El banquete - Platón
Moderador: Pseudoabulafia
El banquete - Platón
Título: El banquete
Autor: Platón
ISBN: 9788430943722
Editorial: Tecnos
La narración se sitúa en el banquete organizado por el poeta trágico Agatón para celebrar su victoria en las fiestas Leneas del 416 a. C. Tras la comida Erixímaco propone pasar el tiempo en mutuos discursos y a debatir un tema que Fedro ha tenido en mente. Erixímaco pide que cada uno de los invitados improvise un elogio a Eros pues, según comentarios de Fedro, siendo éste dios uno de los más importantes, rara vez es encomiado como mereciera.
Es entonces el propio Fedro el que comienza la serie, con un encendido elogio del amor, Eros, al que considera el más antiguo y admirable de los dioses. Tras él, el sofista Pausanias habla de la doble naturaleza del amor, distinguiendo entre uno vulgar y otro que aspira a lo bello y lo bueno. Erixímaco, el tercero en hablar, propone una visión algo más científica, entendiendo el amor como un principio fundamental que, junto al odio, domina a la naturaleza y al hombre.
Sigue entonces el discurso de Aristófanes, al que se debe sin duda gran parte de la fama de la que goza el Banquete. En él se introduce un mito según el cual hubo un tiempo en que la tierra estaba habitada por personas esféricas con dos caras, cuatro piernas y cuatro brazos. Tres sexos existían entonces: el masculino, descendiente del sol, el femenino, descendiente de la tierra y el andrógino, descendiente de la luna, que participaba en ambos. La arrogancia de estos seres provocó la ira de Zeus que para someterlos los dividió con su rayo, convirtiéndolos en seres incompletos y condenándolos a anhelar siempre la unión con su mitad perdida. Las tres formas del amor sexual quedan así explicadas: los heterosexuales son descendientes de seres andróginos y los homosexuales provienen de seres completamente masculinos o femeninos.
Tras el bello discurso de Aristófanes el turno llega a Agatón y después a Sócrates, que comienza con un irónico exordio en el que advierte de que no elogiará a Eros faltando a la verdad sobre él sino que contará lo que sabe del amor sin callar lo que no sea hermoso. Sócrates explica que fue instruido en asuntos amorosos por Diotima, una sabia mujer de Mantinea cuya veracidad histórica no ha sido aclarada. El concepto central de estas enseñanzas es la sublimación del amor, proceso por el cual el amor a un cuerpo bello ha de conducirnos a amar todos los cuerpos bellos y tras ello al amor de todas las cosas bellas y de la Belleza en sí que, para Sócrates y Platón, que habla a través de él, resulta idéntica a lo Bueno.
El diálogo se cierra con la bulliciosa entrada de un ebrio Alcibíades en la celebración. Éste elogia entonces la figura misma de Sócrates, alabando su templanza y su apego a la verdad, a cuya búsqueda vive consagrado. De esta forma se muestra al lector cómo el propio Sócrates es la encarnación perfecta de los preceptos que él mismo expuso en su discurso. Como ejemplo, Alcibíades nos narra cómo, a pesar de que entonces toda Atenas reconocía su belleza física, Sócrates rehusó el trato sexual con él.
(Tomado de Wikipedia)
Autor: Platón
ISBN: 9788430943722
Editorial: Tecnos
La narración se sitúa en el banquete organizado por el poeta trágico Agatón para celebrar su victoria en las fiestas Leneas del 416 a. C. Tras la comida Erixímaco propone pasar el tiempo en mutuos discursos y a debatir un tema que Fedro ha tenido en mente. Erixímaco pide que cada uno de los invitados improvise un elogio a Eros pues, según comentarios de Fedro, siendo éste dios uno de los más importantes, rara vez es encomiado como mereciera.
Es entonces el propio Fedro el que comienza la serie, con un encendido elogio del amor, Eros, al que considera el más antiguo y admirable de los dioses. Tras él, el sofista Pausanias habla de la doble naturaleza del amor, distinguiendo entre uno vulgar y otro que aspira a lo bello y lo bueno. Erixímaco, el tercero en hablar, propone una visión algo más científica, entendiendo el amor como un principio fundamental que, junto al odio, domina a la naturaleza y al hombre.
Sigue entonces el discurso de Aristófanes, al que se debe sin duda gran parte de la fama de la que goza el Banquete. En él se introduce un mito según el cual hubo un tiempo en que la tierra estaba habitada por personas esféricas con dos caras, cuatro piernas y cuatro brazos. Tres sexos existían entonces: el masculino, descendiente del sol, el femenino, descendiente de la tierra y el andrógino, descendiente de la luna, que participaba en ambos. La arrogancia de estos seres provocó la ira de Zeus que para someterlos los dividió con su rayo, convirtiéndolos en seres incompletos y condenándolos a anhelar siempre la unión con su mitad perdida. Las tres formas del amor sexual quedan así explicadas: los heterosexuales son descendientes de seres andróginos y los homosexuales provienen de seres completamente masculinos o femeninos.
Tras el bello discurso de Aristófanes el turno llega a Agatón y después a Sócrates, que comienza con un irónico exordio en el que advierte de que no elogiará a Eros faltando a la verdad sobre él sino que contará lo que sabe del amor sin callar lo que no sea hermoso. Sócrates explica que fue instruido en asuntos amorosos por Diotima, una sabia mujer de Mantinea cuya veracidad histórica no ha sido aclarada. El concepto central de estas enseñanzas es la sublimación del amor, proceso por el cual el amor a un cuerpo bello ha de conducirnos a amar todos los cuerpos bellos y tras ello al amor de todas las cosas bellas y de la Belleza en sí que, para Sócrates y Platón, que habla a través de él, resulta idéntica a lo Bueno.
El diálogo se cierra con la bulliciosa entrada de un ebrio Alcibíades en la celebración. Éste elogia entonces la figura misma de Sócrates, alabando su templanza y su apego a la verdad, a cuya búsqueda vive consagrado. De esta forma se muestra al lector cómo el propio Sócrates es la encarnación perfecta de los preceptos que él mismo expuso en su discurso. Como ejemplo, Alcibíades nos narra cómo, a pesar de que entonces toda Atenas reconocía su belleza física, Sócrates rehusó el trato sexual con él.
(Tomado de Wikipedia)
Última edición por Atali el 17 Abr 2010 19:32, editado 1 vez en total.
- verosmosis
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Yo lo leí en la clase de filosofía también.
Recuerdo que me gustó un párrafo que contaba un mito, que los hombres eran esféricos, con cuatro brazos y cuatro piernas, dos cabezas, y dos miembros. Y que por querer igualar a los dioses Zeus los castiga y los divide, y Apolo los cose por el medio (el ombligo es la cicatriz!). Así, la búsqueda del amado es la búsqueda de la propia mitad, para volver a ser uno...
Creo que era algo así, pero no me acuerdo bien. Ni siquiera me acuerdo quién proclamaba esa libación.
Recuerdo que me gustó un párrafo que contaba un mito, que los hombres eran esféricos, con cuatro brazos y cuatro piernas, dos cabezas, y dos miembros. Y que por querer igualar a los dioses Zeus los castiga y los divide, y Apolo los cose por el medio (el ombligo es la cicatriz!). Así, la búsqueda del amado es la búsqueda de la propia mitad, para volver a ser uno...
Creo que era algo así, pero no me acuerdo bien. Ni siquiera me acuerdo quién proclamaba esa libación.
and never had she so honestly felt that she could have loved him, as now, when all love must be vain.
En "el Banquete" tenemos lo que parece una opinión contraria a la pederastia... pero expresada de una forma muy peculiar:
Sería verdaderamente de desear que hubiese una ley que impidiera amar a los demasiado jóvenes para no gastar el tiempo en una cosa tan incierta; porque ¿quién sabe lo que resultará un día de tan tierna juventud; qué giro tomarán el cuerpo y el espíritu, y hacia qué punto se dirigirán, si hacia el vicio o hacia la virtud? Los sabios ya se imponen ellos mismos una ley tan justa, pero sería conveniente hacerla observar rigurosamente por los amantes populares de los que hablamos, y prohibirles esta clase de compromiso, como se les impide, en cuanto es posible, amar a las mujeres de condición libre. Éstos son los que han deshonrado el amor hasta tal punto que han hecho decir que era vergonzoso conceder sus favores a un amante. Su amor intempestivo e injusto por la juventud demasiado tierna es lo único que ha dado lugar a semejante opinión, siendo así que nada de lo que se hace según principios de sabiduría y honestidad puede ser reprendido justamente
Sería verdaderamente de desear que hubiese una ley que impidiera amar a los demasiado jóvenes para no gastar el tiempo en una cosa tan incierta; porque ¿quién sabe lo que resultará un día de tan tierna juventud; qué giro tomarán el cuerpo y el espíritu, y hacia qué punto se dirigirán, si hacia el vicio o hacia la virtud? Los sabios ya se imponen ellos mismos una ley tan justa, pero sería conveniente hacerla observar rigurosamente por los amantes populares de los que hablamos, y prohibirles esta clase de compromiso, como se les impide, en cuanto es posible, amar a las mujeres de condición libre. Éstos son los que han deshonrado el amor hasta tal punto que han hecho decir que era vergonzoso conceder sus favores a un amante. Su amor intempestivo e injusto por la juventud demasiado tierna es lo único que ha dado lugar a semejante opinión, siendo así que nada de lo que se hace según principios de sabiduría y honestidad puede ser reprendido justamente
- verosmosis
- Foroadicto
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Encontré el mito.
Pertenece al discurso de Aristófanes.
Pertenece al discurso de Aristófanes.
"En primer lugar, tres eran los sexos de los hombres, no dos como ahora, masculino y femenino, sino que había además un tercero que era común a esos dos, del cual perdura aún el nombre, aunque él mismo haya desaparecido. El andrógino (hombre-mujer), en efecto, era entonces una sola cosa en cuanto a figura y nombre, que participaba de uno y otro sexo, masculino y femenino, mientras que ahora no es sino un nombre que yace en la ignominia. En segundo lugar, la figura de cada individuo era por completo esférica, con la espalda y los costados en forma de círculo; tenía cuatro brazos e igual número de piernas que de brazos, y dos rostros sobre un cuello circular, iguales en todo; y una cabeza, una sola, sobre estos dos rostros, situados en direcciones opuestas, y también cuatro orejas, dos órganos sexuales y todo lo demás según puede uno imaginarse de acuerdo con lo descrito hasta aquí. Caminaba además erecto, como ahora, en cualquiera de las dos direcciones que quisiera; mas cada vez que se lanzaba a correr rápidamente, del mismo modo que ahora los saltimbanquis dan volteretas haciendo girar sus piernas hasta alcanzar la posición vertical, avanzaba rápidamente dando vueltas, apoyándose en los ocho miembros que tenía entonces.
Eran tres los sexos y de tales características por la siguiente razón: lo masculino era en un principio descendiente del sol, lo femenino de la tierra, y lo que participaba de ambos de la luna porque también la luna participa de lo uno y de lo otro. Y precisamente eran circulares ellos mismos y su manera de avanzar por ser semejantes a sus progenitores. Eran, pues, terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que atentaron contra los dioses. Y lo que dice Homero de Oto y Esfialtes; se dice también de ellos, que intentaron ascender al cielo para atacar a los dioses. Entonces Zeus y los demás dioses deliberaron lo que debían hacer con ellos, y se encontraban ante un dilema, ya que ni podían matarlos ni hacer desaparecer su raza, fulminándolos con el rayo como a los gigantes -porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban-, ni permitir que siguieran siendo altaneros. Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: "Me parece que tengo una estratagema para que continúe habiendo hombres y dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo, en efecto -continuó-, voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber aumentado su número.
Caminarán erectos sobre dos piernas; pero si todavía nos parece que son altaneros y que no están dispuestos a mantenerse tranquilos, de nuevo otra vez -dijo- los cortaré en dos, de suerte que avanzarán sobre una sola pierna saltando a la pata coja". Dicho esto, fue cortando a los hombres en dos, como los que cortan las yerbas y las ponen a secar o como los que cortan los huevos con crines. Y a todo aquél al que iba cortando, ordenaba a Apolo que le diera la vuelta al rostro y a la mitad del cuello en el sentido del corte, para que, al contemplar su seccionamiento, el hombre fuera más moderado, y le ordenaba también curarle lo demás. Apolo le iba dando la vuelta al rostro y, recogiendo la piel que sobraba de todas partes en lo que ahora llamamos vientre, como ocurre con las bolsas cerradas con cordel, la ataba haciendo un solo agujero en mitad del vientre, precisamente lo que llaman ombligo. En cuanto al resto de las arrugas, la mayoría las alisó, y conformó el pecho sirviéndose de un instrumento semejante al que emplean los zapateros para alisar sobre la horma las arrugas de los cueros. Mas dejó unas pocas, las que se encuentran alrededor del vientre mismo y del ombligo, para que fueran recordatorio de lo que antaño sucedió.
Así pues, una vez que la naturaleza de este ser quedó cortada en dos, cada parte echaba de menos a su mitad, y se reunía con ella, se rodeaban con sus brazos, se abrazaban la una a la otra, anhelando ser una sola naturaleza, y morían por hambre y por su absoluta inactividad, al no querer hacer nada los unos separados de los otros. Y cada vez que moría una de las mitades y sobrevivía la otra, la que sobrevivía buscaba otra y se abrazaba a ella, ya se tropezara con la mitad de una mujer entera -lo que precisamente llamamos ahora mujer-, ya con la mitad de un hombre; y de esta manera perecían. Mas se compadeció Zeus y se ingenió otro recurso: trasladó sus órganos genitales a la parte delantera (porque hasta entonces los tenían también por fuera, y engendraban y parían no los unos en los otros, sino en la tierra, como las cigarras).Los trasladó, pues, de esta manera a su parte delantera e hizo que por medio de ellos tuviera lugar la concepción en ellos mismos, a través de lo masculino en lo femenino, a fin de que, si en el abrazo se encontraba hombre con mujer, engendraran y siguiera existiendo la especie, mientras que si se encontraba hombre con hombre, hubiera al menos plenitud del contacto, descansaran, prestaran atención a sus labores y se ocuparan de las demás cosas de la vida."
and never had she so honestly felt that she could have loved him, as now, when all love must be vain.
Re: El banquete- Platón
Ha sido un libro que me ha sorprendido muchísimo, y muy positivamente. No pensaba que me fuera a gustar tanto un libro de este tipo.
- juaqnui
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Re: El banquete- Platón
Es que leer a Platón (no a todo porque los diálogos de vejez -Parménides, Sofista, Político- son algo más durillos) suele ser un placer para los sentidos y para el intelecto.mariki escribió:Ha sido un libro que me ha sorprendido muchísimo, y muy positivamente. No pensaba que me fuera a gustar tanto un libro de este tipo.
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- Cronopio77
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Re: El banquete- Platón
Leí El banquete hace muchos años y no le recuerdo muy bien, ¿podrías explicar un poco mejor lo que quieres decir?Atali escribió:Sobre el final homosexual... pues queda un poco fuera de sitio no?... de otra acera... no entiendo jejeje
En cualquier caso, creo que es muy importante no cometer el error de valorar las costumbres de la Grecia clásica según nuestro código moral contemporáneo. En primer lugar, en aquella época no se discernía entre homosexualidad y heterosexualidad como categorías separadas. Era normal, por lo menos entre la aristocracia, que un hombre se casase y conviviese con una mujer con el objetivo de engendrar descendencia, al mismo tiempo que mantenía otras relaciones sexuales con amantes ocasionales o estables, fueran mujeres o fueran hombres. Además, también era habitual que un hombre mayor tomara a un joven como amante, con la intención de proporcionarle una formación; en tales casos, si mantenían relaciones sexuales, el maestro ejercía el rol dominante y activo (*).
Por todo lo cual, creo que la parte de El Banquete a la que te refieres refleja muy bien las costumbres de la época y, por lo tanto, está perfectamente contextualizada. De hecho, las referencias a la belleza del cuerpo masculino son muy habituales en la literatura de la época (escrita por hombres). Se dice, incluso, que parte del atractivo de los Juegos Olímpicos consistía en apreciar la belleza de los cuerpos jóvenes y atléticos de los participantes, que competían completamente desnudos.
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(*) Si algún historiador piensa que estoy metiendo la pata hasta el fondo, que me lo haga saber
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Re: El banquete- Platón
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Última edición por Atali el 18 Abr 2010 12:31, editado 1 vez en total.
Re: El banquete- Platón
Es como tú dices, Cronopio77. La homosexualidad no estaba censurada en la antigua Grecia. Me hace gracia cuando Alcibíades entra todo borracho y cuenta como le ha intentado tirar los tejos a Sócrates y éste lo ha rechazado. Lo que nunca imaginé es que Aquiles fuera gay y que fuera a la guerra de Troya para vengar la muerte de su amado Patroclo, aun sabiendo de que allí moriría.
- Cronopio77
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Re: El banquete- Platón
Creo que calificar a Aquiles de gay es un anacronismo. La distinción que realizamos hoy en día entre heterosexualidad y homosexualidad no existía en la Grecia clásica. Según mi vago conocimiento de aquel periodo, era relativamente normal que una persona (sobre todo un hombre de la aristocracia) mantuviera relaciones sexuales con ambos sexos. ¿Significa eso que eran más biológicamente más bisexuales de lo que somos ahora (*)? Veo más razonable suponer que han cambiado más los hábitos sociales que lo determinado biológicamente, pues esto último suele evolucionar mucho más despacio. Por ejemplo, quizá entonces el mismo sentimiento de cariño que hoy nos hace abrazar a una persona que no nos atrae físicamente podía dar lugar a algún tipo de contacto sexual.mariki escribió:Es como tú dices, Cronopio77. La homosexualidad no estaba censurada en la antigua Grecia. Me hace gracia cuando Alcibíades entra todo borracho y cuenta como le ha intentado tirar los tejos a Sócrates y éste lo ha rechazado. Lo que nunca imaginé es que Aquiles fuera gay y que fuera a la guerra de Troya para vengar la muerte de su amado Patroclo, aun sabiendo de que allí moriría.
En conclusión (que me pierdo), creo que es un error clasificar los comportamientos de épocas remotas con los criterios que utilizamos hoy en día.
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(*) Es decir, que el porcentaje de personas que se sentían atraídas por ambos sexos era mucho mayor de lo que lo es ahora.
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- phalacrocorax
- No tengo vida social
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Re: El banquete- Platón
Estaría bien que alguien que tuviera amplios conocimientos de esa época se pasara por aquí y nos diera su opinión.Cronopio77 escribió:Creo que calificar a Aquiles de gay es un anacronismo. La distinción que realizamos hoy en día entre heterosexualidad y homosexualidad no existía en la Grecia clásica. Según mi vago conocimiento de aquel periodo, era relativamente normal que una persona (sobre todo un hombre de la aristocracia) mantuviera relaciones sexuales con ambos sexos. ¿Significa eso que eran más biológicamente más bisexuales de lo que somos ahora (*)? Veo más razonable suponer que han cambiado más los hábitos sociales que lo determinado biológicamente, pues esto último suele evolucionar mucho más despacio. Por ejemplo, quizá entonces el mismo sentimiento de cariño que hoy nos hace abrazar a una persona que no nos atrae físicamente podía dar lugar a algún tipo de contacto sexual.mariki escribió:Es como tú dices, Cronopio77. La homosexualidad no estaba censurada en la antigua Grecia. Me hace gracia cuando Alcibíades entra todo borracho y cuenta como le ha intentado tirar los tejos a Sócrates y éste lo ha rechazado. Lo que nunca imaginé es que Aquiles fuera gay y que fuera a la guerra de Troya para vengar la muerte de su amado Patroclo, aun sabiendo de que allí moriría.
En conclusión (que me pierdo), creo que es un error clasificar los comportamientos de épocas remotas con los criterios que utilizamos hoy en día.
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(*) Es decir, que el porcentaje de personas que se sentían atraídas por ambos sexos era mucho mayor de lo que lo es ahora.
A mí me llamó la atención que hablasen tan libremente de las relaciones entre hombres en esa época y que en la que estamos y sobre todo, la que hemos pasado , haya sido tan tabú. Eso da a entender que la sociedad en que vivimos rige como nos comportamos. Antes no éramos mas "bisexuales" ni mas "homosexuales" como dice Cronopio77, en 2000 años no da tiempo a cambiar de forma biológica la conducta humana.
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- Amalia1853
- Me estoy empezando a viciar
- Mensajes: 410
- Registrado: 04 May 2010 16:54
- Ubicación: Madrid
Re: El banquete - Platón
Phalacrocorax , la bisexualidad fue algo muy común en la antigua Grecia. Recuerdo haber leído artículos sobre esto en revistas especializadas. Lo realmente minoritario en esa época fue la homosexualidad.
Volviendo al Banquete es un ameno diálogo que tuvo una enorme influencia posterior... por ejemplo, en el diálogo moral Sobre el amor de Plutarco.
Os recomiendo que hagáis una lectura a esta obra de Plutarco, os va a sorprender y a gustar.
Volviendo al Banquete es un ameno diálogo que tuvo una enorme influencia posterior... por ejemplo, en el diálogo moral Sobre el amor de Plutarco.
Os recomiendo que hagáis una lectura a esta obra de Plutarco, os va a sorprender y a gustar.
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