Mi ventana (Relato psicológico) (1era. parte)

[LopezPastor]

Es una estupidez decirlo pero sí, es un relato de FICCIÓN…

Parece que quienes viven fuera de aquí tienen una existencia muy aburrida. Es algo que llevo notando desde hace ya mucho tiempo. Desde esta ventana, veo pasar a cientos de personas cada día. A pesar de que suelo observarlos mientras reflexiono, no acostumbro a fijarme en lo que hacen como seres individuales, supongo que porque no creo que tengan nada de autónomos. Hasta donde yo sé, parece que siempre funcionan en grupos, llámense trabajos, familias, clanes, amistades o tribus. Me he enterado de que, ahí fuera, usan una serie de programas informáticos de lo más variopinto para estar en contacto con los demás, y que suelen quedar en persona para verse y hablar sobre cualquier asunto que pueda ser de su interés, o para recrearse en la observación de la naturaleza o en la práctica de actividades que sean del agrado de la mayoría de ellos.

Hay un parque delante de mi ventana, así que, de vez en cuando, puedo constatar en qué consisten esas cosas que, en Internet, se llaman “quedadas” y, en el mundo abierto, parece que no tienen un nombre específico. En general, puedo decir que, al menos en el plano visual, no hacen algo muy diferente a lo mío: ellos también gastan las horas en lo que más les gusta y, al mismo tiempo, estrechan lazos, conocen mejor a los demás o, simplemente, dejan que pase el rato. Creo que en eso es, esencialmente, en lo que nos diferenciamos ellos y yo.

Y es que, en mi mundo, no tiene sentido hablar de “pasar el rato”. El tiempo es algo que transcurre pero que no tiene significado alguno. Cuando toca comer, como. Cuando toca dormir, duermo. La mayor parte de las horas las invierto en pensar. Y, a diferencia de muchas personas ahí fuera, que dejan algunos testimonios sorprendentes en la red, yo no considero que me sobre ni un solo segundo. De hecho, me gustaría poder adquirir más tiempo de alguna forma. No entiendo por qué los de ahí fuera tienen ese interés tan desproporcionado en invertir sus horas en hacer algo de lo que ellos llaman “provechoso”. ¿Acaso no es provechoso pensar?

Tras mucho investigar, he dado con una clave: más allá de mi ventana, se valora algo llamado “productividad” que, a grandes rasgos y hasta donde yo entiendo, es una medida de la cantidad de cosas que puedes hacer por espacio de tiempo. He llegado a la conclusión de que se refiere a cosas materiales pues, en caso contrario, todos seríamos seres productivos, ya que creo que nadie es capaz de dejar de pensar nunca, aunque piense en tonterías. Todos pensamos miles de cosas a lo largo del día, y diría que la mente bien entrenada llega a procesar más pensamientos que productos pueda producir cualquier obrero. No obstante, como ya digo, parece ser que la productividad solo se valora en cosas que den como contrapartida algo llamado dinero.

El dinero, o al menos así se explica en algunos libros de texto descargables en la red, es un mecanismo de transacción. A ti, a cambio de lo que produces, te dan unas monedas, unos billetes o unos vales que, luego, canjeas por otros productos. Según parece, el valor que se le da a cada bien surge, entre otras cosas, de la cantidad del mismo que exista en el mundo, del número de personas que quiera comprarlo y de los bienes que se deban consumir para producirlo, sean estos bienes materiales (recursos) o humanos (tiempo invertido por un trabajador). No acabo de comprender bien cómo funciona la economía a nivel mundial, pero parece que tiene miles y miles de indicadores, tasas, aranceles, y cada territorio tiene unas normas específicas que, poco a poco, tienden a homogeneizarse… Aunque he de reconocer que lo que más me llama la atención son los contratos.

De alguna manera, las personas de fuera se unen entre ellas por medio de contratos, en los que adoptan diferentes posiciones: arrendatario, deudor, empleado, jefe, director, y miles y miles de denominaciones más cuyo significado específico me es ajeno, al menos por el momento. Solo sé que no hay, en ese sistema, nadie que no esté económicamente unido al conjunto, por medio de algo que se llama impuestos. De esa manera, todos están en un contrato impuesto con todos y luego, aparte de ése, pueden firmar otros con intereses más individualizados. Allí fuera, por así decirlo, la gente está atada en corto por lo que le rodea, y acaba sin tener demasiada libertad para pensar tranquilamente, puesto que el mero acto de ejercitar la mente no suele dar dinero más que a aquellos que lo hacen especialmente bien, y el resto tiene que ganarse la vida como puede. De hecho, he visto muy poca gente que se dedique a reflexionar como oficio. En la antigüedad se llamaban filósofos y se estudian ahora en las escuelas, pero creo que la mentalidad actual no es muy propicia para que proliferen nuevos pensadores, ni siquiera sistemas de pensamiento novedosos.

De hecho, los de fuera tienen algo que se llama gobiernos, que son grupos de personas elegidas (o no) por los ciudadanos y que tratan de que esos contratos firmados cumplan unas ciertas normas y que, al final, esas legislaciones (que creo que son conjuntos de leyes en un determinado ámbito) lleven a que todos sean felices, lo que suena a algo más elevado aún que pensar correctamente o, al menos, más deseable para el pueblo en general. Bueno, hay quien duda de esto y cree, como he leído miles de veces en Internet, que son las grandes empresas las que controlan a los gobiernos y no al revés, pero siempre he preferido quedarme con la base y no entrar en demasiados detalles.

Tuve la oportunidad de informarme el otro día sobre ideas extendidas en el tumulto que ellos llaman “sociedad”. Según parece, a pesar de que cada uno de los seres humanos tiene sus intereses particulares, solapados, más o menos, al interés general, no pueden evitar compartir opiniones de forma medianamente generalizada. Por ejemplo, leí sobre mecanismos de control y subordinación de unas personas sobre otras, y llegué a espacios donde habían quedado plasmadas consideraciones de todo tipo sobre la soledad. Realmente entiendo las palabras que utilizan porque las he visto en muchos escritos, pero su significado y contexto a la hora de comentar este tema me resultan totalmente incomprensibles. Según ellos, yo estoy muy solo, lo que me invita a pensar que no han entendido lo que significa el abandono.

Son ellos los que, a pesar de tener miles de kilómetros que recorrer, sueños que cumplir, conocimientos que adquirir, vivencias que tener, sienten que se aburren. Lo mío es solo mirar por una ventana y pensar y, aun así, siento que necesitaría muchos más años para poder reflexionar sobre todo lo que me gustaría valorar minuciosamente. Por alguna extraña razón, a pesar de que me siento feliz, soy desdichado a ojos de la mayoría de personas que me encontraría en caso de que saliese de aquí.

He llegado a la conclusión de que, más allá de mi ventana, todo es muy raro. Aquí se está mejor.

Si queréis leer más, iré subiendo, pero subo mucho más contenido en mi web sobre literatura y filosofía

[lucia]

¿Tiene internet y no sabe lo que es el dinero y está solo? O es un loco en el manicomio, o un autista o un marciano o la reflexión es incoherente de base.

[LopezPastor]

¿Tiene internet y no sabe lo que es el dinero y está solo? O es un loco en el manicomio, o un autista o un marciano o la reflexión es incoherente de base.

No exactamente. Puedes tener Internet en tu casa de mil maneras, especialmente si nos ponemos en un tono medianamente fantasioso, y no haber comerciado jamás. De la misma manera que puedes tener comida sin necesidad de comprarla, o ropa.

Uno no revela sus secretos tan rápido

[Gavalia]

El problema que le veo al trabajo reflexivo que propones sería el hecho de que no me cuenta nada que no haya pasado ya por mi cabeza en algún momento de mi vida (sociedad, verdad, mentira, deseos, ilusiones, decepciones, etc) en definitiva todo eso que nos hace humanos. Otra cosa es que quién cuenta la historia no sea de este planeta. Yo conozco a unos cuantos que miran desde esa ventana llamada internet sin atreverse a ir un paso más allá, quizá por miedo a la decepción. Prefiero de todas, todas, abrir las ventanas físicas de mi casa y respirar la verdad que llega a mis ojos desde la realidad. El mundo virtual suele ser más falso que Judas.
Un saludo

[Nurcacce]

Tras el segundo párrafo contándonos en qué consisten las cosas más ordinarias de la vida, aburre. Cuando has empezado con los gobiernos he saltado el párrafo.

[mhtdtr]

Me ha gustado como reflexión, pero me esperaba que al final se explicase un poco el origen del narrador ya que, como comenta una compañera arriba, no es viable que un ser humano, incluso sin internet, desconozca cosas básicas de la sociedad, especialmente si lo único que hace es pensar.

[LopezPastor]

Siento no haber podido contestar antes. Voy por partes:

1. Es una serie de relatos. No se busca que termine aquí, así que el hecho de que parezca incompleto no es que sea deliberado, es que es lógico.
2. Sobre lo de aburrido... Bueno, depende de a quien le guste. En mi web tengo muchos trabajos distintos, puede elegir cada uno el que más le guste.
3. La viabilidad, reitero que, al ser una serie, se irá desvelando. Todo tiene sentido, pero no es cuestión de darlo todo mascado en la primera toma de contacto.

Cualquier duda que se tenga se puede solucionar. Quizá debería haber notificado que no acababa aquí...