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Ésta es la historia real y documentada de los piratas del Caribe: una historia que se parece poco a la que nos ha contado Hollywood, pero que es mucho más atractiva y sorprendente aún. Este libro nos habla de una lucha contra la tiranía, de una revuelta marítima que puso en peligro los imperios de España, Francia e Inglaterra y paralizó el comercio naval en el Atlántico. En su centro había una república de piratas formada por unos cuantos millares de hombres y mujeres de todas las razas y religiones, en que los negros eran ciudadanos en igualdad de derechos con los blancos y los marineros elegían democráticamente a sus capitanes, tomaban las decisiones en común y se repartían equitativamente el botín. Fue un sueño de libertad que pareció anunciar los nuevos tiempos de las revoluciones democráticas, pero que acabó a sangre y fuego. Colin Woodard nos lo cuenta en un libro documentado y serio, más fascinante que la mejor novela de piratas.
Remenando hoy en las pilas de libros de El Corte Inglés, me he topado con este título, y me ha provocado un gran interés al leer la sinopsis.
Más allá de la imagen de pillaje, saqueo, caos y anarquía que nos ha llegado de este mundo, igual hay un transfondo interesante y sorprendente. No puedo evitar que este tipo de cosas alienten mi curiosidad.
Estaré pendiente a si alguien lo lee y comenta algo.
Acabo de iniciarlo. Promete ser un tratado serio. El autor se descubre en un principio desconocedor del tema de los piratas, más allá de lo que enseñan las películas, por lo que decide investigar en profundidad sobre el tema:
"Las páginas que vienen a continuación se basan en materiales que encontré en archivos de Gran Bretaña y de las Américas. No he inventado ni he querido forzar el carácter dramático de los acontecimientos; todas las descripciones, desde las ciudades y los sucesos hasta las ropas, los navíos y las condiciones meteorológicas, se basan en documentos originales. He podido descubrir aspectos olvidados acerca de la historia de los piratas tras combinar testimonios legales y documentos jurídicos con las cartas de gobernadores españoles y británicos, funcionarios de las colonias y capitanes navales; con los relatos aparecidos en publicaciones de la época, como periódicos y libros; con anotaciones garabateadas en los libros de contabilidad de las aduanas, los libros parroquiales y los cuadernos de bitácora de los buques de Su Majestad (HMS).
Mi investigación me ha conducido hasta los siguientes escenarios: Londres, Bristol, Boston, Charleston y las Bahamas. Visité guaridas de piratas en la zona oriental de Carolina del Norte, donde buzos del Departamento de Recursos Culturales del Estado examinan lo que se piensa que podrían ser los restos del naufragio del buque insignia de Barbanegra. He sacado gran provecho de las conversaciones y la correspondencia que sostuve con arqueólogos e historiadores de aquí y de otros lugares, quienes siguen cribando las pruebas para recabar más pistas sobre el pasado de los piratas."
"Este libro narra la historia de la Edad Dorada de la piratería a partir de las vidas de cuatro de sus figuras más destacadas. Tres fueron piratas: Samuel "Black Sam" Bellamy, Edward "Barbanegra" Thatch y Charles Vane, todos ellos conocidos entre sí. Y la cuarta figura: Wooddes Rogers, el hombre al que la Corona envió para hacer frente a los piratas y pacificar las Bahamas.".
Hypathia, que seguro que de aquí a nada llegan vacas gordas.
La extremísima crueldad de las condiciones de vida de los marinos de las naves mercantes y de la armada inglesa está descrita de manera minuciosa. En particular describe un caso relativo a un grumete tratado con una brutalidad que poquísimas veces he hallado en un libro. La piratería, al fin y al cabo, y vista la manera de vida que ofrecía la marina, era una liberación, un escape de semejante infierno.
De momento, los futuros piratas y su némesis están dando los primeros pasos que les conducirán a aquellos actos que dieron a conocer sus nombres.
Estoy leyendo el libro mientras escucho un CD con sonidos de tormenta en una selva. Nunca he leído con música, pero en este caso está resultando una combinación estupenda.
El libro cuenta la historia real de Alexander Selkirk, en el que Defoe se inspiró para crear su Robinson Crusoe.
Me ha llamado la atención el aspecto de Barbanegra, que se añadía unas mechas bajo el sombrero, lo que daba a su rostro un halo de humo y fuego. Anteriormente, menciona que llevaba lacitos en el pelo. Desconcertante, sin duda alguna.
Protos escribió:
Me ha llamado la atención el aspecto de Barbanegra, que se añadía unas mechas bajo el sombrero, lo que daba a su rostro un halo de humo y fuego. Anteriormente, menciona que llevaba lacitos en el pelo. Desconcertante, sin duda alguna.
¡Anda! Tim Powers tiene un personaje inspirado en él, en En costas extrañas. Pero lo de las mechas era un efecto real, o mágico. Muy chulo.
Mechas...
Lacitos...
¿Sería...? No, ¿no? Un pirata metrosexual. Uff, qué imagen.
Había preguntado por él en histórica (lo he borrado para no duplicar), ya que lo ojeé en una librería y me llamó la atención. Me dió la impresión de un ensayo novelado.
¿Es recomendable, entonces?.
Un saludo.
Sí, lo veo carillo, así que estoy pensando pedírmelo para mi santo. Por otro lado lo amortizaría, pues puedo sacar historias para contar a mis niños, y cuando sean más mayores igual les encaja.
Unos pocos piratas se resisten a claudicar y ampararse en la amnistía decretada por el rey Jorge. Barbanegra y Vane no están dispuestos a cejar en su empeño de controlar el mar Caribe. Pero Rogers se encamina hacia allí, "con la fuerza naval más poderosa jamás desplegada contra los piratas de las Bahamas." El texto está narrado con la seriedad que exige un ensayo, y con la agilidad que demandan los piratas. Fantástico.
Tengo por aquí un libro de gran formato titulado "Los ladrones del mar. Piratas en el Caribe. Corsarios, filibusteros y bucaneros", que comprende la época entre 1493 y 1700, es decir, la anterior a la que relata el de La república de los piratas.. Ahora que tengo la aventura en vena, seguramente empiece a leérmelo en breve. Aunque me hubiera gustado empezar primero con este, y continuar con el Woodard, por una mera cuestión de linealidad temporal.