Título original: El Reino del Dragón de Oro
Autor: Isabel Allende
Editorial: Montena
Año de edición: 2003
Clasificación: Juvenil
Sinopsis
El National Geographic encarga a Kate un reportaje acerca del Reino del Dragón de Oro, y con ella van Alex y Nadia. Al tiempo, alguien planea robar la estatua del Dragón de Oro, de inestimable valor económico y poderes adivinatorios. Y, en el reino, el monje Tensig transmite a su discípulo sus conocimientos sobre artes marciales, filosofía y medicina natural.
He estado dudando de si escribir esto aquí o en el foro de juvenil, pero me he decidido por este porque la sobrecubierta dice que es un libro para todas las edades. El motivo no es tanto el tema fantástico, sino el tratamiento dado al mismo, lleno de clichés.
La novela en si empieza enganchando, con una historia que aunque es fantástica, enlaza con las leyendas que sitúan a los yetis en un valle por descubrir del Himalaya. Es cuando aparecen los personajes de "La ciudad de las bestias" cuando el libro empieza a flojear. A un libro de fantasía no se le pide realismo, no, pero si se le pide que tenga una coherencia interna, y que los ingredientes utilizados lo sean de tal forma que el producto final sea apetecible y no un mazacote. Y no lo digo porque se haga pesada su lectura, que tampoco. Pero cuando se utiliza la fantasía en la manera en que la utiliza la autora, lo menos que se puede esperar es que se emplee con sentido del humor y no con total seriedad.
La visión de las artes marciales que tiene la autora parece sacada, no ya de películas de Hong Kong, sino de películas como "Tigre y dagrón", por lo que es como una fantasía dentro de otra y da lugar a actuaciones sin sentido de los personajes, aunque aquí supongo que influye el hecho de que yo practique artes marciales, claro. Y eso por no hablar de su utilización de los animales totémicos, que va cambiando según va necesitando cambiar los poderes para sacar a los personajes de las situaciones en las que los mete. Primero los invocan de una manera, y luego de otra distinta que no tiene nada que ver (salen ellos solos en situación de peligro).
Tras ese bajón, vuelve a incrementarse el ritmo cerca del desenlace, para finalmente volver a decaer en las últimas páginas, que solo sirven para que la autora se luzca en las descripciones del laberinto, aunque la resolución del problema ya no tenga ningún sentido de ser en la historia: no es un camino iniciático (aunque lo pretenda), no nos causa angustia la superación (aunque las situaciones sean angustiosas para los personajes), y no es la primera vez que lo superan en la novela (el cruce de los malos es anterior, aunque sin detalles).
A pesar de todo, el libro es entretenido y se puede leer de un tirón, y tiene pasajes que invitan a imaginar uno mismo Pero sigo pensando que no deberían venderlo como un libro para todas las edades