CT II - Ánproma - Cait

Relatos que optan al premio popular del concurso.

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lucia
Cruela de vil
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CT II - Ánproma - Cait

Mensaje por lucia »

Ánproma

Recuerdo perfectamente el momento en que llegué a la aldea como si acabase de suceder, aunque en mi estado es difícil saber cuánto tiempo ha pasado desde entonces. Si aún fuese capaz de tener emociones o sentir, sé que estaría profundamente disgustado por mi decisión de aparecer por aquí. La urgencia me cegó, me hizo olvidar todas las historias que había escuchado y que, para ser sincero, nunca creí.
Ahora entiendo el error tan grave que cometí, pero no puedo hacer nada, mi único entretenimiento es recordar una y otra vez todos los pasos que di aquel día. Sé que es un capricho absurdo a estas alturas, pero trato de entenderlo todo.

Me gustaba hacer senderismo, notar el viento en mi cara, esos paisajes casi fantásticos a los que tan difícil era acceder. Me hacía sentir en sintonía con la naturaleza, aunque fuese efímero. La realidad adquiría otro sentido adentrándote en ella.
Siempre he sido muy atrevido y planificado, sí, pero también me he dejado llevar. Me hacía sentir más libre y encontraba lugares maravillosos, únicos. Con mi experiencia, lejos de ser precavido, me iba volviendo ambicioso. Ya no quería rutas de otros, quería rutas propias así que me propuse ir allí donde pocos habían querido probar.
Yo conocía las historias, pero creía que eran cosas que se cuentan a los niños para que cumplan con sus obligaciones o se porten bien.
Esa mañana estaba decidido, iba a ser el primero en trazar una ruta o empezar a trabajar en un sendero. Me equipé mi hacha de mano que usaba como cortarramas y guardé el mapa de montaña. Lo había estado estudiando, había un lago al otro lado de la montaña y mi objetivo era llegar hasta él.
No había tiempo que perder, quería estar de vuelta a casa antes del atardecer.
Llegué con mi coche, lo dejé en un lado de la carretera, un poco apartado. Me parecía que esa era la zona más dócil por la cual acceder. Ilusionado me puse manos a la obra.
Con el calor de los primeros rayos de luz acariciando mi nuca, empecé a adentrarme en la maleza, cortando las ramas más molestas y marcando una aproximación de mi recorrido en el mapa. Se escuchaban cigarras de fondo, algunos pájaros, el sonido de las ramas crujir por los distintos animalillos que estarían correteando por ahí, asustados por mi presencia. Era cansado, pero estaba eufórico. Mi propia ruta, me sentía todo un explorador.
Cada rato paraba para marcar el mapa, dejar algunas señales en las rocas, beber un poco y seguir. Hacia el mediodía decidí parar. Comí y pensé con calma los kilómetros que debía llevar hasta ese momento. Me di cuenta de que debía darme más prisa o tendría que dejarlo para otro día. No, ese trabajo se podía hacer ese mismo día. Hablaría de mi todo el pueblo después de eso.
Tenía que emprender la marcha, cada vez la naturaleza era más frondosa y me costaba más avanzar. Debería haber dado la vuelta. El sol quemaba en mi espalda, estaba empapado en sudor. Me empezaban a doler los brazos, pero quería seguir. Necesitaba esa victoria, podría darme más prisa.
Mirase donde mirase estaba lleno de ramas, no había ningún signo de que nadie hubiese pasado por ahí en años, el suelo estaba lleno de raíces. Entonces, supongo que, por el cansancio, el sudor, el esfuerzo físico o una mezcla de todo, enredé tontamente mi pie en una rama y caí.


Cuando desperté, noté un dolor agudo en la cabeza recubierta de sangre seca. Me tranquilizó que solo fuese una herida superficial, me la limpié con un poco de agua. No estaba seguro de lo que había pasado, pero el calor ya no ahogaba tanto. Miré mi reloj. No podía ser. Tenía que volver o pasaría la noche en la montaña.
Emprendí la marcha con cuidado, estaba un poco desorientado y tenía la pierna dormida. Descubrí un feo arañazo en el brazo izquierdo, pero no le di más importancia. Poco a poco me fui despejando, caí en la cuenta de que no estaba seguro de por dónde iba y, además, notaba algo enrarecido en la atmósfera. Estaba más cargada, era muy extraño.
Ya no se escuchaba ningún sonido. Estaba completamente solo y eso me puso algo nervioso. Quería irme de allí. Intenté darme más prisa, pero cada poco volvía sobre mis pasos porque no encontraba mis señales. Estaba desorientado, no sabía si ya había pasado la montaña o no había conseguido llegar tan lejos. Se me aceleró un poco el pulso.
De pronto me repuse. No, no podía dejarme llevar por el pánico.
Recorrí con calma un pequeño perímetro que fui marcando para no perderme más, pero al poco rato volví. Repetí la operación varias veces hasta que empezó a oscurecer. Tendría que hacerme a la idea de pasar la noche en el bosque, era una buena noche, tampoco sería para tanto y tenía experiencia en esas cosas. Entonces lo vi.
Vi una luz entre los árboles. No podía creerlo, eso arrojaba algo de esperanza a lo que parecía el principio de una larga noche. Que ingenuo fui. Me levanté sin pensarlo y me acerqué, vi que la luz provenía de la lejanía. Aún no estaba muy oscuro así que decidí aventurarme en un camino en el que solo se escuchaba el crujir de las hojas y ramas bajo mis pies.
Me fui acercando más y más hasta ver que el punto provenía de una aldea compuesta por unas pocas casas que se mantenían en pie a duras penas entre otras muchas que estaban en ruinas. De una de ellas salía la luz. Estaba cerca del lago y, para mi sorpresa, nada lejos de mi posición. Podría llegar antes de que la oscuridad me impidiese seguir avanzando, pedir ayuda, pasar la noche y salir pronto por la mañana. Quizá incluso pudiese acabar la ruta al día siguiente.
Me dirigí a toda prisa guiado por esa luz, casi resbalé un par de veces, pero llegué pronto a una explanada que había frente al lago. Fui tranquilamente a la aldea, por un pequeño camino casi borrado por la vegetación y la falta de uso. La naturaleza parecía haberse comido casi por completo lo que alcanzaba a ver de aquel lugar.

Por primera vez desde la visión de la luz, me pregunté qué clase de persona vivía así, en un sitio tan abandonado, quiero decir, ¿cómo se suministraba? Tenía el pueblo a no demasiados kilómetros, sí, pero muy mal comunicado ¿por qué preferir vivir aquí? No me gustó mucho esa idea. Una voz en mi cabeza me gritaba que algo no iba bien, pero no quería dormir en la montaña. Me tranquilizó reflexionar de forma razonada y pensar que quizá fuese algún hippie que se autoabastecía o una persona mayor.
Iba pensando en ello, mientras una brisa fría recorría la zona, sin ninguna dirección aparente. Resultaba molesto. Las ramas de los árboles que empezaban a aparecer ya más cerca de la aldea se movían con furia. Entre hierba muy crecida vi un cartel ennegrecido por la corrosión en el que a duras penas se leía la palabra Ánproma. Vi un gato atigrado, me miró y silbó amenazante. Entonces se giró y se fue.
Si ese gato había sobrevivido en ese lugar, yo también podría hacerlo una noche. Después de verlo desaparecer tras unos árboles, desvié mi mirada hacía el lago. Vi bancos de forja y madera a escasos metros, como si fuese un mirador. Una figura estaba allí sentada. Me acerqué, el viento me silbaba en el oído, los árboles se estremecían y el agua se mecía con más violencia que hacía un rato.
Al llegar hasta la altura de los bancos, pude ver que la figura correspondía a un hombre de mediana edad, con pantalones de tela, camisa y un chaleco. El conjunto estaba muy desgastado. Tenía la mirada perdida y fija en el lago. Traté de hablarle, pero parecía no ser consciente de que estaba allí. Me acerqué más a él hasta encontrármelo de frente.
Me paralicé de cuerpo entero al comprobar que tenía la cara algo azulada y casi petrificada. Con la mano muy temblorosa, me acerqué a él temiéndome lo peor. Le zarandee un poco. Estaba frío y su mirada seguía fija en el lago. Me alejé de un salto. Ese hombre estaba muerto y no de hacía poco. Sentí mi corazón muy acelerado y solo fui consciente eché a correr hacía el pueblo.
Tenía que encontrar la casa con luz y olvidar esa pesadilla. Entré en la aldea. La mayoría de las casas tenían techos hundidos por donde salía victoriosa una maraña de árboles y plantas mientras las enredaderas parecían dispuestas a tragarse hasta el último ladrillo. Seguía vislumbrándose algo bajo mis pies de lo que en su momento debieron ser calles. En algunas paredes se podía ver los restos de algún cartel borrado por las lluvias o tapado por un musgo que parecía impregnarlo casi todo.
Tras pasar una carreta abandonada junto a un lavadero decorado por los años a juego con el resto del pueblo, llegué a una especie de plaza. A un lado había un pozo y en el centro una horca. En su madera ponía algo escrito en latín de lo que solo pude entender Dominum ¿Qué era aquel lugar?
Me estaba arrepintiendo de haber llegado hasta ahí, quizá no hubiese sido tan mala idea quedarme en el bosque. De todos modos, ya había oscurecido demasiado como para cambiar de opinión.
Escuché un murmullo que provenía del edificio menos ruinoso de lo que había podido ver por allí. Era la casa con luz, por fin. Me dirigí a zancadas hasta allí. La casa tenía unas escaleras, un letrero que no llegaba a leer y un cartel junto a la puerta muy demacrado con motivos modernistas. Alguien estaba sentado en las escaleras, con el mismo aspecto que el señor que ya había visto a la entrada del pueblo. Éste era un joven de unos treinta años y tenía una cerveza en la mano.
Lo llamé y no respondió. En ese momento solo desee con todas mis fuerzas no tener más sorpresas. Tenía un cuchillo clavado en el pecho, pero no tenía restos de sangre. Su mirada era todo lo tranquila que un cadáver pudiese transmitir. Un sudor frio recorrió toda mi espalda, intenté gritar, pero no me salió la voz, tenía las piernas paralizadas, pero me temblaba todo el cuerpo. Ese joven me miraba directamente a los ojos y vi un reflejo que le recorrió el rostro. Me dio la sensación de que iba a ponerse en pie en cualquier momento.
Quería correr y salir de allí, y eso hice. Salí corriendo con todas las fuerzas que pude hacia las afueras del pueblo. Paré al encontrarme en la casi absoluta oscuridad, ahora solo podía ver las sombras de figuras que, tan solo un rato antes, me habían hecho sentir más seguro. El corazón me latía con tanta fuerza que temía que algún ser lo escuchase y viniese en mi busca. Intenté tranquilizarme y respirar con calma al menos para callar los latidos de mi corazón. En ese instante empecé a vomitar.

Invertí largos minutos en hacer ejercicios de respiración que me permitiesen recobrar un poco la compostura y el sentido común. Fue en ese momento cuando escuché una voz a mis espaldas que se iba aproximando.
—­­­­­ Te lo dije, Marcos. Juraría haber escuchado el correteo de algún merodeador por aquí.
— ¿Cómo pretendías que creyese a un borracho en algo tan disparatado como recibir visitas? Ja.
— Seré un borracho, pero tú tienes el oído de la vieja Juana.
— Eh, con Juana no te metas.
— Tranquilo chico, no te pongas violento ahora…
— ¡Eh, tú! ¿qué estabas haciendo en el bar?
Estaba perplejo, cuando me giré para verlos vi a dos hombres en vaqueros, el que se dirigía a mi llevaba una camiseta gris y una barba espesa, el otro una camisa a cuadros de leñador y una linterna en la mano. Los dos tenían un aspecto desaliñado.
La luz de la linterna me cegó, me dolía mucho la cabeza y apenas era consciente de si se estaban dirigiendo a mí.
— ¡Eh, ¿no me escuchas? ¿Eres una rata ladrona o solo te apetecía dar un paseo de noche por aquí?! -
— So… solo… he vevevenido a buscar ayuda… - conseguí tartamudear. Retiraron el foco de mi cara y pude ver que iban armados, uno con un cuchillo de carnicero y el otro con una palanca.
— ¿Tú qué piensas, Carlos?
— Pienso que deberíamos llevárnoslo a casa a ver a qué podemos jugar con él.
— No seas inmaduro, yo le creo. – Dijo Marcos, a lo que su compañero respondió con un bufido.
— Algún día ser tan bueno te costará caro, en fin. Tú, como te llames, acércate.
Me quitaron mis cosas y me quedé con lo puesto. Me llevaron de vuelta por los callejones que ya había recorrido. Siguieron hablando amistosamente entre insultos mientras me dedicaban algunas palabras a las que yo correspondía con monosílabos. Tenía la sensación de que acababa de convertirme en un prisionero y no me figuraba ninguna manera de salir de ahí. Estaba muy cansado y trastornado para pensar en algo.
Llegamos al bar y palidecí, el joven que había visto seguí allí, pero juraría que sus brazos y piernas habían cambiado de posición. Seguía con la mirada perdida y el cuchillo en el pecho. Me estremecí y la situación se tornó más peliaguda cuando al pasar con indiferencia por su lado, los dos desconocidos lo saludaron con un breve levantamiento de cabeza. Definitivamente estaba perdiendo el juicio, empecé a hiperventilar.
— Oh, no me digas que te asusta. – Los dos se echaron a reír – Definitivamente eres todo un forastero.
— A ver, proyecto de rata, entra a contarnos qué estás haciendo aquí y veremos si nos podemos hacer amigos.
Les seguí hasta el interior de la taberna que tenía aun la luz encendida. El suelo era de madera y estaba muy pegajoso. Había una barra al fondo y cuatro mesas redondas con algunas sillas de distintos diseños a su alrededor. Las paredes se mantenían en sintonía con la habitación, decadente en general. A un lado, diez sillas recorrían una tras otra la pared y una señora gorda que parecía dormida estaba en la cuarta más cercana a la barra. La saludaron al entrar y ella ni se inmutó. Marcos me dijo que esa era Juana.
Carlos se colocó tras la barra y abrió tres cervezas sin etiquetar, Marcos me miraba de arriba abajo, estudiándome. Mi mente utilizaba todos sus recursos para buscar una salida. En la estancia solo había una ventana que daba a la montaña, justo detrás de la barra, y a su derecha una puerta cerrada. No sabía qué hacer.
Traté de explicarles lo ocurrido, pero no paraba de tartamudear, por más que lo intentase no conseguía hacer que mi lengua y mis piernas dejasen de temblar.
— Vamos, ratita, no te asustes tanto ¿acaso te has encontrado con la gente de por aquí? Solo son un puñado de personas que han tenido mejor muerte que vida. – Al escuchar eso, Carlos soltó una sonora risotada.
— Sí, incluso diría que ahora están más vivos que nunca esos canallas. Cuando menos te lo esperes, acabaremos en el fondo de ese lago y ellos serán los que se emborrachen aquí. Esos tipos pueden llegar a ser muy peligrosos si se lo proponen. Hay que educarlos bien.
— Solo te diré que Juana esta mañana se me ha insinuado.
— ¡Vamos a ver, ¿qué te he dicho de Juana?!
Yo aún no había probado mi cerveza, aunque no tenía ninguna intención de hacerlo, pero se me hizo un nudo en la garganta al escuchar esto último. Me giré muy despacio hacia la señora gorda y la observé mejor. El sabor de la bilis subió por mi garganta. Dejé de escuchar lo que estaban diciendo y todo empezó a dar vueltas. Marcos y Carlos estaban gritándose algo, yo vi mi oportunidad y salí corriendo de ese lugar por segunda vez a donde fuese que me llevasen las piernas.

Corrí al extremo opuesto del pueblo para que no les fuese tan fácil volverme a encontrar, si me escondía bien, quizá me dejasen tranquilo y al amanecer podría salir sigilosamente y volver a casa.
Cuando pensaba que los había despistado decidí empezar a caminar con extremo cuidado por las estrechas calles de la zona, tenía que ser sigiloso por si me encontraba con alguien más.
Entré en un gran edificio, al menos más grande que otros. Huelga decir lo ruinoso que estaba todo, olía a putrefacción y se escuchaban los pasitos que supuse pertenecían a ratas. Cuando mis ojos se acostumbraron mejor a la oscuridad, decidí buscar un sitio donde esconderme. Estaba en un gran salón, con una mesa volcada y algunas sillas rotas. La casa parecía haber sido saqueada. Una alfombra cubría el suelo.
Me aterraba la idea de vagabundear por la casa en esa aldea de locos, pero tenía que encontrar un sitio donde esconderme.
Abrí la puerta del salón, chirrió como si la casa estuviese intentando denunciar mi posición a los perseguidores. Se me cortó la respiración intentando agudizar mi oído al máximo, no escuché ningún sonido del exterior. Tras unos instantes, salí al largo pasillo que había al otro lado de la puerta. Estaba lleno de puertas cerradas y maldije para mí, no quería hacer más ruido.
Entre en una habitación al azar, chirrió algo menos que la anterior, pero fue igual de estridente, era la cocina. Tenía una gran ventana y una puerta de cristal que daba a un patio exterior. Vi una sombra moverse por ahí fuera. Salí con sigilo hasta el pasillo para que no me vieran.
Probé con otra habitación, más al fondo. Era un dormitorio y … No podía ser, otra monstruosa figura, una niña, sentada en la cama, mirando al suelo. El pelo le cubría la cara, con una mano en su regazo y la otra sobre una vieja muñeca. Sentí que iba a cundir el pánico en mi interior. Entonces escuché algo fuera.
— Ven, ratita, ratita. –Eran ellos.
Me metí a toda prisa debajo de la cama y empecé a rezar todo lo que fui capaz de recordar y hacer todo tipo de promesas al dios con el que me habían educado. Pasaron los segundos seguidos de minutos aterradores, tenía las pulsaciones disparadas y el vello erizado de puro terror.
Una hora más larga de lo que podría haber imaginado jamás fue suficiente para calmarme un poco. No se escuchaba nada, pero las imágenes de todo lo que había visto a lo largo de la noche no paraban de venirme a la cabeza.
Entonces, noté unas frías manitas cogiéndome los tobillos y tiraron con fuerza de mí hacia fuera. Mi cuerpo se deslizó sobre el suelo hasta quedar tendido junto a la cama. Permanecí en esa posición con los ojos cerrados por el miedo. Noté algo frio cerca de mi cara y abrí los ojos horrorizado. Vi la cara desfigurada de la niñita a escasos centímetros de mí, mirándome fijamente y sonriendo de forma perversa.

Solo tengo una cosa segura desde entonces, y es que ese día se habló mucho de mí en el pueblo.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.

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konchyp
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por konchyp »

Hola aut@r :hola:

Tu historia me ha recordado a la película esta de la "Casa de cera" no se si era ese el título. Otra buena idea llena de un suspense en aumento repleto de incógnitas interesantes y de las que esperaba giros inesperados. Creo que has ido dejando semillas durante toda la historia pero, para mi, no han llegado a germinar. Me he quedado un poco a medias a pesar de que el tono y el suspense me han atraído desde el primer momento.

Todo esto que explico se puede resumir en las siguientes preguntas que afloran tras la relectura:
Si aún fuese capaz de tener emociones o sentir, sé que estaría profundamente disgustado por mi decisión de aparecer por aquí.
Por qué no puede sentir o tener emociones? Pensé que esto sería la clave de toda la historia pero no me convence que la vivencia le haya afectado de esa manera.
También menciona Anproma como si actualmente el protagonista estuviera ahí. Si ese es el caso, no lo entiendo, ha vuelto? Nunca se marchó? Pensé descubrirlo más adelante en la historia pero seré que no lo acabo de entender.

También habla de historias o leyendes sobre el lugar pero no nos las cuentas y me quedo con la intriga si se asemejan a lo vivido por el protagonista.

También he visto información innecesaria que pensé tendría un papel en la historia como cuando mencionas que "aparcó el coche al lado de la carretera pero un poco alejado"... me da igual donde aparcara si no es determinante para la historia. Lo mismo pasa con lo del arañazo en el brazo tras la caída. Si ni siquiera el personaje le dio importancia, crees que el lector se la dará? Yo se la di, esperando algo más al respecto.
Después seguiste captando mi atención con lo del pozo y la horca.... me he quedado con las ganas de saber algo sobre ello. Igual con lo del "dominum "

Sueno muy severa pero tengo que decir que dejaste unas semillas muy buenas que me hicieron pensar. .. uy, de aquí sale algo que no me espero... y seguí leyendo entusiasmada.
Un sudor frio recorrió toda mi espalda, intenté gritar, pero no me salió la voz, tenía las piernas paralizadas, pero me temblaba todo el cuerpo. Ese joven me miraba directamente a los ojos y vi un reflejo que le recorrió el rostro. Me dio la sensación de que iba a ponerse en pie en cualquier momento.
He aquí una de esas semillas de las que te hablo que ha germinado de muy buena manera. Me gustó mucho el final, bueno justo antes del final, con la escena de esa niña de cara desfigurada. La tensión se había ido acumulando con tanto misterio y agobio y no pude parar de leer hasta el final, el cual me ha dejado insatisfecha.

En resumen, buen ritmo, buenas ideas, interesantes detalles que podrían llevar a algo más, pero no. A mi no me ha llevado tan lejos como esperaba que podría.

Creo que esta historia puede quedar muy macabra si se replantean esos puntos fuertes que llenan tu historia. Mientras tanto me quedo a medias Mi humilde opinión.

Mucha suerte y nos vemos en Ánproma. :)
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Sinkim
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Sinkim »

Me ha gustado la historia pero me ha dejado muchos cabos sueltos :D Si hablas varias veces de las leyendas que rodean al lugar espero que al final me las cuentes, sobre todo porque tampoco queda excesivamente claro que es lo que sucede en el pueblo ese, o por lo menos yo no he conseguido entenderlo :oops:

La atmósfera de desasosiego me parece que está muy lograda y consigues transmitir muy bien el agobio del protagonista :D :D
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)

:101:
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Gavalia
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Gavalia »

De momento es el más original de los que he leído. Supongo que Ánproma es el nombre de la aldea. No sé si quiere decir algo en particular semejante nombre. Quiero encontrarle sentido pero ni san google me ha ayudado, así que supongo es un nombre inventado sin más.
La historia me parece entretenida aunque deja demasiados cabos sueltos para mi gusto. Lo de dar vueltas en círculos cuando te pierdes en un bosque tiene sentido. Una vez leí que en el monte, la gente que se pierde, se muere por tonta.
Una vez en la aldea presenta personajes extraños (hechizados) y a la vez normales como los dos pintas a los que no parece afectarles lo que sea que allí pasa, cosa que no se aclara en ningún momento y al menos a mi me deja un poco fuera de juego. Además que parecen dos tíos hartos de cerveza sin viso alguno de sobrenaturalidad. No me gusta inventarme o imaginar una razón para que algo sea  de tal modo o suceda de tal manera, creo que es el relato quien debe aclararlo. El final no me ha gustado mucho, aunque casa bien con el principio. El prota pasa a ser uno más de esos extraños seres.
Eché en falta algo de sangre, vísceras esparramadas o algo que me diera cuando menos repelus. Entiendo a medias lo que me cuenta el trabajo aunque me gusta la forma. Se lee bien y entretiene. Miedo ninguno, la verdad. Te doy un 7 en global, sobre todo por lo de la originalidad. Ya veré si cambio de opinión en una segunda lectura. Un saludo y suerte.
En paz descanses, amigo.
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rubisco
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por rubisco »

Querido autor, querida autora:

Creo que éste es de los relatos que contribuyen a elevar el nivel del concurso. (No me se enfaden el resto de autores, todos los relatos tienen su calidad, pero éste me parece que es de los que mejor se adaptan a la temática.)

Tengo mis salvedades, claro, porque cuando se trata de escribir uno tiene que optimizar los recursos. En este sentido, y como buen ingeniero, me baso en la ley del matemático Pareto, también conocida como la del 80-20: el 80% del trabajo requiere un 20% del esfuerzo, y el 20% de trabajo pendiente requiere el 80% de esfuerzo restante. ¿Qué quiero decir con esto? Que el 80% del relato requiere un 20% del tiempo, y el 20% restante (corrección, mejoras, redondeo de aristas) ocupa un 80% de tiempo. Eso, precisamente, creo que es lo que le ha faltado para ser un relato que sobresalga por encima de los otros que he leído hasta ahora. Hay una serie de incorrecciones y fallos de continuidad que tal vez con un breve repaso se hubieran solucionado.

De resto, creo que la historia funciona. Tal vez hubiera recortado algo del principio para que quedara más compacta, porque me da la sensación de que el punto de clímax y el del desenlace están codo con codo, mientras que el planteamiento me parece muy largo (fíjate que identifico como planteamiento hasta el momento en el que se encuentra con los dos hombres; quizá sean cosas mías).

¡Por cierto! Intenta trabajar la acotación de diálogos. Cuando hay más de dos personas en juego tiene que quedar claro quién habla y a quién se dirige (no siempre hay que mencionarlo, pero nunca puede quedar duda alguna); algo que en algunos pasajes no está bien resuelto del todo.

En fin, que seguramente lleve puntos por mi parte.

¡Mucha suerte y gracias por compartirlo :60: !
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Onomatopeya
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Onomatopeya »

Lo bueno es la historia y la ambientación. Lo malo es que a la prosa le falta algo para engacharte. Como consejo te diré que como decía Hitchcok, una historia debe comenzar por un terremoto y a partir de ahí, ir subiendo. Con esto te quiero decir que el primer 25% me sobra. Tenías que haber buscado otra forma de narrarlo para comenzar a lo grande.
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Paraná
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Paraná »

Lo mejor del cuento son las descripciones, tanto del sendero en el monte, como de la aldea maldita y la persecución; estas últimas recuerdan fuertemente a Lovecraft (¡cuándo dejaremos de mentarlo al jodío ese!). Se lee bien, eso sí, con una prosa clara, sin esos artilugios que las más de las veces restan en vez de sumar. Pero a mi modo de ver, faltan datos que podrían no sólo haber echado luces, sino enriquecido el relato. Por ejemplo, las leyendas sobre Ánproma ¿de qué van? O el papel de los dos perdularios, Carlos y Marcos, que no se sabe si están muertos o vivos o cuáles son sus motivaciones. Y otra más: ¿qué le pasó al prota? Aparentemente vivió para contarla; ¿o nos manda su voz desde el mismísimo infierno lacustre? A saber... Aun así, valoro que no repita tópicos trillados del género.
Salvando los palos que le estoy dando, creo que algunos puntos míos le van a caer... :)
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Spicata
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Spicata »

Querido autor/a, debo de decir que tu historia engancha, en el momento en el que se interna en el bosque todo se sucede de manera vertiginosa y consigues enganchar al lector hasta el final de una manera vibrante. Pero... siempre hay un pero, tal y como te he dicho que una vez que se interna en el bosque todo sucede muy deprisa, lo anterior a esto... me sobra. Sin mas. También me gustaría que hubieses atado algún que otro cabo que desde mi punto de vista se ha quedado suelto, preguntas sin respuestas... o quizá es que estoy tan espesa que no me he enterado de la misa la mitad jaja.

El bosque... mmmhh, me ha recordado al bosque en el que Edward Bloom se interna en Big Fish, con el posterior descubrimiento de Espectro, en tu caso... Ánproma. ¿Qué significa Ánproma? Me encantaría que me lo revelases.

Y ahí va mi teoría disparatada... o quizás sea tan evidente que me deje a mí en evidencia :roll: : Nuestro protagonista cae, se golpea en la cabeza y al despertar no se da cuenta de que realmente está muerto, por eso es capaz de descubrir Ánproma. Ha ido a parar al pueblo donde todas las almas purgantes viven sin más temor a la muerte.
— Vamos, ratita, no te asustes tanto ¿acaso te has encontrado con la gente de por aquí? Solo son un puñado de personas que han tenido mejor muerte que vida. – Al escuchar eso, Carlos soltó una sonora risotada.
El momento niña debo de decir que me quito el sombrero, es cierto que soy una miedica redomada, pero ese instante me has puesto los pelos de punta. Enhorabuena.

Buen trabajo, buen hilo conductor y por favor... sácame de mis dudas cuando te sea posible :wink:
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Isma »

Bueno, yo entiendo, al final del relato, que él ha palmado. Que está muerto, vaya. Por eso es incapaz de tener emociones o sentir. También imagino que el lago evita, de alguna manera, que el alma del finado abandone su envoltorio terrenal para dirigirse a más elevados destinos.

Todo el trajín de los senderos y de la exploración me ha despertado una sensación de soledad más que de angustia, y me ha hecho imaginarme a Gisso, a quien tengo por un andarín de las montañas y las colinas, en el papel del protagonista. La desazón cuando se da cuenta de que se ha perdido me ha resultado muy realista, pero hasta ese punto, la descripción se me ha hecho un pelín larga, quizás salpicada de detalles que pueden no aportar mucho al núcleo de la historia y que tampoco me parece que contribuyan a ambientar o crear suspense.

La llegada al pueblo es extraña. El nombre Ánproma es curioso: debería llevar una m, "Ámproma", pero no la lleva. Me pregunto por qué, y eso me lleva a elucubrar que se trata de un anagrama (toma ya) y que las letras, reordenadas, vienen a arrojar algo de luz a todo esto. Por ejemplo, "Amor pná", o sea, "Amor pa ná", que lleva a decir que el amor es una mierda; "Ramo pan", es decir, un pan que cuelga de un árbol; "Panoram", una discográfica mexicana. Multitud de opciones, ninguna concluyente.

Había imaginado aquello como una aldea, pero cuando el personaje entró, se convirtió en un pueblo y luego casi casi en una ciudad. No puede ser que algo perdido en el monte sea tan grande, creo que aquí ha faltado algo de coherencia. Los dos pimpollos que acosan a Gisso arrojan un poco de luz casi involuntariamente. Sí, en Ánproma los cadáveres no se descomponen y se mueven a impulsos desconocidos, al parecer susceptibles de control por parte de los dos sujetos. Me hubiera gustado que Gisso mostrara más agallas e investigara un poco, que manipulara un poco a sus dos captores para extraerles más información. Esperaba más de ti, Gisso. Entra al pueblo, se va, lo capturan y lo llevan de vuelta, se escapa, después vuelve a entrar. La trama me parece un poco inestable, pero es tu relato, autor.

En conjunto, salvando la parte larga de la exploración campestre inicial, me ha resultado curioso y entretenido, esperando en todo momento cualquier pista que arrojara un poco de luz sobre la situación. Eso creo que es bueno. La idea tampoco está mal.

Daré una sugerencia al respecto de los recuerdos, que menciona al principio. Resultan más creíbles si el narrador duda de ellos. Casi nadie tiene una imagen exacta de lo ocurrido en el pasado, solo una cierta amalgama de sensaciones e imágenes puntuales capturadas en ese todo.

¡Mucha suerte!

posdata. Coincido con Sinkim cuando dice que no basta con haber mencionado que circulaban extrañas historias sobre el pueblo.
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Nínive
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Nínive »

No me acaba de llenar. La historia transcurre como una montaña rusa, cuando parece que va a alcanzar el clímax, los dos hombres comienzan a bromear y a mí se me corta el rollo. El comienzo me parece lento y el final, precipitado.
Tiene muchos cabos sueltos. ¿Qué historias no creyó? ¿A qué se referían? ¿Qué función tiene el lago? ¿Hay alguna historia sobre él? ¿Sobre el pueblo?
Además no visualizo la aldea... No sé si es porque en tu mente te imaginabas una cosa primero y luego otra o qué...
La narración necesita un repaso, sobrepasar todo en la primera parte, que me parece más embarullada.
Buena idea, pero necesita más trabajo para pulir... :colleja:
:60: :60:
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Gisso
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Gisso »

Jodido autor/a, esta me la pagas :colleja:

:lol:
Isma escribió:Todo el trajín de los senderos y de la exploración me ha despertado una sensación de soledad más que de angustia, y me ha hecho imaginarme a Gisso, a quien tengo por un andarín de las montañas y las colinas, en el papel del protagonista.
Como bien dice Isma, esta historia me toca de cerca como senderista y, a veces, aventurero por montañas y sendas. Ahora me dará más yuyu cada vez que salga, ya que lo hago en soledad. Espero no ser protagonista de una historia así :cunao:

Realmente no está mal, pero como bien dicen, deja muchos cabos sueltos que al finalizar la historia te deja una sensación de vaso medio lleno/ medio vacio, y que no te llega aclarar ciertas cosas. Pero por otro lado, esa aura de misterio en todo el relato, sobre el poblado y lo que le ocurre al protagonista, te mantiene en tensión continua. Sin embargo, el cierre me parece confuso.

PD: Isma, yo de primeras nunca me pierdo y si me pierdo, me encuentro enseguida :twisted:
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Iliria
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Iliria »

Pues a mi si me han gustado las descripciones del entorno, la sensación de aislamiento. Ha estado bien adentrarse en esa aldea (y el nombre, muy atractivo también) :D
Quizá lo que haya quedado por pulir haya sido esos detalles inconexos de la historia, pero aún así te tendré en cuenta, autor/a :60:
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Topito
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Topito »

Gisso escribió:Jodido autor/a, esta me la pagas :colleja:

:lol:
Isma escribió:Todo el trajín de los senderos y de la exploración me ha despertado una sensación de soledad más que de angustia, y me ha hecho imaginarme a Gisso, a quien tengo por un andarín de las montañas y las colinas, en el papel del protagonista.
Como bien dice Isma, esta historia me toca de cerca como senderista y, a veces, aventurero por montañas y sendas. Ahora me dará más yuyu cada vez que salga, ya que lo hago en soledad. Espero no ser protagonista de una historia así :cunao:

Realmente no está mal, pero como bien dicen, deja muchos cabos sueltos que al finalizar la historia te deja una sensación de vaso medio lleno/ medio vacio, y que no te llega aclarar ciertas cosas. Pero por otro lado, esa aura de misterio en todo el relato, sobre el poblado y lo que le ocurre al protagonista, te mantiene en tensión continua. Sin embargo, el cierre me parece confuso.

PD: Isma, yo de primeras nunca me pierdo y si me pierdo, me encuentro enseguida :twisted:
Yo pensé que era tuyo, luego no, porque creo que tu prosa es (sin ofender al autor) mejor.
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Topito »

En conjunto no me ha gustado.

Tiene luces, me gusta el inicio, aunque lo acortaría. Descripciones buenas. Ambientación notable. Pero en conjunto no me ha llegado a enganchar.

Suerte.
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Isma
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Re: CT II - Ánproma

Mensaje por Isma »

Gisso escribió:PD: Isma, yo de primeras nunca me pierdo y si me pierdo, me encuentro enseguida :twisted:
Ya, ya :lol:.
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