Moderadores: kassiopea, noramu
¡Mucho ánimo, Megan! Espero que te recuperes pronto.
Pon un tigre en tu vida 
La psicodelia en todo su esplendor, vaya viaje el que hizo John. Seguramente fue Yoko que se lo puso en el vaso de leche, malvada niponaTolomew Dewhust escribió: ↑28 Jul 2020 13:57 Bueeeenaaaas. Pues justo del concurso venía yo a comentar algo, querida Kassio.
Nada, resulta que he estado un par de semanas de vacaciones y de verdad que lo he intentando, pero entre que recibimos visita en casa, anduve distraído, o... igual es el tema, que no me termina de llenar (la verdad es que apenas he escuchado dos o tres canciones de esos chavales que al parecer son famosos)... pues que no me sale. También ha tenido -creo- mucho que ver que la idea en la que me enfrasqué no valía mucho, lo que a medida que he ido desarrollándola me ha desmotivado un poco.
Lo que sí puedo prometer y prometo,, es leer los relatos y colgar dos o tres gifs en cada hilo.
Ah, y lo que llevaba escrito lo dejo aquí,
Lucy in the sky
Se estaba meando. Descartó enseguida ir al baño porque no habían transcurrido ni dos horas desde que ingiriera la ginebra con LSD, y el viaje estaba siendo aún intenso. Introdujo la mano por debajo de sus calzoncillos para sacarse la churra y mear encima de Ringo —que se desparramaba a su lado, en el sofá, junto a dos mujeres medio desnudas y un enano embutido en el mono de la escudería Brabham Racing Organisation—, pero John no se la encontró.
Tomó aire, se desvistió y volvió a explorarse: allí no había nada, tampoco testículos.
—¿Alguien ha visto mis huevos? —gritó convulso. Se alzaron cinco manos, una de las cuales sostenía con determinación un hámster. —¡He perdido igualmente la polla, señores! —Se escuchó una breve carcajada.
Deambuló de un extremo al otro del apartamento intentando recordar cuándo había sido la última vez que se había palpado con éxito el miembro. Encendió las luces y las apagó, despertó a esta y a aquel, se abofeteó, sufrió risa nerviosa y, finalmente, guardó silencio durante varios minutos, incapaz siquiera de mover un labio ante tal perturbadora realidad.
—Ni puta gracia —consiguió proferir. ¡Quiero mis huevos ya mismo!
Llamaron al timbre. Lennon abrió la puerta con la esperanza de que se tratara de un gendarme que hubiera encontrado sus genitales en la vía pública, pero quien le aguardaba en el rellano era un oficial del ejército ruso con una enorme gorra cubriéndole la calva —el hombre apenas podía articular palabra sin golpear las paredes del pasillo, tan grande era la prenda—, que le conminaba a acompañarlo a su embajada con el fin de aclarar cierto asunto del que no podía ofrecerle más detalles en ese instante.
Cerró la puerta dejando al militar con la palabra en la boca. Lo observó unos segundos a través de la mirilla y quedó aquél encajado definitivamente entre las paredes del corredor, con los pies colgando a una cuarta del suelo cual si fuera muñeco de lino y espuma que ha sido atrapado por el gancho de una atracción de feria...
Y, preguntándose quién coño acudiría a una fiesta de los Beatles con un hámster, John Lennon se dirigió al sofá, se abrazó a Ringo, orinó y se quedó dormido.
Se despertó bien entrada la tarde del día siguiente. De camino al baño sembró la alfombra de diminutas cagarrutas que su cuerpo evacuó contra su voluntad. Se giró para contemplarlas y rió. —El puto Pulgarcito. Sin embargo, cuando John observó su estampa reflejada en el espejo del cuarto de baño dejó de reír al instante, quedando absorto en la contemplación de la imagen que el espejo le devolvía: una pelusa ambarina cubría su rostro, había perdido la nariz, sencillamente no estaba, y los labios habían comenzado a petrificársele. Quiso gritar, pero de su garganta apenas emanó un irrisorio gañido. Recordó entonces el mal sueño de la pasada madrugada y comprobó que, donde debieran colgar sus genitales, se hallaba un pequeño agujero por el que orinó aterrado.
Intentó recomponerse y se examinó con detenimiento. No solo era el rostro, su cuerpo entero había comenzado a transformarse: de sus escápulas emergían pequeñas protuberancias que parecían querer romper la piel de su espalda; las rodillas estaban invertidas; los dedos de los pies se le habían estirado y sus uñas, como garras, se incrustaban en las losetas de mármol sin dificultad.
Concluyó que seguía dormido, que la mierda consumida la tarde anterior le había dejado noqueado. Se haría abstemio, saldría a correr los días impares, abrazaría el budismo...
Entonces entró Paul MacCartney en el baño.
Paul miró a Lennon de arriba a abajo y se sentó a orinar; se acercó al lavabo, se enjuagó la cara y las manos con agua tibia y le pidió a John que le acercara una toalla con la que secarse. —¡Lo sabía! ¡Un puto ángel! —murmuró al pasar junto a John.
---NO CONTINUARÁ---
Te hubiera quedado muy bueno, qué pena que no tuviste un tiempo para darle forma y mandarloFelicity escribió: ↑30 Jul 2020 21:56 Por desgracia, no he podido llegar a desarrollarlo para el concurso...
A lo mejor lo escribo en el futuro.
Pero os dije que compartiría la Idea...
Y a ello voy
Creo que hubiera salido algo chulo. Pero no me encontrado con tiempo ni con capacidad ni ganas de desarrollarlo. He tenido un mes complicadete
Esta era mi idea, con los Beatles y el factor sorpresaEnfermera, Que atiende a un señor especial que le cuenta una historia, que fue de gira con los Beatles, y se cuenta sus historias; y que es amigo personal de Ringo Star.
El hombre no tiene mucha familia, pero por el confinamiento no puede ponerse en contacto con ellos. Pero quiere que le escriba a Ringo Star, La chica no se lo cree mucho aquellas historias que cuenta, que ayudó a Ringo con una de sus maravillosas canciones; él se empeña en enviar una carta a Ringo porque lo hace cada mes, y la chica lo ayuda. Pero cree que es una fantasía.
Un día se lo encuentra cantando la canción que dijo que ayudó a tocar a Ringo. Y que habla del irse, del final
Here Comes the Sun y le dice que volverá el sol pero que él no estará.
El anciano fallece, al día siguiente.
Ella se ve muy afectada…
De repente, una semana después la chica del correo le entrega una carta que era para el señor misterioso, pero que al haberse ido, y ella tener tan buena conexión con él se la da.
Ella flipa cuando ve el remitente y que está escrita en Inglés y que está firmada por Ringo Starr y le habla de recuerdos que ella creía que eran puras fábulas del hombre…
En la carta, se despide de su amigo, y le dice que siga al sol; como cuando decidieron seguirlo ellos aquella tarde de verano…
Pon un tigre en tu vidaClaro que me va a gustar, Tigretón, todo lo que se relacione con ellos me gustaMister_Sogad escribió: ↑02 Ago 2020 21:46 Yo espero que te guste mi relato @Megan, aunque sea un poquito.
Y coincido, lástima que no participes @Felicity con esa idea que habías tenido.
P. D: lo de Tolo es siempre un viaje surrealista.
Blog
Entrevistas
Revista
Fotos
