño, Jesús y su nuevo amigo se acomodan en el sofá. Al momento, el nazareno se queda dormido profundamente. El anfitrión se caga en todos sus ancestros, pero se apiada de él y lo arropa con una manta. Se va a la cama pensando que ya le dará lo suyo por la mañana.
Antes de que amanezca, nuestro buen pastor se despierta con un hambre atroz. Se dirige a la cocina y da buena cuenta de lo que va encontrando. Cuando termina de desayunar se marcha de la casa, no sin antes dejarle una nota al buen samaritano en los siguientes términos: «Gracias por tu hospitalidad, hermano. Tu fe es grande. Queda en paz». Cuando el destinatario la lee, piensa: «¡Me cago en su santa madre! Tendrá cojones el tío...»
25 de Diciembre
Ya ha amanecido. Jesús de Nazaret continúa su andadura por las calles de la ciudad hasta que se decide a entrar en un edificio que le llama la atención. Una vez dentro, se sienta en uno de los bancos que pueblan la sala. Al poco rato, una mujer visiblemente entristecida se sienta a su lado.
—Hola. Que el Señor te bendiga —le dice ella.
—¿Qué señor, hermana? —responde él, destilando bonhomía.
—Nuestro Señor Jesucristo, que mora en el reino de los cielos. ¿Quién si no, hermano?
—No le conozco. ¿Es de Galilea? No importa, si mora en el reino de los cielos es ya amigo mío... Pero te veo apesadumbrada. ¿Qué te atribula, hermana?
—Mi matrimonio se está desmoronando. Creo que me la está pegando con otro.
—No llores, regocíjate y da gracias. El Espíritu de la Verdad te guía.
—¿Cómo sabes que es verdad? ¿Conoces a mi marido? —pregunta, espantada.
—Conozco a todos los hombres, hermana.
—¡Cuando llegue a casa le voy a armar una revolución!
—Sea.
Se levanta la mujer, presurosa, y sale de la iglesia. Jesús de Nazaret, posa sus ojos en una talla de madera. Se le ponen los pelos de punta, la imagen le desagrada en exceso. ¡Cómo se le parece ese hombre! En ese momento, aparece el cura de la parroquia.
—¿Quién es ese hombre? —le pregunta el nazareno, señalando la talla.
—¿Qué hombre? Ahí no hay ningún hombre. Ahí yace Dios.
—¿Dios? Mi Padre no yace crucificado, mora en el reino de los cielos —responde, confuso.
—¿Te mandan los anti-sistema? —le pregunta, furioso— ¡Fuera de mi parroquia, bestia repugnante!
Después de ser expulsado de su iglesia, Jesús de Nazaret estuvo vagando meditabundo por las calles hasta que dio a parar al extra radio de la ciudad. De pronto, se cruza con una prostituta.
—¿Quieres un regalito de Mamá Noel, guapo?
—¿Quién es mamá Noel?
—¿Quién va a ser? Yo, cariño mío. ¿Quieres llegar al cielo?
—Ya estoy en él.
—Pues llévame tú, sansón.
—Sea.
Acurrucados en un rincón, Jesús le habla de lo divino y de lo humano. Le hace ver que el reino de los cielos anida en ella, que nada hay de sucio en la carne, que allí donde está el hálito de lo humano respira el Padre alentándonos. La prostituta, comprendiendo que con Jesús pierde el tiempo, se aleja de él, lamentándose para sí misma: «¡¿Es que todos los chalaos me van a tocar a mí, Señor?!»
Nuestro personaje hecho carne se levanta y se dispone a orinar. En cuanto termina, una patrulla del cuerpo nacional de policía aparece de pronto. Aminoran la marcha para hacerle un cacheo visual.
—Disculpad, hermanos, ¿voy bien hacia Betania?... ¡En qué caja más rara andan metidos! —exclama contrariado.
—Este está drogao —le dice el que conduce a su compañero.
—¿De dónde viene usted, caballero? —le pregunta el copiloto, con Jesús a su derecha.
—De enseñarle el cielo a Mamá Noel —responde muy serio.
—Menos cachondeíto, que está ante agentes de la ley —le advierte el que conduce—. Conteste a mi compañero. ¿Dónde ha estado?
—He estado en casa de un hermano.
—¿Adónde se dirigía ahora?
—Iba en busca de mis discípulos.
—No me hable de gilipolleces. ¿Qué ha consumido? —pregunta, abriendo la puerta del coche para salir.
—¡Retírate, Satanás! —responde Jesús, mientras alza una mano, con la palma hacia fuera.
—Un respeto a la autoridad, caballero. Deme su documentación —le ordena.
Al mismo tiempo que Jesucristo se las veía con los agentes de la ley, el joven brujo se acercaba un momento al estudio a coger un libro.
—¡Hola, hola, hola! —le saluda Azul— ¡Sello de Salomón! ¡Gro, gro!
Lo que allí ve le deja conmocionado. Llama con las manos temblorosas a su amiga.
—¡Ha funcionado! ¡Es increíble, ha funcionado!
—¿Hablas en serio?
—Que sí, sí, sí...
—¿Tienes el sello?
—No, no,no... Ha salido una persona.
—¿Cómo?
—Hay ropa tirada en el suelo. Es una túnica. Se ha debido de poner mi ropa de correr. Y el libro está rasgado y un poco achicharrado.
—¿Una túnica?
—¡Reino de los cielos! —exclama el loro.
—¡Oh Dios mío! —se lamenta Serket.
—Has oído a Azul, ¿no? —pregunta Thot.
—Sí, voy para allá.
Cuando Serket llega al estudio los dos amigos preguntan al péndulo mágico por el personaje que trajo el conjuro. El péndulo confirma sus sospechas. Sin embargo, al respecto de la ubicación del nazareno el péndulo se mantiene mudo. No quiere mostrarles que Jesús se ha librado de pasar por el calabozo gracias a un milagro. No quiere revelarles que justo en el momento en que los policías le pedían la documentación, dos yonquis comenzaban a pelear acaloradamente con ambas navajas. Y que esa circunstancia ha sido aprovechada por nuestro personaje hecho carne para escabullirse.
También mantendrá su mutismo en cuanto a que ahora mismo está sentado en un banco oyendo un ruido extraño. Y que se está levantando en busca de la fuente del sonido. Es un aparato peculiar. Al cogerlo lo manipula y, de pronto, una voz surge del artefacto.
—¿Niña? ¿Dónde estás? ¿Me oyes?
—Te oigo. La paz sea contigo, hermano.
—¿Quién coño eres tú, capullo?
—Yo soy la luz del mundo, yo soy la puerta.
—¿Perdona? Dile a mi novia que se ponga y se deje de jueguecitos.
—No te preocupes. Confía en Dios y también en mí. En la casa de mi Padre hay lugar para todos.
—En tu padre me voy a cagar yo, so imbécil. Dile a la gilipollas de mi novia que como no me llame en tres minutos la mando a la mierda —cuelga.
Jesús se queda mirando el aparato durante unos momentos pero pronto se cansa y continúa su andadura. Está hambriento, por lo que decide llamar a la primera puerta que encuentra para pedir algo de comida.
—¿Quién es? —una vocecita anciana se oye al otro lado de la puerta.
—Paz, buena señora. ¿Tendría algún refrigerio que ofrecerme? Estoy hambriento de andar todo el día buscando hombres.
—¡Degenerado! ¡Invertido! Váyase o llamaré a la policía —grita, escandalizada.
Nuestro pobre peregrino abandona el edificio muy entristecido. Continúa caminando hasta que se encuentra a un mendigo que intenta hacerse una cama con unos cartones.
—Paz, hermano. ¿Qué haces?
—Un castillo —responde éste, irónico—. Hay que joderse con la preguntita.
—¿Un castillo? ¿Acaso eres rico? En verdad te digo que es difícil que un rico entre en el reino de los cielos. Guárdate de toda codicia, hermano.
—A ver, ¿dónde cojones está la cámara oculta? —pregunta, cabreado.
—Reconoce lo que tienes ante tu vista y se te manifestará lo que te está oculto, pues nada hay escondido que no llegue a ser manifiesto.
—¿Por qué no le comes la cabeza a otro, pirao?
—Me gustaría comer algo, hermano. Tengo hambre.
—Aquí tengo dos bocadillos que me han dado en el albergue. ¿Si te doy uno te marchas?
—Sí, hermano. Pero no puedo permitir que te quedes sólo con uno —Y diciendo esto, coge el bocadillo que el mendigo le tiende, pone su mano encima y cierra los ojos. De repente surge otro idéntico. Acto seguido le devuelve el suyo.
—¿Puedes hacer lo mismo con esto? —suplica el mendigo, con los ojos como platos, mientras le muestra un tetrabrik de vino. Lo cual hace nuestro nazareno. Bebe un poco del vino multiplicado, le devuelve el envase y continúa andando. En la misma calle se encuentra a un grupo de chicas.
—¡Eh, guapo! ¿Te vienes con nosotras a tomar unas copas?
—Claro, hermanas. Pueden beber de mi copa y serán saciadas.
—¡Qué cachondo! —exclama una de las chicas entre las risas del grupo— Estamos dudando, ¿a qué “pafeto” vamos? —le pregunta.
—En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no sólo darán fruto, sino que aun si dicen a este monte: “Quítate y échate al mar”, así sucederá.
—¡Qué guasa tiene! —Más carcajadas— Venga, va, decide tú, melenas. ¿Vamos al “Aquí Pub y Después Gloria” o al “A tomar por copas”? En “A tomar” hay mejor música, la verdad.
—Me gusta más el de la gloria—responde el nazareno.
Una vez llegados al garito, las chicas se ponen a bailar como locas. Nuestro protagonista aprovecha para ir a descargar sus incontinencias. Al entrar al baño se choca con un joven.
—¡Eh, tío! ¡Sin empujar! ¡Que te meto dos hostias! —le increpa.
—Bendigo tu hostia, joven.
—¿Qué coño dices, palurdo? No te oigo bien con la música. ¿Que me vas a meter una hostia? Vamos fuera, pringao, y te lo explico.
—Voy enseguida, hermano. Estoy deseoso de escuchar tu razonar.
Cuando sale del baño, lo interceptan las chicas y se olvida de salir a recibir las explicaciones. Se pasa toda la noche frotando su culo, extasiado, a ritmo de reggaetón. Al amanecer, salen del local y siguen la marcha en un after, donde conoce a una tal María Magdalena, con quien comparte miraditas y «perreos». Entrada ya la mañana, termina la fiesta y las chicas se despiden de él.
—¿Nos vemos esta noche, melenas? —le pregunta una de ellas.
—¡Qué marcha tiene el tío! —exclama otra.
—Esta noche no puedo. Aún no he pescado ningún hombre —responde él, algo triste.
—¿Por qué no lo has dicho antes? ¡Te podíamos haber pescado uno nosotras! No se hable más, esta noche nos vemos en el «¿Tú también, Pirata?»
26 de Diciembre
Nuestro protagonista, desvelado por tanta aventura, pasea por una zona comercial. Se queda mirando un escaparate de una tienda que vende artículos religiosos. Le llama la atención un pequeño cuadro, el retratado le suena. Entra en la tienda.
—Buenos días —saluda la empleada.
—Paz, hermana. ¿Quién es el del retrato del cuadro? —pregunta, señalando el escaparate.
—Nuestro Señor Jesucristo.
—¿Dónde podría encontrar a ese hombre?
—Si lo busca de verdad, lo encontrará en su corazón.
—En mi corazón sólo hay sitio para mi Padre.
—¿Sólo para su padre? Pues que pobre es usted, permítame que se lo diga.
—Ando sin bolsa y sin alforja pero nada me falta, hermana. El reino de Dios y yo somos uno.
—No blasfeme en mi tienda, por favor se lo pido —le espeta, tajante y molesta.
—¿Blasfemia, hermana? Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al reino de Dios sino por mí. Separados de mí nada pueden hacer.
—¿Se está riendo de mí? ¡Salga de mi tienda enseguida! ¡Qué poca vergüenza! ¡Impío, sacrílego, impuro! —le grita, propinándole azotes con un rosario y sacándolo de la tienda a empujones.
Una vez en la calle, algo magullado, el Mesías se topa con una manifestación. Curioso, se introduce entre el gentío. Oye a la gente gritar: “¡Legalización! ¡Despenalización!” Al cabo de un rato se encuentra con los jóvenes del botellón.
—¡Eh, colega! ¡Qué bueno verte por aquí! —saluda uno de ellos.
—¿Cómo era eso que dijiste de que los fumetas heredarán la tierra? —le pregunta el otro joven, al mismo tiempo.
—Bienaventurados los fumetas, hermanos, porque ellos heredarán los frutos de la tierra —responde Jesús, provocando las risas de ambos.
—¡Grítalo con el megáfono! —le exhortan, al mismo tiempo que adelantan a Jesús hasta la primera fila de la manifestación. Allí hablan con el que lleva el megáfono y éste le entrega el aparato a Jesús. Le conminan a repetir la frase, oyéndose ésta por toda la calle. De repente, el nazareno se viene arriba y comienza un discurso.
—¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cierran la puerta del reino de los cielos para que otros no entren! ¡Ay de ustedes, guías ciegos! ¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo van a escapar del castigo del infierno? Por esto yo les voy a enviar profetas, sabios y maestros. Pero ustedes matarán y crucificarán a algunos de ellos, y a otros los golpearán en las sinagogas y los perseguirán de pueblo en pueblo. Así que sobre ustedes caerá el castigo por toda la sangre inocente que ha sido derramada desde Abel el justo hasta Zacarías, a quien ustedes mataron entre el santuario y el altar. Les aseguro que el castigo por todo esto caerá sobre la gente de hoy...
Comienzan a calentarse los ánimos, lo que provoca disturbios y la policía empieza a dispersar a la muchedumbre a porrazos. Nuestro nazareno sale corriendo, imitando a sus amigos fumetas, pero es apresado por un agente, que le conduce a comisaría. Una vez allí es introducido en el calabozo, donde aguarda otro detenido de la manifestación.
—¡Esto es una injusticia, tío, estoy hasta los cojones! ¡Ya tengo tres juicios pendientes!
—Para juicio he venido yo a este mundo; para que los que no ven, vean, y los que ven, sean cegados. Estoy preparado para ser llevado al sanedrín.
—¡Hay que joderse! —En su indignación, no presta atención a las palabras de Jesús— Con el buen rollo que había y al final por culpa del que llevaba el megáfono se ha liado parda... Pero hay que seguir en la lucha, compañero. ¡Legalización ya! —vocifera con todas sus fuerzas.
—¡A callar! —ordena un agente.
Entonces Jesús, aproximándose a los barrotes para que le oyeran mejor todos los policías que estaban en la comisaría, les dijo:
—Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oís su sonido, mas ni sabéis de dónde viene, ni a dónde va, así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
—¿Qué chorradas estáis diciendo? Como me deis la noche no salís en tres días —amenaza un policía.
—Hablemos bajito, tío, que nos empapelan más —susurra el compañero de celda a Jesús.
—No te angusties, hermano. Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.
—¡Ovejas es lo que tenemos que dejar de ser! —exclama. Acto seguido, el nazareno entra como en trance.
—La rebelión de Lucifer se cierne sobre nosotros. Veo a Satanás caer del cielo como un rayo.
—Joder, tío, que me acojonas. No te pongas así.
—No temas. Nuestra fe vencerá al mundo.
—No sé qué decirte, colega. Cada vez hay más penalización.
—He arrojado fuego sobre el mundo y lo mantengo hasta que arda —continúa Jesús en su trance.
—¡Eso, eso! ¡Que arda como un buen peta!
—¡Se callen, coño! —vocifera, autoritario, un agente.
Mientras, nuestros jóvenes brujos ya han conseguido dar con él. Entran en la comisaría, utilizan el conjuro nubla-mentes con varios policías y logran sacar a Jesús.
—¡Rabí! Ven con nosotros. Debemos hablarte —le dice Serket, cogiéndolo del brazo, una vez fuera de la comisaría.
—¿Qué ocurre?
—Es peligroso hablar aquí, maestro. Acompáñanos a un lugar más seguro —ruega Thot.
—Siempre se está seguro en el reino del Padre, pero os acompañaré. ¿Vosotros también queréis que pruebe alguna mierda?
—¡Dios mío! ¿Qué le han hecho? —le pregunta Serket a Thot, horrorizada.
Llegados al laboratorio entretienen a Jesús mientras realizan los preparativos del conjuro. Deben darse prisa en introducirlo de nuevo en el libro para que no se disuelva la trama. Si no lo consiguen, podría tener consecuencias nefastas.
Una vez reproducidos los mismos pasos sientan al nazareno con la Biblia en su regazo. Lo rodean, cogidos de la mano, haciendo un círculo a su alrededor. Verbalizan el sortilegio al mismo tiempo que pronuncia Jesús sus últimas palabras.
—Muchos están ante la puerta, pero son los solitarios los que entrarán. El que busca encontrará, y al que llama, se le abrirá.
Al instante, ven surgir del libro un cúmulo de humo tubular que los rodea rápidamente. Los jóvenes, al sentirse inmovilizados, intentan soltarse las manos, pero una tremenda fuerza magnética se lo impide. Se miran perplejos, mientras la nube va girando a su alrededor haciéndose más y más grande. Enseguida comprenden lo que han hecho, ya no es posible volver atrás. Van a ser tragados junto al nazareno. Se dirigen una última mirada, ambos aterrorizados, al verse rodeados completamente por el remolino.
—¡Feliz Navidad! —oyen exclamar a Azul, antes de que la nube, bruscamente, se introduzca de nuevo en el libro.
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Tolomew Dewhust
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Tolomew Dewhust »

:164nyu:
Hay seres inferiores para quienes la sonoridad de un adjetivo es más importante que la exactitud de un sistema... Yo soy uno de ellos.
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Shigella
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Shigella »

Me ha gustado bastante el paso de Jesús por la tierra. Lo que no entiendo muy bien es lo que pretendían los dos magos que le traen sin querer. Debo de estar un poco espesa este año porque me he perdido en varios relatos.
Como pega, me ha parecido un pelín largo. Espero enterarme de qué tramaban dos magos con nombre de dioses Egipcios para traer a Jesús a la época actual para fumar mierda de la buena. :lol: Y si no me entero, no pasa nada, sigue siendo un relato gracioso.
1, 2... 1, 2... probando...
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Sinkim
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Sinkim »

Por lo que yo he entendido los brujos querían sacar del libro el Sello de Salomón (un anillo que poseía el rey Salomón de propiedades mágicas mediante el cual podía controlar a los demonios o hablar con los animales. Tenía grabado el símbolo del hexagrama, al que se le añadía el nombre secreto de Dios) pero lo que sale es Jesús :D

Me ha parecido una historia muy divertida, sobre todo la ironia de que cuanto más católicos son más rechazan a Jesús :lol: :lol:

Coincido con Shigella en que el relato hubiera ganado recortándolo un poco :lol:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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Shigella
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Shigella »

Sinkim escribió:Por lo que yo he entendido los brujos querían sacar del libro el Sello de Salomón (un anillo que poseía el rey Salomón de propiedades mágicas mediante el cual podía controlar a los demonios o hablar con los animales. Tenía grabado el símbolo del hexagrama, al que se le añadía el nombre secreto de Dios) pero lo que sale es Jesús :D
¡Gracias, Sin! :D
1, 2... 1, 2... probando...
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Orr
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Orr »

Muy bueno :lol: me ha gustado mucho este alocado y divertido relato. El pobre Jesucristo chocando contra la sociedad moderna. Eso si, me ha parecido un poco prepotente el tío :cunao:
Saludos.
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ukiahaprasim
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por ukiahaprasim »

Tu si que te has fumao mierda de la buena ... :cunao:

Como idea, cojonuda.... pero el relato se te va desinflando en las manos.... demasiado larga la secuencia de situaciones .. la reiteracion le quita
fuerza al relato...

y el final muy flojito, no?.... no hay giro inesperado, ni moraleja, no hay golpe canalla., ni siquiera cambia el curso de la historia un poquitin....

no se .. esperaba algo mas...

ukiah
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Topito »

Ey... No te has atrevido... Con el hombre y con la prostituta tenía que haber habido tema... ¡hombre, ya!
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joserc
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por joserc »

Si es Jesucristo, le veo un poco perdido, sin saber qué son muchas de las cosas que ve. Se supone que lo ve todo y lo sabe todo. No me ha acabado de convencer. Lo que si me gustan son las diferentes situaciones por las que va pasando. Meterlo en una mani ya es genial.

Es interesante la idea de qué pasaría si metiéramos a Jesucristo en nuestra vida de ahora, con esta crisis.

Lo dicho: interesante idea, pero quizá desarrollada de otra manera hubiera estado mejor.

Gracias por compartir.
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iliada
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por iliada »

Me ha gustado la mezcla de los brujos con Jesús de Nazaret, un Jesús buscando hombres y las reacciones que provoca en la gente con que se encuentra. Muy ingeniosos los nombres de los garitos Aqui Pub y después Gloria y A tomar por Copas, buenísimo la escena del curra echándole fuera de la iglesia.
Un buen relato muy ingenioso que me ha hecho reir en varias ocasiones.
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Wintermute
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Wintermute »

A mi me ha gustado bastante. Yo tengo muchísimo respeto a los diálogos y estos me han parecido ágiles y naturales. Las escenas son graciosas (alguna pelín previsible, pero más que perdonable) y bien hiladas. Si nos ponemos quisquillosos quizá el argumento general no queda del todo claro, pero me parece un fallo menor en lo que yo considero comedia- mientras no tenga grandes defectos argumentales para mi lo que cuenta es que te rías y aquí me he reído...
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elultimo
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por elultimo »

No me he enterado de nada, pero de nada, nada... Empieza con dos brujos haciendo no se sabe qué en nochebuena y acaban en un botellón fumando porros, de repente aparace Jesus... Y a partir de ahí ya no entiendo nada. Pero quitando eso, que seguro que es cosa mía que no sé leer, el lenguaje y el tono gamberro que pretendes darle al relato me parece tan propio de alguien que en su vida a escrito tres frases seguidas y que pretende ser efectista con las formas más que con la historia, que lo que consigues es el efecto contrario: que acabes hasta los mismísimos de tanta grosería.
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Miss Darcy
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Miss Darcy »

Si es Jesús de Nazaret, debería saberlo todo de antemano... ¿no? A pesar de eso, imaginarme a Dios ser un hombre despistado ha sido gracioso, aunque no ha tenido mucha suerte en su accidental vuelta a la tierra XD

Por cierto, ¿qué brujos tan poderosos son esos que después de traer a Jesús no pueden parar un remolino espacio-temporal? XDD

Un relato entretenido :D

Un abrazo :60:
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barrikada
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Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por barrikada »

Veamos... Por un lado me he muerto de risa, este humor semichabacano y facilón me vuelve loco. Hay dos o tres escenas tremendas, y Jesucristo con su "Sea" está muy muy simpático. Imagino que, en cierta medida, el autor guardaba un poco de crítica religiosa cuando Jesucristo es expulsado de la iglesia, de la tienda religiosa y es más entendido en sectores antireligiosos, esa idea no está mal. Lo que pienso que se ha ido un poco de las manos es el tema de los magos, empieza bien, pero de ahí se va de madre y queda muy inconexo, además de un final que titubea un poco. También hay otros detalles que me parecen que chirrían como eso de que no se celebre la Nochebuena (o al menos se pase de puntillas, porque Jesucristo pasa de estar de fumeteo a irse de farra), que nadie se entere de su aparición si es que está en una casa y sea a los dos días cuando estos brujos den cuenta de que algo raro ha pasado, esos nombres cuando por otro lado el relato destila matices de costumbrismo típicamente español. No sé, hay detalles que no me han gustado, la idea no es que sea muy original y el final no me deja gran sabor de boca, pero es que he reído tanto que le tengo gran estima a esta creación. Enhorabuena, autor, buen trabajo!
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Yuyu
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Ubicación: Asturias

Re: CN3 - El sello de Salomón

Mensaje por Yuyu »

Me ha gustado, simpático, claro, entretenido. Se me quedó un poco corto, quería más :cunao: :cunao:
Buen relato, gracias por compartirlo. :60: :hola:
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