Hola, chicos, ¿qué tal? Habéis escrito.
Bueno, yo también me paso por este hilo tan huérfano al que amablemente me invitó
@natura , naturcita.
Comencé a leer esta compilación de ensayos hace unos días; si bien es cierto que no los empecé por el orden establecido, sino que comencé por el tercero («Viaje por mar con
Don Quijote»), pues me interesaba especialmente. Y es que, desde hace un tiempo, me vengo interesando por la dimensión de la recepción del
Quijote por diferentes autores, incluso por otros
Quijotes, otras novelas que cuentan una misma historia, como la de G.K. Chesterton o la más reciente de Rushdie. Sí, formo parte de ese 1% de la población que ha leído el Quijote entero y que, además, lo considera una de sus obras favoritas (algún día tendré que preguntarme por qué casi todas mis novelas favoritas, personales, ya no hablo de universales, que también, constan de alrededor de mil páginas
).
Me entusiasmó descubrir las ideas de Mann acerca de la novela de Cervantes, que distan mucho de ser parecidas a las de mi querido Nabokov, con el que en este asunto no estoy nada de acuerdo. Mann utiliza un marco que parece ser un tanto ficcional, una travesía en barco desde Europa a Estados Unidos, que realizó pero no parece que a la par que la lectura del
Quijote. En este marco reflexiona acerca de la obra y la creación de la misma, la que compara con la suya propia, pues ciertamente se puede sentir a Mann en cierta medida como deudor de Cervantes.
Se establece en este escrito un juego de paralelismos entre la obra que todos reconocemos como universal y esa travesía también universal; entre el mismo Mann y su Hans Castorp, con el que se compara en varias ocasiones. Otra de las comparaciones es la que hace cuando dice a propósito del Quijote: “Creo que por regla general las grandes obras son el resultado de intenciones modestas. La ambición no debe estar al principio, antes de las obra; ha de crecer con la obra, que quiere ser ella misma más grande de lo que el artista agradablemente sorprendido pretendía, ha de estar unida a ella y no al yo del artista. No hay nada más errado que la ambición abstracta y sin objeto, la ambición en sí, independiente de la obra, la lívida ambición del yo”. Yo siento que, evidentemente, Mann está hablando también aquí de su propia labor, y pienso en
La montaña mágica como una de esas grandes obras que debió de seguir ese proceso de creación orgánico al que se refiere.
También destaco el elogio que hace al humorismo en la literatura, lo encumbra a las cimas más elevadas, en contraposición a lo puramente cómico.
Ahora ya, siguiendo el orden lineal, estoy leyendo el ensayo dedicado al teatro. Básicamente se trata de ensayos literarios, cada uno de ellos monográfico. Lo hay sobre el arte de la novela, sobre Goethe, sobre Chéjov…
A mí estos ensayos me están divirtiendo mucho, pero porque yo soy rara.
Y, además, conecto con Mann a niveles casi místicos. Entiendo que si no te interesa la literatura como objeto de estudio, sus formas o temas universales, será aburrido, pero yo ando en las nubecitas. Aunque no creo que comente por aquí todos y cada uno de los ensayos de forma independendiente, ¿no?
Bueno,
@Aben Razín , ya me cuentas si lo consigues.