A mí no solo me gusta el personaje de Nora, sino también el de Helmer en la caracterización del rol paternalista frente a esposa-niña que hoy en día se sigue jugando muy a menudo. Helmer desde luego se hace odioso pero no deja de quedar perfectamente reflejado, incluso mejor que Nora.
De hecho, hace poco vi en una serie una crítica a ese mismo juego de roles en el que uno de los personajes de pregunta ¿sería posible que un hombre adoptase un rol infantilizado para resultar atractivo a las mujeres?
Sobre el final, a parte de muchas de las cosas que ya habéis mencionado:
Brutal que en ocho años no hayan sido capaces de tener una conversación en serio. Y ojo, que no se me hace irreal. |
Jolín, pues yo no lo había visto así.verosmosis escribió:Cuando terminé de leerla no pude evitar un parangón entre Nora y Cristina, son las dos mujeres de la obra y ¡de personalidades tan distintas!
Nora termina sublevándose contra ese régimen aplastante en el que la mujer no es más que una muñeca, y Cristina es todo lo contrario. Dejó su vida, su amor, de lado para ponerse al servicio de su familia, y cuando se ve libre corre a ponerse nuevamente bajo el yugo de alguien, y no de cualquier persona sino de Krogstad, considerado un inmoral. Es como si no importara que sea una buena o una mala persona, necesita a alguien que le maneje las cuerdas. Cristina encarna lo que la sociedad pretendía de la mujer, y Nora la rebeldía ante todo eso. La presencia de Cristina en la obra sirve como contraste a la actitud de Nora.
Yo había visto a Cristina como una mujer «liberada» en cierto modo, o al menos que no depende de un hombre y tiene un carácter más duro. Es quien aconseja contarle la verdad a su marido de una vez por todas. Sin embargo, ¿tu crees que se casa con Krogstad porque necesita alguien que le maneje las cuerdas? Yo no lo veo así, ya que al fin y al cabo tiene independencia económica. Bien podría precisamente un ejercicio de libertad, el poder elegir el marido, que es por quien se sintió atraída años atrás. También es un ejercicio de libertad no tener que casarse con alguien con una buena posición económica o tomar la iniciativa en la declaración de amor y la propuesta de matrimonio. |
Sobre esto que comentas del final:grimaud escribió:
Pero creo que es demasiado radical lo de abandonar su hogar tan de repente, mas que nada por los hijos.
A mí también se me ha hecho rarísimo que estuviese dispuesta a abandonar a sus hijos, no me acaba de concordar. Más creíble me ha resultado lo de la criada que tuvo que abandonar a su hijo para darle un futuro mejor y buscarse ella colocación. |