CP X - La buhardilla de los poetas - Estrella de Mar

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CP X - La buhardilla de los poetas - Estrella de Mar

Mensaje por lucia »

A Margarita:
Lo llamaban el loco de Blake. Sé perfectamente por quién me pregunta, fue un hombre al que admiré y respeté profundamente. Todavía lo hago. Me ha sorprendido en gran medida su carta, desconocía que tuviera una nieta. Pongo en su conocimiento que a raíz de marcharse de Londres no volví a saber nada de su vida.
Sí, yo le conocí bien y puedo hablarle de él, contarle todo lo que recuerde sobre la época de la buhardilla. Sólo una cosa le exigiré: tendrá que darme su palabra, jurarme por lo que más quiera, que nunca enseñará estas cartas. A NADIE. Es vital para mí, señorita, y es lo único que le pediré.

A Jules:
Le prometo por el santo sepulcro de Chéjov, al cual venero, que nunca enseñaré sus cartas a nadie. Si quiere estoy dispuesta a certificarlo firmándoselo con mi sangre. Lo único que quiero es saber todo lo posible acerca de él. Mi abuela murió antes de que yo naciera y mi madre nunca quiso hablar de su padre. Creo que se avergüenza de la vida que llevó.
Me gustaría que me respondiera a esta cuestión: ¿por qué lo llamaban el loco de Blake, señor Jules?

A Margarita:
No se vuelva a dirigir a mí como “señor” Jules jamás en su vida si no quiere que se corte esta correspondencia. Llámeme Poeta Nocturno, es el seudónimo que utilizaba en aquellos tiempos.
Me gusta que haya jurado por Chéjov, si lo hubiera hecho por alguno de los poetuchos modernos que hay ahora, sinceramente, no me habría tomado la molestia de responderle.
Nieta del loco de Blake, he de reprenderla. ¿Cómo puede hacerme esa pregunta tan obvia? Lo llamábamos así por el poeta e ilustrador inglés, naturalmente. El hecho de que ignore los acontecimientos sobre la vida de su abuelo en la buhardilla no le exime de ignorar quién era William Blake. Muy claramente se lo tengo que hacer notar.
En otro momento le contaré lo que viví con su abuelo. Si le soy sincero, ahora no tengo la disposición adecuada debido a una pregunta absurda.

A Jules:
Sepa usted, Poeta Nocturno, que sé perfectamente quién era William Blake. Amo la poesía desde muy jovencita. De hecho, me veo en la obligación de informarle, ya que se altera usted tanto, que muchos de sus poemas llevan acompañándome desde hace “millones de años”. Muy especialmente, hay uno que quedó posado en mi mirada y tiene la habilidad de apaciguar mi alma cuando lo susurro. Pero no lo compartiré con usted, ya que se ha mostrado tan poco cordial conmigo.
Dicho esto, no crea que no espero con ilusión sus memorias de aquella época. Por muy desagradable que sea conmigo, mi interés no decrecerá ni un ápice. Por favor, comprenda que usted es la única conexión que me queda con mi abuelo.

A Margarita:
Rememorando aquellos tiempos he recordado que cuando conocí a su abuelo no tenía otro hogar que la tumba de Blake. Allí pasaba la mayor parte de su tiempo.
Comía muy frugalmente, dormitaba y recitaba sus versos recostado en la última morada del poeta. O, más bien, cerca de ella, porque no se sabe exactamente donde reposan sus restos. Supongo que sabrá que el poeta murió desconocido y en la miseria. Tal y como vivía su abuelo en aquella época.
Por la noche, acudía a la buhardilla de los poetas para escribir y charlar. Todos sus poemas los escribía a la luz de las velas. A su alrededor, flotaba el humo de nuestras pipas y la camaradería. De fondo, las voces de los que estábamos en la buhardilla. No le incordiaban, más bien al contrario, le recordaban el susurro del mar, según nos dijo en una ocasión. Usted no puede hacerse una idea de lo que sentíamos al oírle recitar sus versos, se caía en su influjo al instante. Sus poemas eran manantial y laberinto, podían ser cielo e infierno. Llevaban todos una cuerda, para escalar o para ahorcarse.
Su abuelo fue un gran loco que cazaba mentes como el entomólogo atrapa mariposas...
No puedo seguir por hoy, recordar aquellos tiempos me abruma. No sabe cuánto.
P.D. Le pido disculpas si la ofendí con tanta vehemencia en mi anterior carta, nada estaba más lejos de mi intención, señorita.

A Jules:
Le estoy infinitamente agradecida. Jamás imaginé que un poeta nocturno me traería la voz y las memorias de mi abuelo. Es bonito cómo la vida entreteje todo, ¿no le parece? Por favor, ¿me seguirá contando en cuanto se reponga? Me gustaría poder trasladarle la importancia que esto tiene para mí. Toda mi vida ha girado en torno a ese abuelo «extirpado». Siento una profunda necesidad de terminar el puzzle y usted tiene las últimas piezas. ¿Se da cuenta de que estoy en sus manos? ¿Sabe lo que eso significa? ¿Me permitirá ver toda la imagen?
P.D. No tengo nada que disculpar al Poeta Nocturno.

A Margarita:
¿Por qué habla preguntando? ¿Es acaso esta correspondencia un test? ¿Qué razón le impide comunicar sus pensamientos con normalidad? ¿Ve? Ya me lo ha pegado a mí.
Entiendo su situación, señorita. Tenga un poco de paciencia, se lo suplico. Usted me ha traído ancestrales fantasmas que tenía ordenadamente sepultados. Le confieso que hay momentos en los que la maldigo con todas mis fuerzas y otros en los que bendigo el día que me escribió por primera vez. No sé si me comprende. El día que leí su carta me puse tan nervioso que derramé una taza de café sobre ella, dejándola toda emborronada e ilegible.
Sepa que es mi intención contarle todo aquello que recuerde de su abuelo próximamente, pero también he de transmitirle que me perturba grandemente su impulsividad.

A Jules:
Disculpe si en mi última carta le molestaron mis numerosos interrogantes. No debí haberle escrito en el estado de exaltación en el que me encontraba al leer lo que me escribió. Me reprendo y censuro a mí misma por ello. Le dejaré todo el tiempo que necesite tomarse para continuar.

A Margarita:
Creo que ya le he hablado de que su abuelo se pasaba el día balbuceando versos con su espalda reclinada en la lápida del poeta inglés. Lo que no sé si mencioné es que componía sus versos con los ojos cerrados. Ni siquiera los abría para escribir lo que le dictaba aquel otro que llevaba dentro.
Su abuelo y yo formábamos parte de una hermandad de poetas que despreciaban a la inmensa mayoría. Aquella buhardilla, propiedad de uno de nosotros, era la cueva donde veíamos la luz del mundo, era la atalaya donde dábamos voz a nuestros versos. Yo no sé, señorita, hasta qué punto ama usted la poesía. Para nosotros, en aquella época, era la vida entera. Era la poesía o nada. Todo lo demás era silencio y lágrimas.
Me avergüenza contarle que habían dos bandos en la buhardilla. Los que estaban dispuestos a malograr su vida por la poesía y los que no. Su abuelo era de los que estaban dispuestos, como habrá supuesto. Pensará que un hombre que se pasaba el día en una tumba no se le debía suponer mucho aprecio por su vida. Esto es lo que pensaban sus familiares y todos los hombres cuerdos. Pero se equivocaban. Yo no he conocido en mi vida, siendo ya anciano como soy, otra persona que tuviera más respeto por la vida. No se deje engañar por los cuerdos, señorita. Tenga por seguro que esa es una de las cosas que le transmitiría su abuelo si estuviera vivo. Las vidas de los cuerdos son tan previsiblemente grises, caminando sin pizca de aventura en la mirada, que más parecen fantasmas. No se fíe de quien no se ha buceado a sí mismo, jovencita.
Tengo que dejarlo aquí, discúlpeme. La emoción me embarga y no me deja seguir escribiendo. Disculpe si le cuento las cosas atropelladamente, la mente me juega malas pasadas cuando viaja al pasado.

A Jules:
Todo lo que me ha contado en su última carta me ha impresionado mucho. Ya voy comprendiendo por qué mi madre nunca me habló de él. Es una mujer inflexible en lo que respecta a la moral. Veo que no se parece en nada a su padre. No sabe cuánto me alegra haberle encontrado, mi poeta nocturno. Gracias a usted siento que se ha creado un lazo entre mi abuelo y yo. Es curioso, pero ya no me aguijonea que esté muerto. La muerte ha perdido su señorío, como diría Dylan Thomas. Hay muertos que están más cerca de nosotros que muchos de los vivos de nuestro alrededor. ¿No cree? Perdone, se me ha escapado una pregunta.
Por favor, siga contándome en cuanto su salud se lo permita.

A Margarita:
Le hablé en mi última carta de los dos bandos de la buhardilla. El ambiente nunca fue de acritud, no se lleve la impresión equivocada. No se juzgaba a nadie por sus decisiones ante la vida. Pero tiene que saber que una noche, de manera imprevista, se prendió la mecha de la decadencia.
Recuerdo que llovía copiosamente, la luna estaba oculta entre densos nubarrones y el ambiente que flotaba en la buhardilla era de un agradable sopor. Hasta que apareció su abuelo. Estaba calado de la cabeza a los pies y la expresión de su rostro nos hizo enmudecer a todos. Se quitó el abrigo, que llevaba empapado, y bruscamente lo arrojó al suelo, salpicándonos a todos. Comenzó a revolver, enajenado, todo lo que encontraba en la buhardilla. Le preguntamos qué le pasaba y qué era lo que estaba buscando. No dijo ni una palabra y continuó escudriñándolo todo. De pronto, se giró hacia los que estábamos allí y nos espetó: «¿Dónde cojones está?» Alguien contestó que no teníamos ni idea de a qué se refería, así que le conminaron a que se sentara e intentara tranquilizarse, lo cual hizo durante unos momentos, profundamente meditativo. Pero, acto seguido se levantó, se puso de nuevo el abrigo y en el umbral de la puerta nos dijo: «Decidle al cabrón de André que me devuelva el manuscrito o le cuelgo de las pelotas.» André era un muchacho que acudía de vez en cuando a la buhardilla y estaba empeñado en que su abuelo publicara unos textos en una revista en la que el muchacho tenía cierta influencia. Cada vez que le mencionaba el tema, el loco de Blake le contestaba con un gesto de aprensión en la mirada, seguido de un «jamás» susurrado con inconfundible desdén. La noche siguiente fue la última vez que vi a su abuelo. Pero permítame que le cuente lo que pasó aquella noche la próxima vez. Estoy muy fatigado.
PD. Quiero compartir con usted que por circunstancias que le relataré en mi siguiente carta yo me hallo en posesión de su manuscrito. Y puedo enviarle una copia si promete por el loco de Blake no publicarlos nunca.

A Jules:
¡Se lo prometo! ¡Se lo juro y perjuro!
Disculpe mi apasionamiento, pero comprenda que ante la posibilidad de leer los poemas de mi abuelo me embargan emociones muy intensas.
Estoy deseosa de que me cuente acerca de la última noche. Espero que no le importe pero estoy escribiendo una narración con las vivencias que me está contando. Estoy recopilando todo lo que sé sobre la vida de mi abuelo en un cuaderno que guardo bajo el colchón de mi cama. No se preocupe, no se lo enseñaré a nadie. Mi madre no lo encontrará, se lo aseguro. Puede usted confiar en mí, no le contaré a nadie todo lo que me ha relatado. Me apena si le estoy trayendo a la memoria recuerdos que preferiría mantener alejados, pero sepa que sus cartas iluminan una vida, una vida que estaba apagada y gris antes de conocerle a usted. Una vida miserablemente cuerda. Me interesa mucho saber qué pasó aquella noche de los versos rotos. No quiero extenuarle con una carta extensa. Continúe cuando se sienta con fuerzas, yo aguardaré todo el tiempo que sea necesario.

A Margarita:
Usted me ha engañado, señorita. ¿Cómo sabe que aquella noche fue llamada la de los versos rotos? Su impulsividad la ha traicionado. Usted conoce más cosas de lo que me ha hecho creer.
¡Con qué descaro me ha ocultado usted sus verdaderas intenciones! Ahora lo comprendo todo. Usted tiene ya una copia de su manuscrito y lo único que buscaba era conseguir el original. Me siento muy decepcionado. Escríbame para explicarse si ese es su deseo, pero después daré por finalizada esta correspondencia.

A Jules:
Se equivoca conmigo. No engaño jamás ni soy una descarada. Quizás sea un poco impulsiva pero eso no le da derecho a suponer que carezco de escrúpulos. Sólo le oculté que tenía un poema de mi abuelo, aquel que llamó «La noche de los versos rotos». Y lo hice por consideración a usted. No sabía si estaba preparado para hablarme de esa noche. No le voy a engañar diciéndole que no me gustaría tener el manuscrito, pero le aseguro que no fue el motivo que me impulsó a escribirle.
Disculpe mi enfado, no es mi intención utilizar un lenguaje incisivo, le aprecio y le respeto mucho. Usted me ha hecho amar una buhardilla perdida ya en el tiempo. Por favor, lamentaría muchísimo perder las palabras del poeta nocturno.

A Margarita:
Le pido mis mas sinceras disculpas, señorita. Me enfurruño muy fácilmente. Es una de las grandes capacidades que tengo.
Temí que sólo le interesara poseer el original. Cuando le cuente acerca de aquella noche entenderá por qué tengo yo su manuscrito.
Conozco el poema del que me habla, pero carezco del original. Me gustaría saber si el que usted tiene está escrito de su puño y letra o si por el contrario está mecanografiado. Es muy importante este matiz. Han de estar todos sus poemas escritos de puño y letra todos juntos, así que le pido que si no está mecanografiado me lo mande en su próxima carta. Soy el guardián de sus escritos.
Quiere que le hable de la noche de los versos rotos. La noche en la que él rompió todos sus versos y se marchó para siempre. Le contaré lo poco que recuerdo, sé que él querría que lo supiera.
Estoy seguro que ya le hablé de la noche en que André cogió el manuscrito de su abuelo. La noche siguiente apareció André por la buhardilla y lo negó todo. Él no había cogido los poemas, jamás se le ocurriría semejante vileza. Cuando apareció su abuelo le dijo que no se preocupara, que le creía. Y a continuación dirigió su mirada hacia mí. Sí, lo siento, señorita, todavía me avergüenza profundamente aquella broma pueril. Quería ver hasta qué punto era verdad que despreciaba sus poemas. Yo sabía que en el primero en el que pensaría sería André y quise comprobar su reacción ante la posibilidad de verlos publicados. No me defraudó. Pero él sintió que se traicionó a sí mismo, sintió por un momento que estaba atado a sus poemas y tomó una decisión drástica. Su abuelo era un hombre que aborrecía la esclavitud en todas sus formas.
Puede que le sorprenda pero aquella noche no habló conmigo. Tan sólo me sonrió con una tímida mueca y en sus ojos atisbé un halo de tristeza. El lazo con el otro que le dictaba los poemas se había roto. No sé si le consolará saber que aquella noche me sentí el hombre más ruin de la tierra.
Recibí una carta de él al cabo de pocos días acompañada de un manuscrito. Eran todos sus poemas. En la carta me decía que fuera a la tumba de Blake y lo quemara todo. Desgraciadamente, no conservo aquella carta, pero recuerdo cristalinamente que me decía: «Una hoguera hecha con mis versos será mi último poema. El último verso lo escribirás tú, pues fuiste tú quien rompió el espejismo, fuiste tú el hacedor del rayo. Y yo no soy capaz.»
La carta continuaba agradeciéndome todo lo vivido, confesándome que se sentía decepcionado consigo mismo y sentía la necesidad de inventarse otra persona. Había llegado la hora de quemar al loco de Blake...
Lo siento, señorita, disculpe a este viejo al que le tiembla la mano.
No me encuentro bien. Continuaré otro día.

A Jules:
Disculpe que haya tardado tanto en responderle. Me impresionó mucho su última carta. No me esperaba que las cosas hubieran pasado de esa manera. A decir verdad todavía sigo impresionada. No se llame a engaño, no le reprocho nada. Usted hizo lo que hizo sin mala intención. Si usted no lo hubiera hecho, probablemente yo no habría nacido. Ahora comprendo lo mucho que le habrá costado escribirme las cartas. Usted se sentía culpable, por eso no quemó el manuscrito. No escribió el último poema. Por una parte le comprendo perfectamente, pero por otra lamento que no llevara a cabo la voluntad de mi abuelo.
Le estoy muy agradecida, Poeta Nocturno. Padeceré de insomnio hasta su próxima carta, pero sabré sobreponerme estoicamente hasta que se haya repuesto del todo.

A Margarita:
Le escribo esta carta para comunicarle que mi hermano Jules nos dejó hace una semana. Su corazón se paró mientras dormía. Me dirijo a usted porque mi hermano me dejó responsable de llevar a cabo varios encargos que atañen a su persona. A saber, hacerle llegar una carta y enviarle un manuscrito. Los cuales le adjunto con esta misiva.
Le hago llegar mis saludos más cordiales.

Diario de Margarita:
Transcripción de la última carta que me envió Jules antes de morir.
Va a tener que hacerlo usted. Usted será quien escriba con fuego el último poema. Lo que fue permanece y se hace eterno en el espejo del tiempo, él lo sabía y por eso su manuscrito pide ser ceniza y mezclarse con el barro de la tierra. Los dos sabemos que el manuscrito la estaba esperando. Yo siempre fui un cobarde sentimental. Pero usted, Margarita, usted ha heredado aquella alegre melancolía que sabe cuando ha llegado el momento de que el fuego transmute al fuego. Supongo que ya se habrá dado cuenta de todo. Estaba destinada a cumplir la voluntad de su abuelo. Usted que tanto admira aquella buhardilla de poetas será el artífice del necesario punto final.
La estoy viendo prendiendo una cerilla con una sonrisa, a la vera de la tumba del poeta, entregando los versos a la hoguera...
Lo siento, señorita, de nuevo no me encuentro bien, termino esta carta parafraseándola a usted: es bonito cómo la vida entreteje todo, ¿no le parece?
Nuestra editorial: www.osapolar.es

Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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Sinkim
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Sinkim »

Otro relato epistolar, con una historia muy interesante y muy bien desarrollada con las distintas cartas :D

¡Felicidades autor! consigues mostrarnos las personalidades de los dos personajes a través de unas pocas cartas y eso no es nada fácil :D

Ha habido un momento en que me has hecho dudar si Margarita no sería en realidad Juan, un editor sin escrupulos dispuesto a cualquier cosa para poder publicar los poemas de El loco de Blake :twisted: :twisted:
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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barrikada
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por barrikada »

Ay, ay, ay, ay, ay... ¡Ay poetas!, como diría el maestro Hernando.
Muy bonito texto, pero creo que le falta algo para redondearlo del todo. Creo que la historia es bastante buena, muy romántica, como un buen reflejo de lo que hay detrás que no deja de ser poesía. Las anécdotas que cuentan Jules son muy auténticas y el final también es de los que llegan. También hay momentos y frases para el recuerdo, como por ejemplo esta que me ha encantado.
Las vidas de los cuerdos son tan previsiblemente grises, caminando sin pizca de aventura en la mirada, que más parecen fantasmas. No se fíe de quien no se ha buceado a sí mismo, jovencita.
Quizá uno echa de menos algo de poesía, pero me parece una buena elección por parte del autor por si no llega a cumplir lo esperado. Pero el único pero que le pongo es que en ciertas fases me parece un poco forzada la relación entre Margarita y Jules, enseguida parecen grandes amigos, luego de repente no dejan de recelarse, además se me ha antojado un poco coloquial el trato entre ambos.

Pero bueno, es una minucia, lo importante es que has creado una historia preciosa y has sabido conectar. Enhorabuena.
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Ororo
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Ororo »

Delicioso.

Un relato original y muy delicado que ha hecho mis delicias. Me encanta ese aire de auténtico Poeta Nocturno, sus vehementes respuestas y sus manías.
He sonreído en varias ocasiones porque la verdad es que me ha hecho gracia. También es cierto que creo que va perdiendo parte de esa magia a medida que se avanza, pues las misivas suelen terminar de la misma manera y, quizá, se dan vueltas excesivas al tema.

Tiene momentos buenísimos. Quizá recortaría un pelín. Es una gozada leerlo.
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Shigella
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Shigella »

Muy entretenido, con frases muy buenas, como la que han citado antes sobre los cuerdos.
A mí los relatos epistolares de este estilo me agradan mucho en general. Por poner una pega, el "Huy, le tengo que contar algo muy importante... pero para la próxima, que hoy estoy cansado :cunao: ", creo que en la vida real en dos cartas se hubieran despachado la historia, pero lo tolero como recurso literario.
1, 2... 1, 2... probando...
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Isma
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Isma »

Al autor:

He leído su relato mientras comía lubina. Al salir del restaurante, he paseado junto a las playas del mar del norte y el viento cortante ha ayudado a ordenar los sentimientos que su relato ha despertado.

Estoy impresionado con su prosa, señor, y permítame que le trate con este apelativo, pues a estas alturas del concurso aún no sé su verdadero alias. Desgrana usted una historia emotiva y bella, cuidada con esmero y bien entrelazada. Me he entusiasmado con el entusiasmo de Jules y he temblado con la vergüenza del Poeta Nocturno.

Permítame que le diga que lo único que no me ha gustado ha sido el título, que sin lugar a dudas busca la simpatía de los miembros del jurado, conocidos por su convencionalismo. Si este relato se lleva algún premio será por ese motivo, y no por la cuidadísima prosa, la historia original ni la maestría a la hora de exponer las complejidades humanas.

Me es imposible continuar pues aún sigo enajenado por la belleza. Continuaré, si la salud lo permite, en otro momento.
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imation
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por imation »

Bien escrito está, pero le falta chispa.
En conjunto me ha resultado un poco aburrido y repetitivo con tanto berrinche, disculpa, reculo.... Además que no hay sorpresa con lo de los manuscritos originales.
Leyendo: Ensayos, George Orwell.


"Se dispersa y se reúne, viene y va", Heráclito.
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Leticiamc
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Leticiamc »

Defino este relato con una palabra: magnífico.
Me ha encantado la historia, los personajes,el vocabulario.
Dejo de leer por hoy para quedarme con la sensación que ha generado en mí.
Enhorabuena has creado algo muy grande.
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ACLIAMANTA
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por ACLIAMANTA »

Me enganchó desde las primeras palabras, frases bonitas, pero a medida que avanzaba fue perdiendo sabor, me iba cansando y el final me dejó, cómo te dijera, impávida :oops:
Me hubiera gustado otro final, no sé cual, pero no ese
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Wintermute
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Wintermute »

Yo es que llevo muy mal los dramatismos de los artistas y demás calaña y la tal Margarita y el tal Jules se me han atragantado mucho. El abuelo por otra parte bien, pero esos dos me han impedido disfrutar del relato. Entiendo que si fuesen gente razonable el formato epistolar se caería- y los formatos epistolares son chachis, pero igual se podría haber relatado la misma historia en otro formato y hubiese ganado muchísimo.

Cuando el relato está en la buhardilla y no en las cartas, hasta a mi me ha parecido la historia del abuelo una gran cosa muy artística y bohemia... por tanto valoro el relato y entiendo que los que toleren al Jules y a la Margarita lo encontrarán muy bueno, pero para mi, queda lastrado...
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Yuyu »

Una historia muy bonita y muy bien contado, el formato carta lo hace muy ameno. El hombre es muy gruñón, sufre ataques de amok :cunao: :cunao: .
Se me ha atragantado un poco tanto tira y afloja entre los protas.
Gracias por compartir tu relato. :60: :hola:
Ronda de noche. Mundodisco 29. Terry pratchett
La sombra de Ender (Ender 5) - Orson Scott Card
El asombroso Mauricio y sus roedores sabios. Mundo disco 28. Terry Pratchett
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jilguero
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por jilguero »

Pues no sé que decirte autor. Está claro que dominas la pluma y que has escrito lo que querías escribir. Vaya por delante que es un buen relato, de eso no me cabe la menor duda, pero no me ha conseguido enganchar todo lo que podría haberme enganchado. Te digo esto porque tiene muchos ingredientes para que hubiera sido uno de mis favoritos y, sin embargo, creo que no lo va a ser (todavía se está asentando, autor, y no sé cuál será mi conclusión final). Recreas momentos de la vida de alguien real y eso me gusta, porque aprendo de manera entretenida; tiene estructura epistolar que me agrada también porque suele darle a los textos un aire liviano; además, está escrito con buena prosa y, al mismo tiempo, sin grandes alardes. ¿Por qué, entonces, no me he sentido del todo a gusto mientras lo leía?
En primer lugar, porque me ha sorprendido que se produzca una correspondencia, sobre todo al principio, de cartas tan breves, en una época en que supongo que la correspondencia tardaba en llegar. Me pegaría más un intercambio de menos cartas pero más extensas. Pero también por su contenido. Por ejemplo, eso de que una mujer escriba a alguien que todavía no conoce bien jurando por el santo sepulcro de Chejov no me ha resultado natural. Pensándolo bien, quizás es eso, que el intercambio epistolar me ha resultado un tanto artificioso, no me lo he podido creer del todo y, por eso, no he entrado bien en la historia. :roll:
Te repito, autor, que lo considero un buen texto y que es, justo por eso, que me ha chocado no me haya gustado mucho más. A ver que tal cuando lo relea. :wink:


¿Qué me está pasando? :party: Las cavilaciones de Juan Mute

El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre (A. Camus)
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Estrella de mar
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Estrella de mar »

Con este relato estoy dividida. Por un lado me gusta el ambiente bohemio pero por otro me ha dado la impresión de que le falta algo a la trama. Tendré que pensar lo que hago contigo. :roll: El cascarrabias de Jules tiene su punto. :lol:

Gracias por llenarnos de letras esta primavera. :chino:
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Isma
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Isma »

Estrella de mar escribió:[...] me ha dado la impresión de que le falta algo a la trama [...]
¿Qué crees que le falta a la trama, Estrellita? :twisted:
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Re: CP X - La buhardilla de los poetas

Mensaje por Estrella de mar »

Alma, chicha, el fogonazo de la vida. :lol: Ya sé que pido mucho, me guío por las primeras sensaciones.

Pero he de decir que el personaje de Jules no se me va de la cabeza. :roll:
Por un cachito de la mar de Cai les cambio el cielo que han prometío.
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