Se me ocurrió buscar este libro y estaba, increíble
(Aunque la autora es Lobe, no Robe
) .
Fue mi libro favorito en la infancia. Todavía lo tengo en papel, con las ilustraciones todas pintadas con lápices de colores, pero también lo conseguí en digital.
La mayoría de los fantasmas no pueden hacer eso: no pueden llorar ni reír; no pueden golpear el suelo con los pies ni dar puñetazos en la mesa. Sólo saben vagar como espíritus a medianoche y hacer «uuuh». Y eso es tonto, muy tonto. Pero el pequeño fantasma no era tonto. Al contrario, era muy listo. Por eso, se secó las lágrimas con un pliegue de fantasma y dijo:
—¡Basta de llorar! Llorando no se consigue nada. Tengo que hacer algo. Haciendo algo, se remedian las cosas. Me buscaré un amigo.
El pequeño fantasma se hizo un nudo en el pliegue superior. Lo hacía siempre que tenía que pensar mucho.