Texto de contraportada escribió:Mongolia. Verdes colinas en el horizonte. Y allí, pastando en libertad, los últimos caballos salvajes del planeta. El protagonista de esta narración elige, sin saber muy bien por qué, celebrar su cuarenta cumpleaños en un entorno como éste. Averiguarlo será el hilo conductor del viaje. Y las horas de observación en la estepa, entre las manadas de takhi, el espíritu austero y colorista de los mongoles, sus costumbres, se sumarán al espectáculo impagable que ante él despliega la naturaleza.
A principios de julio de 2006 salí de Madrid rumbo a Mongolia. Iba a pasar tres semanas observando al último caballo salvaje del planeta (Equus Przewalski Poliakov, takhi para los mongoles), reintroducido con éxito en el Parque Nacional de Hustai, a unos cien kilómetros al suroeste de Ulan Bator. Llevaba en la mochila tres libros. El primero, El arco y la lira, de Octavio Paz. El segundo, la obra ensayística de R. W. Emerson. El tercero, escrito en un cuaderno con tapas de damasquino aún sin estrenar, comprado el verano anterior en Capadocia —literalmente, «la tierra de los caballos bonitos»—, acabó siendo este libro.
Así empieza este libro, plagado de amplios espacios, profundas reflexiones y un entorno único, el de un país que algún día visitaré.