Uniendo tu matización, que es acertada, aunque con comillas, y la frase de Dostoievski ("Si dios no existe, todo está permitido") que nos ha recordado Eliena, (gracias guapa, ), trato de entender mejor las intenciones de Camus a propósito de Meursault: es fundamental ubicar esta obra en ese existencialismo de corte ateo, donde ya no existe un dios que nos brinda esperanza, y sobre todo, no hay reglas ni jueces para medir lo correcto. Todo queda al arbitrio de lo particular, del caso, para bien o para mal. Vivir se convierte en arte, y Mersault, en chapucero.guille escribió:Yo lo expresaría diciendo que Meursault es un personaje al que en ciertas ocasiones nos gustaría parecernos, pero que de ninguna forma podemos elegir ser, aun en el caso de que llegáramos a quererlo o incluso a atrevernos.
No estoy nada de acuerdo con la definición del personaje que hace Llosa. Aunque tampoco quiero discutir con nadie. Mi lectura de Meursault es otra. De hecho, cuando leímos el libro entre Eliena, Aben que nos acompañaba, y yo, hubo ciertas dudas sobre cómo interpretar la frase última que nombras, guille. Para mí, y ya lo dije, acepta su destino, pero no como un animal instintivo, sino con grandeza, que es bien distinto; no con entusiasmo, (pues esta emoción no es atributo de Meursault), pero sí como parte integrante del universo, con un alto grado de solidaridad (y por ende, amor) y aquí es donde yo encuentro muchos puntos de contacto con La peste, quizá menos ambigua y más aclaratoria al respecto. El final de El extranjero es grandioso porque es grandiosa la libertad que siente el protagonista, así como su integridad.guille escribió:Sobre la pasividad, vosotros habéis leído más de él que yo, pero entonces tendré que concluir que Camus se equivocó al elegir la personalidad de Meursault pues mandó un mensaje como poco ambiguo. [...] y tomo la certera definición que del personaje hace Llosa, “un hombre al que la libertad que ejercita no lo engrandece moral o culturalmente; más bien, lo desespiritualiza y priva de solidaridad, de entusiasmo, de ambición, y lo torna pasivo, rutinario e instintivo en un grado poco menos que animal.”
Estas frases, quizá, puedan entenderse como la afirmación del absurdo que el protagonista proyecta en sus actos. Si nada tiene sentido, ¿qué más da hacer esto o aquello?, ¿hay diferencias?; si la sociedad es capaz de autoagenciarse la propiedad de juzgar al otro, en base, muchas veces, a criterios caricaturescos, ¿qué más da lo que decir para defendernos?; si el otro no me comprende, ¿qué más da? Todo da igual en un mundo loco, enfermo, y que engendra caos, podredumbre, y prejuicios morales. El absurdo es una postura muy demoledora para la psique humana, pero, ¿quién está libre de caer en las garras del vacío? Crear sentido se torna muchas veces dificultoso, y Meursault se siente libre, pero quizá, también incomprendido. Además, ¿cuáles son los parámetros de la normalidad? Decía Nietzsche que "quien tiene sentimientos distintos marcha voluntariamente al manicomio". Algo así le ocurre a Meursault. Es el títere o marioneta de nuestros despropósitos y engendros morales. Pero, ¡ojo!, no sólo Meursault, cada uno de nosotros....Meursault escribió:Yo había tenido razón, tenía todavía razón, tenía siempre razón
Eliena escribió:No se trata de justificarlo, que no se le justifica, si no de intentar comprender el porqué de su comportamiento, al margen de que sea un asesino y la dificultad que ello supone. Camus añade el asesinato expresamente para hacerlo todavía más difícil, así lo veo yo por lo menos, como un ejercicio de comprender al que es diferente, al que no encaja en el sistema. ¿No es esa la mejor manera de solucionar los conflictos?
Estoy contigo, Eliena. Entender a alguien por un solo acto no es entenderlo en absoluto, aunque el acto sea el que es. Absurdo, caos, dolor, perplejidad, pasividad, irracionalismo. En esas coordenadas me muevo para lograr entender a Meursault, y en ello estoy. Respecto a que el mensaje sea ambiguo, lo dicho ayer. Camus no nos lo pone fácil, si tenemos inteligencia, usémosla. Que estemos hablando tanto de esta breve novela dice mucho de la maestría de Camus, capaz de promover con sus historias, diálogo, reflexión y amor. Sí, amor, en cierto modo. Camus no se mueve nunca ni entre lo fácil ni entre lo frívolo. Una postura ética de lo más elogiable para mí. Por eso no considero que Mersault sea inhumano. Es el reflejo de un mundo en decadencia, sin valores...
Yo lo compré a principios de año cuando de manera espontánea, hice yo misma un maratón camusiano, En espera está para quien guste acompañarme...Aben Razín escribió:Y, por cierto, siempre que llego a este punto, me acuerdo de que tengo pediente de leer la biografía de Herbert R. Lottman:
Albert Camus, Madrid, Taurus, 2006. Versión castellana de Amalia Álvarez Fraile, Javier Muñoz Martín e Inés Ortega Klei y revisada por la editorial. 2ª edición. Colección: Memorias y biografías. Tiene 725 páginas y el ISBN es 978 843060619X.