Ya sabéis que no soy aficionado a la poesía. Reconozco que, a menudo, me cuesta entenderla cuando la leo o sencillamente no comprendo su significado. Aunque hay poemas de magistral factura que a todos nos alcanzan.
El pasado jueves, en la presentación de mi libro, conocí, entre otras personas, a Marcos Jiménez. Nacido en Torreperogil (Jaén) en 1956, se ha afincado en Granada. Siendo muy joven, comenzó a trabajar en la albañilería. Pronto emprendería un viaje intenso por el mundo de la telefonía, pero en la actualidad ha regresado a su primer oficio, convirtiéndose en restaurador. Este año ha publicado su primer libro de poemas, una obra de hermosa encuadernación, donde su poesía viene acompañada de ilustraciones que recogen la obra pictórica de la granadina Manuela Mora.
Este poema, El coleccionista de momentos, da nombre al libro:
Mueven los molinos el aire.
El aire ama a los molinos
que indiferentes contemplan
a los gigantes que les manejan.
Besan los ríos solitarios
las cumbres con cara de infancia
y cuerpo de ataúd de pobre.
Colectivos de hormigas
derrochan su desnudez sin atributos.
¿Alguien dijo que las ventiscas
sólo son cosas del aire?
¿Alguien dijo que los vientos
son fetos que dormitan
con veletas indecisas?
¿Alguien fue un reflejo
de tantos que nos miran?
Nuestro rostro
es de gusano bien vestido.
Y los baremos
que nos visten de apremios,
sólo son espejos
buscadores de momentos.
El coleccionista de momentos - Marcos Jiménez
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