El bujío de Santa Catalina 1 (Bordeando la realidad)

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jilguero
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »


El niño que no sabía sonreír

El niño jugaba con un trozo
de carbón.
Era un tronco de brillos
azulados
como el atardecer
como la piel
de algunos animales.
El niño aprataba en sus manos
un caballo
o una gacela gris
que le iba tiñendo
los ojos y los dedos.
Jugaba con un trozo
de carbón
y no sabía sonreir

(Como árboles que andan, Emilio Rodríguez)

La madre tendía la colada con sus largas manos rebosantes de silencio; el abuelo dormitaba al sol de sus recuerdos; la joven miraba el horizonte desde sus dos balcones abiertos a la nada; mientras que él, el niño que no sabía sonreír, estaba sentado en el rebate de la casa y jugaba con un trozo de carbón.

Un tronco de brillos azulados. Un calidoscopio de atardeceres solitarios. Un zoológico en miniatura que primero era una gacela gris huyendo despavorida; más tarde, una pantera negra persiguiéndola con las fauces abiertas; y por último, un caballo cimarrón al galope y, sobre este, envuelto en la capa negra, el antifaz puesto, el niño acudiendo en ayuda de la presa. Un juguete multiforme que le teñía los ojos y los dedos de negro mientras galopaba a horcajadas en la grupa de Plata.

Un niño, como tantos otros en aquel valle, para quien el padre tan sólo era un vago recuerdo: un rostro recubierto de tizne que le asustaba cuando se inclinaba sobre la cuna para besarlo; o una voz oscura semejante a la del viento escapando por las ranuras en el invierno; o el áspero contacto de unos labios resquebrajados por la sequedad que les producía el hollín; o, lo peor de todo, el inconfundible vacío de los besos que dejó de recibir.

Una noche en la que la fiebre y las pesadillas le robaban el sueño al niño, el rostro tiznado de negro le había dicho que su mundo era el de las raíces y los topos. Un laberinto de túneles en el que el viento nunca entraba. Una trampa mortal donde burbujas de gas, putrefacto después de permanecer siglos atrapado en las entrañas de la tierra, acechaban el instante en que la pica rompiera su hermetismo para dejar escapar su contenido como si fueran chimeneas de una locomotora en marcha.

Y de aquel mítico entresijo de cavernas, de aquel territorio prohibido ―«Tú nunca bajarás a ese infierno», le había dicho al niño otra noche―, le trajo aquel trozo de carbón como regalo de cumpleaños. Le explicó que, si lo miraba con fijeza, detrás de su brillante superficie, descubriría un frondoso bosque lleno de animales salvajes en el que podría vivir las mismas aventuras que el Llanero Solitario. Porque antes que trozo de carbón, había continuado el padre, aquel tronco negro había sido un helecho gigante a cuya sombra descansaban las gacelas y en cuya ramas se posaban unas libélulas gigantescas.

Un regalo de cumpleaños traído justo la víspera de que, en mitad de la mañana, sonara la sirena de alarma de la mina y, al escucharla, la madre corriera despavorida ―como la gacela huyendo de la pantera; o como el cimarrón espoleado por el Llanero Solitario, pensó el niño―. También la muchacha se había puesto en pie de inmediato, pero en lugar de correr como la madre hacía la entrada de Pozo Travieso, el miedo y la angustia la habían inmovilizado. Fue entonces cuando gritó el nombre del padre y sus ojos se convirtieron en dos balcones mirando a la nada. Y el niño, aterrado por el alarido de la hermana y por la soledad entre sábanas tendidas en que le había dejado la repentina marcha de la madre, se había puesto en pie y, con pasos titubeantes, se había refugiado junto al abuelo.

Y es que aquel día, cuando sonó la alarma de la mina, la madre corrió despavorida y la muchacha gritó el nombre del padre, el abuelo fue el único que continuó dormitando al sol de sus recuerdos. El único en todo el valle del Nelsos que, gracias a su sordera, pudo seguir imaginándose que sus brazos se enfrentaban de nuevo con la piedra azul hasta que esta se le entregaba. El único que ese día continuó enarbolando en la azotea de su memoria la nostalgia de cuando era minero. Mas también el único que, por hallarse ajeno a la tragedia, al notar que el niño se acurrucaba junto a sus piernas temblando de miedo, fue capaz de posarle la mano en la cabeza y, mientras lo animaba a seguir jugando con el regalo de cumpleaños que le había traído el padre, sonreírle con sosiego. Porque, pese a ser escurridizos como las anguilas, los recuerdos del antiguo minero eran ya todos alegres.

Pero cuando, tras sonar la sirena de la mina, y siguiendo el consejo del abuelo, el niño apretó otra vez el trozo de carbón con fuerza y lo miró fijamente, en lugar de un frondoso bosque de helechos gigantes en el que la pantera negra perseguía a la gacela gris y el niño a horcajadas de Plata acudía a socorrerla, vio una enorme bola de fuego que caía del cielo. Una bola que, en su caída, arrastró el bosque y a sus habitantes hacia las entrañas de la tierra. De súbito, ese mundo de luz y verdor se convirtió en otro lleno de oscuridad y piedra azul. Un mundo de raíces y topos en el que el viento nunca entraba. Un laberinto de túneles en el que lo único que se oía era el silbido del gas escapando a través de la ranura entreabierta por la pica del padre.

Y aquel día, después de que la bola de fuego hiciera desaparecer el bosque de helechos gigantes y le chamuscara las alas a las libélulas, sin soltar el trozo de carbón, el niño se tapó el rostro con las manos y se refugió entre las piernas del abuelo. Perdido en uno de sus alegres recuerdos, aquel superviviente de la mina le sonrió de nuevo y le volvió a acariciar el pelo con ternura. Aquel consuelo no fue, sin embargo, suficiente y el niño, con la cara tiznada de hollín como si también fuera un minero, se echó a llorar.

Un llanto desconsolado que le fue aclarando la piel del rostro y, al mismo tiempo, le fue ensombreciendo el gesto. Porque aquel día, incluso antes de saber que el padre ya sólo sería un recuerdo, al niño se le tensaron los músculos de la cara y se quedó sin sonrisa.

Última edición por jilguero el 05 Ene 2021 12:33, editado 4 veces en total.


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:... No me refiero exactamente a las persianas sino a los estores...
Vale, si el ruido de los estores, te lo compro.
jilguero escribió:Yo las puedo mirar con buenos ojos porque conviven conmigo en el campus, donde estamos rodeados de pinos y, hasta donde yo sé, no nos hacen daños. ¿Por qué te quita la silicona, brilla con el sol? Porque ellas tienen fama de picotear todo lo que llama su atención.
Ya, también conviven conmigo en mi finca, y me es indiferente que hagan buen uso de nueces, castañas y fruta de pulpa; incluso del pienso del perro. ¡Pero que no me toquen la silicona! El caso es que no brilla porque es de color negro mate pero tienen cierta afinidad por ella.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:
jilguero escribió:Yo las puedo mirar con buenos ojos porque conviven conmigo en el campus, donde estamos rodeados de pinos y, hasta donde yo sé, no nos hacen daños. ¿Por qué te quita la silicona, brilla con el sol? Porque ellas tienen fama de picotear todo lo que llama su atención.
Ya, también conviven conmigo en mi finca, y me es indiferente que hagan buen uso de nueces, castañas y fruta de pulpa; incluso del pienso del perro. ¡Pero que no me toquen la silicona! El caso es que no brilla porque es de color negro mate pero tienen cierta afinidad por ella.
Creo que eres muy afortunado de tener ese tipo de inquilinos, aunque la gazza ladra sea un poco traviesa...
[media]https://www.youtube.com/watch?v=KttxyFMPaFE[/media]
¿Has probado a ponerle un cacharrito con silicona dentro a modo de comedero? Es para ver si le atrae la silicona cuando no está en la ventana. Bueno, igual no te vale para nada, pero si comprendes por qué le atrae igual le puedes buscar solución :wink:.


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:Creo que eres muy afortunado de tener ese tipo de inquilinos, aunque la gazza ladra sea un poco traviesa...
Pues claro que soy afortunado, jilguero. La silicona se repone y santas pascuas.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió: ¿Has probado a ponerle un cacharrito con silicona dentro a modo de comedero?
Mujer, seré inocente si una urraca muere por un atascamiento intestinal... digamos que por voluntad propia. Pero contribuir a ello ya no me deja impune.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

Gretogarbo escribió:
jilguero escribió: ¿Has probado a ponerle un cacharrito con silicona dentro a modo de comedero?
Mujer, seré inocente si una urraca muere por un atascamiento intestinal... digamos que por voluntad propia. Pero contribuir a ello ya no me deja impune.
:meparto: pero si tienes una sensibilidad tan a flor de piel, deberías empezar a plantearte cambiar el sellado de tus ventanas so pena de sentirte culpables cuando veas a una pega patas arriba tras un atracón de silicona. Es una provocación ponersela siendo, como parecen ser, unas adictas :cunao: .

Aunque soy muy amante de la Naturaleza y de sus inquilinos, mi etapa de asilvestrada me hace codearme con las especies de igual a igual :malandrin:



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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por Gretogarbo »

jilguero escribió:... si tienes una sensibilidad tan a flor de piel, deberías empezar a plantearte cambiar el sellado de tus ventanas so pena de sentirte culpables cuando veas a una pega patas arriba tras un atracón de silicona.
Reitero: lo que hagan por propia voluntad, allá ellas, oye.
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Ah que ya leí lo de la tortuga, con un pasado así es natural que seas tan libertaria. :cunao:

Amen de la memoria tan buena que tienes.

Pero pobrecilla de una dieta de aire a experimentos revolucionarios.

:dragon: :batman:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

hexagono69 escribió:Ah que ya leí lo de la tortuga, con un pasado así es natural que seas tan libertaria. :cunao:

Amen de la memoria tan buena que tienes.

Pero pobrecilla de una dieta de aire a experimentos revolucionarios.

:dragon: :batman:
¿También Usía está haciendo sus pinitos para ser mártir de la letras pajariles :shock:?

Ahora no tengo buena memoria, pero en esa etapa de familia numerosa ocurrían cosas pintorescas que eran más fáciles de recordar. Por cierto, a las cangrejitas orondas hay que procurar no tocarle los huevos porque, si se los tocas para coger una muestra, da la impresión de que se enfadan o se vuelven locas. Empiezan a arrancarse los huevos (son como racimitos de uvas) con las quelas y no paran hasta quedarse vacías. Hemos pensado que tal vez al notar un agresor los sueltan para darles oportunidad de salvarse (son embriones ya). En fin, que la Naturaleza es una fuente inagotable de sorpresas :D.


Oye, ¿Cómo sigue Su?


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Si quieres saber de Susana te lo podría decir por MP; pero es un tema del que no me hace muy feliz hablar casi preferiría no hacerlo, el final de la vida muchas veces es muy estresante, trágico, agónico y angustioso, desgraciadamente para todos.

Un saludo :60:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

No, no, Hexa, lo entiendo.
Ya le doy yo :colleja: al lorito por no ser más prudente :wink:.
Esa respuesta a lo Bartleby es perfecta :60:.


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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Y se me olvidaba decirte, que afortunados sois de poder haberos manejado a vuestro antojo cuando erais niños con esos aires de libertad. Ademas siendo tantos pues mejor.

En mi caso vivíamos con mis abuelos maternos, mi madre trabajaba fuera de casa, y mi abuela Maria que era de Alameda de la Sagra (Toledo) ademas de cocinar muy bien nos contaba porque a ella le gustaban muchas adivinanzas, refranes, dichos ...
También llevaba moño postizo de su propio pelo y vestía de colores muy oscuros con lunares blancos.

Cada casa es un mundo. :hola:
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por jilguero »

hexagono69 escribió:Y se me olvidaba decirte, que afortunados sois de poder haberos manejado a vuestro antojo cuando erais niños con esos aires de libertad. Ademas siendo tantos pues mejor.

En mi caso vivíamos con mis abuelos maternos, mi madre trabajaba fuera de casa, y mi abuela Maria que era de Alameda de la Sagra (Toledo) ademas de cocinar muy bien nos contaba porque a ella le gustaban muchas adivinanzas, refranes, dichos ...
También llevaba moño postizo de su propio pelo y vestía de colores muy oscuros con lunares blancos.

Cada casa es un mundo. :hola:
Pues sí, cada casa es un mundo y cada hermano también (¿no tienes hermanos?). Te lo digo porque mi hermano mayor, que era el ideólogo de la pandilla, y yo somos los que mejores recuerdos tenemos y los que más partido le hemos sacado a haber vivido con libertad y rodeados de Naturaleza. Nos gustan las plantas, los animales y todo lo relacionado con el mundo rural. Otros hermanos, en cambio, se hicieron a la vida urbana y ya está, como si no consideraran aquellos años de libertad un don muy especial. Sospecho que porque no todos tenemos la misma necesidad de libertad y de un espacio propio, de socializar (como dicen ahora) cuando te apetece pero no las 24h del día :wink:.

Eso sí, no veas lo duro que fue pasar de eso a un colegio de normas seguro que más rígidas que las del tuyo. Yo recuerdo los primeros años, por la noche, cuando regresaba del cole, me echaba a llorar y le decía a mi madre que yo me iba a morir, que yo aquello no lo iba a resistir :cunao:. Y ella siempre me decía: es por tu bien, es por tu bien, ya lo comprenderás. Pero oye, mano de santo: el colegio fue una etapa tan durísima que cuando llegué a la universidad y descubrí las bibliotecas en cierta medida volví a renacer. Y ya todo lo que ha venido después me ha parecido un paseo en comparación con mis primeros años de escolarización. Bueno, enfrentar la muerte (y el deterioro en el caso de mi padre) de los padres ha sido muy duro, pero me refiero que no he vuelto a tener esas sensación de una situación que me superaba y de la que no me podía librar.

¿No crees que ese contacto con los abuelos es mucho más importante de lo que piensa uno de pequeño :roll:?

PD: Cata, seguro que tus nietos van a tener de ti unos magníficos recuerdos. ¿Te has fijado que se nos está llenando el bujío de moños y de trajes oscuros? Me gusta mucho ver las fotos antiguas por esas cosas :mrgreen:.


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hexagono69
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por hexagono69 »

Dice el pajarito ¿No crees que ese contacto con los abuelos es mucho más importante de lo que piensa uno de pequeño :roll:?

Pues en mi caso seguro que si, para lo bueno y lo malo.

Mi abuela tenia un carácter firme, diplomático y amable, vivíamos en un piso alquilado cerca del Rastro de Madrid con lo que yo también tuve suerte porque podía jugar libre en la calle y rebuscar y romper o quemar, era algo pirómano los restos abandonados, ropa vieja, cartones, muebles, fluorescentes ..... :twisted:

Bueno lo que pasaba era que mi padre estaba algo desubicado, vamos que no estaba en casa si podía evitarlo, no le gustaba y eso me llevo a pensar, que ojala hubiera tenido una familia normal (padres e hijos) con mas intimidad.

Si he tenido una hermana, Susana, pero ha fallecido. Me llevaba 7 años y yo era el mayor. :)

¿No crees que cambia bastante que seas el hermano mayor, pequeño o mediano? :wink:
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magali
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Re: El bujío de Santa Catalina (Bordeando la realidad)

Mensaje por magali »

O leo y me apetece compartir, como hacéis vosotros. Pero todavía no estoy preparada :desierto:

Todo llegará 8)

Gracias, jilguero, por este bujío donde creo que yo también tendría un huequecito :shock:
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