Dayana (Relato-capítulo I)

Espacio en el que encontrar los relatos de los foreros, y pistas para quien quiera publicar.

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Iramesoj
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Gracias de nuevo, Lucía.

Me da vergüenza insistir por si resulto molesto, pues lo que menos deseo es molestar a la forera que más tiempo se toma en leer los textos de los demás, además de administrar el foro entero y mantenerlo con vida desde hace 3 lustros. No obstante, debo insistir en aras a conocer mejor tu crítica.

Cuando me dices que antes tenía un punto de frescura y descaro que ha perdido, me dices algo muy vago y ambiguo, pues realmente no me hago a la idea de a qué te estás refieriendo. ¿Me puedes decir algo concreto de la versión anterior que consideres fresco/descarado y se haya perdido en esta versión? Te lo agradecería mucho.

Saludos y gracias
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lucia
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por lucia »

No, no puedo, porque es la impresión que me quedó después de leerlo. Pero suele venir de haber pasado lo escrito por un filtro que decide si es aceptable o no lo que se cuenta y no solo cómo se cuenta.
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Megan
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Megan »

Iramesoj escribió:No digo que no lo leyeras. Sé que es posible que lo hayas leido y comentado con sinceridad, y para mí todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario.

Ya digo que me he encontrado en otros lugares a usuarios que dejan un comentario que cualquiera podría hacer sin haberse leido el texto. Eso no significa que no se lo hayan leido, pero cabe la posibilidad. Y como digo, me consta que hay una persona en una red social literaria que deja comentarios del tipo "muy buena historia, muy buen relato, una historia que engancha" y una vez quedó en evidencia.Antes resumí la historia, pero te la cuento un poco a fondo:

Me registré en esa red social y comenté varios textos, diciendo lo que me gustaba y lo que no. Mis textos (fragmentos de mis novelas) solo los comentaba una persona (omitiré su nick por no humillar) que daba la impresión de comentar sin leer, pues sus comentarios se limitaban solamente a "una historia muy interesante" o "una historia que engancha", cosa que cualquiera puede decir sin leerse los textos (y son comentarios similares al tuyo). Para poner en evidencia a esta persona, subí un nuevo fragmento rompiendo la cuarta pared, y la protagonista de la novela comentaba que "el autor de esta novela la cuelga en una web" y que "en esa web hay una persona, llamada ******, que comenta todos los capítulos pero parece no leerselos". Otro personaje le decía "esta es una acusación muy seria". Entonces, la protagonista decía "si ****** realmente lee esto, comentará algo sobre lo que digo de ella. En ese caso, nuestro creador le pedirá perdón por haber pensado mal". Una vez colgado el texto, esa persona le dio "me gusta" al mismísimo texto en el que se la atacaba. Esperé dos días a ver si comentaba (siempre hay que dar el beneficio de la duda. ¿Y si lo leyó, le hizo gracia mi trampa y por eso le dio a "me gusta", y pensaba comentarme cuando tuviera más tiempo?). Pero no comentó (Y eso se conectaba a diario y comentaba otros textos). Me quedó claro que no se leía mis escritos (y viendo que casisiempre comenta de ese modo, creo que los de casinadie).

Que esa persona no leyera los textos no significa que tú hagas lo mismo, pero comprenderás que con experiencias como esa dude de comentarios de ese tipo.

Pero tan solo con que me respondas alguna de las tres preguntas que te hago en mi mensaje anterior, me quedará claro que has leido el texto, y te pediré disculpas por haber dudado.
Eso que contás, ¿te pasó en este foro Iramesoj?

Por otra parte, a veces no es posible hacer un comentario acorde al trabajo que tuvo el autor en pensar, armar y lograr presentar un buen texto. Me pasa mucho, estoy en muchas cosas en el foro, además de la moderación de este subforo y el de poemas. Es decir que muchas veces comento con un: "Muy buen relato, bien escrito y el tema me gusta mucho, felicitaciones" y algún emoticón de alegría, y eso no significa que no lo leí o que no me metí en el texto, lo hice, pero no puedo desmenuzarlo como quisiera. A veces puede surgir alguna pregunta, pero en mi caso no es fácil para mí que comente más que eso, por una cuestión de tiempo.

Supongo que a muchos de los foreros asiduos a LFE les puede pasar lo mismo que a mí, y no significa que no lean tu relato, en este foro no sucede eso, hace años que modero este suforo y nunca me enteré de algo así.

Cualquier cosa, te diriges a mí, no quiero problemas entre foreros por favor, gracias :D
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Megan
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Megan »

Capítulo I leído.

Me gusta la protagonista, tiene carácter y no se esconde por ser fea, al contrario trabaja en un lugar totalmente expuesta y sonríe a los parroquianos a pesar de sus dientes. Por otro lado no le hace mella que su compañera sea una chica sexy y bonita, ella se divierte jugando a los dardos con uno de los clientes.

La llegada de los dos ex combatientes, que no se sabe qué fueron a hacer al pueblo, y finalmente su presentación a Dayana como subalternos de su padre, da mucha curiosidad para saber lo que vendrá.

Está bien escrito, los diálogos son fluidos y se entienden muy bien.
Quedo a la espera de los próximos capítulos :D
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Iramesoj
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Gracias Megan. ¡Tengo muchas cosas que decir!

1) La anecdota que cuento, no me pasó en este foro.
2) Comprendo perfectamente que existe la posibilidad de que alguien sea lea algo y conteste un comentario del tipo "muy buen relato, sigue así". Nunca doy por hecho sin pruebas, pues todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Así lo he intentado dejar claro en mis mensajes anteriores y si te molestaron mis palabras dado que alguna vez has comentado de ese modo, creeme que lo siento.
3) Me alegro de que te haya gustado. Mi idea es que Dayana fuera tal como la has descrito, así que al menos eso lo hice bien.

Un saludo
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Iramesoj
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

CAPÍTULO 2

Al día siguiente, por la mañana, Cneo y Máximus se dirieron al Templo de la Verdad, razón por la que habían llegado a Suscro. Fueron caminando tranquilamente, ya que no tenían prisa y deseaban pasear por el pueblo que tantos recuerdos les traía.

—¡Espero que tengamos tiempo para ir a ver a nuestro comandante mientras estemos aquí!
—Yo también, Cneo. Le hemos echado mucho de menos. Y me gustaría felicitarle por cómo ha entrenado a su hija.
—¿Y si vamos a la taberna a tomarnos una ronda con ella antes de ir al trabajo?
—Me tienta...pero no.
—¡Quizá ella nos pueda enseñar cómo abrir una puerta cerrada sin tener la llave!
—Yo también tengo esa espina clavada, —contestó con una leve sonrisa— pero no es el momento. Primero está el deber, y ya habrá tiempo de ver al comandante y a su hija.

Era sabido que Mark Blossom, cuando era soldado, estuvo en el pelotón con algunos ladrones, de los que aprendió a ser sigiloso, y a forzar cerraduras. Esto le fue muy útil durante su carrera militar, pues se destacó por sus acciones de espionaje que le llevaron a ascender a comandante. Sin embargo, no había enseñado esas habilidades a sus soldados, pues temía que en ese caso se hicieran incontrolables. En cambio, pensaban Cneo y Máximus, quizá a su hija sí le hubiera enseñado esas cosas.

Una vez llegaron a una muralla custodiada por dos soldados con armadura y alabarda, tras la cual se erigía una torre de gran altura, se hallaron ante su objetivo. Uno de los guardianes, al verlos, les dijo:

—Buenos días ¿Desean entrar al Templo?
—No solo eso. Deseamos ver al sumo sacerdote. Si le decís que somos Cneo y Máximus deseará recibirnos.
—Esperad aquí —respondió visiblemente extrañado, ya que una visita a un miembro tan importante del clero no se trataba de algo habitual—. Vengo enseguida.

El guardia regresó con un soldado equipado con la misma armadura, pero con una lanza notablemente más ligera que las alabardas. Al verlos, expresó con tono amable:

—Seguidme, por favor.

Los dos ex-soldados hicieron caso y siguieron a aquel hombre. Entraron a la torre por una puerta y subieron largas escaleras. Mientras subían, sintieron curiosidad por poder ver qué había en cada piso, pero les estaban guiando hacia pisos superiores y debían obedecer.

—¿Queda mucho? —preguntó Cneo.
—No, es aquí, en el último piso. Pasad a esta sala.

Tras un gesto de asentimiento, entraron. Allí encontraron a un hombre joven, ataviado con los oscuros ropajes de un sacerdote. Y al lado, un par de copas doradas y una botella de vino.

—Bienvenidos seais, Máximus y Cneo, viejos héroes de guerra.
—Así es —confirmó Máximus—. Pero ahora ya no somos soldados, aunque seguimos peleando para ganar un dinerillo.
—Me lo esperaba —comentó con una sonrisa—. Tomad una copa, relajaos, ¡Os veo muy tensos para estar ante un viejo conocido!. Charlemos un poco.
—¡Lo lamento, Gameno! —afirmó Cneo—. La última vez que nos vimos ibas a meterte novicio, y ahora eres el que manda aquí. ¡Me siento abrumado!
—Tienes razón —intervino Máximus dirigiéndose al sacerdote—, deberíamos haber sido más efusivos. Bebamos y relajémonos.

Los dos ex-soldados tomaron asiento. Máximus tomó una copa, acercó la otra a su compañero, y vertió vino en ambas copas. Aunque supuso que si Gameno no había puesto una tercera copa era porque no deseaba beber, lo interrogó con la mirada, y éste hizo un gesto de negación. Tras ello, comenzó a contar la razón por la que habían llegado allí.

—Hace poco hubo una expedición para capturar al pirata Barbasucia. Cneo y yo fuimos voluntarios y entre los dos lo capturamos personalmente, por lo que se nos permitió quedarnos la mayor parte de los tesoros de ese hombre.
—¡Enhorabuena! Deduzco que es ese tesoro lo que os ha llevado hasta aquí...
—Así es. Entre las riquezas, había esta caja...

Tras decir eso, echó mano a su mochila, y sacó la caja. Era una caja metálica, con una calavera grabada en relieve, y con una cerradura. Bajo la calavera había unos extraños signos grabados.

—Veo que es una caja fabricada en las lejanas tierras del este. Se nota por el estilo de los grabados. Conozco la historia de estas cajas, pero antes deseo saber por qué os llamó la atención.
—Cuando nos repartimos el botín, estaba Barbasucia frente a nosotros, encadenado. Cuando cogimos esa caja, se puso muy nervioso y nos pidió que no la abriéramos nunca. Tampoco tenemos la llave, pero quisieramos saber a qué se debía tanta preocupación.
—Es una de las cinco cajas de Iramesoj III.
—¡No puede ser!
—¿En serio? —intervino Cneo.
—¡Y tan en serio! Esperad un momento.

El sacerdote se levantó y se dirigió a la biblioteca. Era evidente que sabía donde estaba el pergamino que deseaba consultar, ya que nada más llegar alargó la mano, lo tomó y lo desenrolló. En él se veía la imagen de un persona cubierta con túnica y una capucha que solo dejaba ver unos ojos que habían sido pintados de amarillo, dando a entender que brillaban en la oscuridad. A juzgar por sus manos, parecía alguien huesudo y delgado. Bajo sus pies aparecía una nota a pie de imagen donde se leía «El mago Iramesoj III». Gameno señaló el texto escrito debajo de dicha nota, donde, a partir del dedo del sacerdote, se podía leer:

«La tiranía del terrible mago Iramesoj III fue muy prolongada debido a su gran manejo de las cinco grandes artes mágicas. No obstante, un discípulo suyo, Leguimesoj, lo traicionó arrebatándo sus poderes mágicos y sellándolos en las cajas de Fuego, Agua, Tierra, Aire y Mente. Despojado de sus poderes, Iramesoj III fue derrocado y ejecutado por su discípulo.»

—Sí —dijo Cneo—, ya conocemos esa historia. ¡Se estudia en el colegio! El mago usurpador quedó muy debilitado al encerrar los poderes en las cinco cajas y pudo ser derrotado por el pueblo. Desde entonces la magia está prohibida y ha dejado de estudiarse.
—Veo que te sabes la lección —ironizó Gameno—. Sin embargo —dijo a la vez que desenrrollaba aún más el pergamino por la parte inferior—, deberías ahora mirar esta ilustración.

Los dos ex-soldados miraron la ilustración, en la que se veían cinco cajas como la que ellos habían obtenido. Eran iguales salvo que la calavera de cada una de ellas tenía los ojos de un color diferente: rojo, azul, blanco, amarillo y verde. Según la nota a pie de imagen, dichos colores correspondían a fuego, agua, viento, tierra y mente.

—¡Ya lo entiendo! —exclamó Máximus tras comprobar que los ojos de su caja eran rojos—. Barbasucia pretendía hacerse con las cinco cajas para hacerse con un gran poder. Temía que abrieramos la caja porque la magia del fuego podría hacer ardernos a todos los presentes, incluyendole a él y a su tripulación.
—Exacto. Cualquiera prefiere la horca a ser devorado por las llamas...las cuatro cajas de los elementos no se pueden controlar sin la magia de la mente, y a su vez, la magia de la mente puede hacer muy poco sin magia elemental. Es por eso que hay hombres ambiciosos que siempre han deseado hacerse con las cinco cajas, pero hasta ahora nadie lo ha conseguido.
—Normal que no lo haya conseguido nadie. Cinco cajas en un mundo tan grande...
—Es un peligro. Hay un truco para encontrarlas. Las pupilas de cada calavera apenas se perciben, pero si os fijáis las veréis. Siempre señalan hacia donde está la caja más próxima. Esto no lo sabe casinadie porque es una enseñanza que se prohibió junto con las artes mágicas. De hecho, en el colegio se enseña la historia de las cinco cajas, pero está prohibido enseñar ilustraciones de las mismas para evitar que sean usadas. El paradero de las cajas es desconocido desde hace siglos. Que Barbasucia tuviera alguna significa que puede estar buscándolas más gente. Debéis usar esta caja para encontrar el resto y dejarlas a buen recaudo. Sois buenos soldados y mejores personas. Lo sé porque os conozco muy bien.
—¡De acuerdo! —exclamó Cneo entusiasta—. Conseguiremos las cinco cajas, y las traeremos aquí en secreto para evitar que caigan en malas manos.
—Eso nos hace que tardemos a ver más a nuestras mujeres —afirmó Máximus con cierta pena—. Claudia y Avril van a estar muy solas. Y me sabe mal dado que las dos están embarazadas.
—¡Por eso mismo, Max! ¡Vayamos a por las cajas para dar a nuestras familias un futuro mejor!
—Tienes razón. Les escribimos una carta y nos vamos.
—¡Pero antes deberíamos ver al comandante!
—¡Tienes razón! ¡Qué alegría se llevará!
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lucia
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por lucia »

Qué graciosos los nombres de los dos magos :cunao: :cunao: y suenan bastante mejor que oinotnaesoj :lol:

Y hacía el final de este capítulo vuelves a acelerarte, como en el primer borrador.
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Gracias Lucía. Me gusta meter easter eggs humorísticos en lo que escribo, y lo suelo hacer con los nombres de algunos personajes. no es el único nombre humorístico que aparece en estos fragmentos que he publicado, hay uno más que nadie ha señalado (lo dejo caer).

Vaya, intentaré no acelerarme. Imagino que lo dices por lo rápido que deciden hacer el viaje.
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Iramesoj
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Dayana.pdf
Dejo un PDF con los 8 primeros capítulos, por si alguienquiere leerlos. Espero que si hay opiniones, sean sinceras
No tiene los permisos requeridos para ver los archivos adjuntos a este mensaje.
Última edición por Iramesoj el 23 Feb 2019 20:52, editado 1 vez en total.
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Casper »

Leí tu primer capítulo a la rápida porque ya es tarde.
Creo que podrías haber pulido algunas frases del primer párrafo, omitir lo obvio…El sol comenzaba a salir…con los primeros rayos de luz del día, por ejemplo.
Sus padres la tuvieron bordeando los cincuenta años?
Solía leer hasta entrada la noche pero trabaja en un bar hasta el cierre, imagino que de noche por los soldados que llegan al atardecer, además de mencionar que trabaja de sol a sol.
Al leerlo rápido me dejó algunas contradicciones, los diálogos bien, imagino que los personajes que son ya varios tendrán participación en el resto de la historia.
Espero leer con más calma este y los capítulos que vienen, arriesgaste mucho con lo poco agraciada de tu personaje y quiero ver a donde la llevas finalmente. Saludos




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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Gracias Casper.

Sí, sus padres la tuvieron bordeando los 50. Lo de leer y trabajar tanto, quizá tengas razón. Yo deseaba que tuviera un nivel cultural alto, pero a su vez, deseaba que tuviera poco tiempo libre, porque ambas cosas me convenían para la historia que deseo contar. Igualmente es fácil sacar tiempo para leer, si uno tiene interés, aunque solo sean pocas páginas al día...quizá debí matizarlo más para dar a entender que leía dentro de lo que le permite su apretada agenda.

Un saludo y agradezco que hayas comentado
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Casper
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Casper »

Tenerla bordeando los cincuenta es poco común y llama la atención al ser hija única…pero más que eso te pregunte por una cuestión cronológica, los soldados sirvieron con su padre que tiene setenta y algo y la hija 23, no sé si me entiendes, hay diferencia en las edades entre los soldados y la protagonista.
Solo te dejo mi impresión como lector que estoy muy lejos de hacer un análisis literario, en el foro hay quienes pueden ayudarte con eso. Sigo con el capitulo dos a la noche y te cuento, y te animo a seguir, la historia está abierta y quiero ver cómo termina, un abrazo.
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Oye, gracias por el interés. Dayana es hija única y sus padres la tuvieron muy tarde, ya que no pudieron ser padres antes. Cneo y Máximus son más jóvenes que el padre de Dayana, pero más mayores que ella. Eran detalles buscados.

Te agradezco lo que me comentas porque a raiz de ello me has hecho pensar que debo cambiar una cosa del capítulo 2. Un saludo
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Iramesoj
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por Iramesoj »

Aunque dejé hasta el capítulo 8 en un adjunto, subo el capítulo 3 con intención de reflote.

CAPÍTULO 3

Iba acercándose el mediodía, y Mark y Mina se encontraban sentados en su salón, cada uno en su sillón y leyendo sus respectivos libros. De repente, unos golpes a la puerta los sacaron de la lectura.

—Tranquila, Mina, abriré yo.

Al abrir la puerta, la alegría del viejo comandante fue mayúscula.

—¡Cneo! ¡Máximus! Dayana me ha contado que os conoció ayer, y estaba deseando que os dejárais caer por aquí.
—Yo también me alegro mucho de verle, mi comandante.
—¡Se acabaron los rangos, Cneo! Tuteadme y llamadme Mark. ¡Es una orden!

Y los tres hombres rieron. Con un gesto, les hizo pasar a su salón. Una vez los tres hombres tomaron asiento, Mina decidió retirarse para que hablaran con más confianza.

—Has entrenado muy bien a tu hija, Mark —dijo Máximus—. Puedes estar orgulloso.
—¡Ojalá pudiera entrenarla más! ¡Pero yo ya soy viejo y a ella el trabajo le come todo el tiempo!
—Bueno, ayer redujo a Onara como si nada.
—¡A Onara le ha parado los pies varias veces! ¡Esa vieja violenta y borracha! Una noche Dayana estaba regresando a casa y oyó a Onara en su casa golpeando y gritando a su marido. Forzó la cerradura y la noqueó —contó entre risas e hinchando el pecho—. Normal que ese señor tan desdichado quiera tanto a mi hija.
—¿Y pese a todo Onara sigue yendo a beber a la taberna donde trabaja Dayana?
—el alcohol es lo que tiene, que borra memorias...en fin.
—¡A ella sí le has enseñado a forzar cerraduras! —exclamó Cneo divertido, fingiendo indignación.
—Dayana sería una buena espía. Como es pequeñita se la ve poco, y sabe ser sigilosa, abrir cualquier puerta y llevarse lo que haga falta. Su punto flaco siempre ha sido la fuerza, pues una chica que mide metro y medio nunca va a ser como vosotros...
—Pero has hecho todo lo que has podido, y es bastante fuerte para ser tan pequeña.
—¡Basta de hablar de esto! ¡Soy demasiado pesado cuando hablo de mi hija! ¡Contadme qué ha sido de vosotros!
—¿Te acuerdas de Avril?
—¡Claro que me acuerdo, Cneo! Ibas detrás de ella siempre en la campaña de Calu y...¿no me digas que es tu esposa? —hizo una pausa al ver que Cneo asentía satisfecho—. ¡No pensé que lo consiguieras!
—¡Qué sincero has sido siempre, Mark!
—Y yo me casé con Claudia, la amiga de Avril —dijo Máximus—.
—¿La chica rubia del lunar?
—¡Esa misma!
—¡Vaya bellezas! ¡Sois muy afortunados!
—¡Y están las dos embarazadas!
—¡Que alegría! ¿Y a qué os habéis dedicado en estos tiempos de paz?
—Fundamentalmente hemos sido cazarrecompensas. Hemos participado en expediciones contra bandidos, piratas...en fin.
—¡Y ahora nos vamos a buscar las cinco cajas de Iramesoj III! —intervino Cneo sacando la caja de la mochila de su compañero—. Hemos conseguido una de ellas en una campaña contra unos piratas.
—¡Vaya! ¿Cómo sabes que esa caja es...?
—Nos lo ha dicho Gameno, mi coman...Mark. Hemos decidido que es una aventura que merece la pena. No conviene que la gente sepa como son estas cajas, pero confiamos en tí como un padre.
—Basta, no soy de piedra —dijo emocionado—.
—Partimos ahora mismo, pero antes, nos gustaría despedirnos de tu hija.
—Claro, id a tomar una última jarra antes de partir.
—Iremos ahora mismo. De todos modos hemos quedado que cada vez que consigamos una caja nueva volveremos aquí para dejarlas en el templo.
—Pues tenéis las puertas de mi casa abiertas.
—Muchas gracias. ¡Adios, Mark, nos alegramos mucho de verte!

Y tras este encuentro, entraron a la taberna. Dayana y Esther estaban visiblemente ocupadas, dado que a esas horas muchos se tomaban un descanso, y les gustaba hacerlo allí. Cuando Dayana los vio, se apresuró a llegar hacia donde estaban ellos.

—¡Hola! —dijo con una sonrisa nerviosa, tocándose la melena—. Apenas puedo parar ahora, pero os sirvo enseguida lo que queráis.
—Más que a tomar algo, venimos a despedirnos —dijo Máximus—. Estabamos aquí de paso, pero nos alegramos mucho de conocerte y de haber vuelto a ver a tu padre.
—¡Qué pena! —exclamó con sincera decepción—. Me hubiera gustado veros más.
—¡Seguro que volvemos! —exclamó Cneo a la vez que le daba un fuerte abrazo. El corpulento ex-soldado levantó el cuerpo de la chica y apretó tan fuerte que ésta sintió que le faltaba el aire—. No puede ser que solo nos veamos esta vez.
—Pues...has...ta...otra —balbuceó Dayana sofocada—.

Cneo la volvió a dejar en el suelo, y Máximus lo fulminó con la mirada, al ver como la joven, roja y visiblemente mareada, se abanicaba con la mano derecha.

—Perdonalo, es muy bruto, pero es un buenazo.
—Lo sé —dijo con una mueca que pretendía ser una sonrisa—. Mi padre me contó cosas cuando le dije que os conocí.
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lucia
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Re: Dayana (Relato-capítulo I)

Mensaje por lucia »

Pues te agradezco que lo vayas subiendo, porque así de a pocos lo voy leyendo. De la otra forma tengo atasco y tardo mas en animarme a cogerlo.
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