La sangre de los últimos (Novela fantasía - erótica)

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Dama Luna
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La sangre de los últimos (Novela fantasía - erótica)

Mensaje por Dama Luna »

Voy a dejar aquí un relato (largo) que escribí hace unos meses, por capítulos. Espero que os guste. :wink:

Capítulo I

—¿Qué ha sido eso?
La voz del viejo druida sonó ajada y rota. Como ajado y roto era su rostro lleno de arrugas y cicatrices mal cosidas.
—Un cuervo —le contestó su joven compañero, recostado sobre la tierra húmeda.
El druida rezongó algo sobre cuervos, profecías y ojos de bruja que vigilaban las montañas por entre las plumas negras, pero el otro no le hizo mucho caso. Mascaba con calma una bola agria de targa que le ayudaría a meditar con poco esfuerzo. El olor áspero de la targa le embotó los sentidos, y pronto no pudo distinguir el graznar del pájaro del de su maestro.
—Vago del demonio —volvió a protestar el viejo, incorporándose con ayuda de un bastón.
El viento aullaba cada vez con más fuerza. Se asomó a la entrada de la cueva y observó con gesto contrariado las volutas de humo que seguían elevándose en perezosos jirones desde las chozas calcinadas, allá en lo más profundo del valle. Algunas líneas oscuras serpenteaban aún sobre la nieve, aunque habían adelgazado mucho con las horas. El viejo druida las contempló con pena, meneando la cabeza.
—Idiotas presuntuosos… ¿Dónde está ahora vuestro maldito orgullo, eh?
Echó un vistazo sobre su hombro; su compañero canturreaba un mantra desafinado con la boba sonrisa de los adictos a la targa. Aquello, pensó, era la peor condena. Solo le quedaba un acólito, al que cualquier día de esos encontraría sumido en un trance del que ya no despertaría.
—Y entonces, ¿qué? —se preguntó en voz alta.
Adiós a las artes arcanas. Para siempre. El rey había decretado una sentencia de muerte sobre todos los druidas, y sus esbirros se habían dado buena prisa por acatarla.
—Asco de tiempos.
Volvió al interior de la cueva y se acuclilló junto a los restos de la fogata. Apenas quedaban rescoldos y el frío le atería los huesos. Haría bien en sentarse a esperar la muerte.
Lástima que hubiera hecho el juramento años atrás. Proteger la vida de todos y cada uno de los druidas, prometió. Y eso le incluía a él. A él, y al inútil aprendiz que le acompañaba, y del que nunca sacaría nada de provecho. Recordaba los gotones de sangre que mancharon su túnica después del sacrificio, y las palabras pronunciadas en un idioma que ya nadie comprendía. Tal vez aquella hubiera sido la auténtica profecía: la sangre de los últimos, y los conocimientos que se perderían en la bruma de las leyendas.
Resopló. Estaba cansado, muy cansado. Más al norte solo había una tribu. Si no les daban hospitalidad, los esbirros lo tendrían fácil. Perseguidos como ratas hasta los confines del continente, abandonados a su suerte; la llegada del invierno se encargaría de ellos. Quizá fuera mejor así. No se sentía con fuerzas de resistir otro año más. Y la opción de solicitar cobijo a los norteños que quedaban al otro lado de las montañas no se le antojaba nada agradable.
—Una banda de salvajes sanguinarios y lascivos —murmuró.
Metió la cabeza, calva y alargada, entre las manos, y permaneció así largo rato. Las sombras de los árboles cambiaron de dirección, y supo que había llegado la hora de irse.
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Landra
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Landra »

Me da igual lo erótico, por el momento lo fantástico me atrapa.

Espero más capítulos.
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zilum
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por zilum »

Dama Luna, me ha encantado este comienzo! Promete! :402:

Sigue dándole duro y disfrutando por el camino! Ánimo, que tienes mucho talento!
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Fernweh
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Fernweh »

Ya me tienes enganchada :palomitas: A la espera del siguiente capítulo :60:
«El futuro es más ligero que el pasado, y los sueños pesan menos que la experiencia porque la vida no vivida es más leve, tan leve.»
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Dama Luna
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

¡Gracias, compis! Me alegro de que os haya gustado el comienzo. :D :D
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lucia
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por lucia »

A ver cómo engarzas lo erótico sin que quede forzado, porque este tipo de fantasía no suele prestarse.
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Dama Luna
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

Lo intentaré... De todas formas este relato es más que nada un experimento :mrgreen:
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Dama Luna
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

Capítulo II

Fhagar dio un salto y descendió la colina resbalando sobre las piedras sueltas. Los jinetes que había avistado el explorador se acercaban cabalgando desmadejadamente desde el oeste.
—¿Están ahí? ¿Vienen de verdad? —le preguntó Malwa.
Fhagar asintió con aire pensativo y la agarró del brazo para obligarla a moverse, pero ella permaneció en su sitio. Fhagar dejó escapar un suspiro resignado.
—Aún tardarán en llegar. Y, no sé, puede que cambien de ruta en el último momento.
La joven le miró con los ojos entornados, sujetándose la melena rojiza con una mano.
—No seas estúpido. ¿Adónde más pueden dirigirse? Desde aquí no parten más caminos. ¿No sabes quiénes son?
Fhagar se miró la punta de las botas. Se le habían despellejado. No le vendrían mal unas nuevas. Y el viento estaba cambiando.
—El invierno se nos echa encima —dijo. Al cabo de un rato, añadió—, traen el pendón de los dragones negros. ¿Volvemos ya?
Malwa negó con la cabeza, y Fhagar se despidió de ella con un gesto de la mano.
—Voy a reunir al Consejo —anunció desde la distancia.
—Yo iré luego.

Le observó marchar hasta que su silueta se fundió con los abedules, y entonces trepó como una gata hasta la torre de vigilancia. Los tablones de madera crujieron cuando apoyó todo su peso en ellos para auparse hasta el ventanuco. El viento azotaba con más violencia allí arriba, y tuvo que sujetarse para no perder el equilibrio.
Sí, allí estaban. Llegarían antes de lo que había dicho Fhagar. O su hermanastro estaba perdiendo facultades, o los jinetes habían apretado el paso para que no les sorprendiera la noche. O las dos cosas, probablemente. ¿Cuántos eran? Malwa no podía contarlos con precisión, se movían como sombras sobre la tierra negruzca. Una veintena, puede que alguno más. El que portaba el pendón lo hacía a duras penas, como si estuviera soportando un peso terrible. Pero no parecía un blasón especialmente pesado, observó.
No eran tan malas noticias. Desplazándose como fantasmas, demasiado agotados para mostrar su emblema con orgullo… No podían albergar malas intenciones. Dio un par de brincos y se deslizó hasta el llano como había hecho antes Fhagar. Inspiró hondo, y el aire cortante de las montañas inundó sus pulmones. Su hermanastro tenía razón. El invierno se les echaba encima.

Malwa corrió las pieles de la puerta hacia un lado y entró con la cabeza baja en la choza del chamán, que se volvió para mirarla con un profundo ceño.
—Llegáis tarde… Otra vez.
Malwa se encogió de hombros y musitó una disculpa entre dientes. Los ojos vidriosos del viejo se clavaron en su espalda mientras buscaba un hueco donde sentarse. Fhagar le hizo una seña y la joven se dejó caer junto a él.
Como de costumbre, la choza apestaba a humo agrio. Malwa observó el interior con aprensión; los pocos utensilios del chamán se apiñaban sobre un mueble de hueso que dominaba la estancia. En un rincón, el montoncillo de paja que servía de catre descansaba bajo una pila de mantas, rígidas por la suciedad que acumulaban. El chamán torció la boca en un gesto furioso porque la entrada de la muchacha le había interrumpido, y los hombres habían fijado su atención en ella hasta que Fhagar pidió al viejo que continuara.
—No tengo nada más que decir —repuso este con indolencia—. Ha llegado la hora de que toméis vuestra decisión. ¿Quién quiere hablar?
Un hombre calvo que lucía un parche se levantó, y se dirigió al centro para hacerse oír por todos.
—El chamán quiere hacernos creer que tenemos elección. Que podemos decidir cómo enfrentar nuestro futuro. Pero yo digo que nuestro futuro ya está trazado.
El viejo murmuró algo entre dientes que nadie pudo entender, y soltó una risilla. Aguda y chirriante, como de rata. El calvo le ignoró, y siguió diciendo:
—Los clanes se reunirán en cuanto pase la estación fría. Discutiremos muchas cosas, pero solo una nos importa en realidad: ¿apoyaremos al rey? ¿O al rebelde? Eso es lo que tenemos que decidir ahora.
—¿Por qué ahora? —preguntó alguien.
—Se acerca un destacamento de hombres del rey. Si nos piden hospitalidad, ¿qué vamos a hacer? ¿Darles cobijo?
—El rebelde prometió regresar antes de la próxima luna nueva —contestó otra voz—. Prometió traer polvo de plata y un montón de vacas. No podemos acoger a los hombres del rey.
Fhagar se puso de pie y se acercó al calvo con expresión cansada. Se aclaró la garganta antes de empezar a hablar, y por la tensión que mostraban sus hombros, Malwa supo que no tenía ganas de hacerlo.
—Juramos lealtad al rey en el pasado. ¿Creéis que el rebelde traerá prosperidad a nuestro pueblo? ¡No lo hará! Su yugo caerá sobre nosotros, implacable. La corte del rey está muy lejos; sus leyes no nos afectan, y cumplimos con nuestras tradiciones. ¡La mayoría de nosotros jamás le ha visto en persona! Sin embargo, si el rebelde triunfa, establecerá su fortaleza al otro lado de las montañas, y nos someterá con puño de hierro. ¡No seáis necios!
Todos callaron y el silencio se convirtió en un zumbido molesto. El calvo intercambió una mirada rápida con el chamán.
—Jefe Fhagar… Mira a tu alrededor. Estamos cansados de ser el despojo de la frontera septentrional. Los demás clanes se burlan de nuestra miseria, y de nuestra salvajez. Nuestras tradiciones son hermosas, sí, y velamos por que se cumpla nuestra ley. Pero pasamos hambre, frío y penalidades. Nos hemos convertido en una tribu rústica, poco más que animales. Queremos ser prósperos.
—¡Prósperos! —se burló Fhagar, pero su voz estaba teñida de pesar—. Es una palabra extraña que últimamente se ha convertido en una conjuración aquí. ¡Hombres prósperos, decís! ¡Comodidades, ricas joyas para vuestras esposas, armas de plata para lucir en vuestros cintos de cuero repujado! ¡Ja! Decid más bien hombres sin honor. Vendidos al rebelde como putas por el brillo de sus riquezas.
Algunas voces ahogadas protestaron sin llegar a convertirse en murmullos. Los otros jefes apartaron la vista, pero el hombre calvo apoyó una mano paternal en el hombro de Fhagar.
—Ya lo habíamos decidido antes de que nos convocaras. Ofreceremos cobijo a los hombres del rey si lo solicitan por los lazos que nos unieron en el pasado, pero apoyaremos al rebelde.
Fhagar abrió la boca para contestar, aunque no brotó ningún sonido de su garganta. De pronto parecía haber envejecido diez años. Paseó la mirada sobre los miembros del consejo, uno por uno, tratando de encontrar algún atisbo de complicidad, y todos desviaron la vista. Por fin, sabiéndose derrotado, hundió la cabeza entre los hombros y abandonó la choza abatido.
—Habéis tomado la decisión correcta —dijo entonces el chamán.
Los hombres se pusieron de pie para marcharse, todavía agitados. Malwa los observó sin moverse, y se sintió profundamente apenada. Tenían tanto miedo… Qué más daba qué bando escoger. Estaban condenados, de todas formas. El suyo era un clan débil, medio salvaje. Malwa recordó a los escasos bardos que se aventuraban hasta allí cuando los días alargaban y el sol regaba con más tibieza la miserable porción de tierra en la que vivían. Decían que al sur había ciudades con palacios construidos con piedras blancas, tan resplandecientes que parecían perlas gigantes. Y que había fuentes en mitad de las calles con hermosas figuras escupiendo agua, y mercaderes que vendían comida todos los días del año, y que los niños no necesitaban aprender a tomar la espada porque vivían en paz.
Y sin embargo, nunca le tentó conocer aquellas ciudades de ensueño. Malwa se sentía libre durmiendo al sereno las noches más cálidas, bebiendo de los arroyos y aprendiendo los secretos de las estrellas y de las cortezas de los árboles. Sobre todo, ahora que su instrucción como sacerdotisa arcana había concluido. Se estremeció con añoranza al recordar a su antigua maestra, y a sus hermanas también, pero la suya no era la vía del estudio. Siempre lo había sabido.
La choza se vació poco a poco, hasta que solo quedaron ella, el calvo y el horripilante chamán. Malwa no disimuló el asco que le producían sus miembros pálidos y blandos, y sus labios azulados que colgaban hacia abajo en una mueca de permanente desprecio. Se acercó hasta las pieles de la entrada, y al retirarlas para salir tropezó con un muchacho que llegaba a la carrera.
—Ha llegado un grupo de jinetes —farfulló entre jadeos nerviosos—. Portan el emblema del rey, y solicitan nuestro cobijo. Traen a varios hombres heridos.
—¿Por qué buscas respuestas aquí? —preguntó Malwa con rabia—. Ve afuera y busca a tu jefe para informarle.
Notó una mano como una garra sobre el hombro, y apretó los dientes.
—Malwa…
Con un gesto brusco se deshizo de ella y salió corriendo al exterior.
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por lucia »

Este salto me ha descolocado porque pensaba que estaba relacionado con el anterior, pero ya ví que no. Y ahora me queda la duda si además de distintos escenarios físicos serán también diferentes tiempos :shock:
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Dama Luna
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

Está relacionado, pero date tiempo, mujer... Habrá que ir atando cabos un poco más adelante :wink:
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por lucia »

Es que soy un poco impaciente :lol:
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Landra »

Cuanto daño ha hecho juego de tronos.

El invierno, el rey, el renegado... todo me suena a la serie. Pero sé de sobra que no lo has hecho con esa intención, tu historia no tiene nada que ver con JDT.

Odio las descripciones cuando leo, normalmente acabo leyendo en diagonal intentando buscar el diálogo o la información de interés en la historia. Pero has hecho cortas y justas descripciones para ponernos en el sitio y lugar. Eso hace que lo lea fluidamente.

Toca esperar más capítulos ;)
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

Ni la he visto ni la he leído, así que estoy limpia :mrgreen: :mrgreen:
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Landra »

Dama Luna escribió:Ni la he visto ni la he leído, así que estoy limpia :mrgreen: :mrgreen:
No lo he dudado ni un segundo. Yo tampoco me leído los libros ni lo haré. Bastante tengo con la serie...

Un saludo.
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Re: La Sangre de los Últimos -CAP. 1 (Fantasía, erótico)

Mensaje por Dama Luna »

Junto a la empalizada, Fhagar discutía en voz baja con uno de los jinetes. Todos los habitantes del poblado observaban con curiosidad a cierta distancia, lanzando tímidas miradas hacia los recién llegados.

—Es todo cuanto puedo ofreceros sin comprometer mi honor —decía Fhagar cuando Malwa llegó hasta él.
—¿Quiénes son, Fhagar?
El jefe la miró. Los ojos castaños de Malwa brillaban por la ira. El jinete la miró también, y la muchacha vio un cansancio infinito en él. Sin embargo, su voz sonó clara y potente cuando se dirigió a ella.
—Yo soy Kayr, hijo de Kaarn. Somos soldados del rey. Los rebeldes nos atacaron a traición al atravesar la Quebrada de las Brujas, y necesitamos atender a nuestros heridos. Si nos dais cobijo, solo nos quedaremos unas semanas. —Se dio la vuelta para señalar a varios de sus hombres, recostados sobre los cuellos de los caballos—. Si lo preferís, les dejaremos a ellos a vuestro cargo, y nosotros acamparemos lejos de vuestros límites.
Malwa sacudió con vehemencia su melena rojiza y tomó la palabra.
—No permitáis que os dividan, Kayr, hijo de Kaarn. Mi clan ha perdido el honor, y ya no son de fiar. Les matarían en cuanto tuvieran ocasión, y luego darían caza al resto.
Fhagar palideció, pero Kayr asintió con la cabeza.
—Vos diréis, señora.
—Dejad a vuestros heridos en manos de la sanadora, en el templete del bosque. Yo os guiaré.
Los jinetes volvieron grupas a una señal de Kayr, y se alejaron de la empalizada. Fhagar se pasó una mano por la cara.
—¿Acaso te has vuelto loca, Malwa? ¡En cuanto regresen, correrán a contárselo al rey!
Malwa apretó los labios hasta que adquirieron un tono púrpura.
—Si logran llegar hasta el rey, al menos podrán contar que en este clan miserable quedaban dos personas con honor, hermano. Aprecio eso mucho más que mi vida. Y sé que tú también.
Fhagar se dio media vuelta y ordenó a todos que volvieran a sus casas. El calvo les observaba con los brazos cruzados por delante del pecho y las aletas de la nariz dilatadas, pero el viejo chamán había desaparecido.
—Yo les guiaré —repitió Malwa, y trotó hasta donde esperaban los soldados.
Última edición por Dama Luna el 12 May 2016 21:28, editado 2 veces en total.
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