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Ella me encuentra con la mirada perdida sentado en el bordillo, cerca de su casa.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no vienes a verme? —Su tono no es de reproche, más bien parece preocupada.
Se sienta a mi lado y deja descansar su cabeza en mi hombro, su mano busca la mía y me aferro a ella con fuerza.
—Perdóname. He descubierto que tengo el corazón de madera.
—¿Y eso?
Suspiro y vuelvo a mirar al horizonte.
—Es madera viva, últimamente lo he regado demasiado y ha crecido descontrolado.
—Pero, ¿no te ha dado frutos?
—Oh sí, es un árbol que se eleva robusto y me ha dado frutos dulces y jugosos, pero también le han crecido espinas.
—Eso quizá sea sano, así lo mantienes alerta y crece de modo salvaje, aunque sea a fuerza de derramar sangre.
—¿Debería tener más cuidado?
Ella lo piensa un momento, frunce un instante el ceño.
—No ¿De qué sirve cercarlo y tenerlo en un huerto? Sé de lo que te hablo. Tratar de ser una buena jardinera hace que crezca el árbol poco a poco, pero no recibe el oxígeno necesario, sus frutos no tienen ese sabor verdadero.
—Quizá es cierto, la verdad es que no me importa, despliego orgulloso mis hojas ante el sol que me alimenta.
—Aún así no puedo evitar decirte esto: Debes tener cuidado, el árbol crece frondoso pero puede llegar a quemarse —Su mano aprieta más fuerte la mía mientras su tono permanece seguro—. Pero si lo hace puedes podarlo y empezar de nuevo.
La miro y sonrío. Le acaricio la mejilla y rodeo sus hombros con mi brazo.
—Esto que dices me alegra, por ti, porque eres una buena jardinera.
—A fuerza de salvar los restos. Tú también lo eres, ¿sabes?
—Tal vez sí o tal vez no, no sé si quiero descubrirlo, no sé si quiero llegar a un punto en que deba podar estas ramas que me crecen, porque eso significará que el sol me ha quemado y ya no sigue nutriéndome.
—Pero ese sol sigue ahí ahora mismo, ¿no? No pienses demasiado, no me hagas mucho caso. Si los frutos siguen saliendo no hay problema, solo mantén las espinas a raya y deja que tu corazón crezca salvaje.
La aprieto contra mí y le doy un beso en la mejilla. Ambos nos quedamos un rato en silencio, mirando más allá de lo que nos rodea.
—De acuerdo —Le suelto levantándome—. ¿Qué quieres hacer hoy?
—Creo que me han crecido malas hierbas alrededor de mi árbol.
—¿Por descuidarlo? Lo solucionaremos.
—Me alegra mucho que vivas en mi parcela, cerquita de mi corazón de madera —Me lo dice con voz tierna.
Le ofrezco mi mano y nos vamos andando despacio hacia la playa, que nos queda cerca.
Última edición por Mister_Sogad el 29 Abr 2018 18:39, editado 1 vez en total.
—Pero ese sol sigue ahí ahora mismo, ¿no? No pienses demasiado, no me hagas mucho caso. Si los frutos siguen saliendo no hay problema, solo mantén las espinas a raya y deja que tu corazón crezca salvaje.
Me parece un buen consejo.
edito. Más vale tener un corazón que crece salvaje que una madera muerta dentro del pecho. Todo tú estas tan vivo que a veces eres de un verde rabioso y tus palabras estallan dentro de quien te lee.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Solo he leído ese primer avioncito...y si yo fuese Berlín estaría ahora mismo ronroneando de la emoción...a punto de pedirte unos cuantos arañazos y salivazos
Berlinilla....que consentida te tienen!! A mi también me gustaría pero mis neuronas son muy limitadas y las que quedan no dan mucho de sí...cosas de la edad
Esto lo iré leyendo por tomos...con calma...a ver si aprendo algo y pronto aparezco con mi media melona que debe estar en Narnia porque no aparece
—Pero ese sol sigue ahí ahora mismo, ¿no? No pienses demasiado, no me hagas mucho caso. Si los frutos siguen saliendo no hay problema, solo mantén las espinas a raya y deja que tu corazón crezca salvaje.
Me parece un buen consejo.
edito. Más vale tener un corazón que crece salvaje que una madera muerta dentro del pecho. Todo tú estas tan vivo que a veces eres de un verde rabioso y tus palabras estallan dentro de quien te lee.
Joder, con cosas así es casi imposible no tener un escuadrón completo de avioncitos a la espera.
prófugo escribió:
Jolín tigre......no me jodas...vaya crack!!!
Solo he leído ese primer avioncito...y si yo fuese Berlín estaría ahora mismo ronroneando de la emoción...a punto de pedirte unos cuantos arañazos y salivazos
Berlinilla....que consentida te tienen!! A mi también me gustaría pero mis neuronas son muy limitadas y las que quedan no dan mucho de sí...cosas de la edad
Esto lo iré leyendo por tomos...con calma...a ver si aprendo algo y pronto aparezco con mi media melona que debe estar en Narnia porque no aparece
Sois los dos la leche..que lo sepais
¡¡¡Muchas gracias Prófugo!!! Si solo has leído el primer avioncito te vas a enterar con el resto de la flota, ten cuidado que a Lucía le suben el azúcar.
Noche cerrada. El mar desabrido ruge bajo un cielo tintado en púrpura, densas nubes dan paso a latigazos de luz que resaltan la escena. La iluminación permanece un tiempo, deshilándose poco a poco. Un estremecedor silencio mantiene un marco irreal del lienzo de pesadilla. Un tigre mira a lo lejos.
Un puente se pierde hacia el interior de la mar erizada. Sobre su interminable baranda de metal una gata negra avanza con ligereza. Su cuerpo se cimbrea dejando tras de sí una estela de destellos azulados, su cola caracolea en un incesante vaivén. De nuevo oscuridad. El tigre avanza lentamente hacia el puente.
El lacerante rayo blanco devuelve la visión al mundo. La gata ha llegado al final de la baranda y mira al agua, aquel monstruo de fauces sedientas. Sobre su cabeza la tormenta estalla con violencia, goterones escarlatas embadurnan y emborronan la visión descarnada. La felina mira un momento atrás, su cola azotando al aire con fuerza. Su forma se transmuta en una figura femenina de cabellos negros y cuerpo de porcelana. Luego salta decidida al desquiciado océano de húmedas cenizas.
El tigre se paraliza un momento, su pelaje se eriza en afiladas espadas y se lanza a una carrera desatada hacia el final del puente. La lluvia de sangre lo empapa desdibujando su color esmeralda, amplios moratones motean de ese modo su pelaje rayado. Al llegar al fin de la pasarela se detiene, su forma felina desaparece y cambia a un cuerpo masculino. Cierra los puños con fuerza mientras sus ojos sondean las procelosas aguas. Agarra el frío metal de la balaustrada y de un impulso se lanza al mar.
El mundo se torna pesado cuando atraviesa la superficie. El líquido se aprieta alrededor y lo arrastra al fondo mientras una fuerza invisible le estruja los pulmones y golpea sus entrañas. El hombre se deja llevar, conoce el ahogo, ya ha lidiado con la asfixia. No necesita respirar bajo aquél océano de lágrimas, tan solo permanecer entero. Su mirada busca de un lado a otro, una forma blanquecina atrae su atención.
Entonces se concentra en su esfuerzo por nadar hacia aquél ser que titila con luz blanca. Cuando llega a su lado sus pies se afianzan en el fondo de aquel océano de desesperanza. La mujer gata está enroscada sobre sí misma, su cuerpo desnudo parece desdibujarse mientras la arena oscura del fondo trata de devorarlo en el olvido.
El hombre, prendido en luz verde, se agacha y levanta sin esfuerzo el cuerpo de plata. La mujer se engarfia al cuello masculino y lo mira con atención. Durante un momento ambos irradian luz hasta que decididos se dan la mano y avanzan por el fondo hasta salir a la superficie. Sus pies horadan la playa, testigo mudo del cambio de forma. De regreso al estado felino.
Última edición por Mister_Sogad el 29 Abr 2018 18:40, editado 1 vez en total.
Aquí hace falta algo de sexo y rock and Roll. Me encanta lo que has escrito. El primero es el que más me ha gustado. Me pareció muy bien llevado ese diálogo. En ocasiones me parecía que ella se contestaba a si misma y en otras la gata deja claro que la conversación es real, que no inventada.
En fin tigre, tanta azucar es peligrosa. Un poquito de sal, no más
--- Pareces atribulado!!
--- No entiendo... tan sólo me estoy cagando.
--- Corre raudo, pues...
--- ¡Por los dioses! ¡¡¡Necesito un diccionario!!!
Gavalia escribió:Aquí hace falta algo de sexo y rock and Roll. Me encanta lo que has escrito. El primero es el que más me ha gustado. Me pareció muy bien llevado ese diálogo. En ocasiones me parecía que ella se contestaba a si misma y en otras la gata deja claro que la conversación es real, que no inventada.
En fin tigre, tanta azucar es peligrosa. Un poquito de sal, no más
Tenéis todos la mirada sucia, carajo.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
Gavalia escribió:Aquí hace falta algo de sexo y rock and Roll. Me encanta lo que has escrito. El primero es el que más me ha gustado. Me pareció muy bien llevado ese diálogo. En ocasiones me parecía que ella se contestaba a si misma y en otras la gata deja claro que la conversación es real, que no inventada.
En fin tigre, tanta azucar es peligrosa. Un poquito de sal, no más
Pero, ¿te los has leído todos? creo que ya son más de una docena.
Gracias por leer y comentar Gava. Y ya se lo dije a Isma, de sexo nada, mucha gata para tan poco tigre.
El hombre, prendido en luz verde, se agacha y levanta sin esfuerzo el cuerpo de plata. La mujer se engarfia al cuello masculino y lo mira con atención. Durante un momento ambos irradian luz hasta que decididos se dan la mano y avanzan por el fondo hasta salir a la superficie. Sus pies horadan la playa, testigo mudo del cambio de forma. De regreso al estado felino.
Ohhh por favor, que bonito todo... Me encanta, me encanta y me encanta. Y ya está.
Si yo fuese febrero y ella luego el mes siguiente...
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