Supermicio escribió: Por cierto, ¿tienes también escritos que no sean relativos a las relaciones entre personas? Me refiero, por ejemplo, a lo que te pueda inspirar tal o cual cosa.
Te voy a poner Supermicio, uno de los dos textos que encontré que no tienen nada que ver con relaciones directamente, el otro no lo pongo porque puede herir sensibilidades (no es coña, aunque lo parezca).
Es bastante flojo quizás en comparación con los anteriores, pero le tengo un aprecio especial...
Aprendí a observar en silencio
a no sentir envidia,
a condolerme del necio
a rechazar la mentira.
Aprendí a querer sin cambiar
a aceptar la verdad aunque hiera,
a desconfiar hasta de mí misma
a refugiarme en mi alma serena.
Aprendí a no concederle importancia
a aquel que no la merezca,
a dedicarle a quien se la gana
una sonrisa de indiferencia.
Aprendí a situarme por debajo de aquel
que se siente superior fingiendo "altura";
que hay quien se siente sentenciado
siendo él mismo quien lo busca.
Aprendí que la "víctima" cuando se regodea
deja de ser "víctima" para ser payaso,
que prefiero ser "verdugo" o parecerlo
pero me niego a ser vasallo.
Aprendí que quien miente está perdido
que se siente inferior al engañado,
que necesita del reconocimiento ajeno
para sentirse algo más que barro.
Aprendí que el que intenta anularte
no es por amor sino por miedo,
que si un día por descuido te agrede
es el fin del comienzo.
Aprendí a diferenciar el amor
de lo que tan sólo es deseo,
a saber cuando alguien está enamorado
o sólo quiere poseerte como trofeo.
Aprendí que no es bueno el que lo dice
sino aquel que con el tiempo lo demuestra,
que nadie merece que se le entregue la vida
y quien la mecere, no la acepta.
Aprendí que quien no tiene conciencia
sólo se preocupa de su bienestar,
se convierte en mercenario de sueños
y por un cheque en blanco cercena la ingenuidad.
Aprendí que nadie hace nada sin precio
aunque éste varíe en cantidad,
hay quien ofrece amor por una sonrisa
y hay quien exige sangre por un quizá.
Aprendí a no odiar a nadie
porque el que lo mereciera sólo me inspira pena,
pertence a esa clase de seres
a los que hasta su propia vida les pesa.
Aprendí que la verdad y la mentira
siempre significan lo mismo,
que tan sólo cambian su sentido
dependiendo de quien las haya dicho.
Aprendí que el olvido es incierto
que tan sólo existe el sueño de la memoria,
cuando el dolor es tan profundo
que sólo queda renacer siendo otra.
Aprendí a no creer ya,
en los juramentos precedidos de "siempre",
porque para mí la eternidad dura
lo que dure mi presente.
Aprendí que todo y todos enseñan
que me complace ser un "hoy" sin "mañana",
que soy plenamente feliz libre y sola.
Hoy aprendí...que no sé nada.