En verdad es "muy primera parte" y casi podría pensarse en un capítulo recuperado por Cervantes. Tiene partes abiertamente cómicas como los piojos de Sancho ("y aun algos"). Anoche lo releí, que me invitó a ello tu lectura, y en verdad es una delicia. Sin embargo, Don Quijote al final de esta historia es distinto del Don Quijote de la primera parte: "Dios lo remedie, que todo este mundo es máquinas y trazas contrarias unas de otras. Yo no puedo más". ¿Yo no puedo más? ¿Don Quijote rendido? ¿Don Quijote dice alguna cosa parecida en alguna de sus dos primera salidas, cuando entonce sí le llovían palos, molimientos y fracasos?klatubaradaniktó escribió: ↑22 Abr 2020 19:36 Capítulo XXIX
De la famosa aventura del barco encantado
Este capítulo es un auténtico anacronismo... Me explico. Ya sabemos el cambio rotundo en el enfoque de los episodios de esta segunda parte en relación a la primera. En esta, las situaciones que dan lugar a las aventuras se producen en la mente del Quijote. No hay gigantes, son molinos. No hay princesas, son actrices, o putas. No hay dueño del castillo, es un mesonero. En la segunda parte, eso cambia y Don Quijote "ve" la realidad. Son otros los que la modifican.
Bueno, pues, esta aventura del barco supone una "recaída" del caballero andante de La Mancha. Él ve un barco dispuesto por los encantadores para ir a salvar a sabe Dios quién, cuando solo hay un humilde barco de pescadores. Cuando arriban al molino, Don Quijote "ve" otro castillo, en el que hay algún menesteroso al que salvar... E, igual que en la Primera Parte, Sancho sale al paso de las visiones de su señor, diciéndole lo que realmente ocurre.
¡Esta historieta es una auténtica joyita! Encantadora, ingenua y con la que Cervantes regresa al lugar del que partió...
Sigo... espero...
klatubaradaniktó
Leería contigo con gusto la parte de los duques, una de las mejores de la noevla (y de hecho seguí con el encuentro con la Duquesa, porque el Quijote inevitablemente te prende y uno acaba leyendo más de lo que pensaba hacer) pero ando yo engolfado con la cuarta parte de la primera parte, que no la tengo yo mucho en la memoria y que es mi propósito en mi día. La estoy encontrando mejor de lo poco que el pobre archivo de mi memoria retenía. He leído por ejemplo esta tarde la novela del curioso impertinente, que muchos se saltan por enfadosa e impertinente sobre toda impertinencia. Pues en absoluto. Es una novelita, muy en la traza de las novelas ejemplares, realmente excelente. Muy bien llevada, muy bien hilvanada, muy bien tratada en el aspecto psicológico, muy bien desarrollada en sus escenas. Bien puesta en el tranco de la novela, donde personajes como Cardenio, Luscinda y Dorotea han desembarcado desde "su" novela a la novela de don Quijote y aportan a otra novela de su género: la de Anselmo, Camila y Lotario. De repente, tres novelas se ha intercomunicado y han aportado a una venta donde un cura lee a un autor desconocido y un hidalgo duerme y sueña con el reino de Micocomicón. Pero es que además la novelita tiene un cierto punto de conexión con el Quijote y la protagoniza y la pone en marcha un loco aún más loco.
Luscinda, Cardenio y Dorotea... Vidas entrecruzadas y personalidades distintas y reacciones diferentes en drama que los reúne a todos. Cardenio es un pusilánime. Luscinda tiene más entereza pero aún está lejos de una Lucrecia o de una Lucia de Lamermoor. Dorotea sí es mujer de rompe y rasga... Me ha parecido atractivísima. En primer lugar, su presentación, lavándose en el arroyo, con un no sé qué (bueno, sí sé) de erótico que suspende y maravilla. Esos cabellos, esos brazos y esos pies.. Luego el ingenio con que desarrolla su cuento como princesa. Bella, valiente, inteligente y hábil. Se la puede perdonar que suspenda en geografía. Enamora Dorotea y yo me declaro doroteo.
Volviendo al curioso impertinente, inevitable acordarse de la ópera de Mozart
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