Cuéntame un cuadro (Juego)
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Gracias por tu comentario, Jarg No he leido Madame Bovary, pero el giro esotérico lo tenía planeado desde el princípio, no he improvisado nada.
El anterior cuadro lo puse yo ,ahora creo que le tocaría a Megan
El anterior cuadro lo puse yo ,ahora creo que le tocaría a Megan
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Jarg, que bueno que te fijaras en el trapecista para escribir tu historia. Me encanta como entras en la mente del trapecista, en sus deseos e ilusiones
Megan, pedazo giro final te has sacado de la manga y que listo el villano cambiando los vasos
Oscall, una historia de fantasmas genial, me ha encantado Por cierto, en teoría pone imagen el que escribe el tercer relato
Megan, pedazo giro final te has sacado de la manga y que listo el villano cambiando los vasos
Oscall, una historia de fantasmas genial, me ha encantado Por cierto, en teoría pone imagen el que escribe el tercer relato
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Te has traído a un engendro diabólico y, encima, encajando perfectamente.
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Si cedes una libertad por egoísmo, acabarás perdiéndolas todas.
Mis diseños
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Muchas gracias, chicos
Sinkim, yo había puesto cuadro hace muy poco, pero si insitís, ya subiré algo
Sinkim, yo había puesto cuadro hace muy poco, pero si insitís, ya subiré algo
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- oscall
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Pues, a falta de Megan y por petición popular, subo yo cuadro. Me interesa por que el autor era casi paisano mío
Niños gastando broma a perro Eduardo Zamacois y Zabala
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Pero qué buen relato, @oscall
Cuánta imaginación, me encantó de principio a fin, muy bien logrado ese final fantasmagórico
A ver qué sale de la imagen que pusiste, que está muy buena
Gracias por paticipar en este rinconcito
Cuánta imaginación, me encantó de principio a fin, muy bien logrado ese final fantasmagórico
A ver qué sale de la imagen que pusiste, que está muy buena
Gracias por paticipar en este rinconcito
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Aquí voy,
Los hermanos Pérez, eran dos chicos de alrededor de diez años. Desde su nacimiento, en una humilde y pequeña casa en el campo, tenían un guardia personal, el querido Duke, un perro de raza indefinida, que adoraba a esos pequeños.
En las vacaciones escolares, los niños jugaban mucho con su mascota y amigo. Les gustaba hacerle bromas, pero el can era muy inteligente y siempre descubría el truco.
Así fueron pasando los años y el guardián fue envejeciendo, los niños crecieron y ahora eran ellos los que cuidaban de su amado amigo.
Una noche, Duke observó lo que siempre hacían los chicos, crear una suerte de muñeco tapado con una cortina. El perro estaba acostumbrado a ese juego, pero ahora ya no era joven y le costaba bastante caminar y además ya no tenía la vista de lince que poseía antes. Por lo que decidió mejor no jugar y menos en la noche que se le hacía más complicado.
Por tanto se acurrucó bien en su casita distante unos metros de la entrada a la casa de los chicos y se durmió.
Su sueño ahora era mucho más pesado que en su juventud, por eso no escuchó cuando los ladrones metidos bajo la cortina, tocaron la puerta y tras disparar dos tiros certeros, se llevaron los pocos objetos de valor que había en la vivienda.
Los hermanos Pérez, eran dos chicos de alrededor de diez años. Desde su nacimiento, en una humilde y pequeña casa en el campo, tenían un guardia personal, el querido Duke, un perro de raza indefinida, que adoraba a esos pequeños.
En las vacaciones escolares, los niños jugaban mucho con su mascota y amigo. Les gustaba hacerle bromas, pero el can era muy inteligente y siempre descubría el truco.
Así fueron pasando los años y el guardián fue envejeciendo, los niños crecieron y ahora eran ellos los que cuidaban de su amado amigo.
Una noche, Duke observó lo que siempre hacían los chicos, crear una suerte de muñeco tapado con una cortina. El perro estaba acostumbrado a ese juego, pero ahora ya no era joven y le costaba bastante caminar y además ya no tenía la vista de lince que poseía antes. Por lo que decidió mejor no jugar y menos en la noche que se le hacía más complicado.
Por tanto se acurrucó bien en su casita distante unos metros de la entrada a la casa de los chicos y se durmió.
Su sueño ahora era mucho más pesado que en su juventud, por eso no escuchó cuando los ladrones metidos bajo la cortina, tocaron la puerta y tras disparar dos tiros certeros, se llevaron los pocos objetos de valor que había en la vivienda.
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Chicos/as: @oscall, @Sinkim, @Jarg y todos/as los que quieran, quedan dos micros para este cuadro. Sé que están escribiendo para el concurso, pero se podrían hacer un ratito y pasar por aquí
Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Menudo final, Megan, con lo bucólica y feliz que parecía la imagen
Óscar y Manuel habían logrado acercarse hasta la puerta del cobertizo sin que Toby se diera cuenta de su presencia. Esta vez seguro que lo conseguían, los chorizos del tío Pepe colgaban del techo del cobertizo al alcance de cualquiera que pudiera escapar de la feroz de vigilancia de Toby, con lo simpático y juguetón que era siempre y lo fiero que se volvía cuando el tío lo dejaba haciendo guardia.
Manuel había tenido la idea de dibujar una cara en uno de los botijos de su abuela y ponerle una servilleta por encima para intentar asustar a Toby enfrentándolo a una cosa tan extraña y alejada de su experiencia. La idea no era mala, pero no habían contando con el valor de Toby que tras ladrar un par de veces al botijo se lanzó de cabeza contra él. Lo que ninguno de los chicos había previsto fue que la fuerza del impacto fuera tal que el botijo se rompiera en mil pedazos, que salieron volando por todas partes, y que el agua que contenía saliera disparada y empapara al pobre perro de pies a cabeza.
El animal, más sorprendido que asustado, huyó corriendo a su casa para mostrarle a su amo lo que había sucedido, momento que aprovecharon los niños para robar un chorizo y salir corriendo aún más rápido que Toby.
Óscar y Manuel habían logrado acercarse hasta la puerta del cobertizo sin que Toby se diera cuenta de su presencia. Esta vez seguro que lo conseguían, los chorizos del tío Pepe colgaban del techo del cobertizo al alcance de cualquiera que pudiera escapar de la feroz de vigilancia de Toby, con lo simpático y juguetón que era siempre y lo fiero que se volvía cuando el tío lo dejaba haciendo guardia.
Manuel había tenido la idea de dibujar una cara en uno de los botijos de su abuela y ponerle una servilleta por encima para intentar asustar a Toby enfrentándolo a una cosa tan extraña y alejada de su experiencia. La idea no era mala, pero no habían contando con el valor de Toby que tras ladrar un par de veces al botijo se lanzó de cabeza contra él. Lo que ninguno de los chicos había previsto fue que la fuerza del impacto fuera tal que el botijo se rompiera en mil pedazos, que salieron volando por todas partes, y que el agua que contenía saliera disparada y empapara al pobre perro de pies a cabeza.
El animal, más sorprendido que asustado, huyó corriendo a su casa para mostrarle a su amo lo que había sucedido, momento que aprovecharon los niños para robar un chorizo y salir corriendo aún más rápido que Toby.
"Contra la estupidez los propios dioses luchan en vano" (Friedrich von Schiller)
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Bua, Megan, me ha encantado. Parece uno de estos sueños que te están resultando super agradables y de repente se convierten en una pesadilla. Esta es la segunda vez que me "asusto" leyendo un cuento tuyo, con el de los Egipcios también me sucedió
Sinkim, el tuyo es muy gracioso.Menuda picaresca la de los chavales
Supuestamente falto yo. Haber si entre mañana y pasado...
Sinkim, el tuyo es muy gracioso.Menuda picaresca la de los chavales
Supuestamente falto yo. Haber si entre mañana y pasado...
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
@oscall, muchas gracias, me alegro que te haya gustado y asustado
@Sinkim querido, muy buen relato y con ese tono gracioso que te queda tan bien
Para no repetir, Oscall hace el tercer micro y Sinkim pone la pintura, ¿les parece bien?
@Sinkim querido, muy buen relato y con ese tono gracioso que te queda tan bien
Para no repetir, Oscall hace el tercer micro y Sinkim pone la pintura, ¿les parece bien?
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
A mí me parece muy bien, poner el cuadro yo tantas veces no tiene nada de gracia
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
@oscall, estamos esperando tu micro para poner un nuevo cuadro
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
Ya lo sé, lo siento, me está fallando internet. Haber si mañana por fin...
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- oscall
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Re: Cuéntame un cuadro (Juego)
quote=oscall post_id=4461230 time=1586376624 user_id=30654]
Allá vamos
Peio era un chico cuyos padres tenían una casa en el pueblo de Zugarramurdi, y en agosto siempre se iban a pasar veinte días allí. Esto significaba una auténtica tortura para Peio, porque en el pueblo no conseguía conocer a nadie de su edad; los más pequeños eran casi bebés y los mayores eran ya jóvenes adultos. Un verano, harto de esta situación se le ocurrió invitar a Gorka, el compañero de clase con el que mejor se llevaba. Gorka obtuvo el permiso de sus padres, y Peio se alegró mucho porque realmente creía que la compañía de su amigo en Zugarramurdi sería un soplo de aire fresco, pero eso solo duró apenas la primera semana; después el aburrimiento regresó, y contagió a Gorka también.
Hasta que, mientras estaban sentados en los escalones de la casa, vieron pasar a la vecina de al lado.
—¿Qué le pasa a esa tía? —Pregunto Gorka—. ¡Con menudo cara va por la calle!
—Se llama Itxaso, y es la hija de la vieja Begoña, que murió hace dos años—. Le explicó Peio, y añadió con una risita: —Ella es un bicho raro, pero tendrías que haber conocido a la madre. Por aquí dicen que si su perro se le escapaba tantas veces era porque él mismo le tenía miedo.
—¡Venga ya! —Exclamó Gorka con una carcajada—. ¡Menuda exageración!
— Pues yo creo que tiene bastante de cierto—. Le respondió Peio. Y tras pensar unos instantes, sonrió y añadió: —Oye, ¿te apetece echarte unas risas?
De esta forma, y siempre con Peio dando instrucciones, cogieron un botijo que había en la casa. Le pintaron ojos, cejas y boca, y como toque final le pusieron un pañuelo en la parte superior: ahora el botijo representaba la cara de una mujer, pero, por supuesto, no la de cualquier mujer. Fueron a mirar donde estaba el perro, le soltaron del banco en el que estaba atado, le atrajeron unos cuantos pasos más adelante y le pusieron el botijo delante de la cara. El animal soltó un aullido lastimero y escapó a toda velocidad en dirección contraria. Los dos amigos se doblaban de la risa; no sabían dónde estaba Itxaso, pero asumían que no tan cerca como para haberles visto. Pero sí que lo estaba: estaba dentro de la casa, y había presenciado toda la escena desde una ventana.
A la mañana siguiente, al despertar, los chicos descubrieron que se habían quedado ciegos. Intentaron gritar, pero de sus bocas no salió ni una sola palabra. Intentaron incorporarse, pero una extraña fuerza tiró de ellos hacia atrás y cayeron pesadamente sobre las almohadas.
Al ver que su hijo y su amigo no terminaban de bajar a desayunar, la madre de Peio fue a buscarlos al dormitorio que compartían. Llamó a la puerta, abrió ella misma al ver que no respondían y gritó de horror ante lo que se encontró.
No era para menos, y también era muy normal que los sentidos de los chavales les hubiesen fallado y que no se pudiesen mover.
Porque donde deberían tener la cabeza, ahora tenían sendos pesados botijos con una cara pintada, y un pañuelo rojo en la parte superior.
Allá vamos
Peio era un chico cuyos padres tenían una casa en el pueblo de Zugarramurdi, y en agosto siempre se iban a pasar veinte días allí. Esto significaba una auténtica tortura para Peio, porque en el pueblo no conseguía conocer a nadie de su edad; los más pequeños eran casi bebés y los mayores eran ya jóvenes adultos. Un verano, harto de esta situación se le ocurrió invitar a Gorka, el compañero de clase con el que mejor se llevaba. Gorka obtuvo el permiso de sus padres, y Peio se alegró mucho porque realmente creía que la compañía de su amigo en Zugarramurdi sería un soplo de aire fresco, pero eso solo duró apenas la primera semana; después el aburrimiento regresó, y contagió a Gorka también.
Hasta que, mientras estaban sentados en los escalones de la casa, vieron pasar a la vecina de al lado.
—¿Qué le pasa a esa tía? —Pregunto Gorka—. ¡Con menudo cara va por la calle!
—Se llama Itxaso, y es la hija de la vieja Begoña, que murió hace dos años—. Le explicó Peio, y añadió con una risita: —Ella es un bicho raro, pero tendrías que haber conocido a la madre. Por aquí dicen que si su perro se le escapaba tantas veces era porque él mismo le tenía miedo.
—¡Venga ya! —Exclamó Gorka con una carcajada—. ¡Menuda exageración!
— Pues yo creo que tiene bastante de cierto—. Le respondió Peio. Y tras pensar unos instantes, sonrió y añadió: —Oye, ¿te apetece echarte unas risas?
De esta forma, y siempre con Peio dando instrucciones, cogieron un botijo que había en la casa. Le pintaron ojos, cejas y boca, y como toque final le pusieron un pañuelo en la parte superior: ahora el botijo representaba la cara de una mujer, pero, por supuesto, no la de cualquier mujer. Fueron a mirar donde estaba el perro, le soltaron del banco en el que estaba atado, le atrajeron unos cuantos pasos más adelante y le pusieron el botijo delante de la cara. El animal soltó un aullido lastimero y escapó a toda velocidad en dirección contraria. Los dos amigos se doblaban de la risa; no sabían dónde estaba Itxaso, pero asumían que no tan cerca como para haberles visto. Pero sí que lo estaba: estaba dentro de la casa, y había presenciado toda la escena desde una ventana.
A la mañana siguiente, al despertar, los chicos descubrieron que se habían quedado ciegos. Intentaron gritar, pero de sus bocas no salió ni una sola palabra. Intentaron incorporarse, pero una extraña fuerza tiró de ellos hacia atrás y cayeron pesadamente sobre las almohadas.
Al ver que su hijo y su amigo no terminaban de bajar a desayunar, la madre de Peio fue a buscarlos al dormitorio que compartían. Llamó a la puerta, abrió ella misma al ver que no respondían y gritó de horror ante lo que se encontró.
No era para menos, y también era muy normal que los sentidos de los chavales les hubiesen fallado y que no se pudiesen mover.
Porque donde deberían tener la cabeza, ahora tenían sendos pesados botijos con una cara pintada, y un pañuelo rojo en la parte superior.
Última edición por oscall el 25 May 2021 22:39, editado 5 veces en total.
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